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no sólo a emplear la terminología de esta época nuestra, ya que al hombre de cada época hay que
hablarle y explicarle desde el punto de vista de lo CONOCIDO por el mismo. Allí no tenía
mucho sentido que se refiriesen por ejemplo a la explicación de “que la serpiente se tragaba al
Sol” “las cuatro tortugas que soportan al planeta”, u otras, que eran perfectamente entendibles
para civilizaciones anteriores a la nuestra. También en los documentales se usaban muchos
elementos tomados de las ciencias modernas, lo cual a su vez fue severamente fustigado por los
“cartesianos”, siempre que cada cosa no encajara “exactamente” dentro de lo establecido.
Pudiéramos ahora recordar otra vez lo que explicaba Ouspensky y que detallé anteriormente.
Así ocurre frecuente y lastimosamente: “los árboles nos impiden ver el bosque”.
CAPÍTULO 3.
Intentemos en primera instancia, tener una visión cósmica o global -para mejor entender e
interpretar los hechos que se han de relatar más adelante.
El Universo, a pesar de la aparente diversidad, que es lo que nuestros cinco sentidos nos
informan acerca de su “composición variada”, constituye una Gran Unidad.
En este módulo universal total en el que todos vivimos, está presente una relación de todo con
todo, de forma que cualquier acción en un lugar y tiempo del llamado espacio-tiempo, repercute
de una u otra forma en otro lugar y tiempo dentro de las 11 dimensiones del universo; y ello es
debido a esta interconexión, que nuestra civilización apenas empieza a comprender desde muy
recientemente mediante la mecánica cuántica. Sí, el tejido interconectado del Universo EXISTE,
y lo mejor que tiene, no atiende a la existencia del espacio ni del tiempo, o sea; es
INSTANTÁNEO. La Física Cuántica, a través del Teorema de Bell y los trabajos de otros físicos
como Aspect, lo han demostrado ampliamente y así lo detallaremos en su oportunidad.
Pero señalo especialmente que todo ello era moneda corriente de conocimiento en las anteriores
grandes civilizaciones.
Los ya mencionados agujeros de gusano que pueden crear túneles en el tiempo acortando el
espacio a su vez; agujeros negros que “desaparecen” o “devoran” cuerpos espaciales
inmensamente grandes y agujeros blancos que “generan” materia. Estos son algunos de los
recientes descubrimientos de los astrofísicos, que apenas de un siglo a esta parte están abriendo
los ojos a la REALIDAD HOLÍSTICA del Universo, que es mucho, mucho más de lo que hemos
concebido hasta el presente.
Para mi resulta raro y poco entendible, que, por ejemplo, los físicos han comprobado
fehacientemente en sus experimentos, que la simple “observación” que un individuo realice del
comportamiento de las partículas en el laboratorio, es capaz de cambiar el resultado del
comportamiento de estas. O sea, queda más que claro que el poder de simplemente mirar,
observar una cosa, ya la cambia.
Entonces, si existen anomalías de este tipo, parecidas a que un fotón “sabe” cuando es lanzado, si
delante de la pantalla en la que debe incidir hay uno o dos agujeros y ajusta su comportamiento a
ello, que existen partículas y ondas que virtualmente desaparecen de la escena y tantas otras
cosas que comprueban día a día en los experimentos y que son “milagrosas”, entonces: ¿Por qué
poner en duda la existencia de los fenómenos paranormales o parapsicológicos, o mirarlos por
encima del hombro, o despreciar a quienes los sufren o los realizan, en vez de investigar qué es
lo que sucede realmente?
Citare el ejemplo de la llamada “energía piramidal” con la que estoy en contacto hace unos
quince años. En La Habana, discutía con varios físicos la existencia de esta energía. Se escribió
bastante y despectivamente y hasta los físicos intentaron lanzar una interdicción sobre el uso de
las pirámides, diciendo que se trataba de un engaño. Pero, por ejemplo, yo le decía a uno de
ellos: -Llevo dos años afeitándome con la misma cuchilla común y corriente y simplemente, lo
que hago es tenerla bajo una pirámide”. Para mí el uso y los beneficios de la pirámide estaban
más que probados por años y años: el agua piramidal para curar algunos males, la pirámide para
la conservación de alimentos fuera de refrigeración por varios días, para cambiar drásticamente
el sabor de la cerveza, el vino y el café, para ponerla encima de lugares afectados del cuerpo y
comprobar sus propiedades sanadora.
