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LA TEOSOFÍA
COMPILACIÓN
Qué es la S. T.
El trabajo esencial de la S. T. Radha Burnier
La tarea de la S. T. Annie Besant
Palabras de H. P. B. sobre la S. T.
Propósito fundamental de la S. T. – A. Suryanarayam Moorti
El objeto de la S. T. – A. Suryanarayam Moorti
El papel de la S. T. – Norbert Laupert
Los propósitos de la S. T. – Radha Burnier
El Propósito de los objetivos de la S. T. – Joy Mills
El emblema de la S. T.
"La S.T. es un instrumento para producir la regeneración y una nueva mente humana."
Radha Burnier
Declarar lo que la S.T. no es, se hace necesario porque ha sido identificada con ciertos
tipos de actividades que no forman parte de su propósito.
La Sra. Radha Burnier decía en su libro "Regeneración Humana": "No está destinada a
ser una sociedad filosófica. No es ninguna religión (...), como tampoco algún estamento
científico (porque no puede limitarse sólo al plano físico de investigación). No es una
entidad filantrópica en el sentido exacto, que practique la caridad externa. No es una
sociedad de investigaciones psíquicas. La característica especial de la S.T. se deriva de
la aceptación de que el ser humano es un ente complejo que funciona en diferentes
niveles: físico, emocional, mental, intelectual, moral y espiritual. Debe comprenderse el
ser humano completo para producir la regeneración. No hemos de limitarnos solamente
al bienestar físico del hombre, o a los avances en el campo intelectual.
El carácter más bien sutil de la Sociedad es también un problema, en cierto modo. Si
tuviera un carácter más fácilmente definible, sería fácil comprender y explicar qué es la
Sociedad. Por el hecho de tener un trabajo más bien complejo y amplio, es difícil ayudar
a la gente a comprender cuál es su trabajo.
La S.T. es una fraternidad mundial no sectaria de personas que están buscando
seriamente el camino para que toda la humanidad alcance un verdadero estado de
felicidad." Diversos elementos extraídos de las religiones, filosofías y ciencias están
involucrados en la búsqueda de ese camino. No obstante, ninguno de ellos está resaltado
y en todo caso deben ser tomados como hipótesis a verificar.
Analicemos esto con mayor profundidad: la S.T. no es una sociedad religiosa. No tiene
Iglesias, Sacerdotes ni gurúes, no posee escrituras consideradas sagradas ni un dogma
de fe. Tampoco practica algún tipo de rito ni establece un culto que separe a las
personas. Por el contrario, es el punto de encuentro en donde sus miembros, de las más
variadas religiones y creencias a lo largo del mundo, aúnan sus esfuerzos en nombre de
lo que todos tenemos en común -La Vida Divina- respetando todas las creencias y
aprendiendo de cada una de ellas. En la S.T. se estudian e investigan las distintas
religiones en forma comparada, más allá de que sus miembros puedan o no sentirse
identificados con Jesús, el Buddha, Zoroastro, Mahoma, o cualquier otro gran Ser que
haya realizado alguna labor en el mundo. Cada uno puede seguir perteneciendo a su
propia religión, si así lo desea, pues esto es independiente del Trabajo Teosófico siempre
y cuando se muestre respeto por cualquier otra opinión. Con respecto a esto la Dra.
Annie Besant decía : "La Teosofía nos pide que vivamos nuestra religión, no que la
dejemos".
La S.T. también tiene una perspectiva filosófica que no se limita a una escuela en
particular, sino que, del modo antes descrito, estudia y compara las distintas filosofías
rescatando de cada una de ellas aquello que contribuya a nuestra propia comprensión y a
tornarnos más altruistas e inegoístas.
Por otro lado, existe además un elemento científico, ya que nuestro concepto del
universo no es irracional y muchas explicaciones de la ciencia nos permiten comprender
el funcionamiento del mismo. En este momento se está dejando la materialista teoría
mecanicista de Newton y se comienza a inquirir en conceptos mucho más "reales",
desde la teoría de la relatividad de Einstein y el advenimiento de la mecánica cuántica.
No obstante admitimos que hay profundidades que trascienden lo racional,
consideramos que la mente tiene su propio papel en el desarrollo espiritual por medio de
la comprensión, siempre que se mantenga abierta a examinarlo todo sin conclusiones
preconcebidas, dogmas o deseos personales que distorsionen la percepción del
conocimiento.
"El equilibrio entre todos estos elementos proporciona a la S.T. su carácter" dijo R.
Burnier, pues tanto la religión, como la filosofía y la ciencia forman el camino hacia la
Verdad y no son antagónicos sino complementarios.
En nuestra Sociedad, no intentamos imponer ningún dogma ni principio a los miembros;
a cada individuo se le confiere la libertad de investigar, de ver qué es aceptable para él
en el momento presente. "Creemos en la investigación, en la búsqueda del camino para
experimentar la Verdad. Hay una aparente debilidad en este planteamiento, pero en
realidad confiere fortaleza."
Cada uno de nosotros es distinto y podemos sentirnos más atraídos por alguno de estos
tres aspectos de la Verdad que por otros, según sea nuestra naturaleza mística, científica,
filosófica... por tanto, cada cual puede necesitar distintos caminos para crecer, para
llegar a ser seres humanos más fraternos. Esta libertad de los miembros, sólo es limitada
por el principio de la fraternidad. "Sería más fácil decir: esto es la Teosofía; acéptalo y
como buen estudiante que ha aprendido su lección, repítela a los demás. Pero ese no es
nuestro modo de proceder."
La Libertad y la Fraternidad son los pilares fundamentales de la S.T.; y el anhelo sincero
y desinteresado por la Verdad, lo que une a sus miembros.
Entre los miembros normalmente se maneja un cuerpo básico de enseñanzas que son
parte de la Teosofía, sin ser expuesto para aceptarse en forma de dogma. Estos
conceptos representan los principales temas de estudio sugeridos. Sin embargo, la
actitud del teósofo debe ser la de buscar la Verdad en todo lo que lo rodea, y no
limitarse a esta visión necesariamente incompleta del Universo y de su funcionamiento.
Por otro lado, de ningún modo la S.T. afirma poseer la Verdad en exclusiva o ser la
única organización "inspirada" a través de la cual se hayan enunciado los grandes
principios. Su particularidad es que intenta establecer la Fraternidad Universal sin
ningún tipo de distinción religiosa, ideológica, etc., y que en ella existe la libertad de
pensamiento como una resolución oficial, ofreciendo un espacio con todos los
elementos necesarios para investigar y construir así nuestro camino de crecimiento. En
este sentido, ninguna de las actividades debe dar como resultado una mente cerrada, o
que deje que los demás piensen por ella declarando cuál es la verdad.
A través de los años transcurridos desde la fundación de la S.T. miembros como la
Señora H.P. Blavatsky nos legaron obras de inmensa sabiduría; sin embargo, según esta
resolución oficial, ni H.P.B. ni ninguna otra persona es autoridad cuyas palabras deban
ser aceptadas por todos los miembros como una verdad.
Lo que algunas personas han dicho puede ser muy valioso, pero todo se expone a la
consideración individual. Cada presentación debe ser investigada, meditada y
experimentada en nuestra propia vida; y si luego descubrimos que (al menos para
nosotros) tiene sentido, en ese momento adquiere real significado. Con respecto a ésto,
el Sr. C.W.Leadbeater decía que "una verdad sostenida sin ninguna base propia, es una
superstición".
Podemos decir que la S.T. está compuesta por estudiantes cuyo lazo de unión no está en
la profesión de un credo común, sino en la aprobación de sus objetivos, y en su deseo de
investigar la Teosofía y de realizar una transformación interna que les permita vencer el
egoísmo. Como su asociación se basa en el fundamental respeto del derecho a la libre
investigación, los miembros tienen la libertad de aceptar, rechazar, o reinterpretar las
enseñanzas de acuerdo con su propio y personal entender.
Debe quedar claro que la S.T. no hace Teósofos. Esto es un trabajo interno y personal
que nadie puede hacer por nosotros, como tampoco puede alguien alimentarse por
nosotros. El Teósofo se forma a sí mismo en el laboratorio de la vida asimilando las
experiencias que le proporcionan los acontecimientos, para lograr la transformación
interna.
Dentro de la S.T. hay quienes lo logran y quienes no, pero ella mantiene sus puertas
abiertas a todos los que quieran intentarlo. Es el trabajo de cada uno de nosotros el
llegar a ser "verdaderos teósofos" y ayudar a los que están a nuestro alrededor a lograrlo
también en un marco de comprensión y fraternidad.
Es más difícil decir lo que la Sociedad Teosófica no es que lo que es, porque
la Sociedad tiene un carácter que es una síntesis de una cantidad de diferentes
elementos. Su objetivo es ayudar a la elevación del ser humano en todos los
niveles: físico, cultural, moral, intelectual y espiritual, y su trabajo tiene
que ver con muchos aspectos de la vida, no estando limitada a un único
aspecto o nivel de la existencia y de la actividad humana.
La Sociedad Teosófica no es, por ejemplo, una sociedad filosófica en el
sentido ordinario de la palabra. Hay una filosofía profunda que nosotros
llamamos Teosofía y que, de alguna manera, está expuesta en la literatura de la
Sociedad, y que es la base de su trabajo. Pero esa filosofía no se limita a un
ejercicio especulativo o teórico. En todo el mundo hay personas ilustradas que
son capaces de discutir sobre sutiles cuestiones metafísicas o de pronunciar
eruditas conferencias, pero cuya conducta es exactamente la misma que la de la
gente corriente ante la vida diaria. Cuando hay un problema, si una esposa o un
hijo muere, por ejemplo, es probable que ante tal circunstancia sean tan poco
filosóficos como los demás. Pero la Sociedad Teosófica está interesada en
una filosofía que profundice en la naturaleza del hombre y del Universo
con el fin de producir un cambio en el ser humano y en la sociedad.
Igualmente, aunque hay una vertiente religiosa profunda en el trabajo de la
Sociedad Teosófica, no puede llamársela sociedad religiosa en el sentido
ordinaria de la palabra. HPB afirmó que la teosofía no es una religión, sino que
es religión en sí, pero no está relacionada con ninguna tradición ni con ninguna
creencia. En la Sociedad Teosófica no hay iglesias, sacerdotes ni escrituras y, al
contrario que la religión convencional, no establece un culto que separe a unas
personas de otras. La Sociedad es religiosa sólo en el sentido de que su
trabajo está relacionado con la elevación del espíritu humano al nivel más
alto.
