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Recibiréis la fuerza del Espíritu


(Hch 1, 8)

En cierta ocasión llegó san Pablo a Efeso y encontró allí un grupo de cristianos. Les preguntó: «¿Habéis recibido al
Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos le contestaron: Ni siquiera hemos oído si existe el Espíritu Santo... Imponiéndoles
Pablo las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo y hablaban lenguas y profetizaban». (Hch 19, 2 s.).

Tú sabes más sobre el Espíritu Santo, claro; pero, tal vez, no mucho. En la catequesis ha estado bastante
olvidado.

Y, sin embargo, toda la obra de la redención está preparada, realizada y continuada en la iglesia por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo, que habló por los profetas, fue perfilando a través del tiempo como un pintor la imagen del futuro
mesías, Jesús de Nazaret.
Cuando llegó la «plenitud de los tiempos», el Espíritu Santo formó en María a Jesús y luego lo acompañódurante su
vida.

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El Espíritu Santo ayudó a los discípulos de Jesús a iIIlplantar la iglesia y, a través del tiempo, la va acompañando con
su fuerza y su luz por los caminos de la historia.
.El Espíritu Santo actúa también en cada cristiano, como en la vida de Jesús, y nos conduce con seguridad hacia la casa
del Padre.
Sin el Espíritu Santo, no sabríamos hacer nada, ni decir nada, en orden a nuestra salvación.

¿No crees que es importante que conozcamos un poco más al Espíritu Santo? .

1. El Espíritu Santo actúa en la vida de Jesús

Discutiendo con losjudíos sabios, Jesús apelaba al testimonio de las Escrituras.


Si las Escrituras, escritas en distintas lenguas, por diversos hombres, a distancia unas de otras de siglos, coinciden en
describir a un personaje que ha de venir, y este personaje es descrito, se realiza puntualmente en Jesús. «Ellas son las que
dan testimonio de mí» (Jn 5,39). .
El Espíritu Santo es el que habló de Jesús por los profetas.

Jesús fue engendrado en María por obra del Espíritü Santo (Lc 1, 35).

Cuando Jesús estaba todavía en el seno de María, su madre, fue revelada su presencia por el Espíritu

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Santo a Isabel, y a través de la voz de María fue santificado Juan que estaba en el seno de su madre Isabel (Lc 1,41).

El Espíritu Santo también reveló al anciano Si


meón que aquel niño que en brazos de una madre joven era traído al templo, era el enviado de Dios, el mesías, la
salvación para todos los pueblos (Lc 2, 29).

Juan el bautista apareció en las márgenes del Jordán y gritaba a todos los que querían oírle que el mesías estaba ya en
Israel, que de un momento? otro aparecería, y que todos debían prepararse a recibirlo convirtiéndose al Señor.
Un buen día, él no lo sabía, entre los que bautizaba
apareció Jesús.
Juan lo reconoció.
¿Cómo, le dijo, yo bautizarte a ti...?
Sí, hazlo. Y Juan bautizó a Jesús.
En aquel momento, se abrió el cielo y se oyó la voz del Padre: «Este es mi Hijo amado en quien me complazco» (Mt 3,
17).
Al mismo tiempo se posó sobre Jesús el EspÍI:itu Santo en forma de paloma.
Desde aquel momento, Jesús fue el ungido de :l9ios en el Espíritu y se llamó Cristo. Tenemos ya la conjunción de
Jesús, el salvador, Cristo, ungido, es decir Jesucristo.

Luego el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto de Jud_. Sólo la vista desde Jericó de aquellos parajes

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crispados de rocas aristadas, sin vegetación, calcinadas por un sol tórrido, impone. Allí estuvo Jesús durante cuarenta días.
Nuevamente, bajo la fuerza del Espíritu, Jesús se dirigió ahora a Galilea (Lc 4, 12).

Jesús tenía conciencia de ser dirigido por el Espíri


tu Santo.
Ya era conocido como profeta.
Un día llegó a su pueblo, Nazaret.
Era sábado y le invitaron a hablar en la sinagoga.
El, tranquilamente, tomó el rollo de las Escrituras, lo desenvol_ió y leyó el pasaje del profeta Isaías: «El Espíritu del
Señor está sobre mí, porque me ha ungido para evangelizar a los pobres...» (Lc 4,14 s.). Entregó el 'libro al sacristán y
continuó: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír».
¿Te imaginas el revuelo que habría en la sinagoga, y las miradas, y las risas burlonas y los codazos...?

Llegado el momento de partir para la muerte,


Jesús dio a sus amigos una cena de despedida.
En ella instituyó la eucaristía y el sacerdocio. En e'lU.a habló mucho del Espíritu Santo. Volvía y volvía sobre el tema,
con mucho cariño.
Les decía: No temáis; yo me voy, pero os enviaré
«otro consolador» que me sustituya (Jn 14, 16).
Cuidará de la verdad que os he comunicado (Jn 14,
25-26).
Dará testimonio de mí, y vosotros, por su fuerza,
también daréis testimonio (Jn 15, 26-27).

