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LECCIONES PITAGÓRICAS PARA EL SIGLO XXI

MIGUEL DE GUZMÁN
Real Academia de Ciencias

Con el pitagorismo, en el siglo VI a. C., nació la mate- TRES AFIRMACIONES SORPRENDENTES


mática tal como hoy la concebimos, como una ciencia
deductiva, paradigma de todas las otras ciencias y, al mis- Para quien está acostumbrado a ver la matemática como
mo tiempo, instrumento esencial para el desarrollo de to- una mera técnica, más o menos rutinaria, ciertamente útil
das ellas. Pero el pitagorismo primitivo no concibió el para muchas actividades relacionadas con las diversas cien-
pensamiento matemático tan sólo como una ciencia lle- cias y tecnologías, pero bastante neutral y apartada del
na de armonía y belleza en sí misma y un instrumento pensamiento humanístico y filosófico, pueden resultar un
para mejor explorar e interpretar la propia armonía del tanto chocantes los siguientes testimonios de tres emi-
Universo, sino como una escala para ascender hacia los nentes matemáticos bastante cercanos a nosotros en el
orígenes divinos del Universo o, tal como afirmaban tiempo.
los propios pitagóricos, para profundizar «en las raíces y En 1973, la Academia de Ciencias de Göttingen con-
fuentes de la naturaleza». De esta forma se puede concluir cedió a I. R. Shafarevich el premio Heinemann por la
que los pitagóricos constituyeron lo que al tiempo se pue- importancia de su investigación matemática. Con tal mo-
de considerar como «una comunidad científica y her- tivo, el matemático soviético pronunció un discurso ti-
mandad religiosa» (B. van der Waerden), cuya perviven- tulado «Sobre ciertas tendencias en el desarrollo de la ma-
cia como grupo organizado duró muchos siglos y cuya temática», publicado en ruso y en alemán en Jahrbuch
influencia fue decisiva para el desarrollo de la cosmovi- der Akademie der Wissenschaften in Göttingen (1973, págs.
sión científica predominante en la cultura occidental. A 37-42), y más tarde traducido al inglés en The Mathe -
lo largo de los siglos de desarrollo de la ciencia y de la ma- matical Intelligencer. En él, Shafarevich, después de ar-
temática, y en nuestros mismos días, la impronta del pi- gumentar que el objetivo último que justifica la actividad
tagorismo ha estado siempre presente de modo implícito matemática no puede encontrarse en su mera aplicabili-
en la comunidad científica y también muy explícitamen- dad, se remonta a los pitagóricos con las siguientes pala-
te en miembros destacados de ella. En este artículo trata- bras:
remos de recoger algunas de las lecciones que el espíritu
del pitagorismo legó a la matemática de todos los tiempos La matemática como ciencia nació en el siglo VI a. C.
y de examinar su vigencia al proyectarlas hacia el futuro en la comunidad religiosa de los pitagóricos y fue parte de
de nuestra ciencia. Para ello intentaremos primero de- esta religión. Su propósito estaba bien claro. Revelando la
sentrañar algunos de los aspectos más importantes del pi- armonía del mundo expresada en la armonía de los núme-
tagorismo que han conformado nuestra cultura occiden- ros, proporcionaba un sendero hacia una unión con lo di-
tal, inicialmente sobre todo a través de Platón, el gran vino. Fue este objetivo elevado el que en aquel tiempo pro-
transmisor de muchas de las ideas y actitudes pitagóricas. porcionó las fuerzas necesarias para un logro científico del
Parte de las ideas aquí recogidas han sido expuestas más que en principio no puede darse parangón. Lo que estaba
ampliamente en un trabajo dedicado a los pitagóricos que en juego no era el descubrimiento de un bello teorema ni
fue publicado por la Real Academia hace unos años. En la creación de una nueva rama de la matemática, sino la
creación misma de las matemáticas.
segundo lugar examinaremos los rastros del pitagorismo Entonces, casi en el momento de su nacimiento, habían
presentes en algunos de los momentos más trascendenta- aparecido ya aquellas propiedades de la matemática gracias
les para la evolución de la ciencia y de la matemática, ta- a las cuales las tendencias humanas generales se manifies-
les como el Renacimiento y el siglo XVII. Finalmente ex- tan más claramente que en ninguna otra parte. Esta es pre-
ploraremos las consecuencias y retos que esta actitud cisamente la razón por la que en aquel tiempo las mate-
entraña para los diferentes aspectos de nuestro quehacer máticas sirvieron como modelo para el desarrollo de los
matemático en sus distintos aspectos. principios fundamentales de la ciencia deductiva.

