Professional Documents
Culture Documents
Su origen tiene dos versiones, la mítica contada por los habitantes de Alba
Longa (Antes Roma) y la histórica que recae en las conquistas de Eneas tras la
derrota de Troya.
Según la primera versión; Una mujer llamada Rea Silva hija de Numitor rey
heredero de Alba Longa; fue tomada por el Dios Marte y de su unión nacieron
los gemelos Rómulo y Remo. Similar a la travesía de Moisés estos gemelos
fueron amenazados de muerte por el rey Amulio, en tanto que su madre era
confinada al templo de Vesta la Diosa del hogar y la sumisión femenina como
sacerdotisa. Un siervo los echa en un bolso al río Tíber y una loba los salva y
amamanta (el dios Marte y el lobo eran alusivos a la característica aguerrida de
los romanos), tiempo después un pastor y su esposa los encuentran y los crían.
Al crecer descubren su verdadera estirpe, matan a Amulio y desencarcelan a
su abuelo Numitor devolviéndole el trono de Alba Longa. Al regresar a las
tierras donde la loba los amamantó, Rómulo traza mediante un arado los
límites de lo que sería la ciudad que Remo transgrede al cruzar, Rómulo mata a
Remo con el motivo de que esa ciudad jamás sería violada y se convierte en el
fundador de Roma, es el primer gobernante hasta que su padre Marte lo
reclama y se lo lleva durante una tormenta. La otra versión obedece a la
continuación de la Eneida de Virgilio; Con la caída de Troya; una vez derrotado
el héroe Eneas llega, y funda una ciudad “Lavinium” que más tarde su hijo Lulo
nombra “Alba Longa” y Lacio rey latino, cambia a Roma en honor al nombre de
la hija de Eneas que llamó así porque en esos tiempos los etruscos le decían
Rema, Rumos o Ruma al río Tíber.
En sus orígenes Roma era solo una aldea de pastores que vivían en lo alto de
la colina del Palatino, colina que estaba próxima a un vado para poder pasar el
río Tíber, que constituye el paso natural desde Etruria a la llanura latina.
Rómulo, según las antiguas leyendas romanas, gobernó hasta el 716 a. C. Por
la época de su muerte, la ciudad de Roma se había expandido desde el
Palatino hasta el Monte Capitolino y el Monte Quirinal, al norte (Con el tiempo,
Roma llegó a ocupar siete colinas, por lo que se la llamó «La Ciudad de las
Siete Colinas).
La misma palabra tribu proviene de la palabra latina trie-trio que significa “tres”.
Los etruscos tenían sus regiones en el norte, los latinos en el centro y los
sabinos en el sur.
Al morir Numa Pompilio en el 673 a. C. fue elegido Tulo Hostilio como tercer
rey. Bajo su gobierno, Roma se expandió a una cuarta colina, el Monte Celio, al
sudeste del Palatino. En el Celio construyó Tulo su palacio.
Cuando Tulo Hostilio murió, en 641 a. C., los romanos eligieron a un nieto de
Numa Pompilio (a quien durante toda su historia aquéllos consideraron como
un rey, particularmente piadoso y virtuoso) para que los gobernase.
Este nuevo rey, el cuarto, era Anco Marcio. El rey era aconsejado por una
asamblea de cien de los representantes más viejos de los diversos clanes que
constituían la población de la ciudad, representantes de quienes, a causa de su
edad y experiencia, cabía esperar que aconsejasen bien al rey. Este grupo de
hombres viejos formaba el Senado, así llamado por la palabra latina senatus
que significa anciano.
Por ello, los senadores eran los patricios, de la palabra latina patri-patron que
significa padre. Este término fue luego extendido a sus familias, pues los
futuros senadores fueron elegidos en esas familias.
Más tarde, éstos se convirtieron en combates entre hombres armados que eran
llamados gladiadores, por la espada (gladius) con que luchaban. Introdujo
costumbres religiosas etruscas y comenzó a construir un gran templo a Júpiter
en el Monte Capitolino.
El templo, que también hizo las veces de fortaleza de la ciudad, fue llamado el
Capitolio, de la palabra latina caput-capitis que significa cabeza.
En el valle situado entre las dos colinas más antiguas de Roma, el Palatino y el
Monte Capitolino, estaba el forum (mercado), espacio abierto donde la gente se
reunía para comerciar y realizar acciones públicas. Hizo construir un acueducto
para drenar las zonas pantanosas del valle al cual llamó la Cloaca Máxima.
