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Santo Tomás - Demostración existencial de Dios

Argumento de las “Cinco Vías” (Apuntes de clase - explicación sencilla


del argumento)
Lic. Teresa Alemán

El método de “las 5 vías” parte de los efectos para llegar a las causas, y en
todos los casos, la causa última a la que se arriba es Dios, de modo que cada
vía es prueba de su existencia.
Las 5 vías, como su nombre lo indica, son 5 caminos distintos, cada una de
ella, tiene la misma estructura que contempla:
• un punto de partida que está en el mundo sensible, que es en realidad un
efecto de una causa.
• la causa inmediata a su vez, supone que habrá una causa primera, puesto
que la serie de causas no puede seguirse al infinito.
• esa causa primera es Dios, que, por definición, es causa de todo lo creado.
Veamos cómo en esta estructura general, Santo Tomás está tomando los
conceptos aristotélicos de “causa” –ya que estamos las mencionamos: la causa
material, la formal, la eficiente y la final, y el concepto de “movimiento”,
entendido como pasaje de la potencia al acto, tal como Aristóteles lo explica.
Veamos entonces como procede esa estructura general en cada una de las 5
vías:
La primera vía, donde el punto de partida es el movimiento, o dicho de otro
modo, el hecho cierto del que parte, es de la evidencia sensible de la existencia
del movimiento:
Dice Santo Tomás que todos tenemos la experiencia del movimiento, del
cambio. En efecto, me doy cuenta que se mueve un río, que se mueve un
vehículo, que se mueven mis propios pensamientos puesto que hoy puedo
pensar de un modo y mañana de otro. A todo aquello que cambia, lo llamamos
móvil.
Pero si algo se mueve, es porque es movido por otro: hay una causa para que
se produzca el efecto de que algo se mueva. Por ejemplo, cuando un automóvil
se mueve, es porque hay un motor que lo hace mover; cuando pienso es
porque hay una actividad intelectual que produce el pensamiento; cuando un
árbol mueve su copa, entendemos que hay una brisa que lo provoca. Esto
sucede, en términos filosóficos, porque nada puede ser acto y potencia al
mismo tiempo (recordemos que así lo decía Aristóteles). Entonces, es preciso
que algo sea movido por otra cosa.
Entonces, también podemos decir que aquello que mueve a algo que se nos
muestra en movimiento, es, a su vez, movido por otra causa. Si seguimos con
el ejemplo del viento sobre la copa del árbol, debemos entender que el viento
no se mueve por sí mismo, sino que es producido por otro fenómeno. Y así,
habrá una cadena causal que en algún lado debe encontrar su momento final,
de otro modo no explicaría nada. Si no hubiera un “primer motor” (utilizando la
expresión aristotélica), no podrían existir ninguna de las otras causas. En
consecuencia es necesario afirmar que existe algo que mueve sin ser movido
por nada.
Siendo así, esta primera causa que no es causada por nada, es lo que
entendemos que es Dios. Entonces, Dios existe. Por lo tanto, así se da esta
primera prueba de Dios, a través de la elaboración racional del movimiento.
La segunda vía: el punto de partida es la causa eficiente. Recordemos que
causa es eficiente, para decirlo rápidamente, causa eficiente es lo que hace
que algo suceda.
Dice Santo Tomás que hay una ordenación de causas eficientes en las cosas
sensibles, en este mundo sensible. Recordemos siempre que la causa es
anterior al efecto. Y no puede haber causa eficiente de si misma, es una
imposibilidad. Pero, como ya hemos dicho, no puede constituirse una serie
indefinida donde se pudiera establecer un efecto sin causa. Entonces es
preciso admitir que la causa eficiente primera es lo que todos llaman Dios.
Entonces, así como en la primera vía se puede decir DIOS EXISTE porque la
razón lo advirtió a través del movimiento, en la SEGUNDA VIA, se puede
afirmar que DIOS EXISTE porque la serie de causas nos lleva, con la razón, a
encontrar a una primera causa eficiente, que hace posible que sucedan todas
las demás.
La tercera vía: el punto de partida es la prueba de la contingencia. Es bueno
que aclaremos que lo “contingente” es lo que puede o no puede ser. ¿Un
ejemplo? Puede ser que nazca este perro, pero puede ser que no nazca. Dicho