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En conclusión, quiero expresar la esperanza de que por Aquí no hay ni sufrimiento, ni mal, ni deficiencia algu-
esta misma razón la matemática ahora pueda servir como na, sino sólo perfección. Nada nos impide tomar parte
modelo para la solución del problema fundamental de nues- como científicos en la adoración cósmica que encontró tan
tro tiempo: revelar un supremo objetivo y propósito religioso poderosa expresión en el más sublime poema de la lengua
para la actividad cultural humana. alemana, la canción de los arcángeles al comienzo del Faus -
to de Goethe:
El segundo testimonio proviene de Hermann Weyl «El sol resuena con acorde antiguo
(1885-1955), uno de los más grandes matemáticos del si- en fraterna unión con las esferas,
glo XX, que, aparte de sus muchas contribuciones en im- y con paso de trueno acompaña
portantes temas del análisis matemático, se ocupó con pro- su prescrito viaje.
Su presencia presta su fuerza a los ángeles,
fundo interés y reconocimiento de aspectos filosóficos de
cuando ningún otro puede fortalecerles;
la matemática. Su obra más importante en esta dirección los excelsos engranajes de la altura
es Philosophy of Mathematics and Natural Sciences (Prince- mantienen su señorío como el primer día».
ton University Press, Princeton, 1949), que es una reela-
boración de un tratado escrito en los años veinte en alemán. El tercer testimonio proviene de Ludwig Wittgenstein
En la página 125 de la edición americana, tratando de (1889-1951). En la última parte de la famosa obra de su
explicar las raíces profundas del pensamiento matemáti- primer periodo de vida filosófica, el Tractatus Logico-phi -
co, Weyl dice: losophicus (1921), la parte final que se suele denominar
«mística» y que revela lo que para Wittgenstein era el sen-
El mundo externo como postulado no garantiza que tal
mundo vaya a surgir a partir de los fenómenos a través de tido profundo, ético, del Tractatus, aparecen las siguien-
la acción cognitiva de la razón que trata de crear una con- tes afirmaciones:
cordancia con ellos. Para que esto tuviera lugar sería nece-
sario que el mundo estuviera gobernado por leyes simples 6.52. Percibimos que, incluso aunque todas las posibles
elementales. Por lo tanto el proponer el mundo externo preguntas científicas sean contestadas, los problemas refe-
como una mera construcción de la razón no explica real- rentes a nuestra vida no han sido tocados en absoluto. Es
mente lo que se pretendería explicar con ello. La cuestión cierto que precisamente entonces no queda ninguna pre-
de la realidad del mundo se mezcla inseparablemente con gunta; y exactamente esto es la respuesta.
la cuestión relativa a su armonía con las leyes matemáti- 6.521. La solución del problema de la vida se caracteri-
cas. Esto último apunta claramente en otra dirección de za por la desaparición de este problema (¿no es este el mo-
transcendencia distinta de la de un mundo transcendente; tivo por el que personas para quienes el sentido de la vida
apunta hacia el origen, más bien que hacia el producto. Así resultó claro tras largas dudas no pudieron decir en qué
la razón última se encuentra más allá de todo conocimien- consistía este sentido?).
to, solamente en Dios; emanando de él, la luz de lo cons- 6.522. Existe ciertamente lo inexpresable. Esto se mues-
ciente, con su propio origen oculto a ello mismo, se acoge tra, es lo místico.
a sí misma en autopenetración, dividida y suspendida en-
tre sujeto y objeto, entre significado y ser. Lo inexpresable, para el Wittgenstein de esa primera
época y para el de una época un poco posterior, era lo más
Por otra parte, en 1932 Weyl fue invitado por la Uni- importante, como él mismo afirmaba en «Vermischte Be-
versidad de Yale para impartir las Terry Lectures, uno de merkungen», un texto publicado en 1931:
los acontecimientos intelectuales que cada año tenían lu-
gar en dicha universidad, en forma de tres conferencias Lo inexpresable (aquello que me parece misterioso y no
solemnes. El tema elegido por Hermann Weyl fue «El puedo expresar) proporciona tal vez el fondo sobre el que
Universo abierto» y la primera de las conferencias llevaba alcanza sentido aquello que pude expresar.
por título Dios y el Universo. En ella se puede leer:
En versión original:
Mucha gente piensa que la ciencia moderna está muy
apartada de Dios. Yo opino, por el contrario, que es mu- Das Unaussprechbare (das, was mir geheimnisvoll ers-
cho más difícil hoy para la persona interesada aproximar- cheint und ich nich auszusprechen vermag) gibt vielleicht
se a Dios a partir de la historia, a partir del aspecto espiri- den Hintergrund, auf dem das, was ich aussprechen konn-
tual del mundo y a partir de la experiencia moral. Porque te, Bedeutung bekommt.
ahí nos encontramos con el sufrimiento y el mal en el mun-
do, que es difícil de armonizar con un Dios todomiseri- ¿Cuál es la explicación de estas afirmaciones, que pue-
cordioso y todopoderoso. En este campo no hemos logra- den sonar tan extrañas en boca de los matemáticos? Es
do aún, evidentemente, levantar el velo con el que nuestra
naturaleza humana cubre la esencia de las cosas. evidente que no provienen de individuos aislados del que-
Pero en nuestro conocimiento de la naturaleza física he- hacer común de los matemáticos de su tiempo. A mi pa-
mos penetrado tan lejos que podemos obtener una visión recer, estas voces aparecen como una resonancia de algo
de la armonía sin manchas que está en congruencia con la muy antiguo y permanente en la matemática... y que nos
razón sublime. vendría muy bien recordar.

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EL PENSAMIENTO PITAGÓRICO medio dios. Y también la figura que dibuja Aristóteles en