El primer objetivo de la Sociedad Teosófica es formar un núcleo de
fraternidad universal sin distinciones. Algunos interpretan este objetivo
diciendo que los miembros de la Sociedad tienen que trabajar para aliviar la
miseria, abrir orfanatorios, salvar a los delincuentes, etc. Sin embargo, la
Sociedad Teosófica no es una organización filantrópica en ese sentido, aunque
apoye todo trabajo que se realice en beneficio de la humanidad.
Como HPB escribió: “Los teósofos son ineludiblemente los amigos de todos
los movimientos del mundo, tanto a nivel intelectual como sencillamente a
nivel práctico, que contribuyan al mejoramiento de la condición humana.
Somos amigos de aquellos que ejercen la caridad práctica, que buscan aligerar
un poco la tremenda carga que soportan los pobres. Pero en nuestra calidad de
teósofos no podemos comprometernos en ninguna de estas grandes obras en
particular. Como individuos, sí podemos hacerlo, pero como teósofos tenemos
un trabajo más grande, más importante y mucho más difícil de llevar a cabo. La
función de los teósofos es abrir el corazón y el entendimiento de los hombres a
la caridad y a la justicia, atributos que pertenecen específicamente al reino
humano y que son naturales al hombre cuando ha desarrollado las cualidades de
un ser humano. La Teosofía enseña al animal hombre a ser hombre humano;
cuando la gente haya aprendido a pensar y a sentir tal como realmente un ser
humano debería sentir y pensar, actuará humanamente y el trabajo de caridad,
justicia y generosidad se hará espontáneamente por parte de todos. “ (Mensaje a
la Convención Americana)
También podemos decir que, aunque el enfoque teosófico de estas
cuestiones de la vida es científico, es decir, basado en un espíritu racional e
investigador, no se trata de una sociedad científica con una esfera de
interés limitada al mundo de los sentidos. Similarmente, aunque el
desarrollo cultural entra dentro de la competencia de los objetivos de la
Sociedad, no puede equiparársela a organizaciones que promuevan la
cultura.
La filosofía, la religión, la ciencia, el trabajo filantrópico, la cultura, la
investigación y la búsqueda, todos estos elementos forman parte del
trabajo de la Sociedad. Tienen que combinarse en un equipo tal, sin
acentuar ninguna de las partes ni concentrarse en un solo nivel de la
existencia humana, que el trabajo de la Sociedad contribuya al bien de la
humanidad en un sentido integral. Si no se hace así, la Sociedad perderá su
carácter esencial.
Es importante reconocer que este enfoque hacia la universalidad es
fundamental para el trabajo de la Sociedad a cualquier nivel. Tanto si se trata de
una Rama, de una Federación, de una Sección o de la Sociedad en general.
Esta ha sido organizada de tal modo que no se trata simplemente de predicar la
fraternidad, sino que se trata de aunar una organización mundial de personas
que se sienten unidas unas con otras y aprendan a cooperar y a trabajar juntas
para el bienestar común. Los hombres y las mujeres de todo el mundo viven en
condiciones muy diversas que modifican su comportamiento externo de
diversas maneras, de suerte que el punto central de compartir un destino se
pierde totalmente de vista y las relaciones están llenas de tensiones y de
conflictos. El contacto con la Sociedad Teosófica debe ayudar a la gente a
darse cuenta de que cuando dañan a los demás se dañan a ellos mismos, y
que cuando aman a los demás crean felicidad para el mundo en general.
La Sociedad tiene que ser un ejemplo de cómo la humanidad puede estar unida
en sus preocupaciones mutuas.
Para lograr esto, debe mantenerse una atmósfera de universalidad donde
quiera que existan miembros. El trabajo de la Sociedad debe ayudar a la gente
a cambiar sus costumbres y modos de pensar. La costumbre más perniciosa
de la mente es dividirlo todo. Esta división es la base del conflicto y del
sufrimiento que ha sido causa de aflicción en la sociedad humana durante
siglos. La gente ha estado condicionada pensando en sí misma y en términos
de tribus, raza, nación, religión, familia, lo inferior y lo superior, etc. Por eso
uno de los Mahatmas describió a la humanidad como “pobre, pobre
humanidad” y como “la huérfana humanidad”.
El Maestro M escribió: “me viene a la memoria la antigua fábula de la
guerra entre el cuerpo y sus miembros: en este caso también, cada
miembro de esta vasta humanidad huérfana, sin padre ni madre, sólo se
preocupa egoístamente de sí misma. El cuerpo desamparado sufre
eternamente, tanto si los miembros están en guerra como en paz”.
La fragmentación de la que hemos hablado ha sido creada por la mente. A
menos que la mente abandone su costumbre de pensar en términos de
diferenciación en lugar de emprender la tarea de realizar la unidad de vida, no
puede haber un cambio fundamental en la sociedad humana, ni puede
establecerse ninguna relación basada en la verdad y en la bondad. El cambio
desde los viejos esquemas de pensamiento a los que la mente está acostumbrada
hacia una aceptación de la unidad como la verdad de la vida es un cambio
radical y conlleva una calidad creativa y una vitalidad para la mente que puede
describirse como regeneración. Por eso, desde los primeros días de la
Sociedad, la Fraternidad Universal, que es el objetivo de la misma, fue descrito
como “fraternidad regeneradora”.
Hay muchos senderos trillados en los que la mente cae, sin saber por qué lo
hace. La gente repite, inconscientemente, ideas y adapta actitudes, prejuicios y
animosidades que están en su medio ambiente. Los males que existen en la
atmósfera de una determinada sociedad son absorbidos inconscientemente por
cualquiera que no esté alerta. Por este motivo HPB insistió en que quien quiera
que busque la sabiduría debe esforzarse en liberar su mente de toda idea que
pueda haber adquirido por herencia, por educación, por el medio ambiente o de
otras personas. Esto implica que debe haber una cualidad de mente diferente
como resultado del estudio teosófico y de la comprensión, una cualidad que
encuentre su expresión natural en la acción y en la relación.
Muchas personas pueden aceptar teóricamente que, aunque existen
diferencia físicas entre los seres humanos –unos altos, otros bajos, de piel
negra, blanca o amarilla-, éstas no tienen importancia, porque todos son seres
humanos y todos experimentan las mismas penas y tienen las mismas
aspiraciones. Cuando sólo se trata de una aceptación meramente intelectual de
esta realidad, la acción en la vida diaria y la relación con los demás contradicen
el concepto de unidad. Cuando actitudes de diferenciación condicionan la
relación diaria es que la vieja mente está actuando. La fraternidad
regeneradora sólo existe cuando existe un sentido realmente profundo de
no separatividad.
La Sociedad Teosófica no fue fundada para hacer servicio social por el mundo.
Aunque su primero y principal objeto es la formación de un núcleo de la fraternidad
universal de la humanidad, la actividad de la S. T. no es establecer escuelas, orfanatos,
hospitales y otras instituciones de caridad por el estilo. Pero los miembros en su
capacidad individual pueden participar en tales actividades.
El objeto de la S. T. es, como lo indica la palabra Teosofía, propagar la Sabiduría
Divina que trata de los problemas fundamentales del hombre. La Fraternidad de la
Humanidad que defiende la S. T. no es un concepto sociológico. Es esencialmente
espiritual en su naturaleza. La estricta adhesión a los objetos declarados de la Sociedad,
puede quizá llevarlo a uno a su objetivo no declarado.
Las Logias como epítomes de la S. T. deben reflejar la naturaleza esencial de la
Sociedad. Deben ser lugares donde se cumple una actividad de una índole fundamental
que puede llamarse sagrada. Deben ser templos, no en el sentido convencional de la
palabra sino en su sentido real: Templos espirituales de naturaleza universal. Todo
miembro de una logia es un sacerdote en este templo único. El cual, por ser un lugar
sagrado, debe mantenerse limpio y puro. La limpieza física es importante para que la
pureza invisible impregne la atmósfera total del local. Los pensamientos de los
miembros deben contribuir a la pureza del lugar. La logia debe también mantenerse
bella. Si el espacio lo permite, cultivar un jardín a su alrededor. Quien visite una logia
debe sentir la pureza y la belleza. Si el local se mantiene descuidado, con telarañas, etc.,
es difícil crear una atmósfera favorable a las influencias espirituales.
Es necesario ponerle un nombre a la logia para identificarla, pero en esto hay
que tener mucho cuidado. No ponerle nombres de dioses locales, pues pueden ahuyentar
a personas de diferentes creencias. La Logia debe reflejar el carácter universal de la S.
T. en todo aspecto. El nombre de una logia no debe mitigar este carácter universal de la
S. T. en todo aspecto. Lo mejor puede ser darle el nombre del lugar donde está
localizada la logia, pues así se le da la identidad necesaria sin restringir su naturaleza
universal.
En algunas logias acostumbran colocar retratos de varias personas santas,
arguyendo que como la S. T. es universal puede admitir un retrato de cualquier persona
santa. Este argumento se sale del marco. La S. T. existe para propagar la Teosofía y no
para propagar una mezcla de enseñanzas dadas por toda clase de gurúes. Semejantes
retratos crean una impresión confusa. Es absolutamente necesario por tanto que
tengamos discernimiento para escoger estos retratos. Retratos de los fundadores de las
grandes religiones pueden colocarse en la logia. Retratos de los líderes de la S. T.
naturalmente tendrán preferencia. Pero toda clase de objetos o retratos que no se
relacionan con el trabajo de la logia, no deben ocupar lugar en ella.
El propósito principal de una Logia Teosófica es estudiar y entender la Teosofía
y reflejar esa comprensión en las relaciones entre los miembros y con el público en
general, y sobretodo propagar la Teosofía. Aunque la Teosofía no ha sido definida “ sin
embargo en su sentido literal puede ser una estrella resplandeciente en el horizonte
hacia la cual podamos orientar nuestro trabajo, y cuyas vibraciones puedan penetrar
nuestros corazones y transmitirse por medio de nuestras vidas, nuestras palabras y
nuestros actos”. Como dice Hugh Shearman:
“En quienes son profundamente sabios, verdaderos Maestros de Sabiduría, aunque la
Teosofía se expresará ciertamente en sus palabras, se mostrará principalmente en la
belleza de sus vidas, en la perfecta claridad de sus propósitos, en la rectitud completa
de sus relaciones con otros seres. La finalidad de una Logia de la S. T. debiera ser la de
reflejar no sólo el alto propósito de la Sociedad Internacional como un todo, sino
reflejar también algunas de las cualidades de la Gran Fraternidad en la que todos los
verdaderos Maestros de la Sabiduría son como uno solo. De esa manera, una Logia
puede acercarse a la Gran Fraternidad, compartir su bendición, y pasar esa bendición
al mundo.”