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Os digo la verdad; os conviene que yo me vaya


y venga él (Jn 16, 7).

Experiencia bíblica
. «En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se

posará e!1 Espíritu del Señor: Espíritu de ciencia

y de discernimiento; Espíritu de consejo y valor;

Espíritu de piedad y temor del Señor...» (Is 11, 1).


Experiencia humana

- Jesús nació como hombre en el seno de María,


por obra del Espíritu Santo; tú naciste como

hijo adoptivo de Dios en el agua bautismal

también por el Espíritu Santo. Si el Espíritu guió a Jesús, ¿no te guiará tambián a ti? ¿No te
da esto alegría y seguridad?
- ¿Sueles acudir al Espíritu Santo en tus necesi

dades, exámenes, dudas, problemas? El puede


y quiere ayudarte mejor que nadie.

- ¿Te habías preguntado alguna vez sobre quién


es el Espíritu Santo y qué relaciones tiene con
tigo?

- A esta altura del cursillo, ¿cómo te encuentras,


contento, aburrido, interesado...?

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2, El Espíritu te da luz, fuerza y libertad

El Espíritu Santo puede y quiere ayudarte. Desde el día del bautismo, estás íntimamente vinculado a él.

Tú puedes decide que no, que quieres bastarte solo


y que te deje en paz.
Este es el riesgo de la libertad humana.
Por esto decimos que la vida nos pertenece y que
tenemos mérito o demérito con nuestras decisiones.
Tú le quieres dejar actuar en tu vida, naturalmente.
¿Qué puedes esperar de la presencia y acción del
Espíritu Santo en ti?
Veamos qué hizo en los apóstoles y de ahí veremos
qué es lo que hace en ti.

Jesús cumplió su promesa y el Espíritu Santo llegó puntualmente el día de pentecostés. Conoces el episo

dio.
Para,ti pentecostés será el día de tu confirmación. ¿Qué recibieron los apóstoles?
La SABIDURIA. Los apóstoles eran de extracción popular. No tenían cultura literaria ni bíblica. Sus mentes eran bastante
obtusas.
De repente, aquellos hombres son iluminados por el'Espíritu Santo y se truecan en sabios. Pedro toma la palabra y
hace un discurso fabuloso, bien estructurado, convincente, cuajado de citas de la Escritura.
Es evidente que alguien está hablando por Pedro,

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que alguien pone las palabras en su boca. Ese alguien es el Espíritu Santo.
Iguamente, el Espíritu Santo está en los oyentes y produce el milagro: tres mil de los que escuchan a Pedro se
convierten y piden seguir a Jesús y reciben el bautismo. Como antes había llegado el Espíritu a Juan por la voz de María,
ahora llega a los oyentes por la voz de Pedro.
¿No te gustaría tener esa sabiduría de Pedro? Si quieres, puedes tenerla. El Espíritu está en ti. Basta que tú le pidas que
actúe y le dejes actuar. El te qu,iere ayudar.

El don de FORTALEZA. Los apóstoles no eran muy valientes que digamos: en la noche del viernes santo huyeron.
Luego se reunieron, pero con las puertas y ventanas bien cerradas y atrancadas.
Llega el Espíritu Santo, y todo cambia. Los cobardes se truecan en valientes.
Ahí está Pedro, sin miedo ante la muchedumbre, dando la cara por Jesús. El sabe que le escuchan los enemigos de Jesús,
los que le llevaron a la muerte. No teme a nada ni a nadie. «Vosotros le matasteis, grita, clavándolo en la cruz, por mano
de los impíos; a éste, pues, Dios le re_ucitó» (Hch 2, 23-24).
Un día es llevado ante el sanedrín, el mismo que
condenó a Jesús.
Le acusan que ha dado salud a un cojo y le preguntan: ¿Con qué poder, o en nombre de quién habéis hecho vosotros
eso? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo... Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo

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que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban


maravillados» (Hch 4, 13).
El sanedrín solemnemente les prohibe hablar de
Jesús.
Ellos contestan: «Juzgad si es justo delante de Dios
obedeceros a vosotros más que a Dios» (Hch 4, 7).

Su fuerza les venía del Espíritu Santo

Ser testigo de Jesús, decir sinceramente lo que uno

piensa, frente a otros que piensan de distinta manera

y son mayoría, en la reunión, en el bar, en la oficina, en

el ayuntamiento, en el parlamento... no es fácil. Se

necesita la fuerza del Espíritu Santo.