los fragmentos que se conservan aparece entre las brumas
Los orígenes del pitagorismo de la leyenda. Es una lástima que la obra que Aristóteles
dedicó a los pitagóricos, bajo este título, oi pythagorikoi,
El nacimiento y la pervivencia del pitagorismo es uno no haya llegado hasta nosotros, pues sin duda con ella
de los fenómenos más interesantes en la historia de la cien- tendríamos una visión mucho más cabal del pitagoris-
cia y de la cultura en general. Surgió, se desarrolló y se mo primitivo, aunque probablemente no de Pitágoras
expandió como un modo de vida religioso. Su armazón in- mismo.
telectual estaba basado en la visión del Universo como Lo que sobre la vida de Pitágoras se sabe con relativa
cosmos, en contraposición al caos, es decir, como un todo seguridad es lo siguiente. Nació en la isla de Samos, jun-
ordenado y organizado de acuerdo con leyes asequibles a to a Mileto, en la primera mitad del siglo VI a. C. Fue
la razón humana. El mismo impulso religioso conducía ha- hijo de Menesarco, tal vez un rico comerciante de Samos.
cia la búsqueda y contemplación de la armonía intelectual, Probablemente viajó a Egipto, Fenicia y Babilonia. Volvió
implantada en este Universo como paradigma de con- a Samos durante la dictadura de Polícrates (538-522 a. C.).
ducta humana y como camino y método de elevación es- Hacia 529 a. C. viajó al sur de Italia y fundó en Crotona
piritual, en búsqueda de las raíces y fuentes de la natura- la fraternidad pitagórica. Murió muy anciano en Meta-
leza. ponto.
En nuestra cultura, fuertemente impregnada por el es- Se discute sobre los siguientes datos de su vida: año de
píritu científico, que acepta esta cosmovisión de fondo su nacimiento (600 a. C., según Eratóstenes; 570 a. C.,
como base implícita e indiscutida, transmitida en sus lí- según Aristoxeno); cronología exacta de sus viajes; qué
neas generales a través de los siglos desde las mismas raí- sucedió con él cuando los ciudadanos de Crotona expul-
ces pitagóricas, el brillo de la idea fundamental de la ra- saron a los pitagóricos en 509 a. C.; si murió violenta-
cionalidad del Un i verso se nos presenta apagado y mente o no en Metaponto.
desgastado por la costumbre. La armonía de las esferas no Se pueden distinguir tres etapas en su vida: la primera
es para nosotros más que el constante ruido de fondo que en el mundo griego, la segunda de viajes a Babilonia y
escuchamos en nuestro quehacer racional. Egipto y la tercera en lo que más tarde se llamó la Mag-
Pero el mundo del siglo VI en que a Pitágoras le tocó vi- na Grecia (sur de Italia), con un intermedio en Samos en-
vir era muy distinto. Las invasiones persas habían aproxi- tre la segunda y la tercera etapas.
mado hacia los griegos las milenarias culturas orientales, Poco se sabe de las dos primeras. Iámblico cuenta que
con su abigarrado espíritu religioso y su actitud mística y Pitágoras visitó a Tales en Mileto, lo que cronológica-
contemplativa, que originaban una especial forma de ra- mente es factible y geográficamente muy posible por la
cionalidad. El espíritu religioso oriental no buscaba, ni proximidad entre Samos y Mileto. También allí pudo co-
busca, el camino hacia la comunión con lo divino a tra- nocer al filósofo Anaximandro personalmente. Como su
vés de la contemplación racional del Universo, sino más maestro se cita sobre todo a Ferekides de Siros (Aristóte-
bien mediante la negación de la búsqueda misma de la les, Aristoxeno, Dicaiarcos) a quien Aristóteles caracteri-
razón, merced a formas de comunicación internas del es- za como teólogo y taumaturgo.
píritu. Pero junto con esta vena mística del espíritu, la Sobre los viajes a Oriente de Pitágoras existen muchas
cultura oriental había realizado admirables conquistas de leyendas, que sus biógrafos posteriores narran en detalle.
la razón, plasmadas, por ejemplo, en los desarrollos as- Pero el hecho de sus estancias en Egipto y Babilonia apa-
tronómicos y aritméticos realizados por los babilonios más rece ya atestiguado en escritores mucho más antiguos,
de un milenio antes de que Pitágoras naciese. Tal vez una como Isócrates (siglo IV a. C.), Heródoto (siglo V a. C.)
de las razones profundas del hondo enraizamiento del mo- y Aristoxeno (siglo IV a. C.). Por otra parte, el parentes-
vimiento pitagórico en la cultura griega y en su heredera, co de muchas de las ideas pitagóricas primitivas, tanto
la cultura occidental en que hoy vivimos, consistió en el matemáticas y astronómicas como religiosas, delatan cla-
acierto de Pitágoras al unificar ambas tendencias, racional ramente el fuerte influjo oriental y egipcio, y se puede
y contemplativo-religiosa, dando forma a lo que llegó a ser, pensar con confianza que pertenecen al acervo de ense-
mucho más que una escuela de pensamiento, una forma ñanzas iniciales de Pitágoras mismo.
de vida. Según algunas tradiciones, al volver Pitágoras a Samos
se le pidió que enseñase sus ideas a sus propios conciuda-
Pitágoras danos. Al parecer les resultó demasiado abstracto y su en-
señanza tuvo poco éxito. Esto, junto con la opresión del
La figura de Pitágoras nos aparece coloreada y fuerte- tirano Polícrates, le debió de conducir a tomar la decisión
mente fabulada por la pluma de sus hagiógrafos tardíos de emigrar.
Diógenes Laercio y Porfirio, del siglo III d. C., y Iámbli- En 529 a. C. Pitágoras se trasladó a la polis (ciudad-es-
co, del siglo IV. Pero, ya incluso en el siglo V a. C., Heró- tado) de Crotona, fundación aquea del siglo VIII a. C., en
doto mismo presenta un Pitágoras mítico, confundido la parte sur del golfo de Tarento. Las colonias griegas del
con una figura tan fabulosa como Zalmoxis, medio héroe, sur de Italia gozaban entonces de una gran prosperidad,

