You are on page 1of 5

El Yoga como herramienta terapéutica en el tratamiento de adicciones

Posted by admin on 22 Sep 2010 | Tagged as: Articulos, Noticias

Revista Ya, del diario El Mercurio entrevistó a la profesora de la Unidad de


Adicciones Usach, Sra. Diana Kushner, sobre la implementación del Yoga
como una herramienta terapéutica para la rehabilitación de personas con
dependencia a drogas. Una de las conclusiones del reportaje revela que la
“meditación generaría un cambio estructural en el cerebro al facilitar la
reaparición de nuevas neuronas”.

A continuación les dejamos el reportaje realizado por la periodista y profesora


de Yoga Paula Andrade de la Revista Ya, con fecha 14 de Septiembre:

El yoga para superar adicciones

¿Qué le pasa al Buda cuando medita mirando un punto impreciso frente a él?
¿Qué le pasa al yogui cuando entrecierra los ojos y se entrega al conteo
preciso de sus inhalaciones y exhalaciones?

-Antes sosteníamos que con el yoga y la meditación los pacientes salían


relajados, pero no entendíamos bien cómo ni porqué. Hoy se sabe lo que le
pasa a esa persona que está siendo intervenida con una técnica de yoga:
cambian sus patrones de ondas cerebrales -explica Diana Kushner, directora
de tratamiento del Centro de Investigación y Asistencia a las
Drogodependencias (CIAD).

Los pacientes de esta institución, que pertenece a la Facultad de Medicina de


la Universidad de Santiago, practican yoga dos veces por semana desde hace
ocho años, pero -como explica esta antropóloga especialista en adicciones-
recién ahora se conoce el cómo y el porqué de sus beneficios.

No es raro. Sólo en los últimos años, la ciencia se ha hecho eco de esta


antigua sabiduría, con descubrimientos lo suficientemente alentadores como
para animar a los escépticos a practicar, no sólo por las bondades de ejercitar
el cuerpo, sino porque los estudios apuntan a que meditar puede influir en la
experiencia que se tenga del mundo remodelando la estructura física del
cerebro.

Concretamente, en el caso de las personas que abusan de sustancias tóxicas y


han desarrollado un cuadro de dependencia, las bondades del yoga y la
meditación se traducen en una mejor tolerancia del estrés, disminución de la
ansiedad, baja de la impulsividad y una mejor disposición para la introspección.

Así lo resalta el médico psiquiatra de la Universidad Católica Rodrigo Santis,


quien tiene un máster en ciencias con mención en adicciones de la Universidad
de Londres:

-Los pacientes logran modular una serie de síntomas, como, por ejemplo,
síntomas ansiosos. Se tornan menos impulsivos. El ánimo tiende a
estabilizarse. La concentración mejora. Todo esto es muy útil, particularmente
en la primera etapa de tratamiento, llamada “estabilización”. Sin embargo, hay
una cualidad de la meditación que es la más relevante: permite que el sujeto
descubra una nueva realidad, que es vivir centrado en las experiencias del
presente y no en los juicios que nuestra mente hace en el presente.

Beber hasta olvidar

Jorge (nombre ficticio que emplearemos en esta crónica para proteger su


verdadera identidad) llevaba 20 años bebiendo alcohol. Comenzó en el colegio,
siguió en la universidad mientras estudiaba Ingeniera Civil, paralelamente
empezó a fumar marihuana y, con el tiempo, se volvió lo que los especialistas
llaman un “drogodependiente”.

Es decir, una persona con una conducta adictiva que empieza a ser
preponderante y sobre la cual pierde el control, con consecuencias negativas
en distintas áreas de su vida. Cuenta el mismo Jorge, en voz baja y sentado en
un Starbucks del barrio El Golf: “El típico apagón de tele los fines de semana,
cuando los demás hacían una pausa yo me embalaba, el gallo que se tropieza,
choca con cosas, la sensación de culpa al día siguiente, el borrón otra vez”.

Y continúa: “Uno se empieza a engrupir: hoy voy a tomar sólo chelitas, voy a
bajar la cuota, yo puedo, depende de mí. Pero no podía porque en el fondo la
droga era el medio más rápido para desconectarme de lo que no me gustaba.
Era la manera de sentirme anestesiado, olvidar, apagar”.

