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Unidad 2-continuidad y

discontinuidad del condicionamiento


cultural-Ruth Benedict
Todas las culturas deben ocuparse, de 1 modo u otro, del siglo de crecimiento que va desde la
infancia hasta la edad adulta.

Esta discontinuidad en el ciclo vital Es 1 hecho natural e ineludible. Los hechos naturales, sin
embargo, en cualquier análisis de problemas humanos, no son considerados ordinariamente
en su estricta pureza y desnudez; sino rodeados por todas las adquisiciones locales de
comportamiento a las que el estudioso de los asuntos humanos se acostumbraba su propia
cultura.

El papel de antropóloga en cuestionar los hechos de la naturaleza, sino en destacar la


presencia 1 camino intermedio entre naturaleza y comportamiento humano; su tarea es
analizar ese término, documentar las intervenciones y modificaciones locales practicadas por
el hombre sobre la naturaleza, e insistir en que estas intervenciones y arreglos no deben ser
considerados naturales en ninguna cultura.

Si bien es 1 hecho natural que el niño se vuelva hombre, la forma en que esta transición se
realiza varía 1 sociedad a otra y ninguno de estos puentes culturales particulares debe ser
considerado como el camino natural hacia la madurez. Desde 1 punto de vista comparativo,
nuestra cultura acentúa en forma extrema las diferencias entre el niño y el adulto.

La cuestión será más clara si consideramos 1 hábito de nuestra propia cultura con respecto al
cual no existe tal discontinuidad de condicionamiento.

Antes de los 2 años el niño alcanzado el modelo adulto en cuanto al horario de alimentación.
Desde el punto de vista de otras culturas, esto es tan asombroso como lo es para nosotros el
hecho de que los niños de 3 años se sientan sus anchas en aguas profundas. El poder es otra
esfera en la que nuestro adiestramiento del niño es consecuente y económico; no desperdicia
más tiempo vistiendo el niño y, en contraste con muchas sociedades en las que el niño corre
no basta que se le otorga ritualmente su faldón o su taparrabo en la adolescencia, el
adiestramiento del niño lo adapta con precisión a las convenciones adultas a diferencia de
otras culturas.

El individuo que desempeña 1 de los roles de replantear al su comportamiento desde casi


todos los puntos de vista asumir el otro.

1. Rol está tu responsable/no responsable:


Los procedimientos adoptados por las sociedades en esta esfera de lo gran continuidad
durante el ciclo vital no difiere en modo alguno de los empleados en nuestro
condicionamiento uniforme de las 3 comidas diarias. Simplemente, se los aplica en otras
esferas de la vida.
1 ejemplo es el siguiente: en 1 reunión con 1 grupo de ancianos papagos de Arizona: el
hombre de la casa se vuélese su nieta de 3 años y le pide que le cierre la puerta. La puerta era
pesada y difícil de cerrar. La niña trata hacerlo, pero la puerta no se mueve. Varias veces el
abuelo repitió: "si, cierra la puerta". Nadie acudió en ayuda de la niña. Nadie le arrebató su
responsabilidad. Por otra parte, no hay impaciencia, porque después de todo la niñera
pequeña. Se mantuvieran sentados gravemente hasta que la niña tuvo éxito en su empeño y
entonces el abuelo herido gravemente las gracias. Aquí vamos ver que la responsabilidad le
pertenecía ella sola, es decir, a la niña (se la trata como a 1 Adulta) . El punto sensible
semejante adiestramiento es que el niño es condicionado de continuo, desde la infancia, para
la participación social responsable, mientras que al mismo tiempo las tareas que ser grande del
son adecuadas a su capacidad. El contraste con nuestra sociedad es muy grande. 1 niño no sé
contribución alguna a nuestra social industrial excepto en la medida en que compite con 1
adulto; su trabajo no es estimado en relación con su fuerza y habilidad. Si no con respecto a las
exigencias de 1 industria de alto desarrollo técnico.

El niño no aprende ninguna norma firme con la cual medir sus realizaciones. La seriedad con
que 1 familia de indios chevenes festejar ceremoniosamente el primer pájaro venía de su
muchacho, no podía estar más alejada de nuestro comportamiento.

Cuando finalmente el niño matón búfalo, ellos sólo el paso final de su condicionamiento
infantil, y no 1 nuevo rol adulto que contraste con su experiencia infantil.