de otro modo, es lo que “podría” ser y también “podría no ser”. Todo aquello
que es contingente, no puede ser “necesario”, porque lo “necesario” es lo que
siempre ES.
Siguiendo con ese pensamiento, lo que puede NO SER, quiere decir que
alguna vez NO FUE.
Si el Universo entero fuera contingente, entonces quiere decir que en un tiempo
no era nada, no era más que una nada absoluta. Pero esto no es posible, lo
rechaza la razón. Porque de la nada absoluta, nada podría comenzar a ser.
Para que algo exista, debe existir algo que sea existente siempre. Entonces es
evidente que existe algo que ES, y es antes que el Universo entero. Es preciso
entonces admitir algo necesario para explicar el hecho de la existencia de los
entes contingentes que nos muestra la experiencia.
De modo que es preciso establecer que hay algo que es por sí mismo y que no
tenga la causa de necesidad fuera de sí.
Tal ente necesario, que existe por su propia naturaleza es lo que llamamos
Dios. Entonces, Dios existe.
La cuarta vía: el punto de partida son los grados de perfección.
Santo Tomás muestra una línea ya desarrollada por Platón en relación a su
“teoría de las ideas”, donde explica que las cosas mejores nos ofrecen la visión
de que hay un sistema de perfección que apunta a lo perfecto en absoluto.
O para decirlo en palabras simples: hay cosas mejores que otras, y esto es un
sistema de grados de perfección.
Y cada cosa tiene su mayor o menor perfección. Por ejemplo si pensamos en la
manifestación de la bondad, veremos que hay grados que van de lo menos
bueno a lo mejor. Pues bien, en algún punto de la escala deberemos
encontrarnos con el sumun de la bondad, o de la perfección de cualquier cosa.
Ese sumun de bondad o perfección, es lo que llamamos Dios. Por lo tanto, por
vía de los grados de perfección también se prueba que Dios existe.
La quinta vía, por último, el punto de partida es el orden o gobierno del mundo.
Y esto es lo que se conoce como prueba “teleológica”, porque está basada en
la finalidad que es evidente en la naturaleza. Es para Santo Tomás la prueba
más corriente, de mayor sentido común (y es también lo que sostenía
Aristóteles aunque, desde luego, sin establecer como sí lo hace Santo Tomás
el punto de trascendencia en Dios).
Dice Santo Tomás, que observando la naturaleza y su finalidad, se nota que
algunas cosas carecen de conocimiento, por ejemplo los cuerpos naturales.
Estos obran por causa de un fin. En efecto la raíz de una planta se orienta
hacia la tierra como si la “buscara” pero no es consciente de que la busca. Sin
embargo, esto no ocurre por azar, sino que ocurre para conseguir lo que es
óptimo para el desarrollo de su potencia, y esto que ocurre tiene a este óptimo
como meta.
Pero si algo que no tiene conciencia, se orienta hacia una meta, es evidente
que es algo que está siendo dirigido, mientras permanece pasivo. Entonces
debe haber algo consciente que lo dirija. Esa era la famosa figura que
mencionaba Aristóteles cuando decía que el bien lo lograríamos si nos
comportáramos como “el arquero, que es quien toma el arco y logra que la
flecha dé en el banco”.
Es decir que si hay un orden, es porque hay una causa final que es activa en el
hecho de ordenar.
Entonces, se puede afirmar que hay algo consciente que ordena las cosas
naturales hacia su fin, y, para no caer nuevamente en el error de construir
cadenas infinitas, es necesario concluir que hay una Inteligencia suprema.
A esa Inteligencia suprema es a la que llamamos Dios. Entonces, Dios existe.
De manera que con “las 5 vías”, Santo Tomás ha probado la existencia de Dios
valiéndose sucesivamente de:
• el movimiento,
• la causa eficiente,
• la contingencia del Universo,
• los grados de perfección
• el orden del mundo y la Inteligencia suprema.

Finalmente recordemos que, a partir de esta demostración de la EXISTENCIA


de Dios, es dable establecer su NATURALEZA que se define por los atributos
que se desprenden como correlato de las cinco vías. Estos atributos son los
elementos que determinan su naturaleza. Mencionemos los principales:
• ES absolutamente necesario,
• ES ente perfecto
• ES inteligencia suprema ordenadora del mundo
• ES la causa primera de toda cadena de causas

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