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especialmente Síbaris, famosa en el mundo griego por sus Esta distinción resultó ser de enorme trascendencia en
riquezas y su vida lujosa. Crotona era su principal rival y la evolución de la comunidad pitagórica. Los acusmáticos
vecina. Allí llegó Pitágoras con un sistema de pensamiento se constituyeron en custodios de las enseñanzas de Pitá-
más o menos perfilado después de su larga experiencia goras y su preocupación fue que éstas se conservaran tal
por Oriente y Egipto. La ciudad le pidió que expusiera como Pitágoras las había transmitido. Los matemáticos
sus ideas y, según la tradición, Pitágoras dirigió por sepa- se consideraban continuadores más bien del espíritu de
rado cuatro grandes discursos a los jóvenes, el Senado, las Pitágoras, basado en el conocimiento científico y, puesto
mujeres y los niños. El contenido de estos cuatro discur- que es connatural a éste su propia evolución, era claro
sos, tal como ha sido transmitido por diversos conduc- para ellos que el conjunto de conocimientos de Pitágoras
tos, está lleno de recomendaciones morales de gran per- era susceptible de perfeccionamiento. Era natural que esta
fección, fundamentadas especialmente en la necesidad de diversidad de pareceres condujera a la división de la co-
ajustar la conducta humana a los cánones de armonía y jus- munidad con la desaparición de Pitágoras y, en efecto, así
teza que se derivan de la naturaleza misma de las cosas e sucedió.
ilustradas con elementos específicos de la mitología de los La distinción entre matemáticos y acusmáticos es trans-
habitantes de Crotona. Como consecuencia de este primer mitida por múltiples canales. Iámblico es quien narra
contacto surgió, al parecer, no sólo en Crotona, sino en toda más por extenso la división entre ellos y su narración pa-
Italia, un gran entusiasmo por Pitágoras. rece haber sido tomada de la obra perdida de Aristóteles
Durante algún tiempo, muchos historiadores contem- sobre los pitagóricos. Al parecer fue Hipaso el principal
poráneos consideraron a los biógrafos posteriores de Pi- representante de los matemáticos. Se debió de ocupar
tágoras como poco más que novelistas que pretendían ex- con notable éxito de hacer avanzar los conocimientos
clusivamente transmitir una imagen edificante del santo matemáticos. A principios del siglo V a. C. (500-480)
patrón del pitagorismo de su tiempo, tanto en su activi- entró en conflicto con los acusmáticos, ya que fue el pri-
dad como en su enseñanza religiosa y científica. Hoy exis- mero en ofrecer por escrito al público en general el «se-
te una cierta tendencia, representada sobre todo por la creto de la esfera de los doce pentágonos» (Iámblico,Vita
obra de Van der Waerden Die Pythagoreer (1979), que me Pyth., 88), y en castigo por ello murió en un naufragio.
sirve de pauta principal en mi exposición, a concederles El «secreto de la esfera de los doce pentágonos» alude a
una mayor verosimilitud, teniendo en cuenta que ellos, cierta construcción relacionada con el dodecaedro regu-
muy probablemente, pudieron disponer de documentos lar que los pitagóricos primitivos deseaban mantener en
antiguos, hoy perdidos, testimonios de tradiciones mu- secreto, como el grueso de su doctrina. En otro lugar,
cho más cercanas a los orígenes del movimiento pitagórico. Iámblico (Vita Pyth., 246-247) cuenta que aquél que re-
veló «la naturaleza del conmensurable y del inconmen-
La comunidad pitagórica. surable a quienes no eran dignos de participar de tales
Generaciones de matemáticos conocimientos» fue expulsado de la comunidad. Los pi-
tagóricos le erigieron una tumba como si para ellos ya
Los ciudadanos de Crotona propusieron, al parecer, a hubiera muerto. Parece probable que fuera Hipaso mis-
Pitágoras que continuase su labor de formación moral e mo el personaje que reveló por primera vez la existencia
intelectual de jóvenes y adultos. Los esfuerzos de Pitá- de longitudes inconmensurables, y precisamente a través
goras se debieron de centrar, en lo que concierne a la for- de un estudio del pentágono regular. Iámblico acusa a
mación personal completa, en los jóvenes a quienes en- Hipaso de haberse atribuido el mérito de sus descubri-
contró más flexibles y con más capacidad de absorber el mientos, «siendo así que todos proceden de Él», es decir,
espíritu pitagórico plenamente. Puesto que su sistema de de Pitágoras. Se puede pensar razonablemente que Hipaso
pensamiento estaba basado en el descubrimiento y con- fue un gran matemático que, efectivamente, dio por pri-
templación de la armonía del cosmos, y a ello se habría mera vez con la existencia de longitudes inconmensura-
de llegar muy fundamentalmente a través de la intro- bles, es decir, tales que una no es un múltiplo de una par-
ducción en consideraciones científicas, muy difíciles para te de la otra, dando con ello al traste con la acariciada
los más adultos, ocupados en los asuntos de la ciudad, creencia de los pitagóricos primitivos de que todo debe
estableció de modo natural dos formas distintas de ense- estar regido por los números enteros y las proporciones
ñanza. Así es como explica Iámblico (Vita Pyth., 88) la entre ellos. La versión que Iámblico cuenta, acusando a
existencia en la primitiva comunidad pitagórica de dos cla- Hipaso de plagio, proviene, según la conjetura de Van
ses de miembros, los matemáticos (mathematikoi, ‘cono- der Waerden, del círculo de pitagóricos matemáticos anó-
cedores’), es decir, los iniciados a quienes Pitágoras co- nimos de entre 480-430 a. C., de quienes la tomó Aris-
municaba los conocimientos científicos a su disposición, tóteles. Estos pitagóricos fueron potentes matemáticos
y los acusmáticos (akousmatikoi, ‘oidores’), que partici- con la estrategia común de atribuir a Pitágoras mismo
paban de los conocimientos y creencias, de los principios sus descubrimientos.
morales, ritos y prescripciones específicas de la herman- Sería interesante señalar el modo según el cual Hipaso
dad, si bien sin conocer en profundidad las razones de su pudo dar con el número irracional, pero esto nos alejaría
credo y su proceder. demasiado de nuestro tema central.

