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constituyo un conflicto ínter imperialista por el reparto de los
mercados coloniales.
a) La transformación económica
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Ha habido dos combates que reciben el nombre de Batalla del Río
Marne (Francia), ambos en el curso de la Primera Guerra Mundial. El término
designa en general a la primera, que sucedió en el otoño de 1914.
La batalla se desarrolló del 5 al 9 de septiembre y marca el fracaso del
plan Schlieffen y el comienzo de la guerra de posiciones o de trincheras.
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2. fue necesario montar una vasta maquinaria para la
fabricación de armas y reconvertir, por consiguiente, la economía
civil a una economía de guerra;
3. debieron ser modificadas las normas laborales para
compensar la mano de obra perdida por la movilización militar, y
subvenir a los urgentes problemas de abastecimiento de las
poblaciones.
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Los efectos inflacionarios se revelarían con toda su crudeza al
concluir el conflicto. Los problemas de abastecimiento dieron origen
a medidas características. En Alemania la población civil fue
sometida a un régimen de tarjetas de racionamiento, en tanto que la
distribución de alimentos básicos se ponía en manos de la Oficinas
de Patatas y de la Oficina de Cereales; en Inglaterra, donde no se
llego a medidas tan rigurosa, el gobierno acabo controlando, sin
embargo, el 94% del total del consumo nacional; en Francia se
adoptaron idénticas medidas, sobre todo en razón de la crisis
económica que implico la ocupación de su region NO por Alemania
durante un prolongado lapso.
El fin del conflicto y la consiguiente derrota alemana
encuentran su explicación en el desnivel productivo entre Alemania
y los países de la Entente, que fue creciendo en perjuicio de la
primera. Alemania había buscado una derrota fulminante en el
oeste, que no se produjo. De ahí en más, la producción de guerra de
Francia e Inglaterra acrecentada por los regulares suministros
norteamericanos, supero a la de Alemania. Finalmente la agresiva
política de guerra submarina, puso al mundo en contra de Alemania
y determino el ingreso de EE. UU. en la guerra.
La primera posguerra se caracterizo por la dificultad de adaptar
los viejos mecanismos automáticos de la expansión capitalista a las
nuevas condiciones de la economía mundial, por un hecho de
singular trascendencia: el retroceso de la situación preponderante
del capitalismo europeo y el paralelo ascenso de los capitalismos
norteamericano y japonés. Al termino de la guerra el total de la
producción europea se ha visto reducido, lo cual, si le permitiría
mantener a duras penas sus colonias de la preguerra, le impedía
continuar su expansión en el mismo ritmo anterior a 1914.
La Revolución Rusa hizo perder, además, al capitalismo
europeo uno de sus mejores mercados, al tiempo que la
industrialización de Europa Oriental se detenía como consecuencia
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de la pequeñez de los mercados internos de los países surgidos de la
desmembración del Imperio Austro-Húngaro.
La importancia de Europa como región exportadora de
capitales disminuyo significativamente.
La decadencia de Europa se refleja en el estancamiento de sus
imperios coloniales. Además, Europa es rápidamente desplazada del
mercado Chino por los EE. UU. y Japón.
En Japón los comienzos de la expansión capitalista a partir de
la Restauración Mejí de 1868, a partir de la cual el estado se
transforma en el principal factor de industrialización. La expansión
capitalista no obedeció, por consiguiente a módulos liberales. Este
proceso había llegado a altos índices hacia 1913, pero aun al fin de
la guerra la producción total de Japón era débil en relación a las
principales naciones europeas. Pero, a diferencia de Europa
experimente desde entonces un impulso vigoroso. Este lo empuja a
inundar de productos el mercado chino y a llevar una agresiva
política imperialista en el Lejano Oriente. En tal sentido, industrializo
de manera acelerada sus posesiones coloniales en Manchuria y
Corea, compensando así la escasa extensión de su territorio: La
producción industrial de Manchuria llego a ser tan importante como
la de toda ala India, pese a tener una población 10 veces menor.
Durante el decenio posterior a la guerra se acrecienta la
importancia económica de EE. UU., que ya antes de ella había
llegado a ser la principal nacion industrial del mundo. Se acelera la
monopolización industrial. Al mismo tiempo adquiere importancia
creciente su participación en el mercado mundial y comienza a
desplazar a Inglaterra de su papel preponderante en Sudamérica.
