You are on page 1of 2

Desde el Renacimiento y a lo largo de los Siglos de Oro la lengua española se

había ido enriqueciendo con la incorporación de numerosos cultismos, sobre todo


latinismos (también helenismos). No pocos de estos cultismos incluían grupos
consonánticos ajenos a la fonotáctica castellana y los escritores y gramáticos de la
época los adaptaban a las limitaciones de esta fonotáctica. En 1535 Juan de
Valdés escribía 'manífico' o bien 'dino' y justuficaba la reducción del grupo latino
gn de acuerdo con la pronunciación real castellana. En 1627 Gonzalo Korreas
escribía 'indino', 'lición', 'doto', 'solene', 'oservar' y 'otativo'. Por tanto, no faltaban
defensores de que la grafía, incluso en los cultismos, se adaptase a la realidad
fonotáctica de la lengua. Pero, en el s. XVIII se produce una reacción cultista y la
Academia con su influencia directa sobre la educación comienza a restaurar
grafías latinizantes. sin embargo, la restauración de grupos cultos no fue ni mucho
menos rigurosa. Algunos latinismos suficientemente extendidos entre los ss.XVI y
XVII en su forma semiculta conservaron dicha forma adaptada a la fonotáctica
castellana , y así hoy día contrastan en algunos casos con derivados que han
recuperado algún grupo culto. Ej. 'sujeto'/'subjetivo', 'luto'/'luctuoso',
'fruto'/'fructífero'. Tampoco se recuperaron ciertos grupos que incluían tres
consonantes seguidas. Así, 'pronto' y no *prompto, y 'suntuoso' y no *sumptuoso.

Tendencias evolutivas del componente fónico en el español actual

Tras la consolidación de los cambios que constituyeron la llamada 'revolución


fonológica' y con ellos la constitución del consonantismo del castellano moderno
otros cambios han ido desarrollándose y han alcanzado en algunos casos una
difusión notable en las variedades del castellano actual.

1. Yeísmo. [λ]>[j]

La base fonética del yeísmo es un proceso de deslateralización del sonido [λ]>[ʝ].


Este cambio fonético supone la desfonologización de la oposiciñon /l/ / /λ/ en la
clase fonemática líquida. En cuanto a la fecha de inicio del yeísmo, Amado
Alonso sitúa dicho inicio en América en el s. XVII y en España en el s. XVIII.
Estudiosos posteriores han ido adelantando la aparición histórica del yeísmo. Adí,
por ejemplo Corominas (1953) habló de un yeísmo incipiente pero abortado en
Aragón y zonas limítrofes a finales de la Edad Media. Galmés de Fuentes (1957)
señala el inicio del fenómeno como por primera vez documentada en un relato
morisco del s. XVII. Lapesa (1964) anticipa esta fecha porque encuentran
testimonios en inicios de palabra desde el s. XVI y en posición medial a mediados
de este siglo. En cuanto al lugar de nacimiento, diversos autores han supuesto
que el fenómeno es de origen andaluz, pero Amado Alonso (1951) defendió que
no existió un origen geográfico único, sino un "repetido nacimiento en muchos
lugares independientes", siendo habitualmente los núcleos urbanos los principales
focos de expansión de este fenómeno. En la actualidad, desde luego es yeísta la
mitad sur de España como Canarias y la mayor parte de Hispanoamérica. Pero en
las últimas décadas el fenómeno se ha desarrollado también mucho en la mitad
norte de la península. En la actualidad, el sonido palatal resultante del yeísmo
varía bastante en la geografía del español. De acuerdo con Penny (1991) las
principales variantes de la pronunciación yeísta son las siguientes:
1º Para empezar, la variación [ɟʝ] ~[ʝ] en el español culto y urbano y en la mayor
parte de las zonas de habla española.
2º Variante [ʒ] en parte de Andalucía y América.
3º Variante [d͡ʑ] en Extremadura, Argentina y Uruguay.
4º Variante [t͡ʃ] en el habla urbana de Argentina del Río de la Plata.
5º Variante [ʃ] en algunas variedades del habla de Buenos Aires.

2. Debilitamiento, aspiración o pérdida de [s] implosiva



La fecha del debilitamiento de [s] implosiva es discutida. Algunas grafías en
documentos sevillanos podrían apuntar a la pérdida total ya en el S. XIV, por lo
que Fraga Gracia (1983) apuntaba que el fenómeno podría haber sido llevado a
Andalucía por los propios reconquistadores castellanos, lo que es difícilmente
aceptable desde el momento en que en el castellano centro-septentrional [s]
implosiva siempre se ha conservado. Manuel Ariza (1994) ha puesto en duda el
carácter probatorio de las grafías en las que se basaba Fraga, que podrían ser
errores de copia o faltas de concordancia en cuanto a número gramatical. En su
opinión, el fenómeno es más tardío y basa su opinión en los siguientes
argumentos:
1º No existe aspiración en judeoespañol, lo que quiere decir que a finales del S.
XV el fenómeno no podía darse aún en castellano.
2º La aspiración no es general en Hispanoamérica.
3º No hay testimonios seguros de aspiración antes del S. XVIII.
4º Los gramáticos de los siglos de oro no dan noticias de tal aspiración.
Contrariamente, las escasas referencias al sonido [s] final señalan su
pronunciación frente a la pérdida en francés.
Según Ariza (1989) la aspiración de [s] implosiva debe ser puesta en relación con
otros 3 fenómenos: 1º el mantenimiento del sonido [h] procedente de [f] inicial. 2º
La velarización de [ʃ]. 3º La posición intermedia del fonema /s/ entre otras dos
unidades sibilantes: /s̪/ y /ʃ/. En opinión de este autor, el fonema /s/ se "repartió"
entre los dos fonemas que lo flanqueaban, por lo que se asistió al siguiente
reajuste fonemático:
/s̪/--------------------->/s̪/
/s/ {/s/- ------->/s̪/
{-/s/ ------->/ʃ/--------->/h/
/ʃ/-------------------------------------->/h/

Ariza puntualizaba que en este sistema del castellano meridional nunca existió el
fonema /x/ y que en todo caso una fricación velar habría sido un alófono del
fonema aspirado /h/.

You might also like