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Así como entre los pitagóricos acusmáticos, como es dras (psefoi, ‘cálculos’). Al mismo tiempo los números
natural, apenas se pueden distinguir etapas evolutivas, en- desvelaban las proporciones que regían las consonancias
tre los pitagóricos matemáticos que se dedicaron al desa- musicales. ¿No era natural ver en el número el principio
rrollo de la ciencia estas etapas se pueden diferenciar con inteligible a través del cual el cosmos divino goberna-
c i e rta probabilidad. Así, Van der Wa e rden distingue do por el espíritu manifestaba al hombre su armonía
cinco generaciones en el pitagorismo entre los años 530- interna?
360 a. C.: Según cuentan Porfirio (Vita Pyth., 30-31) y Iámblico
(Vita Pyth., 64-66) en un pasaje que toman de Nicóma-
– 1.ª generación (530-500 a. C.): Pitágoras. co de Gerasa (ca. 50-150 d. C.), quien por su parte pare-
– 2.ª generación (520-480 a. C.): Hipaso de Meta- ce hacerse eco de fuentes pitagóricas antiguas, Pitágoras «di-
ponto, Alcmeon. rigía su oído y su espíritu hacia las sublimes consonancias
– 3.ª generación (480-430 a. C.): Matemáticos anóni- del cosmos gracias a una inefable capacidad divina difícil
mos. de imaginar. Con ello oía y entendía él solo, según expli-
– 4.ª generación (440-400 a. C.): Filolao, Teodoro. caba, toda la armonía y el concierto de las esferas y los as-
– 5.ª generación (400-360 a. C.): Arquitas de Tarento. tros que en él se mueven».
La música era entre los pitagóricos el símbolo de la ar-
Los matemáticos anónimos de la tercera generación de- monía del cosmos, a la vez que un medio para lograr el
bieron de constituir un grupo muy interesante, del que equilibrio interno en el espíritu mismo del hombre.
Aristóteles se hace eco con admiración. De ellos habla
como de los fundadores de la matemática tal como se cul- El juramento pitagórico
tivaba en su tiempo, una matemática adulta, rigurosa y
ampliamente evolucionada. «Estiman mucho la exactitud Bajo diversas formas se ha conservado una breve fór-
de la argumentación en las ciencias matemáticas, porque mula pitagórica de difícil interpretación que, según es de
sólo ellas poseen demostraciones», decía Aristóteles (Iám- suponer, contenía algo muy cercano a la quintaesencia del
blico, De communi math. sci, 78). espíritu pitagórico. En la versión más corriente reza así:
Filolao, de la 4.ª generación, fue de estilo grandilocuente «No, por Aquél que ha entregado a nuestras almas la Te-
y ampuloso, sin mucho rigor matemático. Su astronomía traktis, una fuente que contiene las raíces de la naturale-
también carece de rigor científico. Conocía y utilizaba los za eterna».
saberes matemáticos, pero su lógica y su matemática re- Al parecer constituye un juramento de secreto sobre el
sultan más bien flojas. contenido de la enseñanza pitagórica, reservado a miem-
bros de la comunidad exclusivamente. «Aquél», por su-
Algunos fragmentos de la enseñanza pitagórica puesto, es Pitágoras mismo, a quien los pitagóricos pri-
mitivos no osaban nombrar. La Tetraktis, o cuaterna,
Armonía del cosmos consiste probablemente en los números 1, 2, 3, 4, que
conjuntamente solían representar los pitagóricos en esta
Pocos han sido los filósofos y muchos menos los cien- forma figurativa:
tíficos que han sabido encarnar sus enseñanzas con ele-
mentos sensibles tan acertadamente como Pitágoras. La fa- x
mosa armonía de las esferas de la enseñanza pitagórica x x
primitiva era mucho más profunda que la mera conjetu- x x x
ra de la consonancia de las notas que los astros producen x x x x
en su movimiento. El elemento fundamental del pensa-
miento de Pitágoras es la visión del Universo como cos- ¿En qué sentido la Tetraktis podía ser «fuente de las raí-
mos, un todo ordenado y armoniosamente conjuntado. El ces de la naturaleza eterna»? Según parece, la Tetraktis alu-
destino del hombre consiste en considerarse a sí mismo de a la iluminación pitagórica inicial y fundamental sobre
como una pieza de este cosmos, descubrir el lugar propio las proporciones numéricas que rigen las notas musicales
que le está asignado y mantener en sí y en su entorno, en consonantes: el tono (1:1), la octava (1:2), la quinta (3:2)
lo que está de su parte, la armonía que es debida de acuer- y la cuarta (4:3). Más adelante tendremos ocasión de con-
do con el orden natural de las cosas. siderar en detalle los experimentos musicales con cuerdas
La armonía cósmica entendida en este sentido fue pro- que pusieron de manifiesto tales proporciones. En la ex-
bablemente una audaz conclusión de madurez, a la que periencia pitagórica esta observación debió de constituir
Pitágoras llegó a través de la observación de la congruencia el estímulo decisivo para la extrapolación cuasimística de
de sus consideraciones científicas sobre números, figuras que el cosmos es de algún modo alcanzable a través del nú-
y notas musicales, con las ideas orientales sobre el alma, mero. Tal vez es en este sentido en el que se exalta la Te-
los astros y la divinidad. Los números constituían el ar- traktis como fuente del conocimiento de las raíces de la ar-
mazón inteligible de las formas en la aritmética figurati- monía de la naturaleza eterna, en el cual se basa la existencia
va de los pitagóricos, construida por ellos mediante pie- pitagórica.