Roma, ni siquiera en sus más grandes períodos, no llegó nunca a elaborar una
ciencia y una matemática puras, como habían hecho los griegos; sin embargo,
los romanos siempre se sintieron orgullosos de sus grandes obras de
ingeniería y sus obras prácticas de arquitectura. Esas primeras cloacas y
edificios iniciaron esa tradición. En la historia romana posterior, toda ciudad
tenía su foro, y Roma misma tuvo varios.
Pero ese primer foro situado entre el Palatino y el Capitolio era el Foro Romano
por excelencia, donde se reunía y debatía el Senado Romano. Tarquinio fue
victorioso en las guerras contra las tribus vecinas e introdujo la costumbre
etrusca del triunfo. El general victorioso entraba en la ciudad con gran pompa,
precedido por funcionarios del gobierno y seguido por su ejército y los
prisioneros capturados.
El triunfo era el mayor honor que Roma podía otorgar a sus generales. Para
obtenerlo, un general tenía que ser un alto funcionario, debía haber luchado
contra un enemigo extranjero y obtenido una completa victoria que extendiese
el territorio romano. En el 578 a. C., Tarquinio Prisco fue asesinado por
hombres pagados por los hijos del viejo rey, Anco Marcio.
El nuevo gobernante era Servio Tulio, el sexto rey de Roma. Servio Tulio
construyó una muralla alrededor de las siete colinas (la Muralla Serviana),
también hizo una alianza con las otras ciudades del Lacio y formó una nueva
Liga Latina, dominada por Roma.
Las ciudades etruscas situadas al norte deben de haber contemplado esto con
recelo y seguramente se preguntaron hasta qué punto podían confiar en el
nuevo rey. Servio Tulio también trató de debilitar el poder de las familias
dominantes de la ciudad otorgando algunos privilegios políticos a los plebeyos.
Esto encolerizó a los patricios, por supuesto, y conspiraron contra Servio Tulio,
quizá con ayuda etrusca.
Tiempo después, Lucio Tarquino vuelve a aparecer con un gran ejército que
había reunido en Etruria, se cree que se entabló una cruel guerra, los etruscos
intentaron durante varias semanas entrar a Roma, incluso en uno de los
ataques, murió Bruto a quien se le erigió una estatua. Un día, un joven romano,
llamado Murcio, cansado ya de la guerra, fue al encuentro del rey etrusco pero
tomándole por un sacerdote, mató al anciano por error, el rey Pórsena lo
capturó, y Murcio le advirtió que el se había equivocado pero que habían otros
300 jóvenes romanos dispuestos a asesinarlo, y como muestra de su coraje,
puso su mano en el fuego, Pórsena impresionado, mandó firmar un tratado de
paz con Roma. Murcio fue conocido como escévola que quiere decir, el manco.
Los romanos gustaban de atribuir una parte del éxito internacional a la bondad
de su forma de gobierno. Durante la República lo único que desapareció fue la
figura del rey.
Para detentar su poder -lo que los romanos llamaban imperium-, aparecieron
dos magistrados, los cónsules, que se elegían anualmente y que tenían poder
de veto mutuo. No cambió el Senado, formado por miembros vitalicios y que,
en la época anterior, se encargaban de aconsejar a los reyes. El tercer gran
elemento constitucional, la Asamblea centuriada, surgida de la milicia romana y
donde los ciudadanos ricos tenían voz y voto en los asuntos de estado, pudo
haber existido ya en época real. La República sólo reforzó y acrecentó el
carácter aristocrático del régimen, que era el reflejo de una organización social
muy peculiar.
En la base del sistema estaban las gentes, que eran grupos formados por el
recuerdo de un antepasado común y de lazos de sangre. Las gentes eran más
antiguas que la misma ciudad y cada uno de ellas tenía sus propios ritos
religiosos y jurisdicción sobre sus miembros, que incluían a los descendientes
del ancestro mítico y a sus clientes y dependientes.
En el 261 a.C., Roma finalmente dispuso de una flota que construyó, según se
dice, reproduciendo una nave cartaginesa capturada; el aprendizaje naval se
prolongó durante años por causa de las tormentas y los naufragios.