En los ojibwa del Canadá muestran a las claras los resultados que se pueden obtener. En esta
tribu el muchacho a las presas a su hermana, del mismo modo que su padre lo hace con su
madre. Cuando el muchacho llega a los 12 años, puede tener su propia línea de trampas en 1
terreno de casa propia y volver a la casa paterna sólo 1 vez en varios meses, trayendo todavía
la carne las pieles a su hermana. El muchacho prende, en consecuencia, que sólo por contar
consigo mismo en la vida y esto vale tanto para las relaciones que mantendrá con lo
sobrenatural como para la tarea de procurarse el sustento. Aceptar esta actitud como adulto
triunfante, del mismo modo que la aceptó como niño.

2. Dominación/sumisión:
El par de categoría dominación-misión constituye el ejemplo más notable de este tipo de
comportamiento en que lo semejante no da lugar a lo semejante y donde 1 tipo de
comportamiento estimula la respuesta contraria. Es 1 de las formas más importantes en que se
configura el comportamiento nuestra cultura.

1 individuo condicionado en su infancia para 1 determinada formal comportamiento debe


adoptar la forma opuesta como adulto. Este sistema se basa en el condicionamiento por
continuidad.

Aquí 1 vocablo recíproco expresa cada 1 de estas relaciones, de manera que el hijo del padre,
por ejemplo, se dirige el 1 al otro el mismo término, así como entre nosotros los primos se
nombran mutuamente con el mismo vocablo. Por lo tanto padre hijo es 1 relación continua de
la que goza durante toda la vida.
Desde el punto de vista del presente análisis, tales convenciones de parentesco permiten al
niño poner en práctica desde la infancia las mismas formas de comportamiento que les
servirán de base como adulto.

De los procedimientos antes descritos, por los cuales el niño es condicionado por 1 rol está tu
responsable, se desprende que los mismos dependen principalmente de que surja en el niño 1
deseo de compartir la responsabilidad de la vida adulta. Para lograr esto, se da poca
importancia a la obediencia y mucha a la aprobación y al elogio. El castigo considerado, por lo
general, como totalmente fuera del reino de lo posible, y los de aquí o de muchas partes del
mundo han deducido de nuestros métodos disciplinarios corrientes, que los padres blancos no
aman a sus niños.

Por lo demás, aun cuando la situación exija el liderazgo, algunas culturas de la perciben en
términos de dominio sumisión. Para dar cuenta de esta actitud, sería necesario escribir sus
instituciones políticas y sobre todo sus instituciones económicas, porque para que tal actitud
persista a estar por cierto apoyada en mecanismos económicos congruentes con ella. Pero
también debe estar apoyada en entrenamiento infantil y las situaciones familiares, o lo que
viene a ser lo mismo, debe expresarse en estas áreas.

3 diferencias en el rol sexual:


La continuidad en el condicionamiento del niño entrenado para que asuma responsabilidad y
no sea más omiso que los adultos en su comportamiento, es muy posible desde el punto de
vista de sus dotes fisiológicas siempre que su participación se adecue a sus fuerzas.

No se espera por consiguiente, que los niños se interesen a la experiencia sexual mientras no
hayan madurado físicamente. Estas notable entre tribus indias norteamericanas como el
Dakota: los adultos realizan sus actos sexuales en la mayor intimidad y de ninguna manera
estimulan la actividad sexual de los niños. En 1 sistema semejante no hay necesariamente
discontinuidad, en el sentido en que he usado el término, si el niño no se le enseña nada que
se deba luego desaprender.

La misma actitud pues será adoptada por los adultos en las sociedades que estimulan o sexual
y donde éste constituye 1 actividad importante para los niño pequeño. Esto ocurre en la
mayoría de las culturas melanesias de la nueva Guinea sudoriental.

Este hecho fisiológico de la diferencia entre las uniones estériles de los niños y las relaciones
sexuales presumiblemente fértiles de los adultos es el que debe tenerse presente, a fin de
comprender las diferentes costumbres que casi siempre rigen la expresión sexual de los niños
y en los adultos de 1 misma cultura.