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Se puede uno preguntar: ¿cuál fue el sentido del secreto 40. No dejes que el sueño suave llegue a tus ojos
pitagórico que el juramento solemnemente impone? En- 41. antes de que hayas repasado en tu mente por tres ve-
tonces, como hoy, el secreto compartido constituía un fuer- ces cada una de tus acciones del día.
te vínculo de conexión entre los miembros de una comu- 42. «¿En qué he faltado? ¿Qué he hecho? ¿Qué he omi-
tido?».
nidad reducida. La comunidad pitagórica llegó a tener una 43. Comienza desde el principio y recórrelo todo.
complicada organización interna, con largos periodos de no- 44. Si has hecho algo mal, arrepiéntete; si has hecho algo
viciado, pruebas de silencio y de robustecimiento del espíritu bien, alégrate.
a través de experiencias encaminadas a fomentar la hu- 46. Esto te conducirá por las huellas de la virtud divina.
mildad y la asimilación paulatina del espíritu pitagórico. 47. Sí, por Aquél que ha entregado a nuestra alma la Te-
Muchas de las doctrinas esotéricas de los pitagóricos se traktis
prestaban, fuera de su contexto integral, a malentendidos 48. fuente de la naturaleza eterna.
que era conveniente evitar. Las mismas enseñanzas mate-
máticas cobraban, probablemente, un halo especial en el Inmortalidad del alma
ambiente de los iniciados pitagóricos, constituyendo para
ellos un soporte de su camino de vida, con un significado Porfirio, en su biografía de Pitágoras (Vita Pyth., 19)
que iba mucho más allá del carácter de mera curiosidad transmite un testimonio de Dicaiarcos, un alumno de
especulativa que podían atribuirles los espectadores exter- Aristóteles, que resume las enseñanzas de Pitágoras en es-
nos. Por otra parte, en la vida religiosa de la Grecia con- tos cuatro puntos:
temporánea a Pitágoras abundaban extraordinariamente
los misterios o ceremonias secretas de iniciación y purifi- 1. El alma es inmortal.
cación progresiva, con la finalidad de provocar en el espí- 2. Las almas cambian su lugar, pasando de una forma
ritu del iniciado un estado de veneración, fervor religioso de vida a otra.
y entusiasmo místico, llevados a cabo en una parte oculta 3. Todo lo que ha sucedido retorna en ciertos ciclos y
del templo. Los festivales nacionales de Delfos o Eleusis no sucede nada realmente nuevo.
incluían misterios celebrados con genuina exaltación reli- 4. Hay que considerar todos los seres animados como
giosa. Parece muy probable que Pitágoras adoptase, en la emparentados entre sí.
tarea de formación de sus adeptos, métodos y técnicas cuya
eficacia había constatado mediante la observación. La creencia pitagórica del origen divino del alma viene
Este rasgo secretista de la enseñanza pitagórica primiti- expresada en los Versos áureos con las siguientes palabras:
va fue mitigado más adelante. El no rotundo del jura-
63. Pero tú ten ánimo. De naturaleza divina son los mor-
mento aparece convertido en sí en los Versos áureos, una
tales.
compilación de enseñanzas pitagóricas escrita probable-
mente en el segundo o tercer siglo después de Cristo, te-
Este aspecto de la filosofía pitagórica aparece fuertemen-
niendo a la vista fuentes mucho más antiguas, y destina-
te emparentado con la mentalidad del orfismo, un movi-
da a expandir la doctrina pitagórica a todos los hombres.
miento religioso que, probablemente procedente de Orien-
He aquí algunas de sus consideraciones con más pro- te, se instaura en Grecia, empezando por Tracia, en el siglo VI
babilidad de pertenecer al pitagorismo primitivo: a. C. La antigua Grecia tenía en los libros homéricos un
equivalente de las escrituras sagradas de otros pueblos. El
11. Honra ante todo a los dioses inmortales, como man-
da la ley, pensamiento de un alma inmortal es totalmente ajeno al es-
12. y observa el juramento. Honra también a los nobles píritu griego antiguo. Pero al parecer esta situación cambió
héroes radicalmente a partir del siglo VI a. C., muy posiblemente
13. y a los dioses del mundo inferior con las ofrendas bajo la influencia de multitud de movimientos religiosos
prescritas. que, originarios de Persia, la India y Egipto, se extendieron
por el mundo griego. De hecho el panorama de creencias re-
19. [...] acostúmbrate a ser señor ligiosas es totalmente diferente en el siglo IV a. C. El orfis-
10. ante todo de tu vientre, del sueño, de la lascivia y de mo tenía a Dionisos como dios y a Orfeo como su sacerdote,
la ira. reuniendo cierto sentido místico con una ascética de puri-
11. Nunca hagas nada vergonzoso ni con otros ni con- ficación. El espíritu humano procede de otro mundo y se en-
tigo mismo; sobre todo avergüénzate de ti mismo. cuentra como desterrado en este, encadenado al cuerpo por
la sensualidad. Existe un mundo de acá y otro de más allá y
17. Hay dolores que llegan a los humanos por designio
divino. Por ello la vida debe vivirse como una fuga de lo terreno.
18. cuando la fatalidad te alcance, sopórtala y no la lle- Muy probablemente Pitágoras amalgamó elementos ór-
ves mal. ficos con otros de posible origen persa, como el del eter-
19. Remédiala, cuanto de tu parte esté, y piensa no retorno que aparece mencionado en el punto 3 de Di-
20. que el destino al que es bueno no le reserva mucho c a i a rcos, y con sus propias concepciones sobre la
de ella. constitución del cosmos y sobre el modo concreto de pu-

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LECCIONES PITAGÓRICAS PARA EL SIGLO XXI

rificación a través de la contemplación, dando primacía al Nicómaco de Gerasa, Gaudencio y Boecio hablan de
elemento racional y matemático sobre el poético de aque- la observación de Pitágoras de los diferentes sonidos pro-
llas cosmogonías primitivas, para producir una síntesis ducidos en el yunque del herrero por martillos de dife-
que resultó profundamente atrayente no sólo para sus rentes pesos. Un martillo cuyo peso era 6 producía el tono;
contemporáneos, sino para los muchos movimientos de ins- otro con peso 12, la octava; otro con peso 9, la quinta, y
piración pitagórica surgidos durante más de diez siglos. otro de peso 8, la cuarta. Pitágoras volvió a casa, colgó ta-
Al parecer, en el modo de vida de los pitagóricos pri- les pesos de cuatro cuerdas iguales y observó que se pro-
mitivos la metafísica como tal era poco importante. Lo ducían los sonidos consonantes correspondientes. Este es
que verdaderamente importaba era la vida pura, concre- el ejemplo típico de una de esas historias cuya falsedad
tada en la armonía del alma con el cosmos, que habría de podría haber comprobado un historiador con sentido crí-
concluir con la liberación del alma del círculo de reen- tico con sólo repetir la experiencia. La frecuencia del so-
carnaciones. Lo relevante era la elevación del alma al cielo nido producido por una cuerda vibrante no está en pro-
de los bienaventurados tras la muerte. porción con la tensión, sino con la raíz cuadrada de la
tensión.
Armonía científica de los pitagóricos Diógenes Laercio propone a Pitágoras mismo como in-
ventor del monocorde, no un instrumento musical, sino
La armonía, como hemos visto anteriormente, está en más bien un aparato científico para verificar la teoría mu-
el corazón mismo del pitagorismo. La música era el mé- sical utilizado por los pitagóricos. Gaudencio explica por-
todo de elevación y purificación del alma y al mismo tiem- menorizadamente el experimento más verosímil con el
po objeto de contemplación intelectual que revelaba, con que Pitágoras pudo comprobar y cuantificar su intuición
sus congruencias expresables mediante relaciones numé- genial de la conexión de la armonía musical con los nú-
ricas, la armonía más profunda del cosmos. La capacidad meros. Pitágoras tensó una cuerda musical que producía
cuasimágica de la música es elemento heredado por el pi- un sonido que tomó como fundamental, el tono. Hizo
tagorismo de las corrientes órficas más primitivas. El aná- señales en la cuerda, dividiéndola en doce partes iguales.
lisis científico de los sonidos armónicos es, en cambio, Pisó la cuerda en el 6 y observó que se producía la octa-
rasgo muy específicamente pitagórico, que casi con toda va. Pisó luego en el 9 y resultó la cuarta. Al pisar en el 8
seguridad se remonta al mismo Pitágoras. obtuvo la quinta. ¡Las fracciones 1/2, 3/4 y 2/3 corres-
Existen varias versiones sobre el modo concreto mediante pondían a la octava, la cuarta y la quinta! Los sonidos pro-
el cual Pitágoras llegó a desentrañar las relaciones numé- ducidos al pisar en otros puntos resultaban discordes o, al
ricas entre los sonidos consonantes, es decir, aquellos cuya menos, no tan acordes como los anteriores. ¡Los números
producción simultánea origina una sensación agradable 1, 2, 3, 4, la Tetraktys, determinaban con sus proporcio-
en nuestro oído: el tono, la octava, la quinta y la cuarta. nes relativas los sonidos más consonantes!