La ley última, podemos sugerir, es la ley de la relación correcta, que tiene que
prevalecer en todo el universo, manteniendo el orden y revelando tanto el significado
como el propósito. Ninguna palabra describe la belleza y poder de esa relación mejor
que la de la fraternidad, la expresión en el reino humano de ese amor que un poeta
describió como "la unidad ardiente que lo une todo".
Y ¿de qué otra manera conoceremos esa ley y todas las "leyes inexplicadas" que
proceden de ella, si no despertamos dentro de nosotros esos potenciales ocultos de
nuestra naturaleza que llevan a una realización total y completa de nuestra unidad? El
neoplatonista Iamblico, lo espresó bien:
EL DESCUBRIMIENTO REVOLUCIONARIO
DE LA TEOSOFÍA
GEOFFREY HODSON
Theosophy in New Zealand, Sept. 1980.
Si podemos descubrir cómo ser felices como Miembros de la Sociedad
Teosófica, sabremos ser felices en todas las faces de nuestra vida. El valor de la
Teosofía puede juzgarlo el mundo por la vida, el carácter, las maneras de los teósofos.
La jovialidad inteligente produce una radiación natural de simpatía. El Teósofo ideal
debiera ser un individuo internamente feliz, para quien el hecho mismo de existir es una
inspiración y un gozo, para quien la belleza de la naturaleza y la camaradería de los
hombres son una fuente infalible de felicidad.
El descubrimiento interno de la Teosofía puede traer consigo una gran felicidad
para miembros que pueden haber pasado por dificultades tales como oscuridad
espiritual, la angustia mental, la desilusión, la búsqueda infructuosa de la verdad, y las
adversidades kármicas. Este descubrimiento que soluciona los problemas del vivir,
puede en consecuencia ser un maravilloso aliento.
Generalmente puede ser un re-descubrimiento y a la vez como un estallido solar
interno, después del cual comienzan a perder su poder opresivo las adversidades
kármicas y a disiparse las nubes espirituales y mentales. Ese primer re-descubrimiento
de la Teosofía puede ser para muchos una experiencia inolvidable. Después de él podrá
venir una prolongada fiesta intelectual y espiritual. Los principios básicos iluminan el
intelecto y resuelven lógicamente problemas hasta entonces insolubles. La desesperanza
se desvanece al nacer la esperanza, y el sentimiento de caos es reemplazado por el
descubrimiento del orden.
Enseñanzas ocultas revelan las maravillas de la Naturaleza visible e invisible. El
futuro se abre con todas sus infinitas posibilidades. Se realiza el poder interno para
triunfar. El vivir con un propósito reemplaza el mero flotar. Se restaura la dignidad. Se
siente el despertar espiritual. Comienzan a gozarse las experiencias espirituales. Nuevas
facultades del corazón y de la mente germinan y se expresan. El cerebro muestra signos
de nueva vida intelectual y más capacidad. Se descubre la realidad de los Maestros de
Sabiduría, y uno dedica su vida a Ellos y a hollar el Sendero que conduce hasta sus pies.
De todos estos modos el re-descubrimiento de la Teosofía puede producir una
revolución en nuestra vida. El individuo toma la irrevocable decisión de unirse a las
filas de los que aman al mundo y le sirven. Afortunados aquellos que a lo largo de todos
los años siguientes conservan y transmiten a otros la felicidad interna y el entusiasmo de
los primeros días teosóficos. Desdichados aquellos para quienes esa primera experiencia
de gratitud, de asombro, de deleite y re-descubrimiento, esa determinación interna de
coronar las alturas, se extingue y desaparece.
Esto último puede ocurrirle a cualquiera, especialmente cuando experimenta los
golpes del karma adverso; pues algunas veces el Ángel del Dolor arroja su magia sobre
nosotros para que nos volvamos más prudentes, más humildes y más compasivos.
Desgraciadamente algunos pierden entonces el interés y renuncian. Sin embargo,
muchos mantienen su afiliación a la Sociedad Teosófica y continúan exaltados por el re-
descubrimiento de la Teosofía, viendo crecer firmemente su entusiasmo y gratitud a
medida que pasan los años.
Semejantes afortunados han encontrado en la Teosofía una fuente inagotable de
inspiración y gozo. Han entrado a una fraternidad mundial, gozan de libertad absoluta
para opinar y pensar, y han descubierto completa seguridad espiritual, aquella Roca de
las Edades que es la verdad eterna, y han cimentado sobre ella su morada mental y
espiritual.
¿No es ésta la fuente de la felicidad interna de los Miembros de la Sociedad
Teosófica? ¿Cómo puede conservarse esta felicidad, y recuperarla cuando se pierde, y
compartirla con todos? La respuesta a estos interrogantes está tal vez en el aforismo
“feliz el hombre que ha encontrado su tarea, su Dharma”, la cual para el Teósofo es
“popularizar el conocimiento de la Teosofía” y de este modo iluminar las mentes y las
vidas de otros con la Antigua Sabiduría. Practicarla y compartirla son las salvaguardias
que provee el conocimiento de la Teosofía contra todos los peligros.
El mundo está pasando una gran crisis y transmontando un gran peligro: el de la
esclavitud al mal. Pero otros graves peligroso lo amenazan. Veamos algunos de ellos y
observemos las oportunidades que ofrecen al trabajador teosófico.
En el campo de la ciencia, existen peligros porque el hombre está éticamente
impreparado para usar bien sus conocimientos adicionales, debido a que la moral va
retrasada con relación al progreso científico. La única salvaguardia es la Teosofía con
sus enseñanzas de la Divinidad moradora en todo cuanto existe y el carácter sacrosanto
de la vida; la Unidad, y por tanto la fraternidad del hombre, y la perfección como meta
por la cual deben regirse todos los propósitos espirituales.
En el campo de la educación tenemos los peligros del aturdimiento, la
memorización, los castigos corporales, la masificación, el materialismo, el cinismo, el
egoísmo y la complacencia de sí mismo. Las salvaguardias incluyen el conocimiento
teosófico del alma inmortal evolucionante, la singularidad del hombre, su meta de
perfección, el servicio a Dios y a todas sus criaturas, la educación como una vocación
elevada, el reconocimiento de la juventud actual como la constructora de la civilización
del mañana, y de sus mentores como los que han de prepararlos para hacer de la vida
cívica la más grande de todas las carreras; el desarrollo global del carácter humano y no
sólo de los aspectos mentales y físicos, y la suprema importancia de una educación
Teosófica iluminadora y bien motivada.
En el campo de la política los peligros incluyen el abuso de poder, la corrupción
y los intereses clasistas de preferencia al bienestar nacional. Las salvaguardias consisten
en reconocer la fraternidad humana, el verdadero idealismo en el cumplimiento de los
cargos públicos; escuelas y universidades donde se entrenen hombres y mujeres para el
servicio cívico; enseñar a los niños y adolescentes a ver en la vida cívica la más grande
de todas las carreras para contribuir al bienestar humano en lo nacional y en lo
internacional.
En el campo de la religión, los peligros incluyen la desunión entre las distintas
fées mundiales, y, dentro de las religiones ortodoxas, el formalismo, la casta sacerdotal,
y la dependencia en observancias externas únicamente. Las salvaguardias son: unidad
en religión; un Parlamento de Religiones Mundiales dedicado a la iluminación y
salvación individual con reducción del temor, y una interpretación filosófica y mística
de las Escrituras de todas las Religiones.
Tales son ciertos campos maravillosos que están listos para ser administrados
Teosóficamente, y que urgentemente necesitan ese tipo de administración y guía.
John Algeo
(Profesor de Inglés en la Universidad de Georgia, editor del periódico American Speech
para la Sociedad Americana de Dialectos; es el Secretario General de la Sociedad
Teosófica en los Estados Unidos)
Existen muchos significados de la imagen de la joya y del loto. Pero, tal vez, el
significado principal sea, lo que superficialmente diferentes ellos parezcan, la joya y el
loto son esencialmente uno. Cuando nosotros decimos que una cualidad es esencial,
queremos decir que ella es indispensable porque toca la esencia o el verdadero ser de
una cosa. Los fundamentos de una cosa son lo que ella realmente es. Debajo de la
superficie y apariencia del loto reposa su esencia – la joya-. Buscar los fundamentos es
buscar la joya en el loto y esto no es una tarea pequeña o fácil.
El hecho de que las teorías son ventanas significa que dos teorías diferentes
pueden estar correctas. Si dos ventanas proporcionan vistas de diferentes partes del
panorama o muestran la misma escena desde ángulos diferentes, nosotros no decimos
que una vista es correcta y la otra errada. Nosotros reconocemos que ellas son solo
maneras diferentes de mirar la misma realidad. Para estar seguros, una u otra ventana
puede ser más útil para un propósito particular, dependiendo de lo que nosotros
queramos ver; pero las vistas que ellas proporcionan son igualmente verdaderas. Así,
también las teorías sobre la naturaleza y el propósito de la vida pueden diferir, pero
pueden ser complementarias en vez de contradictorias. En la filosofía clásica hindú
existen seis escuelas: la Vaiseshika, la Nyãya, la Sãnkhya, la Yoga, la Mimãnsã y la
Vedãnta. El término sánscrito para una escuela de filosofía es darsana, de la raíz drs,
significando “ver”, es así equivalente al griego teoría, un modo de ver las cosas.
Pero, los mares cuyas profundidades son peligrosas son también fuentes de agua
dadoras de vida, y las tierras abandonadas requieren ser exploradas y pobladas. La
teoría Teosófica es, en verdad, una ventana para un maravilloso y atractivo panorama.
El Dr. Samuel Johnson observó que “un hombre puede ser muy sincero en
buenos principios sin tener buena práctica. Pero, en este caso, buenos principios (o
teoría) no valen nada”. Así, también, Leonardo da Vinci escribió: “la suprema
desventura es cuando la teoría supera a la ejecución”. Pero lo inverso es igualmente
malo – el elefante proverbial en un negocio de vajillas tiene un gran desempeño
potencial, pero sin teoría para guiarlo, el resultado es porcelana quebrada. El
emperador–filósofo Marco Aurelio reconoció la necesidad de una vida equilibrada
cuando, en sus Meditaciones, él se advirtió a sí mismo que debía “mirar la esencia de
una cosa, cualquiera sea el punto de vista de la doctrina (esto es, de la teoría), de la
práctica o de la interpretación”. Esto es lo que nosotros también necesitamos hacer –
mirar la esencia de la teoría y de la práctica teosófica y ver si podemos interpretar
aquellas cosas por nosotros mismos. La Sociedad Teosófica no posee dogmas, no posee
creencias requeridas; ella no posee un credo al cual sus miembros sean solicitados a
suscribirse. Pero la Teosofía es una teoría – un modo de mirar el mundo –que implica
una práctica – una manera de actuar, de pasar a través del mundo. Los fundamentos de
esta teoría y práctica pueden ser resumidos en tres afirmaciones.