Jorge guarda silencio, sostiene la mirada, es amable.

“Un adicto no es adicto porque la droga sea rica. Un adicto lo es porque la


droga es funcional a la estructura de personalidad que se desarrolla en la
historia de vida”, explica Diana Kushner, quien junto a su marido, el psiquiatra
Humberto Guajardo, director del CIAD, obtuvieron el Premio Reina Sofía
Iberoamérica contra las Drogas en el año 2002.

“Un sujeto que consume drogas, alcohol o fármacos va a generar una


modificación a nivel cerebral. Eso lo tienen que tener claro el consumidor, la
familia y los especialistas. Aquí lo que tenemos es un órgano enfermo, y es un
órgano que piensa, organiza, siente, dirige, ejecuta, nos hace conectarnos con
lo más interno y, a la vez, con lo más supremo del universo”, dice Diana.

A nivel orgánico, explica el doctor Santis, el consumo repetido de sustancias


adictivas determina una estimulación muy intensa del “circuito de la
motivación”. Es decir, la persona deja de responder a los estímulos naturales
(alimentación, saciedad de la sed, actividad sexual, por ejemplo) para
responder preferentemente a la estimulación de sustancias adictivas.

Por eso, una madre le puede llorar a un hijo “por favor, no sigas consumiendo”
y el hijo simplemente no podrá dejar de hacerlo.
El psiquiatra Rodrigo Santis lleva varios años recomendándoles a sus
pacientes que practiquen yoga y aprendan alguna técnica de meditación,
porque, “en el caso de una persona adicta, los pensamientos normalmente van
de la mano de estados emocionales muy perturbadores”.

El doctor Daniel Seijas, jefe del Programa Adicciones y Tabaco de la Clínica


Las Condes, con doctorado y posdoctorado en las universidades de Londres y
Yale, apunta en la misma dirección: “No pocas veces en estos 20 años he visto
que las terapias psicofísicas o espirituales ayudan a los pacientes a no
consumir y mejorar su autoestima”.

En 1995, el doctor Seijas trabajó en un estudio sobre dependientes de


benzodiacepinas. Comparó un grupo sometido a tratamiento con trabajo
psicofísico (yoga, técnica Alexander y wado) y otro grupo sin él. ¿Conclusión?
“A pesar de mi escepticismo científico inicial, los grupos con trabajo psicofísico
tuvieron mejores resultados: mayor adhesión al tratamiento y mejor reporte de
autosatisfacción”. La experiencia no se publicó, pero Clínica Las Condes
incorpora desde entonces técnicas psicofísicas en sus programas.

A su vez, en el Centro Nevería -inaugurado recién en abril- se imparten clases


de yoga a los pacientes todos los días a las 9 de la mañana. A juicio de uno de
sus directores, el psiquiatra Gonzalo Acuña, “la práctica de yoga ayuda a la
persona adicta a prevenir recaídas, porque modifica su estado emocional
bajando sus niveles de estrés”.

Silencio, por favor

Ya en el siglo III a.C., el primer texto de yoga conservado íntegramente, el


Yoga Sutra de Patanjali, definió el yoga como la “capacidad de dirigir la mente
exclusivamente hacia un objeto y de mantener esa dirección sin ninguna
distracción”. El Buda, a su vez, recomendaba meditar para eliminar los hábitos
mentales que nos mantienen apegados a la idea imaginaria del “yo”.

En los últimos años, tales conclusiones obtenidas gracias a la experiencia


directa han sido refrendadas por investigación científica. Por ejemplo, según
revela el psiquiatra de la Universidad Católica, hay estudios que demuestran
que la aplicación de una técnica de meditación llamada Mindfulness
(“conciencia plena”) es altamente efectiva en patologías que tienden a
agravarse con el estrés, como trastornos de ansiedad, personas con riesgo
cardiovascular, hipertensión o problemas inmunológicos.

Uno de los más recientes estudios fue desarrollado por Eileen Luders,
investigadora del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la
Universidad de California (UCLA), que el año pasado reveló que la meditación
cambia la estructura física del cerebro.