Esta fuerza del Espíritu Santo se ve muy bien en las
actas de los mártires.
Para ser valiente y dar testimonio de Cristo, recibi
rás en la confirmación al Espíritu Santo, que te dará
sabiduría Y fuerza cuando la necesites, una sabiduría
y una fuerza que nadie podrá resistir...
Tal vez te estás preguntando, si esto es así, ¿qué
pasa con los cristianos de nuestros días? Parece que

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hayamos extinguido en nosotros al Espíritu Santo. ¿Dónde está el coraje de Pedro? Tenemos miedo, nos sentimos como
acomplejados.
Tienes razón.
De vez en cuando salta algún héroe, como monseñor
Romero, pero la tónica general no es muy brillante. Resisitimos al Espíritu Santo.
El Espíritu Santo necesita gente dócil que quiera
ser ayudado.
Nosotros nos hemos llenado de nosotros mismos con nuestras técnicas, nuestra ciencia, nuestra suficiencia.

La cuestión no está sólo en dar testimonio de Jesús hablando de él a la gente, la cuestión está dentro de nosotros, en
vivir la vida según Jesús. Y ahí también necesitamos la fuerza del Espíritu.
La cosa no es fácil.
Tú sabes, por ejemplo, que la droga es mala, pero
sientes la curiosidad de probar, de demostrarte que eres independiente y dueño de ti y libre, y que haces lo que se te pone
en gana.
Piensas un poco y te das cuentas de que ésas no son razones, pero ahí está fulanito o menganita que ha probado y no
le,ha pasado nada, yeso le da como una aureola de valiente y arriesgado. Además, las risitas burlonas de los machotes
iniciados que miran al bebé por encima del hombro...
¿No es cierto que se necesita coraje para resistir? Si quieres, tendrás ese coraje. El Espíritu está contigo. Pídele que actúe.

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Por el Espíritu nos sentimos libres, desembaraza


dos de pasiones, de mimetismos, de condicionamien
tos, de tabúes, de todo lo que nos atadesde dentro y
desde fuera.

IExperiencia bíblica
. «El Señor es Espíritu Y donde está el Espíritu del
Señor, está la libertad» (2 Cor 3, 17).
. «Cuando venga el abogado que yo os enviaré de
parte de mi Padre, el Espíritu de verdad que
procede del Padre, él dará testimonio de mí y
vosotros daréis también testimonio porque des
de el principio estáis conmigo» (Jn 15, 26-27).

Experiencia humana
- ¿Qué tal te va en tus trabajos? Prueba recurrir
al Espíritu Santo cuando tengas dificultades.
- ¿Y qué tal tu voluntad? ¿Eres más bien flojo?
¿Dudas? ¿No te decides? ¿No sabes decir sí o
no? Recurre al Espíritu Santo.
- ¿Te sientes libre o coaccionado? ¿Te influye
mucho el ambiente, los amigos, el qué dirán? ¿Eres vagón o máquina? ¿Arrastras o eres arrastrado? Pide al Espíritu Santo
valentía y decisión.
- ¿Te atreves a dar testimonio de Jesús, o eres también de la masa acobardada, acomplejada...?
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3. . El Espíritu Santo te equipa para ser profeta

Hemos pasado tímidamente, como de puntiUas,


sobre un tema importante: ser testigos de Jesús. Va
mos a volver.

Por el bautismo eres cristiano, es decir seguidor de


Jesús.
En el bautismo Jesús te ha hecho partícipe de su
misión: lleva su salvación a los hombres.
Por el bautismo eres evangelizador. Es decir, tie
nes el derecho y el deber de dar la palabra de Dios, el
mensaje de Jesús.
Pero...
No, no es cuestión sólo de curas.

Por el bautismo has sido incorporado a Cristo. Has sido como injertado en Cristo.
Participas del sacerdocio, la realeza y el profetis
mo de Jesús.
Después del bautismo te ungieron en la frente con
el sagrado crisma como profeta.
Tú sabes que los profetas eran los portadores de la
palabra de Dios. A ellos se comunicaba el Señor y ellos
comunicaban lbs mensajes de Dios al pueblo.
Los profetas eran escogidos por Dios y el Señor les
comunicaba la misión (Jr 15, 10 s.).
Tu elección y tu misión comenzó en el bautismo.
Como entonces eras un niño, ahora asumes la misión con responsabilidad.

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Se puede ser profeta y dar el mensaje de dos for


mas, por la vida y por la palabra.
Si vives el cristianismo de verdad, esto suscita una pregunta: ¿Por qué éste es diferente? ¿Por qué pudiendo no roba,
por qué es caritativo...?
Al que indaga se le da la respuesta y se le presenta
a Jesús. Eso es evangelizar.
Por eso debes ser un ciudadano sin tacha: en tu
vida llevarás el mensaje de salvación.

Pero un profeta no puede quedarse sólo en vivir honestamente, dando sólo el testimonio de la vida; un profeta debe dar
la palabra de Dios.
Tienes, pues, que hablar de Jesús, presentarlo como el camino, la verdad y la vida, para este mundo atribulado,
para toda persona que viene a este mundo.
Esta misión es urgente para todo cristiano.
Es intransferible e improrrogable.
«Pedimos a todos, decían los obispos en una llamada apremiante a los franceses cristianos, que conserven la obsesión de
la misión en todas las partes en donde 10s hombres trabajan, edifican, sufren y esperan» (13-11-1976).
Todos los momentos de la historia necesitan la presencia de Jesús, pero éste tal vez 10 necesite más. Necesitamos paz,
amor, comprensión, justicia. Yya lo has visto, Cristo nos puede dar todo eso.
¿Por qué no ser valientes y presentar a Jesús como
el remedio de los males que nos aquejan?
«Los laicos, también cuando se ocupan de las cosas

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temporales, pueden y deben realizar una acción preciosa en orden a la evangelización del mundo» (LG 35).