Realidad y fraternidad
Orden y Estudio
Analogía y lo no – explicado
La primera proposición fundamental está relacionada con la absoluta unidad que
subyace al mundo de los fenómenos. La segunda proposición está relacionada con este
mundo y su orden cíclico. La tercera proposición está referida al relacionamiento que
hay entre la unidad absoluta y el mundo manifestado. Particularmente, ella está
relacionada con los seres humanos como expresión de esa relación.
Esta es una proposición importante porque ella significa que, nosotros somos de
la misma naturaleza que el propio universo, nosotros podemos mirar hacia él y sacar
conclusiones sobre nosotros mismos e, inversamente, mirar dentro de nosotros mismos
para descubrir algo respecto al universo. Si los constructores de navíos quieren
proyectar un tipo completamente nuevo de navío o los ingenieros espaciales un nuevo
modelo de nave espacial, ellos no hacen más que diseñar los planos en un papel y luego
construyen un navío del tamaño del Reina Elizabeth o una nave espacial para
transportar hombres a la Luna. Primero ellos usan un modelo o una simulación de
computador para tener la certeza que el proyecto funcionará realmente, como ellos
pensaban que sería. El modelo es, así, un microcosmo que puede ser examinado y del
cual los ingenieros pueden descubrir algo acerca del proyecto para el receptáculo
propuesto. Esto es, ellos usan la ley de analogía y de la misma forma nosotros podemos
usarla. Por analogía o correspondencia, nosotros podemos penetrar lo desconocido y
desenvolver facultades que ahora están solamente latentes.
La tercera proposición también dice que las almas individuales, por ser idénticas
al deslumbrante Logos y ser básicamente expresiones de la Realidad Única, son como el
Logos, sujetas a la Ley de Periodicidad. El hombre funciona de acuerdo con las mismas
leyes y principios que guían al gran universo alrededor de él.
Cuando Edipo estaba viajando hacia Tebas, embistió contra la Esfinge, una
criatura que era mitad humana y mitad león y que tenía el hábito de formular enigmas.
Y era su hábito desagradable devorar, en el mismo momento, a quien no consiguiese
responder a su enigma. Así, la Esfinge cuestionó a Edipo: “Qué es lo que anda sobre
cuatro piernas de mañana, dos piernas al mediodía y tres piernas al atardecer?” Sin
ningún tipo de vacilación, Edipo respondió el acertijo correctamente: “El hombre, pues
él gatea sobre cuatro piernas en la mañana de la vida, camina erecto sobre dos piernas al
mediodía de la vida y marcha sobre dos piernas y un bastón en el atardecer de su vida”.
La Esfinge quedó tan agitada porque Edipo había resuelto lo mejor de ella que se arrojó
desde un alto peñasco y pereció. En años posteriores (de acuerdo con André Gide que
interpretó el mito para los tiempos modernos), Edipo dijo a sus dos hijos que como él
había adivinado la respuesta del enigma de la Esfinge, mientras los otros habían fallado:
“Ustedes deben entender, mis muchachos, que en el principio de su jornada, cada uno de
nosotros encuentra un monstruo que lo confronta con el enigma que puede impedirle de
continuar hacia adelante. Aunque para cada uno de nosotros la Esfinge pueda presentar
una pregunta diferente, ustedes deben persuadirse de que la respuesta es siempre la
misma. Si, hay solamente una respuesta para todos los enigmas, porque la humanidad es
el microcosmo y contiene dentro de ella misma todas las preguntas que la vida puede
formular y todas las respuestas que nosotros podemos dar. O, como dice Blavatsky en
Isis Sin Velo (4): “La trinidad de la naturaleza y la cerradura de la magia, la trinidad del
hombre es la llave que se ajusta a ella”. Nosotros miramos en el espejo del hombre y
vemos, reflejado de vuelta, el cosmos.
Las más importantes Leyes no explicadas de la naturaleza son aquellas por las
cuales el hombre y todos los otros seres están relacionados los unos con los otros y los
más importantes poderes latentes del hombre son aquellos por los cuales es capaz de
comprender su identidad fundamental con la Super Alma Universal. Para realizar el
tercer objetivo, no se necesita “sentar para el desenvolvimiento” como los espiritistas
dicen; no se necesita tornarse un seguidor del Dr. Rhine en sus experiencias en PES
(Percepción Extra-Sensorial, N.T.), no se necesita, como uno de los astronautas,
practicar transferencia de pensamiento en el espacio exterior. La técnica principal para
investigar las leyes no explicadas de la naturaleza y los poderes latentes en el hombre –
para realizar nuestra identidad fundamental con la Super-Alma Universal – es la técnica
de la meditación.
El triángulo claro puede ser tomado para representar la teoría. El punto superior
se relaciona con la primera proposición: hay una Realidad Absoluta. El punto inferior
directamente se relaciona con la segunda proposición: hay un orden en el universo
revelado en ciclos. El punto inferior izquierdo se relaciona con la tercera proposición:
cada alma individual es idéntica a la Super-Alma: la humanidad cuyo propósito es el
peregrinaje, es un microcosmo del universo.
Estas tres proposiciones tratan, respectivamente, sobre Dios o la Realidad
Última, el universo y el hombre. En arreglos florales japoneses existen tres elementos –
un superior representando el cielo, el horizontal representando la tierra y el elemento
oblicuo, entre los otros dos, representando el hombre. El principio en el triángulo es el
mismo. Los tres elementos representados en el arreglo floral son los tres puntos del
triángulo – Dios, el universo y el hombre – constituyen todo lo que existe. Y así
nosotros superamos a aquel físico que habló sobre “el universo y otros asuntos”, los
“otros asuntos” son el hombre y Dios y nosotros tratamos con los tres en su totalidad.
Notas
(1) Texto escrito por Helena P. Blavatsky que enumera los pasos (o grados) que
serán vivenciados por el aspirante espiritual.
(2) Editora Pensamento, São Paulo-SP.
(3) Idem.
(4) Idem.
¿Qué es la Teosofía?
H. P. Blavatsky
Esta pregunta es tan consuetudinaria y las ideas erróneas al respecto son tan
prevalecientes, que los editores de una revista dedicada a la divulgación de la Teosofía
en el mundo serían negligentes, si en el primer número publicado, no consideraran estas
cuestiones. Sin embargo, el título implica dos interrogantes más, a las cuales
contestaremos debidamente, éstas son: ¿Qué es la Sociedad Teosófica? y ¿Qué son los
Teósofos?
Según los lexicógrafos: al término theosophia lo componen dos palabras griegas: theos,
"dios" y sophos, "sabio." Hasta aquí está correcto. Sin embargo, las siguientes
explicaciones distan mucho de impartir una idea clara de la Teosofía. Webster la define
de manera muy original como: "una presunta relación con Dios y los espíritus
superiores, permitiendo, entonces, el alcance del conocimiento superhumano mediante
procesos físicos, véase las operaciones teúrgicas de algunos antiguos platónicos o los
procesos químicos de los filósofos del fuego alemanes."
Esta es, en pocas palabras, una explicación insuficiente e impertinente. Atribuir tales
ideas a seres como Ammonius Saccas, Plotino, Jamblico, Porfirio y Proclo, implica una
interpretación errónea intencional o la ignorancia de Webster en lo que concierne a la
filosofía y a los motivos de los genios más grandes de la Escuela alejandrina más
reciente. Al achacar un propósito de desarrollar sus percepciones psicológicas y
espirituales mediante "procesos físicos," a aquellos que, tanto sus contemporáneos como
la posteridad, definieron "theodidaktoi," instruídos por dios, implica considerarlos unos
materialistas. En lo que concierne al golpe final asestado a los filósofos del fuego, ésto
rebota de ellos para repercutir entre nuestros científicos más eminentes, aquellos en
cuyas bocas el Reverendo James Martineau coloca la siguiente frase jactanciosa: "todo
lo que queremos es la materia, danos exclusivamente átomos y explicaremos el
universo."
La siguiente definición de Vaughan es mejor y más filosófica: "Un Teósofo es aquel que
presenta una teoría de Dios o de las obras de Dios, destituida de revelación, en cuanto
estriba en una inspiración propia." Según este punto de vista, cada gran pensador y
filósofo, especialmente todo fundador de una nueva religión, escuela de filosofía o secta
es, necesariamente, un Teósofo. Por lo tanto, el binomio Teosofía y Teósofos existió
desde que la primera vislumbre de pensamiento incipiente indujo al ser humano a
buscar, instintivamente, los medios para expresar sus opiniones independientes.
Los Teósofos anteceden a la era cristiana, a pesar de que los escritores cristianos
atribuyen el desarrollo del sistema teosófico Ecléctico al primer período del tercer siglo
de su Era. Diógenes Laetius hace remontar la Teosofía a una época anterior a la dinastía
de los Ptolomeos y menciona como su fundador a un Hierofante egipcio llamado Pot-
Amum, patronímico copto que significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de la
Sabiduría. Sin embargo, la historia muestra que, Ammonius Saccas, el fundador de la
escuela neoplatónica, fue el revividor de la Teosofía. El y sus discípulos se denominaron
"Philalethian," amantes de la verdad, mientras otros los llamaban "Analogistas," debido
a su método interpretativo empleado en todas las leyendas sagradas, los mitos y los
misterios simbólicos, el cual se basaba en la analogía y la correspondencia. Por lo tanto,
los eventos ocurridos en el mundo externo los consideraban como la expresión de las
operaciones y de las experiencias del alma humana. Ammonius se proponía reconciliar
todas las sectas, la gente y las naciones bajo una fe común: una creencia en un Poder
Supremo, Eterno, Incognoscible e Innominado, que gobernaba el Universo por medio
de leyes inmutables y eternas. Su objetivo consistía en probar un sistema teosófico
primitivo que, en sus albores, era esencialmente similar en todos los países, inducir a
cada ser a abandonar sus altercados y disputas, uniéndose en propósito y pensamiento
como los niños de una misma madre y purificar las antiguas religiones, paulativamente
corrompidas y opacadas por la escoria del elemento humano, ensamblándolas y
explicándolas recurriendo a principios puramente filosóficos. Por lo tanto, en la Escuela
Teosófica Ecléctica, se enseñaban los sistemas buddhistas, vedánticos, de los magos o
zoroastrianos, en concomitancia con todas las filosofías griegas, razón por la cual entre
los antiguos teósofos alejandrinos se denotan las características, preeminentemente
buddhistas e hindúes, del respeto hacia los padres y los ancianos, un cariño fraterno para
toda la raza humana y aún un sentimiento compasivo en favor de todos los animales.
