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Fertilizar eficientemente para reducir el riesgo ambiental:

nitrógeno articulos

Ing.Agr. Martin Torres Duggan


  
Lograr una agricultura sustentable, plantea un dilema complejo en donde la meta de alcanzar
altos rendimientos en los cultivos, contrasta con la necesidad de reducir el deterioro ambiental
generado en el proceso productivo. Sin embargo, en lo que respecta a la utilización de
fertilizantes, un manejo racional de los nutrientes agregados permite lograr óptimos niveles de
productividad y al mismo tiempo minimizar el impacto ambiental.

Tradicionalmente, la investigación y desarrollo en el uso de fertilizantes estuvo concentrada


en la maximización del beneficio económico generado a partir del agregado de un
determinado nivel de nutrientes. En los últimos tiempos y sobre todo en los países
desarrollados, se ha focalizado el interés en minimizar los efectos potencialmente adversos
del uso de fertilizantes sobre el ambiente.
En la Argentina, si bien el uso de fertilizantes es relativamente reciente y se está aún muy
lejos de alcanzar los niveles de polución y contaminación de Europa, hay que considerar
que si se quiere desarrollar una agricultura sustentable, es necesario comenzar en el
presente a prevenir los eventuales problemas de contaminación futuros. Recordemos que el
concepto de sustentabilidad implica dar respuesta a las necesidades de la sociedad actual
sin perjudicar la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Si se
pretende alcanzar sistemas de producción sostenibles, en lo que respecta a la utilización de
fertilizantes, adquiere vital importancia realizar un manejo racional de los nutrientes
agregados.
La forma de lograr esta optimización es realizando un plan de fertilización (fuente de
fertilizante, dosis, oportunidad de fertilización, tecnología de aplicación, etc.) que permita
maximizar el aprovechamiento de los elementos esenciales y al mismo tiempo reduzca al
mínimo las pérdidas de nutrientes fuera del sistemas suelo-planta. Para ello es fundamental
conocer con la mayor precisión posible los factores que afectan cada mecanismo de pérdida
de nutrientes, y a partir de ese conocimiento se deberían realizar estrategias de fertilización
que propendan a minimizar la incidencia de los mismos. También es importante tener en
cuenta que para que se exprese el efecto de la aplicación de nutrientes en el rendimiento de
los cultivos, es necesario que se ajuste en forma integral todos los demás aspectos que
hacen a un manejo agronómico eficiente: manejo del agua, control de plagas y
enfermedades, eficiencia de siembra y cosecha, etc.
  
Nitrógeno, el más riesgoso.
El nitrógeno (N) es el macronutriente esencial que requiere la mayor atención en términos
de la reducción de sus pérdidas del sistema suelo-planta. La reducida retención por parte de
las arcillas predominantes de la Región Pampeana (illitas) hace que los nitratos sean
susceptibles de ser transportados a través del agua de drenaje del suelo, incrementando el
riesgo de lixiviación de los mismos fuera de la zona de aprovechamiento radical de los
cultivos. El transporte de estos aniones fuera del sistema suelo-planta puede eventualmente
contaminar acuíferos y otros cuerpos de agua.
La lixiviación de nitratos puede adquirir relevancia en situaciones en donde se combinan
suelos de texturas gruesas con uso de riego o, en donde se presentan eventos de
precipitación intensas (mayores a 30 mm/h). Asimismo, existen otros factores que inciden
sobre esta vía de pérdida: tipo de cultivo (profundidad efectiva radical), dosis de fertilización
y propiedades físicas del suelo.
Cuando se efectuan sobrefertilizaciones nitrogenadas, el N no aprovechado por el cultivo se
acumula en el perfil y queda disponible para ser transportado por el agua percolante.
Otro mecanismo de pérdida asociada al agua del suelo es la desnitrificación. Se presenta en
suelos anegados, en donde las condiciones de déficit de oxígeno, promueven la reducción
microbiana de nitratos a formas reducidas de N (NO, N2O) e inclusive a N elemental (N2),
que se elimina a la atmósfera. Los óxidos reducidos de N son los más importantes en cuanto
a su efecto ambiental negativo, ya que sería deseable que se produzca el proceso completo,
con liberación de N2 a la atmósfera, para que se cierre el ciclo del nitrógeno.
En cuanto a la volatilización del amoníaco, el proceso tiene lugar en suelos con pH elevados
o en suelos agrícolas en donde se fertiliza con urea o fuentes que poseen este compuesto.
Dentro de los factores que afectan el proceso, la temperatura del suelo es el principal factor
a tener en consideración.
  
Cómo lograr una fertilización nitrogenado sustentable?
A continuación se enumeran una serie de recomendaciones para minimizar las pérdidas de
nutrientes y por consiguiente su impacto ambiental:
1. Volatilización:
 Utilizar fuentes que volatilizan menos (por ejemplo AN, CAN, UAN) o no volatilicen
(fertilizantes amoniacales).
 Evitar fertilizar en cobertura total en siembra directa con fuentes uréicas, sobre todo
con altas temperaturas.
 Considerar el efecto del pH, evitando fertilizar con urea en suelos con pH elevados.
De hacerlo incorporarla.
2. Lixiviación de nitratos
 Evitar realizar aplicaciones a la siembra de los cultivos cuando existe probabilidad de
ocurrencia de precipitaciones posteriores a la misma (Ej: sudeste bonaerense, con
trigo y maíz). Tener en cuenta que intensidades mayores a 30 mm/h pueden
provocar lavado de nitratos.
 Fertilizar con dosis acordes a rendimientos esperados realistas. Criterios de balance
del N en el sistema suelo-planta pueden ser de utilidad.
3. Desnitrificación
 Evitar fertilizar cuando el suelo se encuentra con elevados contenidos de humedad
(por ejemplo a la siembra en sistemas de siembra directa). En términos generales,
contenidos hídricos superiores al 60% del agua útil, predisponen este proceso.
 De considerar necesaria la fertilización en la siembra, sobre todo en planteos de
labrazana conservacionista, procurar fraccionar la dosis entre ese momento y en
post-siembra.
  
Bibliografía Consultada
 Darwich, N.1998. Manual de fertilidad de suelos y uso de fertilizantes.Ed.Talleres
Gráfica Armedenho. 182 pp.
 Pierzynski, G.M, Thomas Sims, J., Vance, G.F. 1994. Soils and environmental quality.
De. Lewis Publisher. 312 pp
 Wais de Badgen, I.R. 1998. Ecología de la contaminación ambiental. Ediciones
Universo. 145 y 146.
 Isherwood, K.F.1998. Mineral fertilizer use and the environment. Internacional
Fertilizer Industry Association. December.
 Rimski-Korsakov, H., Torres Duggan, M.,Lavado R. 2000. Influencia de la fertilización
y el riego en la lixiviación de nitratos en un suelo franco arenoso. CD del XVII
Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Mar del Plata, 11 al 14 de abril.
  

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