Paralelamente se produce, en cuanto a su economía interna, una
constante traslación de ingresos del campo a la ciudad. La
agricultura norteamericana no fue prospera durante toda la década
del ´20, lo que anunciaba un desequilibrio pre-anunciante de la crisis
de 1929.
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En Europa las tentativas de producción se iniciaron de niveles
más bajos que los de EE. UU., debido a los estragos causados por la
contienda. De ahí que la crisis de 1929 haya golpeado en los EE. UU.,
a una economía que había presenciado dos décadas de constante
expansión, en tanto que en Europa afecto a aparato productivos,
que recién estaban alcanzando los niveles de preguerra.
Finalmente durante esa etapa, se produce una transformación
técnica de tal magnitud que ha podido ser denominada la “Segunda
Revolución Industrial” → generalización del uso de motor de,
desplazamiento del carbón por electricidad. El petróleo adquiere una
importancia económica decisiva que permite e gran auge de la
aviación, a la par que el motor eléctrico posibilita la generalización
del sistema de trabajo en cadena, iniciado por Ford antes de 1914.
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1. la expansión imperialista, que al permitir a la clase obrera
europea beneficiarse con una parte menor de la explotación colonial,
amortiguo su propia explicación;
2. la debilidad consiguiente de las alas izquierdas, que solo
lograron el apoyo de un sector restringido del proletariado europeo.
Se genero una política que no cuestiona las bases estructurales
de la expansión imperialista, sino que se propuso un mejor reparto
de la riqueza procedente de la misma. El ala revolucionaria fue en
comienzo bastante reducida. Sin embargo, a medida que avanzaba
el conflicto y que las penalidades y el deterioro de la situación
económica se acentuaban creció su influencia.
En mayo de 1915 se celebra en Zimmerwald una conferencia
de internacionalistas, a la que asisten socialistas suizos, franceses,
alemanes, italianos y rusos –entre ellos Lenin y Trotski-, que reclama
una paz sin anexiones ni indemnizaciones. En abril de 1916 se
celebra otra conferencia en Kientaal, en la que se hace un
llamamiento a los proletarios para que impongan un armisticio
inmediato. Poco a poco, la oposición crece: los ministros socialistas
abandonan el gabinete en Francia; en Alemania surge el
espartaquismo; la oposición de las nacionalidades oprimidas crece
en Austria-Hungría, mientras que en Rusia la situación se deteriora
rápidamente. En el curso de 1917-18, las huelgas y los motines
están a la orden del día, y al concluir la guerra existe un estado de
efervescencia revolucionaria en Europa.
Sin embargo, los factores conservadores pesaron más que el
impulso revolucionario generado por la guerra. Así fracasaron las dos
tentativas más importantes de revolución socialista de la posguerra:
• la rebelión espartaquista en Alemania, en enero de 1919, y;
• la Comuna Húngara de Bela Kun. A estas habría que agregar;
• el sangriento paro general del 1º de mayo de 1919 en Francia;
su reiteración en 1920, lleva a poner en la ilegalidad a la CGT;
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• las sucesivas huelgas metalúrgicas, textiles y agrícolas en
Italia, que llevan al país al borde de una crisis y precipitan la
instauración del fascismo;
• la huelga general de 1917 en España y el complejo quinquenio
de disturbios que le sucede y que va a conducir la dictadura de
Primo de Rivera.
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monopolización de los instrumentos de difusión que se verifican en
esta época. Surge así, la “industria de la opinión publica”.
EE. UU. → 1910-12, el nº de periódicos disminuye en tanto el
tiraje aumenta.
Siete grandes Trusts dominan la casi totalidad de la prensa
inglesa, fenómeno que con menor intensidad se repite en otros
países. Solo la prensa de izquierda se mantiene, en general, al
margen de este proceso.
La importancia de la publicidad comercial en el periodismo
pasa a se decisiva.
La amenaza revolucionaria exacerba las diversas formas del
nacionalismo y racismo en las metrópolis imperialistas. Mientras
el naciente nacionalismo de los pueblos semicoloniales es
progresista en cuanto expresa la tendencia a liberarse de la
opresión imperialista, el nacionalismo de las potencias imperialistas
se transforma en una justificación reaccionaria del mantenimiento
de los lazos de dominación.