Ammonius, mientras trataba de establecer un sistema de disciplina moral que infundiera
en la gente el deber de vivir conforme a las leyes de sus respectivos países, fomentando
sus mentes mediante la búsqueda y la contemplación de la Verdad Absoluta única, su
objetivo principal, que según creía, hubiera facilitado el alcance de los demás, consistía
en educir, de las varias enseñanzas religiosas, como de un instrumento multicuerda, una
completa armonía melodiosa que resonara en cada corazón amante de la verdad.
Según la idea central de la Teosofía Ecléctica: existe una única Esencia Suprema,
Desconocida e Incognoscible. Desde luego: "¿cómo puede uno conocer al conocedor?"
pregunta el Brihadaranyaka Upanishad. Tres aspectos distintos caracterizaban el
sistema de la Teosofía Ecléctica: la teoría de la Esencia susodicha, la doctrina del alma
humana, una emanación de la primera, compartiendo con ella la misma naturaleza y su
teurgia, ciencia que ha contribuido, en nuestra era de ciencia materialista, a la
interpretación tan errónea de los neoplatónicos. La teurgia es, esencialmente, el arte de
aplicar los poderes divinos humanos a fin de subordinar las fuerzas ciegas de la
naturaleza; por lo tanto, sus devotos fueron objeto de burla, tildándolos, en primer lugar,
de magos, una distorsión del término "Magh" que significa sabio o erudito. Los
escépticos del siglo pasado se hubieran equivocado de manera análoga si hubiesen
escarnecido la idea de un fonógrafo o de un telégrafo. Por lo general, los seres
ridiculizados y motejados como "infieles" de una generación, se convierten en los
sabios y los santos de la siguiente.
En lo que concierne a la esencia Divina y a la naturaleza del alma y del espíritu, la
creencia de la Teosofía moderna corresponde a la creencia de la Teosofía de antaño. El
Diu popular de las naciones arianas era idéntico al Iao caldeo, hasta al Júpiter del
romano menos erudito y filosófico, al Jahve de los samaritanos, al Tiu o "Tiusco" de los
nórdicos, al Duw de los bretaños y a Zeus de los tracios. En lo que atañe a la Esencia
Absoluta, el Uno y el todo, ésta nos conducirá al mismo resultado ya que se acepte, al
respecto, la filosofía pitagórica griega, caldea cabalística o la ariana. La Mónada
Primordial del sistema pitagórico, la cual se retira a la oscuridad y es Oscuridad (para el
intelecto humano), constituye el cimiento de todas las cosas; idea ésta que es posible
encontrar en los sistemas filosóficos de Leibnitz y Spinoza en su integridad. Por lo
tanto, si un teósofo concuerda con cualquiera de los siguientes conceptos, éstos nos
pueden conducir a la Teosofía pura y absoluta. Nombraremos la Cábala que, hablando
de En-Soph, somete la interrogante: ¿quién puede comprenderlo dado que es informe e
Inexistente?" Incluiremos el magnífico himno del Rig Veda (número 129, Libro 10):
Notas
1
En una serie de artículos titulados "Los Grandes Teósofos del Mundo," nos
proponemos mostrar que desde Pitágoras, el cual obtuvo su sabiduría de la India, hasta
nuestros filósofos y teósofos modernos más conocidos: David Hume y el poeta inglés
Shilley, incluyendo los espiritistas franceses, muchos creían y aún creen, en la
metempsícosis o reencarnación del alma, a pesar de lo rudimental que se considere el
sistema de los espiritistas.
2
Muchos escritores griegos y romanos, entre los cuales Strabo, Lucano, Plutarco,
Cicero (Tusculano), Plinio, etc., afirmaron la realidad del poder Yoga llamando
Gimnosofistas a los Yoguis hindúes.
3
La Enciclopedia Masónica Real, Ritos, Simbolismo y Biografía, cuyo editor es
Kenneth R. H. Mackenzie IX (Cryptonymous), Miembro Honrado de la Logia de
Canongate Kilwinning, Número 2, Escocia. Nueva York, J. W. Bouton, 706 Broadway,
1877.
TEOSOFÍA Y VERDAD
John Algeo
American Theosophist Dic/1984
Ni el horizonte tiene límites, ni la Verdad tiene un punto final. Como dice la
Doctrina Secreta la Verdad “está más allá del campo del alcance del pensamiento”. Esta
misma idea está expresada en Luz En El Sendero (regla 12) así:
“Porque dentro de ti está la luz del mundo, la única luz que puede difundirse en
el Sendero. Si eres incapaz de percibirla dentro de ti, es inútil que la busques en otra
parte. Está más allá de ti, porque cuando la alcances habrá desaparecido tu propio yo.
Es inasequible porque siempre se aleja más. Entrarás en la luz, pero nunca tocarás la
Llama.”
Hay algo inefable en la Verdad y por tanto también en la Teosofía cuyo ideal es
la devoción a la Verdad. Y por esa razón se la ha llamado “Doctrina Secreta” o
“Tradición Esotérica” o “Sabiduría Oculta”. No es porque algún grupo de iniciados la
mantenga en secreto, sino porque esa Verdad primaria es inexpresable en palabras por
su misma naturaleza, y de esa manera resulta secreta, esotérica u oculta.
La Verdad no tiene marca de fábrica; no pertenece a nadie. Debe expresarse en
formas adecuadas a las diversas etapas del desarrollo humano y a los diversos países en
que vivimos. Tiene que adaptarse a las limitaciones de nuestras mentes, a nuestras
culturas, a las etapas de nuestro desarrollo.
Los tres tipos de verdad (verdad cerebro – mental, verdad de la mente pura, y
verdad intuitiva) son análogos a los tres esquemas de evolución de que habla H. P. B. en
el Vol. I de la Doctrina Secreta:
1- Evolución Física, la evolución de la materia y de las formas
materiales. El cerebro físico pertenece a este esquema de evolución, y
también pertenecen a él las verdades que el cerebro percibe.
2- Evolución Intelectual, el desarrollo de manas. Este esquema de
evolución dice H. P. B. que “está representado por los Agnishvattas,
los dadores de inteligencia y de consciencia al hombre”. A este
esquema pertenecen las verdades de la mente pura, las ideas innatas.
3- Evolución Espiritual que H. P. B. llama “el crecimiento y desarrollo
en planos aún más altos de actividad de la Mónada”. Esta es la
evolución que se fomenta por la percepción de la verdad intuitiva.
Los tres esquemas de evolución dice H. P. B. que están “inextricablemente
entretejidos y entremezclados” y “cada uno tiene sus propias leyes. Cada uno de ellos
está representado en la constitución del hombre, el Microcosmos del gran
Macrocosmos, y la unión de estas tres corrientes en él es lo que hace del hombre el ser
complejo que ahora es”.
Cosas exactamente paralelas pueden decirse acerca de los tres niveles de
consciencia del ser humano que nos permiten concebir los tres tipos de verdad: están
inextricablemente entretejidos.
La mente cerebral no es sino un reflejo de la mente pura. Y la intuición es la
antorcha que lanza sus rayos sobre esa mente.
La mente cerebral describe hechos y aprende verdades específicas (tales como
los hombres de las capitales de los países y cosas por el estilo).
La mente pura infiere por lógica y conoce verdades generales (tales como la de
que 1+1=2). K. H. llamó “toda verdad primera” (tales como la unidad de todo cuanto
existe).
La unión de estos niveles de consciencia y de estos tres tipos de verdad es lo
que hace de nosotros los seres complejos que ahora somos.
La Teosofía no es la totalidad de la “Doctrina Secreta” o de la “Sabiduría
Divina”, sino una declaración parcial de ella.
A veces pienso en lo mucho que A. P. Sinnett y A. O. Hume influyeron en la
Teosofía moderna. Ellos en su correspondencia con los Adeptos Kuthumi y Morya
presentaron ciertos temas de interés primordial.
Por ejemplo, les interrogaban sobre ciertos temas como los ciclos y la pre-
historia de la humanidad en razas y susbrazas. Y los Adeptos les contestaban sobre esos
temas.
El libro Las Cartas de los Mahatmas es muy incompleto por cuanto no nos da
sino la mitad de la correspondencia, o sea las respuestas a las preguntas y objeciones y
observaciones de los dos ingleses, las cuales no se encuentran en el libro. En todo caso
ese libro nos permite ver cuáles eran los temas que a Sinnett y a Hume les interesaban.
Cuando H. P. B. se propuso escribir su obra magna, La Doctrina Secreta, parece
que utilizaba la información que se había dado a los dos ingleses, parte de la cual
Sinnett había publicado en su libro Buddhismo Esotérico aunque en forma muy
incompleta que H. P. B. quería completar.
Después, Annie Besant y C. W. Leadbeater trataron de presentar el trabajo de
Blavatsky en una forma más clara y coherente. Otros, más adelante, (Steiner, Heindel,
de Purucker, y muchos más) han tratado de volver a presentar las ideas básicas.
Haciendo énfasis en algunas de ellas según sus opiniones personales; pero
siempre se han conservado las ideas originales, que son las que Sinnett y Hume pidieron
se les aclararan.
De suerte que si el temperamento y los intereses de estos dos ingleses hubieran
sido diferentes, hay una buena posibilidad de que la Teosofía que nos ha llegado hubiera
sido también algo muy diferente a lo que es.
Esa Teosofía que hemos heredado es una metáfora gloriosa, una analogía
sorprendente. Y si tomamos demasiado literalmente esa metáfora, si suponemos que lo
que aparece en los libros es idéntico a la Verdad Primaria, entonces habremos caído en
una trampa.
La Teosofía nos da algunas verdades; pero no nos dá, ni puede darnos, la Verdad
total.
Las verdades teosóficas son espléndidas, fascinantes, casi deslumbran nuestros
ojos. Pero si le prestamos tanta atención a la Verdad, convertiremos la Teosofía en una
religión, y estaremos traicionando nuestro lema de que no hay religión más elevada que
la Verdad.
La Teosofía no es simplemente la exposición de un conjunto de ideas, por
resplandecientes y brillantes que sean, ideas acerca de reencarnación y karma, acerca de
globos y cadenas y rondas, acerca de razas y continentes hundidos, acerca de cuerpos y
principios y chakras, acerca de auras y formas de pensamiento, acerca de iniciaciones y
el Sendero, acerca de Parabrahm y el Triple Logos, y todo ese montón de cosas a las que
cada uno puede añadir su resplandeciente idea favorita.
La Teosofía defiende la Verdad, la Verdad que no puede ponerse en palabras sino
que debe ser experimentada por cada persona dentro del santuario privado de su propia
alma.
Eso es lo cierto. Eso es el Ser, Tat Tvam Asi. Somos Eso.