0 0 0 0

3 1/2
2/3
4
3/4
5 1

6 6

8 8

9 9

Tono 10 Octava Cuarta Quinta

11

12

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MIGUEL DE GUZMÁN

La armonía fue una ocupación constante de la escuela ducen por unidad de tiempo, es decir, de la frecuencia.
pitagórica en todas las etapas de su evolución. Platón ma- Con ello se explica de modo natural y exacto la produc-
nifestó su descontento con el carácter empírico tanto de ción de sonidos fisiológica y psicológicamente agradables,
la armonía como de la astronomía de los pitagóricos. consonantes, en las cuerdas cuyas longitudes se compor-
De entre los desarrollos ulteriores de la armonía cientí- tan como los números más sencillos. Las percusiones del
fica de los pitagóricos se puede destacar la explicación, aire producidas simultáneamente por una cuerda y la cuer-
asombrosamente acertada, de la naturaleza del sonido da con la misma tensión, de longitud mitad, tono y oc-
como una sucesión de percusiones en el aire, haciendo tava, llegan al tímpano de una forma representable en el
depender el tono del número de percusiones que se pro- eje del tiempo de la manera siguiente:

Su composición da lugar a una estructura de percusio-


nes como la que sigue:

que es sencilla y previsible, armoniosa para nuestro oído. misión de una gran porción del núcleo de pensamiento pi-
En cambio la producción de dos sonidos de frecuencias de tagórico. Platón (ca. 427-347) es en el fondo, a tres siglos
percusión arbitrarias dará lugar a una estructura un tan- de distancia en el tiempo, el gran transmisor del espíritu
to caótica que para nuestro oído resulta opaca, no previ- pitagórico. Gracias a la honda originalidad de su pensa-
sible, en una palabra, disonante. Para mayor información miento y a su capacidad poética para plasmar sus ideas, con-
sobre estos problemas profundamente interesantes pue- siguió que el pensamiento pitagórico calara en nuestra
de consultarse el artículo «Die Harmonielehre der Pyt- cultura con una intensidad que el tiempo no ha debilitado.
hagoreer», de B. L. van der Waerden. El espíritu pitagórico, incluso con fervores que emulan
los de las primitivas comunidades griegas, ha aparecido
Vigencia del pitagorismo en momentos y personas que representan verdaderos pun-
tos de cambio de rumbo en la evolución del pensamien-
La estela del pitagorismo en la historia del pensamien- to científico.
to científico es incomparablemente más brillante y dura- Galileo (1564-1642) se expresa de esta manera plena-
dera que la de cualquier otro movimiento. La fe pitagó- mente pitagórica:
rica en la tarea humana de entender el cosmos es la misma
que ha inspirado toda la actividad científica a lo largo de El gran libro de la naturaleza permanece siempre abier-
más de veinticinco siglos. Es llamativo obser var cómo, a to ante nuestros ojos y la verdadera filosofía se encuentra
través de un periodo tan dilatado, las armonías del cosmos escrita en él... Pero no lo podemos leer sin haber aprendi-
que impresionaron tan hondamente a Pitágoras y a sus do antes el lenguaje y los caracteres en los que está escrito...
discípulos han sido capaces de seguir admirando y atra- Está escrito en lenguaje matemático y los caracteres son
yendo la capacidad contemplativa de los hombres. Pitá- triángulos, círculos, y otras figuras geométricas...
goras se apoyó en el sentimiento religioso de la época para
constituir una síntesis científico-religiosa con una gran Se puede pensar también en Kepler (1564-1630), cuya
capacidad de pervivencia. vida científica está preñada toda ella de pitagorismo, des-
Platón, con su profundidad filosófica y su incompara- de los momentos de su Mysterium Cosmographicum (1595),
ble sensibilidad estética, se convirtió en vehículo de trans- con sus ideas sobre la estructura del sistema planetario ba-

