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As en la tierra como en tu cuerpo

na moral de voces elocuentes se

disipa en la mirada Si en silencio cumples con tu cuerpo, eso que denotas en la voz se har palabra.) El sujeto encarnado Una larga historia de ideas migrantes se filtra hacia los confines de la razn, cuando en un soplo instante, aparece en nuestra mente la posibilidad de perder el cuerpo. Porque en un mundo de cosas, todo tiene cuerpo. (El yo de un cuerpo es transparente; y fugaz. Como el vaco de un espejo, o el recuerdo estrepitoso del agua cuando se busca igual en los umbrales del aire). El ser humano (ya casi un lugar comn) vive contenido en un s mismo existencial, que aunque aparentemente ntegro y uniforme, est construido por tantas partes independientes, que resultara muy difcil taxonomizar por extensin, el todo de su exquisita naturaleza. Universos como este, tienen la particularidad de acumular espacio en sus espacios, acariciando con el pasar de un supuesto tiempo, una amplia gama de accidentes morfolgicos y travesuras nticas que acaban por hacerse sustancia material, o cuerpo ordenado, en el mejor de los casos; es decir, en un universo como este, todo inicia en su propio caos, o en su propio no-ser.

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