El problema esencial no consiste en que la sexualidad del niño sea desarrollada o no en forma
consecuente, porque aún donde tal desarrollo es favorecido, en la mayoría de los casos el niño
debe modificar seriamente su comportamiento a llegar a la puerta por matrimonio. La
continuidad en la expresión sexual significa más bien que al niño no se le enseña nada que
luego debe echar. Si el énfasis cultural recae sobre el placer sexual, el niño que es
condicionado de manera continua será alentado experimentar lo libre y placenteramente,
como entre los nativos de las islas marquesas. Si el énfasis recae sobre la reproducción, como
entre los zuñi de nuevo México, las inclinaciones sexuales infantiles no serán desarrolladas,
porque el único uso importante en dicha cultura se considera servido por el sexo no es todavía
posible para el niño. Aunque el niño zuni se le inculca la perversidad de la experiencia
prematura, no corre el riesgo como nuestra cultura de asociar esta perversidad con el sexo en
sí mismo, sino más bien con el sexo a su edad, al adulto de nuestra cultura le ha sido a menudo
imposible desaprender leída de la perversidad o peligrosidad del sexo, elección que le fue
inculcada con intensidad en sus años más formativos.

4. Discontinuidad en el condicionamiento:
Existen algunas dificultades en el camino. Muchos sociales primitivos esperan 1
comportamiento diferente al individuo como niño y como adulto, del mismo modo que
nosotros; y tal discontinuidad implicó 1 posible tensión. Muchas sociedades de este tipo sin
embargo, reducen la atención mediante ciertas técnicas o procedimientos. Y algunas técnicas
eran más éxito que otras en la tarea de asegurar el funcionamiento individual sin conflictos. Es
desde este punto de vista que las sociales escalonadas en grupos de edad revelan su
significación fundamental. Las culturas ordenadas según la edad exigen del individuo
comportamientos diferentes en distintas épocas de su vida, y las personas del grupo de la
semejante son agrupadas en 1 sociedad cuyas actividades están orientadas en conjunto hacia
el comportamiento deseado a esa edad.

Allí donde los miembros de la Sociedad, según la edad son obligados a la lealtad y el apoyo
mutuo y son extraídos no sólo del grupo local sino de toda la tribu, como ocurre entre los
arapaho, e incluso de otras tribus, como entre los agasaja de la nueva Guinea sud oriental, tal
institución tiene muchas ventajas en lo que se refiere a la eliminación de los conflictos entre
los grupos locales y el fomento de la paz intra tribal.

La discontinuidad impuesta ha sido tribalmente salvada.

Al oeste del río Fly, en nueva Guinea meridional, existe 1 desarrollo notable de este culto de
iniciación que 1 voluntario infantil de homosexualidad pasiva. Entre los keraki se cree que
ningún muchacho puede ser completamente sin desempeñar dicho rol durante algunos años.
Los keraki creen que la homosexualidad pasiva pos-puberal tiene por resultado la peña es ir en
prueba de tales prácticas en cualquier hombre gordo, a quien, aún siendo 1 anciano, puede
matar o arrojar de la tribu a causa del temor que les provoca.

La ceremonia que aquí nos interesa tiene lugar al concluir el período de homosexualidad
pasiva. Esta ceremonia consiste en crear la posibilidad de la peña es el muchacho vertiendo
lejía en su garganta, tras lo cual carece de protección si cede a las prácticas de homosexualidad
pasiva.

He elegido ejemplos de condicionamiento discontinuo en los que no es exagerado afirmar que


las instituciones culturales le proporcionan 1 apoyo adecuado al individuo.

Es evidente que si observamos nuestros ordenamientos sociales desde el punto de vista 1


extranjero, y preferiríamos, directamente en esta sustitución a familiares y hábitos educación
infantil, que muchos individuos han de persistir en las cosas de niños; tendríamos que decir
que nuestra tira adulta exige rasgos que están prohibidos en los niños, y que, lejos de
esforzarse por ayuda a los niños a salvar esta brecha, los adultos de nuestra cultura les
atribuyen toda la culpa cuando los niños no puede manifestar espontáneamente el nuevo
comportamiento o bien cuando sean los límites y lo manifiestan de terca beligerancia.

Si invocamos 1 esquema fisiológico para dar cuenta de estas adaptaciones neurótica, pasamos
por alto la posibilidad de vivir instituciones sociales que puedan disminuir el precio social que
ahora pagamos en lugar de ello, elaboramos 1 serie de dogmas que se revelan inaplicables
bajo otras condiciones sociales.

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