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LECCIONES PITAGÓRICAS PARA EL SIGLO XXI

sadas en la estructura de los cuerpos platónicos (poliedros En este quehacer el cometido de la mente humana con-
regulares), hasta su culminación en Harmonices Mundi siste en interpretar racionalmente, lo mejor que puede,
(1619), con las tres leyes del movimiento de los planetas: unas realidades, unos hechos que se le presentan como
dados, como previos. Esto constituye una de las expe-
1. La órbita de cada planeta es una elipse con un foco riencias profundas que todo matemático vive en su tarea
en el Sol. ordinaria, que consiste en percibir que está siguiendo unas
2. Las áreas barridas por el segmento que va del Sol al huellas que hasta cierto punto le están guiando en su tra-
planeta en tiempos iguales son iguales. bajo.
3. El cuadrado del periodo de cada planeta dividido Este sometimiento a la verdad y a la realidad, que está
por el cubo de la longitud del eje de la elipse que re- normalmente tan enraizado en el científico, constituye
corre es el mismo número para todos los planetas. sin duda uno de los rasgos importantes que deberíamos
apreciar y estimular en todos nosotros.
Estos hechos enunciados por Kepler fueron los que con- La aceptación gozosa de esta verdad, sea quien sea el
sagraron la teoría de Newton sobre la gravitación univer- que la haya encontrado y contradiga o no nuestras ex-
sal, cuando Newton fue capaz de demostrarlos con rigor pectativas previas, es otro de los rasgos de generosidad que
a través de ella. se dan en el trabajo matemático.
Con razón A. N. Whitehead, al observar la influencia El goce en la contemplación de la verdad y en la parti-
de Pitágoras en su obra Science in the Modern World, con- cipación con otros de la belleza que suele resultar de su con-
cluye así: templación es el premio que el matemático recibe de esa
actitud abierta y generosa.
Verdaderamente Pitágoras, con su fundación de la filo - El sentimiento de profunda humildad ante la multitud
sofía europea y de la matemática europea, la dotó con la más de verdades aún por descubrir es otra de las actitudes in-
afortunada de las conjeturas, ¿o acaso fue un resplandor de
genio divino que penetró hasta la naturaleza más íntima teresantes que la matemática puede estimular. Newton lo
de las cosas? expresó en bellas palabras:

No sé lo que la posteridad pensará de mí, pero a mí me


UNA RECAPITULACIÓN SOBRE LAS ACTITUDES parece haber sido solamente como un muchacho jugando
DE CARÁCTER ÉTICO QUE LA MATEMÁTICA a la orilla del mar y divirtiéndose al encontrar de vez en
PROMOCIONA cuando un guijarro más suave o una concha más bonita
que de ordinario mientras que el gran océano de la verdad
El mensaje profundo del pitagorismo en torno a la in- yace sin descubrir ante mí.
terpretación de la naturaleza se puede resumir en la con-
templación de la armonía del mundo, de la que se deriva El quehacer matemático nos hace sentirnos, más que
el deber del hombre de contribuir activamente a dicha ar- en ninguna otra ciencia, cercanos a todos nuestros ante-
monía. De ahí resulta el sentido de su existencia, la ob- cesores en las mismas tareas. Los teoremas que fueron al-
servación de su asociación con los otros seres vivos de este canzados por los babilonios o por los antiguos griegos si-
mundo. La inteligibilidad del Universo culmina en la con- guen siendo tan válidos hoy como entonces. Como decía
sideración de la matemática como método interpretativo Hardy son «colegas de otra universidad». El trabajo ma-
de ella, al mismo tiempo que es guía de contemplación y temático es tarea común y participada. Newton mismo
escala hacia la divinidad. decía: «Si algo he conseguido, es porque me he encara-
Para concluir, ¿se pueden señalar algunos aspectos más mado a hombros de gigantes».
concretos y tangibles de naturaleza ética que sean especí- La matemática se fundamenta en su mismo comienzo
ficamente estimulados por el quehacer propio de la ma- sobre el consenso. La aceptación del consenso es otra de
temática? A mi parecer, ciertamente sí, y éstos están fun- las actitudes éticas que la matemática puede estimular.
damentados en la raíz misma de la matemática. La matemática es consenso, es sometimiento a la reali-
La matemática es una exploración de ciertas estructu- dad, pero es también, y de forma muy importante, liber-
ras omnipresentes y más o menos complejas que se pre- tad. Como Georg Cantor, el creador de la teoría de con-
sentan en nuestra realidad y que admiten ese acercamiento juntos afirmaba solemnemente al comienzo del siglo XX,
racional, manipulable mediante símbolos, que pone en «la esencia de la matemática es la libertad».
nuestras manos un cierto dominio de la realidad a que se De estas consideraciones se deriva un gran reto para no-
refieren y que llamamos matematización. sotros, los matemáticos. ¿Cómo empaparnos de tales acti-
La matemática se acerca a la multiplicidad de las cosas tudes, hacernos conscientes de ellas y tratar de compartir-
y se crea la aritmética, se aproxima a la forma y se origi- las con nuestros compañeros, con los más jóvenes? Yo
na la geometría, explora el propio símbolo surgido de la propondría como medios: la consideración de la matemá-
mente y nace el álgebra, analiza los cambios y transfor- tica más allá de la mera técnica, el conocimiento de la his-
maciones en el espacio y en el tiempo y surge el análisis toria de la matemática, el conocimiento y lectura de las
matemático, ... obras de los grandes matemáticos, la aceptación bien ex-

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MIGUEL DE GUZMÁN

plícita y consecuente de las responsabilidades que implican • VAN DER WAERDEN, B. L. «Die Harmonielehre der
el saber y el quehacer matemático ante nosotros mismos, Pythagoreer», en Hermes, n.° 78, 1943, pág. 163.
ante los más jóvenes, ante la sociedad en la que vivimos. • —, Die Pythagoreer, Artemis Verlag, Zurich, 1979.
• WEYL, H., Philosophy of Mathematics and Natural Scien -
BIBLIOGRAFÍA c e s , Princeton Un i versity Press, Princeton, 1949,
pág. 125.
• SHAFAREVICH, I. R., «Sobre ciertas tendencias en el de- • —, The Open Universe (Terry Lectures 1932), Yale Uni-
sarrollo de la matemática» (en ruso), en Jahrbuch der versity Press, 1932.
Akademie der Wissenschaften in Göttingen, 1973, págs. • WHITEHEAD, A. N., Science in the Modern World, The
37-42. Free Press, Nueva York, 1967.
• —, «On certain Tendencies in the Development of Mat- • WITTGENSTEIN, L., Tractatus Logico-philosophicus, 1921.
hematics», en Mathematical Intelligencer, n.° 3, 1981, • —, «Vermischte Bemerkungen», en Werkausgabe Band,
págs. 182-184. n.º 8, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, pág. 472.

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