La práctica es el criterio de la verdad, según se afirma. Así que si funciona en la práctica, y bien
es porque es verdad, y en vez de perseguir el tema, lo que debían hacer era investigarlo, ya que
ellos contaban con buenos medios tecnológicos para ello. Pero, ni modo.
Las llamadas “estrellas fugaces” o aerolitos, cometas y asteroides, se desplazan. Algunos que
ingresan en la atmósfera de la Tierra se volatilizan y despiden las sustancias que los componen
sobre los humanos y por encima de todo el planeta. Nuevas estrellas surgen a partir del polvo
cósmico y otras, ya viejas, se transforman en “agujeros negros” después de colapsar
definitivamente.
En fin, son millones de diferentes interacciones energético-materiales las que tienen lugar
constantemente en nuestro Universo que es un gigantesco compuesto de lo que se ha dado en
llamar como: materia / energía.
Como decía anteriormente, según los antiguos, en cada planeta y constelación del espacio, se ha
codificado la propiedad de ser un arquetipo, prototipo o modelo regular de diferentes
comportamientos humanos y el tránsito físico de los movimientos planetarios, justifica las
diferentes influencias que se ejercen sobre la humanidad en distintas eras de tiempo. Pero a la
vez no puede descartarse absolutamente la posibilidad de que, los comportamientos de los seres
humanos, estén plenamente influidos por uno u otro planeta o constelación. De hecho se ha
PROBADO científicamente por los propios físicos, la existencia de interacciones que no
dependen EN LO ABSOLUTO ni de la distancia ni del tiempo, como ya dijimos. Lo anterior
sería una base de partida muy importante para la mejor comprensión de nosotros mismos y del
Universo y se describirá en su totalidad en el Libro de las Ciencias.
El resto, es lo conocido como materia en sus diferentes rangos de vibración o frecuencia, que es
apreciada directamente por nuestros sentidos físicos, y existe ese otro elemento al que hemos
denominado con el apelativo de energía, que no puede verse o tocarse pero sí sentirse o
apreciarse su efecto por el trabajo que realiza. Pero nótese que el ser humano siempre evalúa la
existencia, sea de materia o de energía, a través de los captadores de información que existen en
nuestro cuerpo físico, que son los cinco sentidos y la piel.
Bueno me atrevo a apostar que la llamada materia física es la que ejerce la función lineal, la de
la PARTÍCULA, y que aquello a lo que llaman energía, es lo que realiza la otra parte, la de la
función no-lineal, la de la ONDA.
Ello, como ya se dijo, es plenamente aplicable al hombre y al macromundo que nos rodea. Lo
que pasa es que ningún científico físico o astrofísico se atrevería a postular irrevocablemente tal
cosa, hasta tanto los mecanismos de funcionamiento de las ciencias –que revisaremos después, lo
PRUEBEN Y RATIFIQUEN incontrovertiblemente.
No sé ni remotamente a cuales elementos habrá que acudir, pero es preciso que se cumpla el
postulado de José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba cuando dijo:
Y que esto se haga realidad de una vez. Que pasen las ciencias a confirmar simplemente, que esa
debía ser su función. Y el espíritu del hombre, el Yo soy Dios que está dentro de cada uno de
nosotros, nuestro verdadero “cuerpo de luz”, continúe pre-sintiendo todas las cosas de este
mundo, aquellas que se encuentran al alcance de los cinco sentidos, y las que están más allá de
ellos, en los “otros” sentidos superiores que todos tenemos, pero a los que no sabemos acceder.
A nuestra apreciación escapa, puesto que nuestros órganos de percepción no se hallan entrenados
para ello, LO REAL; o sea, ya lo dije antes; LA INTERACCION que se produce en el espacio-
tiempo y que no podemos ni sabemos seguir continuamente con el foco de nuestra atención, el
cual está entrenado solamente para “cazar” o seguir las formas y su desplazamiento espacial, ni
siquiera el perteneciente al tiempo.
Aquí mismo, en nuestro propio planeta, a lo largo de eras geológicas que duran decenas y
centenares de millones de años, las tierras y los mares se elevan y hunden alternativamente. El
eje imaginario de la tierra se desvía y se endereza, cambiando totalmente el clima planetario, la
fauna y la flora. Descomunales catástrofes tales como grandes terremotos, gigantescos tsunamis,
volcanes, ciclones tropicales, tornados y otros, cambian cíclicamente el panorama terrestre y
marítimo. Enormes y largas glaciaciones tienen lugar. Donde antes era posible vivir
plácidamente, ahora ya no se puede y tanto animales como hombres se ven forzados a emigrar.