Los profetas recibían la palabra de Dios y la trans


mitían a los hombres.
Tú, profeta también por tu bautismo, debes im
.buirte de la palabra de Dios para transmitirla al mun
do. .

«Conviene que todos cooperen en la dilatación e incremento del reino de Dios. Por ello trabajen los laicos
celosamente por conocer más profundamente la verdad revelada e imploren constantemente de Dios el don de la
sabiduría» (LG 35).
Siempre es verdad aquello de que «nadie da lo que no tiene» ¿Si no conocemos a Cristo, cómo vamos a comunicar el
conocimiento de Cristo?

Se puede dar la palabra desde el compromiso temporal d_ cada uno: el barman en el bar, el concejal en el
ayuntamiento, el diputado en la cámara, el albañil en el tajo, el obrero en la fábrica.
Las formas de dar la palabra serán variadísimas, según las circunstancias, aptitudes y trabajos.
No hace falta erigirse en maestros; la cosa se debe hacer con humildad, sencillez y como quien no hace nada. N o se
debe imitar a los fanáticos de las sectas que van de puerta en puerta queriendo meter sus teorías a la trágala. Pero sí que
deberíamos tener un poco más de coraje e iniciativa, sin esperar siempre a que nos empujen.
Así contribuirás de verdad a construir un mundo más justo, más humano, más en paz.

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Te recomiendo algo importante: para vivir la vida cristiana, para ser apóstol, júntate con otros. Es bueno buscar el
apoyo de otros que sienten Y piensan como tú.
La parroquia suele tener sus grupos.
En el grupo te sentirás más arropado y fuerte. No dejes pasar esta oportunidad de la confirmación.

Experiencia bíblica
. «Antes de haberte formado en el vientre mater
no, te conocía, y antes que nacieses, te tenía
consagrado; profeta de las naciones te consti
tuí. Yo dije: ¡Ah, Señor, mira que no sé expresar
me, que soy un muchacho! y él me dijo: No digas
soy un muchacho, pues a dondequiera que yo te
envíe irás, y todo lo que te mande dirás. No les
tengas miedo, que contigo estoy yo para salvar
te...» (Jr 1, 5-8).
. «y percibí la voz del Señor que decía: ¿a quién
enviaré? ¿Y quién irá de parte nuestra? Dije:
Heme aquí, envíame. Dijo: ve Y di a ese pueblo...
(Is 6, 8-9).

Experiencia humana
- ¿Sabías que eres profeta como Jeremías o
Isaías, enviado por Dios a dar su palabra? Los
dos grandes profetas tuvieron miedo, pero
Dios los anima prometiéndoles su asistencia.

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-
¿También tú tienes miedo? Es natural. Pero, no temas, el Espíritu estará contigo.
- ¿Cómo andas de formación religiosa? ¿Te has quedado sólo con lo que te enseñaron para la primera comunión o en el
bachillerato? ¿Qué libros de formación cristiana has leído? ¿Qué libros posees de formación cristiana?
- Los libros son caros, pero también las revistas. ¿No gastas dinero en revistas de modas o deportes? ¿Por qué no gastar algo
en libros de formación cristiana?
- Por ignorancia se pierden muchos. Van a buscar en las sectas de toda clase algo que tienen en casa. Ese algo no lo
encuentran y sí el desvarío de sus mentes.

4. Los carismas del Espíritu Santo


Antes del Concilio Vaticano II, apenas si se hablaba de los carismas del Espíritu Santo. El Concilio los «desempolvó»
y los puso de relieve.
Carismas son dones que nos hace el Espíritu Santo. Los antiguos catecismos los enumeraban así: sabi
duría, entendiJ;niento, consejo, ciencia, fortaleza, piedad y temor de Dios.
Estos podemos decir que son carismas ordinarios.
Todos hemos recibido algún carisma.
Es posible que tú no conozcas tu carisma; otros sí lo conocen.

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En ciertos momentos difíciles, una enfermedad,


una desgracia, ¿no has observado cómo la presencia
de una persona en tu casa ponía confianza?
Esa persona tiene el carisma de la fortaleza Y
transmite fortaleza.
Habrás observado también que tú mismo vas con
gusto a consultar a cierta persona y recibes bien sus
consejos. Si algún otro te dice lo mismo, no le haces
tanto caso. ¿Por qué? Porque esa persona tiene el don
de consejo.