LOS TEÓSOFOS
Radha Burnier
Es también la aliada de toda religión íntegra: una religión dispuesta a ser juzgada
conforme los mismos parámetros que implementa para las demás. Según la Teosofía: los
libros que contienen la verdad más evidente son inspirados y (no revelados). Sin
embargo, a causa del elemento humano que encierran, los considera inferiores al Libro
de la Naturaleza, cuya lectura y comprensión correcta implica el necesario desarrollo
elevado de los poderes innatos del alma. Sólo las facultades intuitivas pueden percibir
las leyes ideales, las cuales trascienden el campo de la argumentación y de la dialéctica
y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente mediante las explicaciones de
una mente ajena, aunque ésta afirme tener una revelación directa. Además, la Sociedad
en cuestión, que permite la más amplia investigación en los campos del ideal puro,
sostiene una actitud igualmente firme en la esfera de los hechos. Así, su respeto por la
ciencia moderna y sus justos representantes es sincero; no obstante que carezcan de una
intuición espiritual superior, el mundo les debe mucho. Por lo tanto, la Sociedad ampara
de corazón la protesta noble e indignada del Reverendo O. B. Frothingham, predicador
dotado y elocuente, el cual pugna contra aquellos que procuran menospreciar los
servicios de nuestros grandes naturistas. En una reciente conferencia presentada en
Nueva York exclamó: "Habláis de la ciencia como si fuera irreligiosa y atea. La Ciencia
está creando una idea de Dios viviente. Si en el futuro no llegamos a ser ateos bajo los
efectos exacerbantes del Protestantismo, será gracias a la ciencia; ya que está
emancipándonos de las horribles ilusiones que nos importunan y nos confunden,
colocándonos, entonces, en el estado que nos enseña como razonar acerca de las cosas
visibles [...]"
Pensamos que ahora hemos dilucidado por qué nuestros miembros, como
individuos, son libres de participar o no en cualquier credo que les plazca, siempre que
no pretendan ser los únicos que gozan del privilegio de la conciencia, imponiendo sus
opiniones a los demás. En este respecto, las Reglas de la Sociedad son muy rígidas y
trata de implementar la sabiduría del antiguo axioma buddhista: "Honra tu fe y no
denigres la fe ajena," que reverbera, en nuestro siglo, en la "Declaración de Principios"
del Brahmo Samaj, cuya noble afirmación dice: "ninguna secta será objeto de
denigración, burla u odio." La sexta Sección de las Reglas Revisadas de la Sociedad
Teosófica, recientemente adoptadas en el Concilio General en Bombay, ordena:
Concluyendo, podemos afirmar que sus ideas son mucho más amplias y
universales que alguna Sociedad científica existente. Además, incluye algo que la
ciencia no contempla: una creencia en toda posibilidad y una voluntad determinada para
penetrar en esas regiones espirituales desconocidas que, según la ciencia exacta: sus
miembros no tienen ninguna razón para explorar. También tiene una cualidad más que
cualquier religión; ya que no fomenta ninguna diferencia entre los Gentiles, los Judíos y
los Cristianos. Este es el espíritu con el cual se ha establecido la Sociedad estribándose
en la Hermandad Universal.
_____________________________
EL TRABAJADOR TEOSÓFICO
N. Sri Ram
¿SOY YO UN TEÓSOFO?
Surendra Narayan
(ex vicepresidente internacional)
EL TEÓSOFO EQUILIBRADO
John Coats
Salzburgo 1966.
Ciertamente el teósofo equilibrado es aquel que va hacia adentro y también hacia
fuera. No es una persona que ha cortado con el mundo en el cual vive. Está interesado
en ir hacia adentro para ponerse n contacto con la vida en su esencia, y hacia fuera
también para servir a la manifestación de esa vida tal como la encuentra en el mundo
que le rodea. Algunas veces no estamos completamente seguros de hasta dónde
podríamos ser activos. Hay miembros que nos dicen que podríamos estar usando el
pensamiento más de lo que lo hacemos. Esto es muy cierto, y una persona que a través
de muchos años ha entrenado su pensamiento, puede estar haciendo el mejor uso de sus
poderes en servicio del hombre. Pero es probable que muchos miembros de la Sociedad
Teosófica tengan aún que adentrarse de alguna manera en el campo del poder del
pensamiento, y no debiéramos temer comprometernos nosotros mismos en esas cosas
que encontramos para hacer a nuestro alrededor. ¿No se nos ha ordenado enjugar las
lágrimas de todos los ojos? Puede ser correcto decir que cuanto más sabios seamos tanto
más sensatos seremos en nuestra ayuda, pero, ¿nos quedaremos sentados simplemente
porque no somos aún muy sabios, sin hacer siquiera lo poco que podemos hacer? Pienso
que tenemos que ser activos cuando se presenta la oportunidad, mientras tratamos de
capacitarnos para ser más útiles a otros niveles de consciencia.
Lo que a mí me parece la cosa importante y real acerca de la fraternidad, es que
uno tiene que ser hermano. Nada se saca con hablar y escribir acerca de ella, si quien lo
hace no está preparado para ser un hermano. Ahora bien, la fraternidad puede tomar
muchas formas, pero me parece que nuestro primer objetivo nos pide que vivamos
como hermanos con todo el mundo, que vivamos positivamente para ayudar en todas las
formas posibles, usando tanta sabiduría como tengamos, cuidando de no interferir en la
libertad de otra persona, mientras hacemos al mismo tiempo todo lo que sentimos que
podemos hacer legítimamente.
También es útil, en un sentido muy positivo, el estar suficientemente alertas de
tal manera que no hagamos la vida más difícil para nadie. Debiéramos ser considerados
con otras personas y, por tanto, tomar la práctica de la fraternidad muy seriamente.
Muchos miembros son individualmente activos en el servicio, pero el trabajo de grupo
es a menudo más efectivo y provee también una respuesta útil para aquellos que
preguntan: ¿Qué hace la Sociedad Teosófica? Hay también aquellos que nos recuerdan
que en el Evangelio Jesús dice: “Lo que haces a uno de estos mis pequeños, a mí me lo
haces”. Supongo que el mi en este sentido no debe tomarse como refiriéndose sólo a
Jesús como un hombre, sino más bien al Espíritu Crístico, el espíritu de unidad, el
espíritu de amor, el espíritu universal. Por tanto yo quisiera terminar con algunas
palabras tomadas del libro “Ocultismo Práctico” de H. P. Blavatsky:
“Quien no practica el altruismo, quien no está preparado para compartir su
último bocado con uno más débil o pobre que él, quien se niega a ayudar a su hermano,
de cualquier raza, nación o credo dondequiera o cuando quiera que encuentra
sufrimiento, quien pone oído sordo al clamor de la miseria humana, quien sabe que se
calumnia a una persona inocente y no toma su defensa de la misma manera que
tomaría su propia defensa, un hombre así no es Teósofo”.
Una frase bien conocida de los Upanishadas, dice que la mente es dual. Una
parte de ella es impura pues tiende a vivir en la ilusión; la otra parte, llamada “mente
pura”, busca lo que es real y verdadero. A causa de la presión que ejerce ésta última, el
hombre siempre ha deseado conocer la verdad y la ha buscado a través de las tres
avenidas de la filosofía, la ciencia y la religión.
No siempre se ha dado por sentado que lo que se ve es la realidad. El que piensa
y observa descubre pronto que lo que parece como un hecho para algunos, es irreal para
otros. Incluso el proceso de la percepción ordinaria contiene muchas trampas y
limitaciones. En el libro La Inteligencia Vino Primero se indica que hay varias etapas en
la conciencia, entre la percepción de un objeto y la formulación de un concepto acerca
de él.
Nadie ve ni siquiera un objeto físico ordinario como es en realidad, pues sólo
ciertos aspectos, colores y características pueden ser captados por los sentidos. En los
órganos sensoriales mismos existe un proceso de selección e interpretación. Cuando el
ojo mira algo, selecciona sólo rasgos particulares; luego transmite un mensaje a la parte
correspondiente del cerebro, en donde tiene lugar más interpretación, antes de que el
perceptor adquiera una impresión del objeto que ve. Nada más que una aproximación
imaginaria es, por tanto, la que puede obtenerse de cualquier objeto. Este hecho simple
deja claro que nadie puede dar por sentado que conoce la verdad ni siquiera acerca de
cosas físicas. Por tanto, los que a través de las edades han buscado ardientemente la
Verdad, se han dado cuenta de su carácter elusivo.
Así la gente se aferra a cada momento de placer, y se ha creado una sociedad
altamente consumista y buscadora de placeres. El materialismo burdo lleva a la
crueldad, no sólo con seres humanos compañeros sino con animales, pues las vidas
ajenas no importan en la implacable lucha por la vida. El materialista rinde culto al
triunfo. Para elevarse tiene que pisotear a otros, o él mismo se desmorona si no puede
obtener reconocimiento, fama y posición.
El punto de vista hedonista no es nuevo; se mantuvo en Grecia y en muchos
otros pueblos. Pero hoy está más extendido que nunca antes, porque el mundo moderno
puede producir una variedad sin precedentes de goces y diversiones para excitar los
sentidos. La contraparte del placer es la frustración y el temor; temor de no poder
disfrutar de lo mejor de la vida dentro del término que a uno se le ha concedido. Y el
temor y la frustración llevan a la violencia, como se ve claramente por todo el mundo en
la actualidad.
Una segunda forma de ilusión nace de las creencias. El materialista no cree en lo
que no puede conocerse por medio de los sentidos. Nada existe para él excepto lo que
está dentro del campo de su experiencia. Pero hay otros que están listos a imaginar la
existencia de muchas cosas que no pueden ver. La religión es con frecuencia el producto
de los temores y esperanzas del hombre; una estructura de ilusión basada en creencias.
Cuando se está descontento con la pequeña parte que a uno le ha tocado, cuando las
relaciones no son satisfactorias, cuando hay el miedo a la muerte y a la sociedad y a la
incapacidad de abrirse paso en la vida, se alivia esa frustración con la esperanza de otros
mundo que ofrecerá satisfacciones más durables.
El hombre se siente confortado al imaginar que un poder superhumano puede
salvarlo del sufrimiento y la lucha, y de los desengaños que son parte de la vida
cotidiana. Y por tanto imagina un Dios o Dioses que responden a sus necesidades
particulares y lo arropan con muchas clases de aparejos. Como dijo Voltaire, Dios ha
sido creado por el hombre a su propia imagen. Las escrituras y mitologías de las
diferentes religiones dan amplio testimonio de esto. La lucha por la vida ha vuelto
tiránico al hombre, y así su fantasía ha construido la imagen de un déspota superhumano
a quien se puede apelar para que retire los obstáculos y enemigos del camino de uno.