Grandes civilizaciones tienen su nacimiento, florecen, eclipsándose después de largos períodos
de esplendor, y en muchos casos, solamente abandonan detrás, a modo de bytes de información
de sus existencias, los ahora llamados mitos y leyendas. Estos son bastante incomprendidos por
los que vienen después, pero no obstante marcan un hito histórico que, en algún modo, no
permite que se les olvide del todo, y de esta manera transportan parte de la cultura y la enseñanza
que se impartió en tal etapa.
Así se contestaría perfectamente la pregunta que me han hecho muchas personas a lo largo de los
años que llevo impartiendo conferencias y cursos: Si, por ejemplo, la civilización egipcia, o la
maya eran tan perfectas, entonces, ¿por qué desaparecieron, por qué no están ahí al presente?
La ley del transcurso del tiempo es inmutable para la totalidad de la materia física de todo tipo
que puebla este universo y se expresa así:
Siempre dejando paso a lo que le sucede con posterioridad y no pudiendo utilizar las
prerrogativas que habrá de tener eso que viene subsiguientemente.
Ello aparentemente pasa debido a que se cumple la formulación: “Cada cosa en su cosa y su
tiempo propios.”
Claro está que ello ocurre porque todos los procesos de nuestro cerebro “temporal” en su
parte izquierda, son comprendidos de modo “lineal” y esta parte no es capaz de
comprender la disrupción. Esto sucede a pesar de que nuestro propio comportamiento,
como antes se apuntaba es altamente no-lineal.
Véase que nos hemos visto obligados a emplear una serie de recursos para intentar configurarnos
una forma, una imagen de las cosas.
Por ejemplo, se sabe que las líneas que llamamos meridianos, paralelos, la del Ecuador, los
trópicos de Cáncer y de Capricornio, la eclíptica y en fin todos aquellos medios auxiliares que se
emplean para socorrer a nuestro hemisferio izquierdo cerebral, a fin de que éste se “ubique”, de
acuerdo a las coordenadas cartesianas de espacio, son completamente irreales.
La esencia para la comprensión de esta aparentemente extraña interacción lineal no- lineal en
nosotros, los humanos, radica en que nos hemos acostumbrado a la letra “o”:
-Definitivamente es, “O” esto, “O” aquello. Todo parece indicar que estamos habituados a la
exclusión, a que una cosa cancele a lo que llamamos “su opuesto” y a que los pares de opuestos
no pueden coexistir en el mismo espacio y tiempo.
O eres bueno o eres malo en un momento dado, pero jamás vemos como posible que uno por
ejemplo pueda ser bueno-malo en el mismo lugar y período.
Es decir, la existencia actual del ser humano se basa en la dualidad sucesiva, o sí o no, pero,
repito, nunca concebimos como posible el sí-no en el mismo espacio y tiempo. Indudablemente
habría que tener una respuesta de frecuencia y de velocidad mental-cerebral muchísimo más
amplia que la que actualmente poseemos, para contemplar el sí-no simultáneo, que
REALMENTE SÍ EXISTE en este universo. Lo que pasa es que sería lo mismo que intentar
captar la interacción...Por ahora.
Pero es que para ello habría que entrenar debidamente los órganos de percepción superiores que
todos poseemos, pero que están dormidos. Ello va ser material para otro libro de esta serie.
CAPÍTULO 4.
Quiero apuntar ahora que existe una figura simplemente colosal llamada Eneagrama o Diagrama
de los nueve puntos; creada por las Escuelas de la Tradición hace miles de años, cuando aún no
representaban llevar posteriormente el nombre de escuelas súficas, que es capaz de explicar dos
leyes universales más que no fueron relatadas por el Kybalión o Libro de las Doctrinas
Herméticas del Antiguo Egipto; son:
-La Ley del Tres y la Ley de las Octavas. En ellas es posible encontrar las explicaciones más
profundas acerca de este Universo, y las detallaremos en el Libro correspondiente.
Si ahora tomáramos el término INTELIGENCIA para agrupar todos los conceptos antes
expuestos, tendríamos la conjunción integral de una energía que existe y se manifiesta –como ya
dije- desde la célula (y el átomo y los quarks, hadrones y otras), hasta los mecanismos más
complejos de la naturaleza. Ello es válido tanto para el mundo sub-atómico así como para el
macrocosmos. Pero no olvidemos que esta interacción dinámica, que actualiza determinadas
posibilidades en este mundo, partiendo de sus diferentes gradaciones y funciones, trabaja
SIMULTÁNEAMENTE en todos los planos o dimensiones, o por lo menos dentro de intervalos
de tiempo tan pequeños, que a los efectos prácticos de esta vida, serían cantidades despreciables
y no captables por los sentidos humanos.