Los carismas se nos dan para provecho de la comu


nidad.
Caminamos siempre al encuentro del otro.
No podemos vivir solos, porque no nos bastamos
solos; nos necesitamos unos a otros.
Saliendo Jesús al encuentro de esta necesidad de
los seres humanos, «quiso santificar Y salvar a los
hombres, pero no individualmente y aislados, sino
constituidos en pueblo que lo conociera en verdad y lo
siguiera santamente» (LG 9).
Este pueblo es la iglesia, Y a la iglesia, por el bau
tismo, perteneces tú.

La iglesia es un misterio de comunión.


Los cristianos nos unimos a Cristo y en Cristo nos
unimos entre nosotros.
Comulgamos la misma fe, la misma esperanza y la
misma caridad.
Hay entre nosotros una comunicación.

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r San Pablo comparaba la iglesia a un ser vivo, a un
cuerpo.
En ese cuerpo, Cristo es la cabeza y nosotros los
miembros.
Entre la cabeza y los miembros hay una comunica
ción y también entre los miembros entre sí.

Pues bien, así como en un cuerpo hay muchos miembros y todos tienen su ejercicio propio concurriendo al bien
común, en la iglesia hay también muchos miembros. Cada uno de nosotros es un miembro y cada uno tiene su ejercicio o
misión propia, concurriendo todos al bien común.
En este aporte de cada uno de nosotros al bien común de la iglesia está la razón de los carismas. «A cada uno se le
otorga la manifestación del Espíritu para provecho común» (l Cor 12, 6).
Así se da en la iglesia una verdadera comunicación
de bienes.
Uno tiene el don de consejo, pero no el don de fortaleza. Los dos se comunican su don propio y se ayudan
mutuamente.

Además de estos dones ordinarios para ayuda mutua de los miembros de la comunidad eclesial, hay otros que
llamamos extraordinarios.
El Espíritu Santo los c.omunica a algunos miem
bros, pero estos dones son para el bien general.
En la historia hay ejemplos clarísimos.
San Francisco de Asís recibe el don de la pobreza.
Merced a él, un viento de aire fresco de sencillez y de

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pobreza evangélica sopla sobre una sociedad donde


está naciendo la burguesía Y se tiende al enriqueci
miento.
San Ignacio de Loyola recibe el don de organizar.
En el momento difícil para la iglesia, le regala la Com
pañía de Jesús, que, con su sabiduría, santidad, orga
nización Y disciplina, supone para ella una defensa
contra el avance de la reforma protestante Y un ele
mento importantísimo para la verdadera reforma.
San Francisco Javier recibe el don de las misiones,
en un momento en que el mundo descubre sus secre
tos. Se necesitaba empuje evangélico para llevar a ese
mundo nuevo el mensaje de Jesús, a ese mundo al que
caminaban con avaricia los conquistadores.
Estos carismas no suelen conocerse hasta pasado
cierto tiempo Y en perspectiva de historia.

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Hay otros carismas que podríamos llamar socia
les.
La iglesia es como un pueblo.
En los pueblos hacen falta muchos servicios: pa
nadero, carnicero, herrero, albañil, carpintero...
El pueblo de Dios también necesita sus servicios. Les solemos llamar ministerios.
Los ministerios pueden reducirse a tres: regir, o servicio de autoridad; enseñar y santificar.

El Espíritu Santo provee a esta necesidad con el


carisma del ministerio.
En el pueblo de Dios todos somos iguales.
Pero el Espíritu Santo llama a algunos de entre el
pueblo para el servicio de la comunidad. Así, por ejemplo, lo hizo en Antioquía, llamando a Pablo y Bernabépara el
ministerio de la evangelización de los gentiles (Hch 13, 2).
Estos cristianos, sacados del pueblo de Dios y puestos al servicio de sus hermanos, son los obispos, los sacerdotes y
los religiosos.
Cuando uno es llamado por el Espíritu, se dice que tiene «vocación» o llamada.
El Espíritu !:s muy libre de llamar a quien quiere y cuando quiere. Así, san Ambrosio fue llamado por la voz de un
niño, siendo gobernador mientras presidía la elección de obispo para Milán.
El Espíritu no suele proceder como con Pablo y Bernabé o como con Ambrosio. Suele dar las cualidades para
desempeñar el ministerio y luego una inclinación.

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Para llamar se vale de muchos medios: un sermón,


un consejo, una lectura, un acontecimiento...
El vocacionado queda libre para responder sí o no.
Pero es muy expuesto decir no al Espíritu cuando
llama.
A quienes llama, el Señor les da una gracia especial
para desempeñar bien su ministerio. El poder minis
terialles viene por el sacramento del orden.
Tú eres cristiano y puedes ser llamado por el Espí
ritu Santo...
Yo, no, porque me gusta el matrimonio.
Que te guste el matrimonio no es obstáculo; si no te
gustara, no serías normal y a los anormales no les
llama el Espíritu.
El llamado necesita valor y coraje para decir adiós
a muchas cosas.
Así lo hicieron Pedro y Andrés, Juan y Santiago.
Ellos, dejando las redes y a su padre, siguieron a
Jesús.
Jesús no manda, pide...