Como el hombre es mezquino, su Dios es también mezquino: sus favoritos van al
paraíso, y a sus enemigos los envía a la perdición según sus caprichos y antojos.
En la literatura temprana de la S. T. se encuentran referencias al mal que ha
surgido de las imaginaciones e ilusiones del hombre que circulan bajo el nombre de
religión. En Cartas de los Maestros podemos leer:
“la principal causa de casi las dos terceras partes de los males que afligen a la
humanidad... es la religión en todas sus formas y en todos los países. Es la casta
sacerdotal, el clero y las iglesias. En las ilusiones que al hombre le parecen sagradas,
está la fuente de la multitud de males que son al gran maldición de la humanidad y que
casi abruman al género humano. La ignorancia creó los dioses, y la astucia aprovechó la
oportunidad. La impostura de los sacerdotes hace a aquellos dioses tan terribles para el
hombre. La religión convierte al hombre en un fanático egoísta que odia a cuantos no
pertenecen a su secta, sin mejorarlo moralmente. La creencia en los dioses esclaviza a
los dos tercios de la humanidad, en manos de quienes los engañan con el falso pretexto
de salvarlos. ¿No está el hombre siempre dispuesto a cometer cualquier crímen si se le
dice que su Dios o sus dioses lo exigen? Durante 2000 años gimió India bajo la
pesadumbre de las castas, y sólo los Brahmines se hartaban con lo más rico de la tierra;
y hoy día los seguidores de Cristo y de Mahoma se degüellan mutuamente en el nombre
y a la mayor gloria de sus respectivos mitos. Recordad que el total de las miserias
humanas no menguará hasta el día en que la mejor porción del género humano destruya
en nombre de la Verdad, de la moral y de la caridad universal, los altares de sus falsos
dioses.” (Carta X).
Estas palabras fueron fuertes, pero por desgracia son todavía ciertas. Hay
antagonismo hoy entre Hindúes y Musulmanes, entre Musulmanes y Judíos, y
conflictos de muchas otras clases debidos al fanatismo religioso. Millones de personas
pobres e ignorantes se esclavizan a la voluntad de sacerdotes que asumen para sí
mismos el rol de intermediarios de la ley y estimulan el crimen en el nombre de la
religión.
Hay una tercera clase de ilusión, producida por el intelecto. Al tratar de
comprender la naturaleza y las leyes del universo tan vasto y complicado y sutil, se han
postulado teorías de muchas clases. Esas teorías se convierten en sistemas filosóficos y
escuelas de pensamiento que viven en conflicto entre sí y engendran fanatismo. Cada
una cree que su sistema es superior. Cada una está bajo la ilusión de que conoce la
verdad mejor que las demás.
Este choque de opiniones e ideologías, ya sean filosóficas, políticas o religiosas,
produce odio, fanatismo y mala voluntad, y divide a la gente. Pero si el hombre
estuviera verdaderamente interesado en encontrar la verdad, el mundo entero sería
diferente. Si la religión alentara a los hombres a buscar la verdad, en vez de decirles lo
que deben creer, el mundo sería u lugar más pacífico, pues la tolerancia acompaña al
deseo de encontrar lo que es verdadero. Hoy día la ciencia aclara que la misma
percepción de los objetos físicos no corresponde a las cosas como son. Pero la
existencia no consiste de objetos físicos solamente. La materia es sólo una
representación de fuerzas que se originan en lo desconocido y que dan lugar a las
apariencias que pensamos son la realidad. Los conceptos humanos no pueden
corresponder exactamente a las cosas como son, porque antes de que el hombre forme el
concepto ya ha interpretado lo que percibe de acuerdo con sus prejuicios y
acondicionamiento anterior. Por tanto, el hombre sabio no llega a ninguna conclusión
acerca de la verdad de las cosas, sino que establece apenas un postulado sobre el cual
trabaja. Cuando el científico forma una hipótesis, la pone a prueba experimentalmente y
de continuo, y a medida que va conociendo nuevos hechos, presenta nuevos postulados.
De ahí que hay un progreso continuo en el campo de la ciencia.
Lo que es cierto con respecto a la ciencia es también cierto en el campo de lo no
material, pues lo material y lo no material son parte de la existencia única. “Como
arriba, así abajo”. Solamente el que mantiene su mente continuamente abierta puede
encontrar la Verdad.
Cuando hay un acercamiento verdaderamente científico, no puede haber
intolerancia, porque uno sabe que su concepto de la verdad es probablemente limitado y
hasta erróneo, y le extiende a otros buscadores de la verdad la tolerancia que uno espera
recibir de ellos.
Si la humanidad estuviera realmente interesada en la Verdad, y estuviera
preparada a desechar sus ilusiones, habría un mundo pacífico en donde reinaría la
cooperación porque se acepta que hay muchos caminos a la Verdad. Existen los caminos
del científico, del místico, del artista, del sabio, todos conducentes al punto central que
es la Verdad. Más aún, cuando se reconoce la posibilidad de errar, y que el conocimiento
tiene sus limitaciones, nadie depende de una autoridad. La autoridad surge cuando hay
la creencia en una clase privilegiada que se presume tiene acceso a la verdad que otros
no poseen.
Pero por muy ilustrado o sabio que un hombre pueda ser, no puede hacer que
otro vea. Cada persona puede ver solamente lo que sus ojos son capaces de ver. Ni el
más grande matemático o científico puede hacer que los que no han aprendido
aritmética elemental entiendan las leyes más hondas del universo. Cada persona tiene
que prepararse ella misma para más conocimiento; no hay ningún atajo. Hay
condiciones a todo nivel, que deben llenarse antes de que el estudiante esté en posición
de saber.
Todos sabemos que al nivel de los sentidos físicos, ciertas condiciones son
necesarias para la percepción exacta. Los ojos deben estar sanos y libres distorsiones.
Incluso el ojo sano debe ser entrenado en observar. El artista ve muchísimo más en un
objeto que la persona corriente, porque ha entrenado su vista a observar detalles,
sombras, tonos, etc. similarmente, al nivel mental buena salud y entrenamiento son
necesarios. Una mente que no ha sido cultivada, que no ha aprendido a ser aguda y
alerta, fallará en captar ideas sutiles o verdades profundas. La recta educación debiera
interesarse en la preparación de la mente y de las facultades para recibir conocimiento.
Debiera haber entrenamiento en claridad de pensar, en lógica, en captar detalles y
relaciones, en ver lo sutil. Mientras la mente no sea capaz de funcionar de esta manera,
será incapaz de captar enseñanzas más elevadas.
Esto es cierto también en aquellos campos de conocimiento que existen más allá
de la mente. Las profundas experiencias de la vida, de las que han dado pruebas muchos
místicos y sabios, no pueden ser captadas por la mente. Como declaran los
Upanishadas, la realidad no puede alcanzarse ni por conceptos ni por palabras. Para
conocer lo que está más allá de la mente, hay que llenar condiciones rigurosas. La
verdad está a muchos niveles, físico, mental y más allá. Puede ser descubierta solamente
por el que esté dispuesto a hacerse merecedor. No puede obtenerse ni a la fuerza ni por
persuasión.
El verdadero papel de la religión es guiar a los hombres y mujeres a encontrar
cuáles son esas condiciones y ayudarles a llenarlas. La primera y primordial condición
para el que quiera seguir la religión de la Verdad, es un interés profundo y persistente en
encontrarla. Esto implica no tener prejuicios ni estar convencido de que ya uno sabe. La
Verdad no puede ser descubierta por una mente llena de fijaciones, prejuicios y
parcialidades de cualquier cosa.
En el Bhagavad Gita, como también en los Yoga Sutras de Patanjali, se dice que
se necesita Abhyasa para progresar espiritualmente. Esta palabra es frecuentemente
traducida como práctica, pero práctica es la repetición de una fórmula que se ha
aprendido. Y Abhyasa es el constante ejercicio del discernimiento. Esto significa que
debe haber un interés permanente y sincero en encontrar qué es la Verdad. No puede
haber en el camino de ascenso a la cúspide de una montaña, ningún punto en donde el
viajero pueda descansar satisfecho. El buscador debe estar ocupado continuamente en
investigar y sondear profundamente.
J. Krishnamurti dice que aprender es una cualidad de la mente verdaderamente
religiosa. He aquí sus palabras:
“Una mente religiosa es una mente joven, una mente que está aprendiendo y por tanto
está más allá del tiempo. Sólo una mente así es una mente religiosa, y no la mente que
va a templos: esa no es una mente religiosa. No es la mente que lee libros y está siempre
citando, moralizando. Esa no es una mente religiosa. La mente que dice oraciones, que
repite y repite, está amedrentada de corazón y cegada con conocimientos. Por tanto no
es una mente religiosa. La mente religiosa es la mente que está aprendiendo, y por tanto
nunca está en conflicto en ningún momento, y es una mente joven e inocente.”
Otra condición para la búsqueda exitosa de la Verdad es una serenidad
imperturbada. Sólo en una mente quieta puede reflejarse la verdad de los mundos
invisibles. Muchos factores hacen que la mente pierda su serenidad y se mantenga
agitada. El miedo es uno de ellos. Cuando la mente es impelida a moverse por miedo, ve
de acuerdo con lo que existe dentro de ella misma. El hombre que tiene miedo ve
reflejos de su propio temor por todas partes en el universo. El que tiene miedo mira con
sospecha, toma cada sombra por un enemigo. Lo mismo es cierto de todas las pasiones
que agitan la mente, celos o envidia, amor u odio. Las opiniones también tuercen la
habilidad de la mente para ver los hechos como son. Opiniones preconcebidas la
aconsejan estar en guardia contra esta o aquella clase o casta. Clasificando a los seres
humanos en Musulmanes, Hindúes, Rusos o Americanos, la mente queda coloreada y no
puede ver correctamente.
Por tanto, Madame Blavatsky decía repetidamente que el que quisiera conocer la
Verdad debe remover de su mente todo preconcepto y todo lo que ha prendido de sus
educadores, sus padres, escrituras, ambiente; sólo entonces puede “aprender un nuevo
alfabeto en el regazo de la Madre Natura”.
De suerte que la mente debe volverse pura y serena, libre de opiniones,
parcialidades y emociones egocéntricas, pues sólo en ese estado puede haber percepción
de la Verdad. Los que están buscando sinceramente la Verdad, están creando ya un
mundo mejor, pues la precondición para hallarla es la pureza y un discernimiento
despierto. Donde existe semejante discernimiento y desinterés, el ambiente comienza a
cambiar, porque es el egoísmo lo que ha creado un mundo caótico y cruel. De modo que
la búsqueda de la Verdad no está ajena de ningún modo al establecimiento de un mundo
pacífico. Si la humanidad adoptara como lema “No Hay Religión Más Elevada Que La
Verdad”, se aseguraría un mundo justo y bello para todos.