Y ello existe y funciona de modo completamente independiente de que seamos capaces de captar
o no esta interacción. Esas micro partículas observadas por los científicos y literalmente
“desaparecen” de su vista sin que ninguna explicación física sea capaz de fundamentar qué ha
pasado, simplemente pueden estar dando saltos dimensionales, pasar a universos paralelos, lo
cual es incomprensible para nuestros científicos actualmente. Pero así mismo sucedería con las
apariciones y desapariciones de seres humanos completos, ciudades, islas y cuerpos de distintos
tipos y tamaños, que se han relatado a lo largo de la historia.
Digámosle de una vez y por todas a los que creen y a los que no creen, a los escépticos, a los
dogmáticos y a todos los seres humanos que pueblan el planeta:
¿Duda alguien que tanto nuestro planeta, como el resto de ellos, el Sol, las estrellas, etc, sean
ORGANISMOS INTELIGENTES? Pero es que también en el planeta existen zonas más
inteligentes que otras y que debido a su interconexión cósmica, a través de ellas es posible
acceder a otras realidades y experimentar otros estados de conciencia.
Si expresamos que hay Inteligencia en todo lo que existe, veremos que también,
inevitablemente una cosa conlleva a la otra, debe haber un propósito y una dirección, que
DIFICILMENTE RESPONDA a la llamada casualidad, ni al caos. Estos dos últimos términos
serían entonces equivalentes a la imprevisión, al despropósito, a la ausencia de intención.
Esta misma energía inteligente se manifiesta tanto en lo que nos es perceptible a cada uno de
nosotros individualmente –que no tiene que ser igual de una a otra persona- como incluso en el
llamado “vacío”; en todo lo invisible para el ojo y para el resto de la percepción común humana,
y en fin EN TODAS PARTES AL UNISONO.
Y claro está, que DOS incógnitas maestras se abren ante el actual homo sapiens sapiens, que
duda y se interroga a sí mismo, puesto que posee el genio de recapacitar, y la capacidad de
raciocinio que brinda el perfeccionamiento del llamado intelecto. Entonces ello se debate entre
las categorías de, por una parte, el accidente o la casualidad y por la otra la intención o
propósito:
-¿Hasta dónde pudiera ser producto del “accidente” todo lo que sucede en este planeta? Las
fuerzas físicas que actúan delante de nosotros y que realizan lo que en la Física se conoce como
“trabajo” ¿Serán provocadas a través de un designio o existirán sin sentido ni dirección alguna,
dadas a la casualidad, al libre azar, de modo completamente fortuito e imprevisto?
-¿Existirá detrás de todo un propósito bien meditado, una dirección, una razón de ser que se
halla sumergida dentro de un instante de tiempo actual inmensamente mayor que lo que nuestro
hemisferio izquierdo nos permite en este momento imaginar y racionalizar para lograr
comprender?
¿Será que la cortísima existencia que se vive no nos brinda acceso para mirar mucho más allá de
nuestras narices? Es que la totalidad de aquello que ahora denominamos como Historia, se
puede condensar en apenas algunos pocos miles de años, dentro de los miles de millones de
permanencia que acumula esta gran roca sideral móvil en la que vivimos.
No obstante, si se nos permite una interrupción antes de responder a esta importante pregunta,
primero, llamemos la atención hacia la edad de nuestro planeta, que según las últimas teorías
científicas; se fija actualmente en unos 4,500 millones de años, días más días menos.
¿Y aquello a lo que llamamos historia? Pues apenas data de unos 10-12 mil años.
Agreguemos que las tierras y los mares, según los geólogos modernos, aparecieron hace
alrededor de 3800-4000 millones de años.
¿De cuántas civilizaciones de las cuales no queda ni el menor asomo de polvo podrían haber
sido asiento o soporte la Tierra en estos miles de millones de años?
Máxime si tenemos en cuenta que NO ESTAMOS SOLOS en esta inmensa meta galaxia y que
la posibilidad de que haya vida semejante a la nuestra, existe y se está tratando de comprobar
denodadamente por los científicos.
Y fijémonos en algo muy curioso. Como el hombre se mueve únicamente sobre lo conocido,
nosotros llamamos VIDA exclusivamente a lo que conocemos como tal, a aquello que está
basado en el carbono, en la existencia de agua y de oxígeno, y lo más importante: “que sea
percibido dentro de los limitados rangos de frecuencias que son capaces de captar nuestros cinco
sentidos físicos”.
