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En este capítulo se dan consejos para medir correctamente la temperatura interna del
pescado y la del ambiente que lo rodea, que influyen en sus cualidades de
conservación y en las necesidades de manipulación y elaboración.
La temperatura es el factor que más influye en la velocidad a la que se deteriora el
pescado. Por ejemplo, como se mencionó en el Capítulo 1, el bacalao se mantiene
apto para el consumo humano hasta 15 días a una temperatura de 0°C, mientras que
a 5°C puede estar incomestible al cabo de tan sólo 6 días. Por consiguiente, es
importante conocer la temperatura del pescado con un grado razonable de precisión.
R. Sí. El principal problema que tiene el pescado es que es un alimento que se altera con mucha facilidad
y además es muy sensible a la oxidación. Se valora mucho, sobre todo en el pescado azul, su alto
contenido en ácidos grasos poliinsaturados; pero estos ácidos se oxidan con mayor facilidad que los
saturados.
En el caso del pescado fresco, para su refrigeración se suelen utilizar medios líquidos o sólidos (hielo), el
intercambio calórico es mucho más eficaz con el hielo que con el aire frío. En el caso del pescado, es más
eficaz como refrigerante el hielo, que además protege de la oxidación del aire.
En los barcos, si van a llegar pronto a tierra, usan hielo. Si son especies grandes o el traslado es más
largo se puede utilizar también agua fría (agua y hielo o agua refrigerada).
Por otro lado, en los barcos factoría, el pescado se pesca, lava, descabeza, eviscera, filetea y congela, e
incluso con los restos del pescado fileteado elaboran subproductos como las barritas de pescado, etc. Lo
normal es hacer parte del proceso en tierra, sin embargo es muy frecuente que en el barco se realicen un
número importante de operaciones. Hay barcos factoría que hacen todo el proceso en el mar y buques de
transporte que se llevan el producto a tierra.
¿Cuánto tiempo puede un barco de transporte llevar el pescado fresco desde su captura hasta su
llegada a Tierra?
R. Muy poco tiempo. Lo ideal, si se quiere comercializar fresco, es venir en un día o dos; aunque hay
especies que pueden mantenerse en buenas condiciones durante siete días.
Las especies grasas como la sardina, el atún o el arenque no se conservan durante mucho tiempo y
tienen que ser trasladados pronto a tierra. Los magros resisten más tiempo. Y todavía más los de fondo, o
planos: el rodaballo, la platija o el lenguado.
Algunas especies que se venden como frescas han sido previamente congeladas y descongeladas.
Desgraciadamente existe este fraude. No es un problema sanitario si no se ha roto la cadena de frío: que
consiste en que, por ley, no se superen los 4 º C de frío en la pieza. Es interesante recordar que los peces
son animales poiquilotermos (tienen la temperatura del medio en el que viven) y que la temperatura de
mantenimiento en refrigeración debe ser la más baja posible cerca del punto de congelación (que en el
pescado es de alrededor de 1,5 grados bajo cero).
¿Por qué ha tenido tan mala prensa el pescado congelado?
R. Hay una razón histórica. El pescado se empezó a congelar en mar en buques congeladores de la
antigua Unión Soviética, en los años cuarenta. Y entonces las técnicas de congelación no eran tan buenas
como las actuales.
En estos momentos, el pescado congelado se considera de peor calidad porque puede haber fallos
técnicos en cualquiera de las tres fases del proceso de congelación: la congelación en sí misma, el
mantenimiento en congelación y la descongelación. Hay que hacer las tres fases bien. La congelación se
hace muy bien porque la tecnología actual es tan buena que incluso justifica el dicho el pescado más
fresco es el congelado ya que se congela el pescado recién capturado. Pero a partir de entonces es muy
importante el mantenimiento de esa congelación: temperatura y tiempo. Además de los cambios de
textura y sabor, si el proceso total de congelación y descongelación no se hace bien se pueden perder, en
la exudación, proteínas hidrosolubles, minerales y vitaminas.
Lo aconsejable es descongelar en el frigorífico. También se puede descongelar en agua para acelerar un
poco el proceso, pero se recomienda que no sobrepase los 20 grados de temperatura.
También hay otros métodos de descongelación, como el microondas. Estos sistemas rápidos de
descongelación son buenos cuando lo que tenemos son piezas pequeñas o filetes de formas muy
regulares. Si lo que tenemos son piezas grandes o de formas muy irregulares, como único método de
descongelación, el microondas no es eficaz, porque para que haya una descongelación total en el
producto también hay cocciones en zonas periféricas. Entonces, lo ideal es que el microondas funcione
como tratamiento de choque inicial para iniciar la descongelación y luego seguir con otro tipo de
descongelación en frío.
Con la congelación se controlan todos los procesos microbianos y enzimáticos. Cuando el producto se
descongela, si se hace a temperatura ambiente, pueden aparecer microorganismos oportunistas, desde
luego alterantes, pero también algún patógeno.
También se utilizan atmósferas modificadas para conservar el pescado.
R. La atmósfera modificada es un complemento de la refrigeración que consigue incrementar la vida útil
del pescado (también en otros alimentos). El pescado suele estar en hielo hasta que lo compramos. Pero
también está el pescado que se procesa y se coloca en un plástico permeable y aire. La vida útil del
pescado en este último caso es muy reducida, entonces lo que hacemos es modificar esta atmósfera.
¿Cómo lo hacemos? Introduciendo los mismos gases que respiramos pero en distintas proporciones.
Sobre todo incrementando el porcentaje de CO2, ya que es un compuesto con alta capacidad
antimicrobiana y que controla muchos procesos enzimáticos. Así se consigue, como mínimo, duplicar la
vida útil del pescado. Pero además necesitamos la refrigeración, ya que la atmósfera modificada consigue
controlar a bastantes microorganismos pero hay otros a los que no les afecta el CO2.
Así que la atmósfera, la refrigeración y otros factores como la luz van a incidir en que la conservación del
pescado sea mayor o menor, teniendo en cuenta, además, que el tiempo de conservación también
depende de las especies