“Los científicos creían que la actividad cerebral alcanza su peak en la edad


adulta y que ya no cambiaba hasta que empieza a bajar en la ancianidad. Hoy
sabemos que todo lo que hacemos y cada experiencia que tenemos modifica el
cerebro”, sostuvo Luders a la prensa, cuando su trabajo salió publicado en la
revista NeuroImage.

La investigadora encontró varias diferencias entre los cerebros de quienes


meditan y los que no. Luders y sus colegas compararon los cerebros de 22
meditantes y 22 no meditantes de la misma edad. Descubrieron que los
primeros (que llevaban entre 5 y 46 años meditando de 10 a 90 minutos
diarios) tenían más materia gris en regiones del cerebro importantes para la
atención, inteligencia emocional y flexibilidad mental.

La conclusión es que los meditantes controlan mejor la atención, las emociones


y realizan elecciones más conscientes.

“Es un estudio interesante”, sostiene el doctor Santis, “porque demuestra que


efectivamente hay un aumento del tamaño del hipocampo y de una parte del
lóbulo frontal, las áreas involucradas en el manejo emocional, la planificación
de acciones y el control de impulsos. Esto es coherente con lo que los
meditadores exhiben clínicamente. La meditación es una técnica que genera un
cambio incluso estructural en el cerebro”.

-¿Con esto llegamos al tema de la plasticidad cerebral?-Exactamente. El


cerebro tiene una capacidad (denominada “plasticidad cerebral”) de
reestructurar su organización dependiendo de los estímulos que recibe. Incluso
se ha visto que dentro de esa plasticidad hay una capacidad de regeneración
neuronal, si es que el cerebro es estimulado correctamente. La meditación
pudiera ser uno de estos estímulos que facilitan la reaparición de nuevas
neuronas.

Jorge, el hombre que hoy bebé café en el barrio El Golf, ha superado su


adicción al alcohol y la marihuana. Después de un año y medio de terapia,
recibirá el alta. Dice que sin el yoga no habría sido lo mismo:

-Me acuerdo de que cuando me preguntaban qué te gusta, yo decía el silencio.


El yoga me trajo de vuelta a algo que había dejado de tener: un espacio alejado
de la vida cotidiana, de las fuentes de estrés, para poder entender qué es uno
como persona. El yoga es un espacio de silencio y el silencio equilibra -dice,
antes de excusarse y volver a su trabajo en un alto cargo de una empresa de
servicios.

HISTORIA DE CONSUMO
http://www.unidad.cl/diana/historiac.htm
TRATAMIENTO DEL ALCOHOLISMO – 7 de Setiembre del 2010
En este nuevo capítulo la antropóloga y Directora de Tratamiento de CIAD,
Diana Kushner conversa con el Doctor Humberto Guajardo, profesor de la
Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago de Chile y
Director de la Unidad de Adicciones de la misma casa de estudios, acerca del
tratamiento del alcoholismo.

¿Es suficiente el uso de terapias inhibidoras de los efectos del alchol? ¿Cuales
podrían ser las concecuencias de los tratamientos basados exclusivamente en
ese tipo de terapia? ¿Qué debiese considerarse un tratamiento integral o
integrativo del alcoholismo?
http://complejamente.cl/

TRATAMIENTO DE LA ADiCCIÓN – 11 de Setiembre del 2010


En este capítulo de Compleja mente el Psiquiatra, Dr. Humberto Guajardo y la
Antropóloga Diana Kushner conversan sobre el tratamiento de la adicción.
¿Qué es un tratamiento? ¿Cual es la visión de la Unidad de Adicciones de la
Facultad de Medicina de Universidad de Santiago de Chile acerca del
tratamiento de la adicción? ¿Cómo se vincula la percepción de la realidad con
la adicción? ¿Qué es la coherencia de la droga con el individuo? ¿Cuales son y
cómo se relacionan las drogas de ataque y de huida?

http://complejamente.cl/2010/09/el-tratamiento-de-la-adiccion/

Unidad de Adicciones – Universidad de Santiago de Chile © 2011


Unidad de Adicciones
Amapolas 2095, Providencia, Santiago. Chile
Tel (562) 225 4000 - Mail secretaria@unidad.cl

You might also like