Fuera de eso no concebimos que haya “vida”. Es más. Resulta que no podemos ni saberlo
siquiera porque no lo captamos, y lo que no podamos percibir, para nosotros simplemente NO
EXISTE.
¿Vivirán otras formas de existencia que no son reconocibles a nuestros sentidos físicos, incluso,
“viéndolo espacialmente” no ya fuera de este planeta, SINO AQUÍ MISMO”.
Si existiesen los Universos Paralelos señalados como posibles por la Física moderna, ¿Cómo
acceder a ellos con nuestro nivel actual de conciencia? Y no hablamos de “movimiento
espacial”, es decir, de desplazarnos aquí o hacia allá, sino de “pasar” de una dimensión a otra...
Es indudable que, existen seres humanos con determinadas capacidades físicas superiores a las
de otros Por ejemplo, que oyen mejor o que tienen una visión más aguda, o una intuición muy
desarrollada y demás. Hay también coterráneos con diferentes niveles de desarrollo de la
conciencia y de los rangos de frecuencia de los sentidos, capaces de poner o fijar su “foco
consciente” sobre determinadas cosas que otros no perciben en ese mismo instante y lugar.
Y lo anterior es quien representa un papel determinante en la descripción de muchos fenómenos
“paranormales”. Pero parece que esta capacidad no es permanente en muchos, sino que surge a
veces momentáneamente, permitiendo acceder a otras “realidades” que NO SON las comunes y
corrientes.
El Universo es MEMORIA, por eso es tan importante practicar el recuerdo de sí mismo. Usando
términos modernos, el Universo de Dios es una supercomputadora con un disco duro de
innumerables Terabytes. En esa memoria inmensa se encuentra el Gran Horizonte Divino y
también estamos nosotros, por ende todos tenemos la posibilidad de acceder a lo que está escrito
en el tal “hard drive”, pero primero debemos aprender a teclear adecuadamente.
Por otra parte y continuando el tema anterior ¿Habrá sido “descubierta” en algún momento u
otros momentos esta pequeña “isla redonda flotante en el espacio” por algún capitán Cook
sideral, habitada y después abandonada?
Veamos ahora el siguiente eslabonamiento y que lo planteo porque, no existe para mí ni la menor
idea de por qué no se esboza como tal con mucha mayor amplitud PORQUE ASÍ LO MERECE.
Dejemos allí mismo estas preguntas y contestemos ahora a la interrogante que dejamos colgando
unos renglones atrás, sobre el instante contemporáneo o actual, ya que:
CAPÍTULO 5.
Frecuentemos en parte al distinguido escritor Ernest Scott, en su libro “El Pueblo del Secreto”.
La excesivamente corta existencia en años de un ser humano –contrastada con la vasta cantidad
de siglos, milenios y eras que vive el planeta- sería comparable apenas a millonésimas de
segundo, si se cuenta en tiempo sideral.
Un adulto mayor de 90 años de edad, podrá parecer como un verdadero anciano a un niño de 10
años, pero si se intenta dividir la edad del nonagenario entre los 4,500 millones de años de
existencia de la Tierra, se obtendrá un número infinitamente pequeño.
Lo acontecido en el resto del tiempo transcurrido antes, nos lo tienen que relatar de alguna
manera y sería nuestra opción aceptar o no una u otra forma de contárnoslo.
No piense nadie que la historia de personajes como “el Judío Errante”, Fulcanelli, St. Germain y
otros, sea totalmente incierta. Simplemente ellos sirven para representar a seres cuyos “instantes
contemporáneos o actuales” son inmensamente más largos que el suyo o el mío.
Este autor leyó en su juventud un libro que según recuerda, se llamaba “Mis primeros dos mil
años”. En el mismo, un judío le hacía una mala acción a Jesús cuando iba en camino a ser
crucificado, y éste le contestaba, algo así como: “yo me voy, pero tú estarás aquí hasta que yo
regrese”.
El judío de marras quedó condenado a VIVIR a EXISTIR a lo largo de bastante más de mil años,
repito; vivenciando en directo todo lo que sucedía en cada lugar y tiempo en los que habitó, y
tuvo la experiencia de coexistir directamente con eventos tales como: la caída del imperio
romano, el triunfo del cristianismo, la consolidación y desarrollo de la Iglesia, la Inquisición, el
descubrimiento de América, y un larguísimo etc en sus largos recorridos por el planeta.