LA ESCALA DE ORO
Narayan Mahapatra
Indian Theosophist. Sept. 1982
La Escala de Oro comienza con “Vida limpia, mente abierta, corazón puro”. En
estas tres frases está condensada toda la disciplina espiritual que uno puede sobrellevar
en el término de una vida. Lo que sigue después de eso no es sino una elucidación de
esa disciplina. Examinemos estos tres peldaños en detalle.
“Vida limpia” significa obviamente una vida virtuosa en la que predominan la
bondad, la simpatía y una actitud de servir, como también tolerancia por las flaquezas
de otros. Muy a menudo estamos dispuestos a encontrar faltas en los demás, a recalcar
los defectos de otros, a exponer el lado sombrío del carácter o personalidad de otro. Esta
actitud es contraria a una vida limpia. Darse uno cuenta de sus propios defectos,
debilidades y fallas, le ayudará. En la literatura Teosófica se nos pide frecuentemente
examinar nuestra naturaleza inferior a la luz de la superior. El propósito de esto es poner
la naturaleza inferior a tono con la superior.
Los remordimientos, lamentaciones y arrepentimientos son parte de unan vida
no limpia. Son inevitables cuando nos damos cuenta de nuestros errores y actos
equivocados, pero es inútil hacer de ello un fetiche. No sirve para nada. Son inevitables
mientras no somos perfectos. Debiéramos sacar provecho de ser conscientes de nuestras
equivocaciones, en vez de sentirnos deprimidos y agobiados por ellas. A menudo hay
algo bueno oculto tras lo malo, en el sentido de que aprendemos a conocer lo bueno por
la comisión de lo malo. De suerte que no es correcto lamentarse y enojarse por los
errores de otros, ni remorderse inútilmente por los propios. Lo bueno y lo malo tienen
su utilidad en el eterno plan cósmico, y como sucede con todos los pares de opuestos el
uno no puede existir sin el otro.
Los malos actos son el resultado del mal pensar. El “recto pensar” tiene, por
tanto, un sitio en el noble óctuple sendero del Señor Buddha. En la filosofía hindú se ha
sostenido que “Avidya” o ignorancia es la base de todo mal y la causa de los
sufrimientos del hombre. Avidya es carencia de sabiduría. Una vida no limpia se debe a
esta Avidya y cuanto más podamos eliminar esa Avidya de nuestro modo de pensar, más
se limpiará nuestra vida.
Sabiduría significa recta aplicación del conocimiento divino a la vida mundana.
En el mundo moderno la sabiduría consiste en adoptar cualesquiera medios, buenos o
malos, para adquirir, riqueza, poder y posición, en el tiempo más corto posible. Pero en
el sentido espiritual es la antítesis de esta actitud; consiste en adquirir aquellas
cualidades y facultades que lo lleven a uno a la paz eterna, la iluminación y la felicidad.
La sabiduría espiritual debiera conducirlo a uno a la realización de la Verdad. La
bella invocación en los Upanishadas, que citamos en seguida, señala la meta a que
primordialmente lleva la sabiduría o la vida limpia: “Condúceme de lo ilusorio a lo
Real, de las tinieblas a la Luz, de la muerte a la Inmortalidad.”
Pasemos ahora a “mente abierta”. No significa sólo una mente libre de prejuicios
y creencias falsas. Es mucho más que eso. Según Krishnamurti, una mente abierta es
una mente desacondicionada, una mente que está libre de todas las ideas fijas, creencias
e impresiones. Una mente abierta está libre también de deseos y codicias. Tiene la
misma actitud hacia el gozo y el dolor, hacia la alabanza y el vituperio, hacia la victoria
y la derrota. En breve, una mente abierta permanece calmada y equilibrada bajo todas
las circunstancias de la vida. Debe significar también que juzgamos todas las
cuestiones, eventos y acciones sobre sus propios méritos. Nuestros juicios son a menudo
influidos por nuestro sufrimiento o gozo. Pero una acción que nos ha proporcionado
gozo puede que no sea necesariamente una acción correcta. De hecho podría ser causa
de dolor para otra persona y ésta la considerará incorrecta. Es difícil, por tanto, ver
desapasionadamente. Sólo puede hacerlo el que tenga mente abierta.
El sufrimiento suele anublar nuestra visión. Mientras uno está sufriendo, juzga
mal a todo mundo. Hacemos responsables de nuestro dolor a personas inocentes.
Encontramos faltas no sólo en otras personas sino en Dios mismo que pensamos es
injusto, cruel y caprichoso. Olvidamos que todo lo que ocurre en este mundo obedece a
leyes cósmicas inmutables, y que nuestras penas y gozos en esta vida tienen sus raíces
en nuestras acciones previas. Nuestra ignorancia de las leyes cósmicas, tales como la de
Karma y Reencarnación, nos lleva a juicios errados sobre nuestros sufrimientos y gozos.
Pero no hay campo para tales juicios falsos en quien juzga las cosas con mente abierta.
Al ensancharse nuestra mente con nuevas facultades nos damos cuenta de la ley
espiritual y aprendemos a actuar de acuerdo con ella. Comprendemos que el alma crece
en el sufrimiento y que visto desde un nivel superior el sufrimiento no es malo en
absoluto. Un hombre de mente abierta debe evaluar correctamente su sufrir. Lo
soportará como ha dicho el Maestro K. H., con “serena fortaleza” y lo convertirá en una
“ventaja espiritual”. Todo sufrimiento es una oportunidad de progreso espiritual, pero
sólo un hombre que tenga una mente realmente abierta puede usar su sufrimiento para
beneficio espiritual.
En la literatura teosófica se ha llamado a la mente la matadora de lo Real, lo que
significa que la mente nos impide experimentar la Realidad. Esto se aplica a una mente
cerrada y no a una mente abierta. De hecho una mente abierta ayuda enormemente a
despertar la visión espiritual. Un Upanishada dice: “La mente es responsable de la
esclavitud del hombre, tanto como de librarlo de sus ataduras. El apego al mundo es
atadura, y el desapego del mundo es libertad.”
Una mente abierta no puede tener ataduras, está libre de deseos y codicias. Es el
deseo lo que ata, y por tanto una mente abierta ayuda a la liberación porque está libre de
deseo.
Lleguemos ahora a “corazón puro”. Un corazón puro significa un corazón que
ama, un corazón que no siente ira, ni animosidad, ni depresión ni ánimo de venganza o
retaliación. El intelecto y las emociones se desarrollan independientemente en un
hombre. El corazón no tiene nada que ver con el intelecto en ese hombre, que puede ser
un gigante intelectual y no obstante ser despiadado. Puede ser un erudito, autor de
mucho libros, buen orador, y sin embargo carecer de sentimientos tiernos, de un corazón
responsivo que haga la vida digna de vivirse.
La Sra. Annie Besant ha dicho: “Las funciones del intelecto son comparar y raciocinar;
el conocimiento espiritual está mucho más allá de su alcance.” Un hombre intelectual no
aprende ninguna lección en la escuela de la vida. Solamente un hombre que posea un
corazón sensitivo puede aprender lecciones espirituales de las experiencias de la vida.
Un corazón impuro no pede compartir el dolor o el gozo de otros, porque un corazón
impuro es un corazón egoísta. De suerte que cuando decimos corazón puro ello tiene
todas las implicaciones de un corazón amante, afectuoso y bondadoso.
De todo lo dicho arriba no debe entenderse que el intelecto no tiene ningún papel
útil que desempeñar en la vida del hombre. El intelecto tiene su propia utilidad. La
comprensión intelectual de verdades filosóficas precede a menudo a la iluminación
espiritual. Sin intelecto no tendríamos el progreso científico y tecnológico actual, ni los
adelantos del arte y la arquitectura, ni toda la rica literatura del mundo que encontramos.
No puede haber duda de que el intelecto juega un papel importante en la vida del
hombre. De hecho, el intelecto es indispensable para nuestro diario vivir.
Puede notarse que en la Escala de Oro ocupa un lugar el “intelecto despierto”
inmediatamente en seguida de los tres peldaños que hemos analizado. Eso muestra que
el intelecto tiene un papel importante en la vida del hombre. Pero lo que hay que
comprender claramente es que uno ha de ir más allá del intelecto para adquirir
iluminación espiritual. Entre la cabeza y el corazón, el corazón es seguramente el
instrumento más importante en la senda espiritual. Hay casos de personas con muy poca
educación y muy poco desarrollo intelectual que han alcanzado sorprendente progreso
espiritual. Esto ocurre particularmente entre personas de temperamento devocional.
Un corazón puro está libre de todos los vicios tales como la codicia, la lujuria, el
egoísmo, etc. De hecho, toda la naturaleza inferior del hombre tiene que ser purificada
antes de que pueda decirse que tiene un corazón puro. Y en relación con esto debemos
recordar lo que se conoce como intención pura. A veces hacemos algo con la mejor
intención pero la acción resulta mal. Esto no se debe a impureza de corazón sino a un
mal cálculo de los resultados posibles, o a una evaluación equivocada de las
circunstancias que condujeron a la acción. En semejante caso no hay razón para
remorderse o lamentarse. En tanto que el motivo sea puro y la intención sea inegoísta, la
acción no trae impureza al corazón aunque no resulte bien. Lo que hace impuro el
corazón es la motivación egoísta y no la acción misma.
Se verá claro por lo que se ha dicho que las tres primeras frases de la Escala de
Oro tienen importancia e implicaciones mucho más hondas de lo que parece en la
superficie. Entonar mecánicamente la Escala de Oro, será por tanto de poca monta en la
senda espiritual. Solamente cuando se perciben realmente los aspectos más profundos
de la vida espiritual tocados por la Escala de Oro, especialmente los tres primeros
peldaños, es cuando podemos beneficiarnos de ellos.
El lema: "Satyat nasty paro dharmah", que se traduce como "No hay Religión más
elevada que la Verdad" , escrita en letras sánscritas, (en el original) y ubicada alrededor
del sello, en su parte externa, dice que la Verdad, es la búsqueda de todos los teósofos,
cualquiera sea su fe. Todas las grandes religiones, son la incorporación de esa Verdad
y un sendero hacia su comprensión, ya que reflejan en alguna medida, la luz de una
Sabiduría eterna y espiritual. EL EMBLEMA ENTERO habla a una percepción interna,
a la intuición y al corazón, sacando el divino en cada individuo que lo contempla. En su
totalidad, representa una síntesis de grandes principios cósmicos que operan a través de
los ciclos involutivos y los ciclos evolutivos, que nos traen, en el correr del tiempo, la
realización de nuestra naturaleza divina.