Experiencia bíblica
. «Todas estas cosas las obra un mismo y único
Espíritu, distribuyéndolas a cada uno según su
voluntad» (1 Cor 12, 11).
. «Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, Y
sus miembros cada uno por su parte...» (1 Cor 12,
27).

135
rExperiencia humana

- Reuníos los amigos y preguntaos qué carisma tenéis cada uno. La experiencia es interesante.
Sed sinceros.
- La comunicación de los dones del EspíritUI
Santo es mejor comunicación que la de bienes
naturales. El egoísmo del espíritu es el peor
egoísmo. ¿Conoces algún egoísta de este tipo?
- ¿No crees que en el fácil compartir los dones
está el secreto de la amistad?
- ¿Te has cuestionado alguna vez sobre tu voca
ción al sacerdocio o a la vida religiosa?

5. El Espíritu Santo conserva a la iglesia


en la verdad

Hablando Jesús en la última cena del Espíritu San


to le llama Espíritu de la verdad (Jn 14, 16; 15,2).

La iglesia es una institución divina, encarnada en


hombres.

De ahí le nacen todas las dificultades y también


todas las segur_dades.

En la iglesia, el Espíritu es como el alma y la con


serva en la verdad.

Hay momentos difíciles en la vida de cada hombre;

suele encontrarse ante la encrucijada, sin saber qué

camino tomar. La iglesia, como institución humana,


se encuentra también en esta situación algunas veces.

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Así ocurrió en el principio.


Los cristianos provenientes de la sinagoga creían que los gentiles y ellos mismos debían continuar practicando la ley de
Moisés. Otros cristianos, provenien
tes de la gentilidad, creían que la ley de Moisés había
sido abolida y que todos deberían quedar libres.
La discusión se agrió, y el asunto era importante.
Los apóstoles convocaron el primer concilio ecu
ménico.
Allí se discutió la cosa. Hasta ahí llegaba el trabajo
humano. Luego intervino el Espíritu.
La carta donde se comunican a los cristianos los resultados del concilio de Jerusalén comienza así: «Nos ha parecido
al Espíritu Santo y a nosotros...»
Así se podrían haber comenzado todos los docu
mentos conciliares de todos los concilios.
Sin la acción del Espíritu Santo hubiera sido imposible conservar intacta la verdad que Jesús dio a la iglesia para
que fuera comunicada a todas las gentes.
En el pensar, como en el vestir, hay modas.
Las modas en el pensamiento arrastran lo mismo
que las modas en el vestir.
Los sabios también se precian de estar al día. A través de la historia, surgen constantemente modas de pensamiento. Son
corrientes fuertes. Muchos se dejan arrastrar para estar in.
El Espíritu mantiene a la iglesia como a una roca firme en medio del río. Pasan las aguas, la besan o la vapulean, pero
ella se mantiene impávida.

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Porque el Espíritu está en la iglesia y él es quien asegura la unidad en la fe. Y lo mismo que enseñaba Pedro
enseñó León Magno y Pío V y Pablo VI y Juan Pablo TI...

Otro servicio que hace el Espíritu a la iglesia es


conducida a la plenitud de la verdad (Jn 14, 26).
La Escritura y la Tradición son las fuentes, el de
pósito donde se conserva la verdad.
Los teólogos investigan en las fuentes y van sacan
do conclusiones.
Luego el magisterio, bajo el carisma del Espíritu Santo, acepta o rechaza las conclusiones. Así fueron sacados del
depósito dos dogmas de la Inmaculada y la Asunción de María al cielo en tiempos recientes.
Otras veces ocurre que las verdades se quedan poco a poco relegadas y como en los anaqueles de la memoria de la
iglesia.
Cuando hace falta estas verdades, el Espíritu Santo las saca al primer plano de la memoria de la iglesia, según sus
necesidades.
La iglesia no inventa nada. Todo está dicho por Jesús, pero la verdad tiene una evolución homogénea. El Espíritu obra
por los teólogos a quienes asiste en sus investigacio'nes y por el magisterio que recibió de Jesús el carisma de interpretar
auténticamente la biblia (Lc 24, 45).

El Espíritu Santo asiste a la iglesia para que transmita íntegro el depósito de la verdad que Jesús le confió, la verdad
pura, intacta.