Nótese que ello no fue el resultado de una lectura o de estudios en una escuela, o de algo que le
hayan relatado, sino que el personaje participó directamente en los eventos, fue todo vivido en
carne propia. Imaginemos ahora mismo qué clase de experiencia se puede acumular, viendo
“morir” y reencarnar a miles de personas a nuestro alrededor, asistiendo a la caída de
civilizaciones y al nacimiento de éstas y de religiones y de ciencias y demás.
El personaje de la novela llega hasta el propio siglo XX, y el autor lo deja en un hotel de Suiza,
desayunando en 1917, con un entusiasta señor que ya se iba a hacer una revolución en un lejano
y enorme país llamado Rusia...
Bien, pues eso es tener un instante contemporáneo equivalente a casi dos mil años, sin que
exista interrupción de la conciencia, puesto que tal interrupción es la que nos sucede a todos una
y otra vez, cada vez que “morimos” o nos retiramos temporalmente de la escena terrestre.
Sería el acumular todo el conocimiento constantemente sin mediar disrupción alguna a lo largo
de centenares y hasta miles de años. Incluso el autor del libro hace que el judío llegue a la
conclusión de que un miembro del cuerpo del hombre amputado, mano, brazo o pie, vuelve a
crecer si el hombre dispusiera de suficientes años en la Tierra.
Después de vivir algo como esto –repito- no es posible mirar la vida como la miramos en la
actualidad, ni remotamente.
Obsérvese que un niño es inquieto y advierte el mundo en general con ojos de asombro y de ver
cosas nuevas. Sin embargo, un anciano percibe a su alrededor, callada y despaciosamente, con
ojos de quien ya no tiene muchos asombros porque ha visto mucha agua correr bajo los puentes.
Y no se olvide que de este anciano estamos haciendo la referencia de una sola existencia...
CAPÍTULO 6.
Una vez, de un mundo que está más allá de las estrellas, vino un hombre del
país de la Luz para tomar de la Tierra una preciosa joya que estaba custodiada por
una peligrosa serpiente.
Cuando llego al país donde estaba la joya cambio su fisonomía para que la
gente del lugar no se diera cuenta de que él venia de otro sito y se pusieran a la
defensiva.
Cuando llego a su casa reconoció su origen con mayor claridad que cuando
allí vivía.
-Realmente iniciamos un largo viaje hace eras y eras. Cuando partimos, éramos una especie de
espíritus puros, incontaminados, esencia de la divinidad sin ninguna práctica acerca de los
mundos materiales, los mundos de la materia densa. El viaje era para obtener experiencias de la
parte tosca del Universo y completar así nuestra evolución según el Plan de Dios.
La marcha, rica en experiencias de todo tipo se prolongaba y una y otra vez ingresábamos en la
materia, tomando después un descanso en los mundos sutiles (la mal llamada “muerte”).
A lo largo de la estancia en este plano de espacio-tiempo, muchos pero que muchos nos
olvidábamos de cual era el objetivo inicial del viaje, y nos enamorábamos de la materia, hasta el
punto de querer regresar constantemente a ella una y otra vez, perdiendo el propósito original de
la jornada. Entrábamos en la evolución horizontal y comenzábamos a desperdiciar la
esencia divina y el tiempo a nuestra disposición.
Otros –peor aún- hasta olvidaban completamente que estaban de viaje, y empezaban a girar con
gran constancia, en su descuido total, en una rueda que algunos llaman del karma, otros del
Samsara y otros de la “vida”, y que yo he nombrado siempre como: la de pedalear o giro vaguear
en el zeppelín de la ignorancia por la estratosfera, recogiendo muy entretenidos, margaritas a la
orilla del camino, en vez de caminar por él; sin la menor idea de recordar quiénes eran, de
donde venían, qué estaban haciendo y hacia donde iban.
Y ahí estaba el punto de partida, el seno del Padre, esperando por nosotros, por nuestro regreso
una vez cargados de las experiencias del viaje...
Hasta hace poco tiempo, algo más de doscientos años, casi no había dudas en la mente de los
hombres acerca de la certeza de la respuesta a las varias interrogantes que se formularon antes:
INTENCIONALMENTE.
Se decía y afirmaba que siempre existía esta intención, el propósito, que estaba detrás de todo
lo que pasaba y podía pasar. Arquetípicamente hablando, es decir, de modo indiferenciado a
todo lo largo del planeta, todas y cada una de las civilizaciones que nos precedieron –y aún la
nuestra propia en sus comienzos y bastante más allá de su mitad- conocían y aceptaban esta
INTENCIÓN; esta VOLUNTAD, la cual “sentían” y sabían que se encontraba muy por encima
del nivel de posibilidades del hombre simple.