Sin embargo, los esfuerzos romanos no cejaron: los ricos adelantaron dinero
para reconstruir varias veces la flota y los líderes romanos, haciendo uso de
una autoconfianza que podía parecer osada, no veían más solución del
conflicto que la rendición incondicional de los cartagineses. Con este
planteamiento, cualquier fallo de éstos era fatal y cometieron varios; por eso,
cuando los romanos consiguieron finalmente el control del mar, la derrota de
Cartago fue total.
La ferocidad, duración y costes humanos y económicos de la Primera Guerra
Púnica justifican las durísimas condiciones impuestas a los vencidos que
fueron exiliados de Sicilia. La intervención al otro lado del Adriático tuvo, sin
embargo, consecuencias que ningún contemporáneo podía prever entonces, ya
que las grandes potencias del momento, las monarquías helenísticas de
Oriente, tomaron cuenta de la existencia de Roma y multiplicaron sus contactos
con ella mediante acuerdos informales de “amistad”.
Comenzó llevando sobre los Alpes un ejército de 25.000 hombres con el que
invadió Italia y venció en inferioridad numérica a cuantas tropas Roma puso
frente a él. Durante 15 años conservó la fidelidad de sus soldados -una mezcla
de hispanos, africanos y mercenarios de diversa procedencia- a pesar de
operar en territorio enemigo y de que el dominio marítimo de Roma impedía la
recepción de refuerzos. Sin embargo las razones de la victoria romana,
residen más bien en la experiencia militar, política y diplomática del Senado,
que mantuvo el espíritu de resistencia y supo hábilmente implementar esa
política; también en la dedicación heroica y sacrificada de la aristocracia
romana, que le ganaron universal respeto y consolidó su posición social y
política en la República; y no menos importante, Aníbal fracasó parcialmente en
su plan de separar a Roma de sus aliados: las gentes del Lacio, los samnitas y
etruscos, permanecieron leales y sólo en el sur, los cartagineses obtuvieron la
colaboración de algunas ciudades campanas y griegas; la guerra, pues, puso a
prueba la solidez y la cohesión de Italia y el resultado fue muy favorable para
Roma.
A finales del siglo II a.C., Roma se enfrentaba con una gran crisis social y
política. Había terminado la época de la gran expansión, pero sus beneficios
seguían llegando en forma de plata hispana y del tributo y botín de Oriente.
César, por su parte, fue ganando poder y prestigio por medios regulares,
presentándose candidato en las elecciones oportunas.
Sus propósitos finales son difíciles de determinar con certeza, aunque parece
improbable que tratase de imponer una monarquía de estilo oriental. La tarea
de reconstrucción le obligó a tomar medidas en el campo económico, social y
político: restablecimiento del Senado, cuyos miembros habían sido
prácticamente masacrados en la guerra civil; leyes sobre las deudas, los
repartos de tierra y el abastecimiento y distribución del trigo; también se retocó
el sistema de administración territorial; el único plan que no pudo llevar a cabo
fue la guerra contra Partia.
Los triunviros, a los que Roma había concedido el poder absoluto durante cinco
años para organizar el gobierno, acordaron que Lépido se quedase en Roma,
mientras Marco Antonio y Octavio planearon el asesinato de Cicerón y la
muerte y confiscación de los bienes de los asesinos de César y de sus
partidarios, que fueron derrotados en la batalla de Filipos (42 a.C.).
Los acueductos, por su parte terminaban sobre una de las siete colinas de
Roma. En realidad los romanos no los inventaron simplemente los mejoraron.
En el punto final, el agua fluía en una palangana de distribución, que tenía
varios tubos más pequeños para alimentar los baños públicos, las fuentes, o
algunas casas adineradas en esa área de la ciudad. Los romanos también
desarrollaron un sistema de alcantarillado, que vació el desecho de los baños
públicos y las lavanderías dentro del río de Tíber. Todos esos descubrimientos
de la tecnología moderna para vivir en una ciudad son aportes que Roma trajo
consigo para nuestro mundo actual.
Roma no sólo es un dicho del para poder llegar a--- entonces debes preguntar,
ni tampoco se hizo en un día, eruditos como Cicerón y Arquímedes jamás
hubieran podido tener mención dentro de la Historia si Roma no hubiera
existido.
“Derecho Romano”; Sabino Ventura Silva, Ed. Porrúa, 16ª Edición, México
2000
“La República Romana” Isaac Asimov, ebook versión en pdf Pp. 35-38 y 44-52
“Ánibal y Ásdrubal”, “La derrota de Cártago”.
http://bibliodelsur.unlugar.com/ebooks/asimov__repub_romana.pdf