• En los EE. UU., un puritanismo xenófobo de carácter
antisemita, antinegro, anticomunista da origen al KU-KLUX-KLAN;
• En Francia el maurraismo de la ACCION FRANCESA, acrecienta
su influencia en Alemania;
• En Alemania, el rechazo del “Diktat”2 de Versalles es utilizado
por una propaganda racista que encuentra formulación ideológica en
típicas expresiones irracionalistas como “La decadencia de
Occidente” de Spengler o la Fundamentación racista del II Reich,
predicada desde 1922 por Moeler van der Bruck;
• En Italia, Gabriela d´ Annunzio pregona un nacionalismo
fundado en reivindicaciones territoriales, que rápidamente coincide
con el fascismo;
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Una imposición es un castigo severo o solución impuesta a un partido
derrotado por el vencedor, o un decreto dogmático. Históricamente, se usaba
sobre todo en Alemania para referirse al Tratado de Versalles.
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• En el Japón, la expansión imperialista se une a la acción de
organizaciones secretas terroristas de ultraderecha, tales como la
Asociación del Dragón Negro o la Sociedad de Reservistas.
En suma, la vida política del capitalismo restaurado se
caracteriza por la misma ambigüedad que hemos visto en la vida
económica: las viejas formas y los viejos moldes se adecuan mal a
una situación nueva, signada por el deterioro. En algunos países se
tolera aun una ficción democrática (Francis-Inglaterra). Pero llevar la
democratización más allá de los límites fijados por los monopolios
experimenta un estrepitoso fracaso. El poder los monopolios fue tan
grande en estos países que no requirió la liquidación del aparato
parlamentario para asentar su dominación.
En un solo caso, en este periodo, el gran capital requirió la
instauración de un Estado autoritario que consolidara su papel
predominante (la Italia Fascista).
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La lucha contra las formas tradicionales de la moral burguesa
absorbe el esfuerzo central de muchos escritores de la época:
Cocteau, Gide, Huxley, Proust, Joyce. La crítica más global
de la sociedad adquiere expresión en Malraux, Saint Exupery,
Martin du Gard, Sinclair Lewis, Dos Passos, Scott Fitzgerald,
Hemingway.
En Alemania la necesidad de reconstrucción hace que el
expresionismo ceda lugar a una “nueva objetividad”, en tanto que el
carácter enajenante de las estructuras objetivas proporciona su
temática a las obras de Thomas Mann, Wassermann, Werfeld y
sobre todo Kafka. En 1919, se divulga el Manifiesto Dadá y en
octubre de 1924 el Manifiesto del Surrealismo.
Desde el punto de vista pictórico pasan a primer plano las
tendencias constituidas en la preguerra, que renovaban las nociones
perspectivistas dominantes desde el Renacimiento. Picasso,
Matisse, Derain, Duffy, Leger y Braque son los grandes nombres
de la época, junto a los surrealistas: esta tendencia, con obras de
Ernst, Miró, Arp, Picabia, Chirico, Klee, efectúa su primera
exposición en Paris.
En el campo filosófico bajo un ataque generalizado a la razón
como instrumento de conocer el mundo, se formulan a comienzos
del siglo nuevas propuestas basadas en la intuición directa (Dilthey,
Bergson) y el pragmatismo de William James, fundado en el criterio
de utilidad; al tiempo que la fenomenología de Huserl antepone el
saber mostrativo al demostrativo: de ella se desprende “El ser y el
tiempo” de Heidegger, la filosofía de los valores de Scheler, la
metafísica del conocimiento de Hartmann.
En las ciencias humanas de los avances producidos el más
importante y significativo es la psicología profunda de Freud.
El marxismo a su vez teoría general de la realidad social que
expresa el ascenso del proletariado, no presenta desarrollos teóricos
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suficientemente profundos (excepto, “Historia y conciencia de clase”
de Georg Lukacs).
En las ciencias físicas y naturales, a partir de las nuevas
nociones sobre el espacio y el movimiento material, y
descubrimientos decisivos en la genética y la microbiología, también
se da un vuelco fundamental, pero preparado a fines del siglo
anterior y en la preguerra.
Pese a las diferencias que se producen en el plano de la
filosofía de las ciencias existe una línea general: la del conocimiento
ligado a la experimentación, que no sufre la dispersión que se
observa en las ciencias sociales. Y es que mientras las verdades
físicas de Descartes, Galileo, Copérnico o Bruno, cuestionaban el
orden aristocrático medieval no sucede lo mismo ahora en la
relación entre las disciplinas naturales y el orden capitalista. En esta
época se desarrolla la teoría de la relatividad de Einstein, Heisenberg
anuncia el principio de indeterminación y de Broglie y Schrodinger
fundan la mecánica ondulatoria.
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