La intención bien podría quizá ser afable para los seres humanos en determinadas situaciones o
eventos, pero, podía también ser adversa y a veces mucho. Lo que casi nadie se atrevía a dudar
en ninguna forma, es que, en alguna escala elevada, TENÍA INVARIABLEMENTE UN
SIGNIFICADO que podía o no ser comprendido, pero que casi siempre y en la inmensa mayoría
de los casos se tomaba con una resignación y entereza apostólicas.
Incluso aún en el caso de que la INTENCION fuese implacable, digamos, al costo de horribles
cataclismos que cercenasen muchas vidas, o que procurasen la pérdida de la hacienda, de todas
formas –repetimos- su existencia nunca era puesta en duda.
“Es Dios quien nos da, Es Dios quien nos quita” Y ello representa LA MISMA
ACEPTACION INCONDICIONAL DE QUE ALGUIEN O ALGO, un poder, una energía,
algo sacralizado o totalmente respetado -fuese lo que fuese- y mencionado a través de
diferentes nombres y atributos, ejercía una VOLUNTAD y, por consiguiente, había un
PROPÓSITO, un DESIGNIO, y actuando como Árbitro Superior, lo gobernaba todo, aunque no
exactamente en la acepción estricta que nosotros le asignamos contemporáneamente al vocablo
“gobernar”.
De acuerdo con los términos que se han usado hasta ahora por parte de los llamados “místicos”,
pertenecientes a lo que pudiera denominarse como “el ocultismo o esoterismo occidental”, hay
múltiples vocablos que se han desgastado –y en muchos otros casos, degradado- tanto, hasta el
punto de quedar irreconocibles y confusos.
Ese mismo “ocultismo” o “esoterismo” sumamente diluido y tan común en Occidente, es el que
emplea términos y situaciones extrapoladas la mar de veces a partir de otros contextos
planetarios, pero que se consideran “respetables” en cuanto a lugar. Por ejemplo aquellos que son
del oriente, principalmente de la India, o los que provienen de África, o por venir incluso de
nuestro propio continente americano en eras o etapas anteriores como los mayas y otros.
Pero en su mayoría, son procedentes de la mentalidad de hombres y mujeres que no han estado
en contacto con el mecanismo que tocamos antes muy ligeramente, y voy a señalar de inmediato,
y al que denominaré como LA TRADICION. Es esta la locución que uso para designar:
Y es ésta la propia fuente que realiza las “operaciones de corrección evolutivas”, que
mencionaré más adelante, y que se han sucedido a lo largo de la historia de la humanidad en
diferentes regiones y poblaciones de la Tierra. Estas operaciones tienden a crear situaciones que
permitan, escoger una vía siempre progresiva. Y ello es en mérito a que no se utilice una
involutiva, de modo que la humanidad AVANCE en su perfeccionamiento o desarrollo,
cumpliendo así el Plan de la Divinidad.
Estos elementos esenciales eran sumamente conocidos en las grandes antiguas civilizaciones que
precedieron a la nuestra, y a ello se ajustaban los planes de la Enseñanza, la cual era impartida
por la escala ascendente de seres humanos que habían hecho contacto y eran preparados por la
TRADICIÓN. Más de esto lo veremos en el futuro. También de aquí también partía el
concierto, la inteligencia que se aplicaba para el transcurso de cada existencia de las personas.
Ahora bien, lo que no puede hacerse por parte de los encargados de dirigir estos procesos
cósmicos es lesionar en ninguna circunstancia la integridad de la naturaleza que en potencia se
halla presente en el hombre. Otro elemento importante apunta a que no se intenta por parte de
ellos, estar saliendo constantemente a “la luz pública” en busca de “reconocimiento”, o dejando
rastros que puedan ser seguidos, sino todo lo contrario.
Hemos hablado, para que no exista confusión alguna, de que en la construcción de este Universo,
en la propia medida en que se asciende en la escala de INTELIGENCIA o de CONSCIENCIA
que el mismo ES y REPRESENTA, se nota cada vez más, la existencia de un PLAN DE
DESARROLLO. Departimos acerca de un guión o libreto cósmico armónico, inteligentemente
elaborado, que cubre desde los quarks, hasta las galaxias, y en el cual, el ser humano, el homo
sapiens sapiens representa un papel principalísimo, puesto que es el mecanismo primario auto-
inteligente, o por lo menos con cierto grado de inteligencia relativamente mayor.
CAPÍTULO 7.
Es posible asegurar que, según expresa el mecanismo de la Tradición, se han realizado ya dos
tentativas grandes anteriores por redimir, salvar o simplemente preparar a los seres humanos para
el cumplimiento del Plan de Dios. Actualmente asistimos a los finales del tercer intento.