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Hay momentos en que esta transmisión encuentra


especial dificultad, así ocurre cuando se trata de
adaptada, sin cambiada, a una nueva cultura. Esto
significa aquella palabra de Juan XXill, que se hizo
famosa, el aggiornamento o puesta al día.
La iglesia encontró la primera dificultad, no bien
comenzó a caminar.
Se trataba de verter su pensamiento en la cultura
judía, griega y romana. Las tres diferentes.
Como todo lo que se recibe se recibe al modo del
recipiente, la misma verdad en moldes judíos, en moldes griegos o en moldes romanos a muchos espíritus se
les hacía diferente.
De ahí nació la gnosis y una cantidad grande de pseudodoctores Y maestros por su cuenta que san Pablo
denunció una Y otra vez en las cartas a Timoteo con duras palabras. (1 Tim 4; 2 Tim 2, 14 s.). .
Los falsos doctores y maestros han seguido tergiversando la doctrina a través de todos los tiempos.
En nuestros tiempos esto se ha agudizado debido sin duda a la ignorancia de los cristianos y al orgullo
desmedido de quienes pretenden ser protagonistas
siempre, e incluso de quienes comercian con la reli
gión.
Pero, no hay que temer, ahí está el Espíritu Santo conduciendo a la iglesia por el camino seguro de la
verdad.
Pero, eso sí, hay que temer que fulano o zutano se
pierdan y se pierdan y son arrastrados por la corrien
te, si no se mantienen unidos a la iglesia.

139
En estos momentos, la iglesia hace su adaptación a
la cultura técnica.
Para esto se celebró el Concilio Vaticano TI.

Experiencia bíblica
. «El Abogado, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que
os he dicho» (Jn 14,26).
. «Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías
perniciosas, y que, negando al dueño que los adquirió, atraerán sobre si una rápida destrucción. Muchos seguirán su lf-
bertinaje, y por causa de ellos, el camino de la verdad será difamado. Traficarán con vosotros por codicia, con palabras
artificiosas; desde hace tiempo su condenación no está ociosa, ni su perdición dormida» (2 Pe 2, 1-3).
«Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca
profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo han hablado de parte de
I!ios» (2 Pe 1, 20. 21).

Experiencia humana
- Los concilios trabajan y el Espíritu viene a
iluminar a los padres para que enseñen sólo la
verdad; ¿no crees que también el cristiano de

140

be esforzarse Y estudiar para conocer la verdad?


- ¿Eres tú de los que buscan novedades fuera de
la iglesia y sin conocer su credo se meten a estudiar el de los vecinos? ¿N o has oído decir
que el que ama el peligro perece en él? ¿Has
visto perecer alguno de tus amigos?
- A nuestros abuelos les bastaba con una fe de
carbonero Y un catecismo de Astete aprendido de memoria, pero los tiempos han cambiando.
Como la competitividad de la vida te obliga a estudiar, ¿no crees que también debes formarte sólidamente en tu religión para
mantenerte firme y mantener a tus hermanos?

6. Cómo tratar al Espíritu Santo

¿Has observado lo que suele hacer tu madre cuan


do espera una visita importante?
Se afana por tener todo muy limpio, muy ordenado,
muy ádornado.
Repasa una Y otra vez las estancias para que no
falte un detalle.
Tú vas a recibir al Espíritu Santo.
Es una gran visita.
En realidad, el va a ser huésped no de un momento,
sino que se va a quedar contigo hasta que le eches.
Se le echa por el pecado mortal; pero tú no le vas a
echar.

141
1No le contristes (Ef 4, 30).
¿Cómo se puede entristecer al Espíritu Santo? Fíja
te lo que escribe san Pablo a los efesios: «Guardaos de entristecer al Espíritu de Dios en el cual habéis sido sellados para
el día de la redención. Alejad de vosotros toda amargura, arrebato, cólera, gritería, blasfemia y toda malignidad» (Ef 4,
30).
Cuando armas la gorda, porque «tú eres así», estás
disgustando al Espíritu Santo.

No lo extingas (I Tes 5, 19).


Al Espíritu se le expulsa de nosotros por el pecado.
El Espíritu es luz, el pecado tinieblas; el Espíritu es vida, el pecado muerte.

No le resistas (Hch 7, 51).


Esteban, el primer mártir, echaba en cara a los
judíos, que intentaban matarle, su dureza. Habían resistido y seguían resistiendo al Espíritu Santo no aceptando a Jesús de
Nazaret, después que el Señor se les había presentando con todas las evidencias. (Hch
7,51).
Siempre que oímos la voz de la conciencia que nos
dice haz esto, no hagas lo otro y no hacemos caso, estamos resistiendo al Espíritu Santo. El Espíritu nos dice:
perdona, estudia, no te juntes con fulano, no bebas, no mientas; y nos hacemos sordos. Resistimos

al Espíritu.
,

Experiencia bíblica
. «¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros
de Cristo...?» ¡Huid de la fornicación! Todo peca

144

do que comete el hombre queda fuera de su


cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

¿ O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del

Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis

recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto,

a Dios en vuestro cuerpo» (I Cor 6, 15. 18-20).

