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SUBSISTENCIA DE UNOS. ¿A QUE PRECIO?

Por: Mauricio Montaño*

Algo que siempre se ha afirmado sobre la legislación colombiana, es la


imposibilidad de aplicación de muchas normas, ya sea por baja cobertura
institucional, producto de los exiguos presupuestos que manejan las
instituciones oficiales, o por simple negligencia de las mismas. En ese orden
de ideas aparece uno de los impactos más nocivos en términos de deterioro
natural, y es: la quema de bosque natural o protector en pro de implementar
cultivos agrícolas familiares, o de sustento comunitario y la explotación
ganadera. Advierto que existe una problemática social grave en materia de
desempleo, desplazamiento, entre otros; que suscita con más fuerza este
flagelo ambiental, pero ese no es el tema a tratar directamente.

La legislación sobre quemas de bosque natural según el decreto 948 de


1995, en el artículo 28, ordena:

“Queda prohibida la quema de bosque natural y de vegetación natural


protectora en todo el territorio nacional”. Adicionalmente el decreto 02 de
1982, en el artículo 127 (item c) establece que pueden existir quemas con
fines agrícolas y silviculturales, pevio permiso de la autoridad sanitaria. En
este contexto; el Ministerio de Ambiente, las Corporaciones Ambientales
Regionales (CAR´S) y las entidades ambientales de ciudades con más de un
millon de habitantes, seran las encargadas de otorgar estos permisos.

Lo anterior es muy claro, pero la realidad es otra. Para ilustrarlo me


referiré a un caso en particular: la cuenca hidrográfica del río Guadalajara
de Buga, en el departamento del Valle del Cauca.

La cuenca del río Guadalajara de Buga se encuentra ubicada en la zona


centro del departamento, en el municipio de Buga; con una extensión de
14405.8 Has (hectáreas) se constituye como la principal fuente de
abastecimiento del mismo y de otras comunidades (la Palomera, Alaska, la
Maria, el Diamante, entre otras) pertenecientes a la cuenca. Como indicador
alarmante se tiene que: del 100% de su extensión, el 43.81%1 presenta
*
Ingeniero Ambiental.
1
CORPORACIÓN AUTONOMA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA (CVC): Plan de ordenamiento ambiental de las
cuencas Guadalajara y San Pedro. Santiago de Cali: CVC, 2000. P. 17.
deforestación intensiva; en gran parte de los casos, se trata de pequeñas
parcelaciones en zonas alta y media de la cuenca. Lo que permite concluir
que las quemas son las protagonistas indeseables de este episodio.

Pienso que más allá de la problemática social (antes referenciada) que


existe, lo que se vislumbra es un problema de consciencia, ya que el
desconocimiento sobre la importancia de preservar dichos ecosistemas, es
abrumador, tanto en zonas urbanas (en esta con mas enfasis por que no
conocen el medio) como en zonas rurales. Lo que deja entrever que:
necesidad de subsistir + desconocimiento + falta de cobertura institucional
= caos ambiental.

Algunas consecuencias de las quemas de bosque natural, que están


asociadas con la tala.

Desprotección del suelo: el principal efecto del cambio en la cobertura


vegetal sobre los suelos es que los expone a erosión. También puede haber
un efecto de lavado* así como una disminución en los aportes de hojarasca y
mantillo que afecta su estructura y composición, lo mismo que en las
comunidades edáficas. En su conjunto, los suelos se tornan frágiles y menos
fértiles a mediano o largo plazo según la intensidad de labranza. En los usos
tradicionales del suelo se tiende a rotarlos mediante períodos de barbecho
que permite que los suelos descansen y se recuperen entre períodos de
cultivo; a medida que el desgaste avanza, los suelos nuevos escasean y los
períodos de barbecho se acortan y es necesario recurrir a mantenimiento
artificial de la productividad, por medio de fertilizantes y pesticidas; pues
ya no existe una regulación natural del medio.

Alteración de los ciclos hidrológicos y climáticos: el papel de las


coberturas vegetales sobre los regímenes hidrológicos es objeto de
discusión; no obstante, hay un acuerdo creciente en el sentido de que
grandes masas boscosas, como se ha demostrado en el caso de Amazonía,
ejercen un efecto sobre la hidrología de vastas regiones. La cobertura de
vegetación ejerce un efecto tanto sobre la cantidad de agua que se
mantiene en la atmósfera de la región, como en las precipitaciones, actuando
así sobre los regímenes de humedad y de lluvias.

*
Esto es: extracción de los nutrientes del suelo.
Adicionalmente ejerce un control importante sobre la forma como el agua
circula dentro del sistema; la tala y quema de bosques reduce la
intercepción de lluvia, lo cual incrementa la escorrentía* y disminuye la
evaporación, aumentando el riesgo de crecientes durante las épocas de
lluvia y de sequía en las de estiaje. Se afecta así mismo la infiltración en el
suelo, al disminuir la porosidad de la misma. Al cambiar las tasas de
evaporación y de transpiración también se modifican los balances térmicos,
con impacto sobre los regímenes de temperaturas. En conjunto los climas se
tornan más impredecibles; los períodos secos y húmedos, lo mismo que los
cálidos y frescos, se vuelven extremos e irregulares.

Para concluir quiero mencionar que la legislación es y debe ser la


herramienta que regule el uso y aprovechamiento de los diferentes
recursos naturales que posee un territorio, y no un “suplemento normativo”
que surge del afan y los sesgos político – económicos de una institución, que
por cierto, termina arrumbado en los estantes de la misma.

*
El agua de las precipitaciones que no es evaporada ni infiltrada; por lo cual escurre superficialmente.

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