Experiencia humana
- ¿No crees que la presencia en nosotros del
Espíritu Santo motiva ciertas actitudes pro
pias del cristiano? ¿Cuáles?
- El sentirte templo vivo del Espíritu Santo,
¿qué puede significar para ti?
- Si eres chica, ¿crees que la presencia en ti del
Espíritu Santo puede motivar un cultivo más
esmerado de tu cuerpo?
- Si tu huésped, el Espíritu Santo, se disgusta si
te enojas, si gritas, si dices palabrotas, ¿no
'puede ser éste un bello motivo para que co
rrijas tu genio?
7. En la confirmación recibirás al Espíritu Santo
Ya sabemos algo más sobre el Espíritu Santo.
Al Espíritu Santo le recibiste en el bautismo y habi
ta en ti como en un templo; en la confirmación lo vas a recibir de una manera especial.

145
lEinllBcmrrfflimmmiffin3reWi:l:a repetir para ti pentefos
t1!ffs .

.ffi]lllifuJmc&1bmH!ledlllH;dlellos apóstoles nos cuenta


1bi JhiicRmmii:a c& a1mmmr;: crrmi:ñimnaciones.

JF_11ii&c&1la11T111'R1H¡f>cile.Esteban, muchos de la

«nrm11mifuilic&.1ImnnmlRn cfulliieron abandonar la ciu

cfurdl.
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l]]!D]!)c&_3re_ffiIlumawústol, hoy diríamos
_, c& 1bi 1Il1IBX.m m:Hmmn.
1IDIitme 1bm __I mnmnigos jurados de los
_,Jl¡qpml_mmmünDmuwlbien y fue bautizado
11m .Ihmm mí_.

«Jumr_ lThmID 1la nmtirnm éa. JJR1T1Jlialén Pedro se dirigió


éa $ffi.......íft¡:¡pB:mi &r éa Jlm¡ JD:Rffi"itm;:la confirmación.

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c&_.

1I!IiiIJhíiann:maillíum1IIHllJD_,wJmmo los efectos que

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- éB tBI ¡p1i jjf, _ lO ftJ o ite<qJlelleWBIriliR= ffilg>o de r de im poner

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lI4!7l
Al recibir la confirmación, llegas a la mayoría de
edad cristiana.
En ese día sí que afirmas tu personalidad haciendo
un acto responsable que afecta a toda tu existencia.
En el bautismo, los padres y padrinos obraron por ti; tú, ahora, ratificas lo que ellos hicieron y lo haces tuyo.
Hay muchos que tienen un cristianismo heredado, pero nunca asimilado ni recibido personalmente. Otros tienen un
cristianismo sólo ambiental, sin que incida en su conducta; otros, un cristianismo puramente doctrinal, que no baja de la
mente al corazón ni a la vida. Todos ésos son fácil presa de los modernos traficantes de religión.
Tú, consciente de lo que haces, vas a ratificarte en la pertenencia a Jesús de Nazaret, a sus discípulos y amigos y te
comprometes con él a trabajar por instaurar en el mundo su reino de paz, justicia, amor, libertad...
El tiempo entre la ascensión y pentecostés los apóstoles lo pasaron reunidos con María, la Madre de Jesús, orando y
esperando la venida del Espíritu Santo.
Así debes también tú prepararte para recibir la
confirmación. ,
Aunque no te retires a ningún sitio, ni dejes tus tareas ordinarias, recógete en tu interior y dedícate a
reflexionar y orar.
Ora con María. Ella fue siempre llena del Espíritu
Santo.
Tú sabes cómo ella te quiere.

148

Pídele que interceda com ell dliili:m> W-q:gíiriI1111 wmaí que te llene de sus dones y
pum:fi:m;SHIrUJ1ll1llmnmriB:tJim-
no, testigo de Cristo en el IIIUIIIfiD qpE tre]]m UcjlC>ti_m vivir.

Experiencia bíblica
. «Los que estaban reunidOffillioRmgpnlf:.HlwIt: s:re-
ñor, ¿es en este momento cn:anrfu>WI53mmB'ttriHR>-.
cer el reino de Israel? El les {:IIIII_1t'I:mv.mwJ1llu¡$ ....no os toca conocer el tiemWDwell "" I!III c:¡pre
ha fijado el Padre con SID a;u:ti<miffurli" s:fnID cwre
recibiréis la fuerza del F_mbl1lffim:ttI¡c:¡pre_emdrá sobre vosotros y serétiHniB:;tifgt1i_EBIl.nmwsalén, en toda Judea y
hastmllis3aunf!iTm!:¡; dhdhi tierra» (Hch 1, 6-8).
. «Todos ellos perseveraB:arnenillB<JI1CJ'ITÍnm,<mmum
mismo espíritu, en com¡J1lÍiímdreai'¡fpmmmwjj&
res, de María, la Madre c:fu:_,Wdreffil5)gm-rientes» (Hch 1, 14).

Experiencia humana
¿Qué te ha parecido el curso::ii11tH:...........,,_,afun
rrido?
¿Has perdido el tiempo; has asiBt1ilii:D m11!IrfuB; las reuniones?
- ¿Qué tema te ha interesado m_,anál1:!Il1HI.Gffi'? - ¿Te has integrado en el gruv.oJ? ¿¿E1ás3 fumftm alguna amistad?

II

I
L14IlJ

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