En los años que llevo tratando dc armar de alguna forma el gran rompecabezas de este mundo,
muchas cosas me han causado fuerte impresión, o mejor, se lo han causado a mi sentido común,
el cual ha experimentado, en contacto con ellas, una especie de “choque con la verdad” que
siempre es estremecedor.
He buscado, investigado y consultado varias cosmogonías con sus correspondientes “cuentas del
tiempo” o cronologías de sucesos, ya que mi hemisferio cerebral izquierdo demanda –como
todos sus congéneres- una ubicación espacio-temporal de modo que esta sede del intelecto trate
de ubicarse cronológicamente en el: qué, quién, cómo, donde y cuando de los acontecimientos.
Permítanme esbozar esto a través de un cuento, que tiene significación multidimensional sobre
los seres humanos y que es capaz en tremenda medida de despertar “algo inmenso” que hay
dormido dentro de muchos de nosotros. Las analogías que presenta son increíblemente reales y
en consonancia con la historia del planeta, desde su creación. Aquí se relata el inicio como “un
silbido insoportable”, es decir la vibración, el Verbo, el que era en el principio según el
Evangelio de Juan y que ahora las ciencias describen como el Big Bang o la gran explosión de
energías que originó el Universo.
Después se habla de la lava que, surgiendo de las entrañas del planeta a través de los volcanes,
forma las tierras, y de cómo los seres venidos del espacio en naves de diferentes colores, a través
de eras y eras, eran los generadores de los depósitos de energía que posibilitaban la existencia
de vida orgánica en la Tierra. Habla de las diferentes dimensiones, las puertas
interdimensionales y de “aquellos” que saben usarlas y ver y “trabajar”a ambos lados.
Explica, en fin, en muy pocas palabras y analogías, los miles y miles de años de evolución
humana; las civilizaciones que han crecido y desaparecido, con sus contradicciones interiores y
el resto de las ocurrencias habidas cada vez que se daba un “salto cuántico o no lineal” (como
el que está ya muy cerca de producirse, lo entendamos o no, lo creamos o no) dentro del tiempo
lineal o de cronómetro en que vive este Universo.
También está incluida la FIRME E INCANSABLE GUÍA que esta humanidad ha tenido siempre
y el “trabajo” realizado por ella.
Solo que esto, lo actual, está descrito en términos que nos resultan familiares a los que tenemos
fácil entendimiento, únicamente POR SER DE AHORA MISMO, y “aquello” la otra explicación
añosa, pues se dirigía a personas de culturas diferentes.
ES ASÍ DE SIMPLE.
El mérito que considero que tiene lo que he de exponer a continuación, consiste en que hemos
de ver una fecunda y adecuada mezcla de las formulaciones antes mencionadas, la antigua y la
moderna, unidas en una sola con una maestría incomparable.
Cuenta así:
... Se protegió el rostro como pudo y empezó a recitar sus plegarias a Dios. De repente le pareció
vislumbrar una luz intermitente; cerró los ojos y los volvió a abrir: la luz seguía allí y no parecía
estar muy lejos. De nuevo Dios lo guardaba dándole una esperanza. Debía conseguir ir hacia la
luz desafiando la tormenta, era mejor morir deprisa ahogado que esperar una muerte lenta pero
segura. Montó en la silla y obligó al camello a levantarse guiándolo hacia la fuente luminosa.
Avanzaba con paso lento y firme hacia su última posibilidad recitando los salmos que lo
llevarían hasta el Jardín de Dios. El rayo era cada vez más nítido y poco a poco, delante del
hombre se iba definiendo una duna de piedra, casi una montaña.
¿Una montaña? Se preguntó Abdel que conocía ese desierto mejor que sus bordillos: no había
habido nunca dunas de piedras y menos montañas.
En miles de kilómetros a la redonda no había más que arena. Sin embrago el gigantesco monolito
estaba allí. De repente el viento había dejado de soplar; Abdel estaba confundido, sorprendido y
asustado por el desarrollo de los acontecimientos.
En su vida había desafiado a la muerte en repetidas ocasiones y había aprendido a no tener miedo
de nadie, ni siquiera de los ladrones del desierto, que no dejaban vivos ni a un solo testigo. Sin
embargo, ahora advertía una profunda inquietud y un gran peso le oprimía el corazón. Hizo que
el camello se arrodillara y bajó. Encontró una hendidura en el monolito de donde salía una
cúpula de luz de colores que variaban desde el azul, al verde, rosa y naranja. El viento empezó a
soplar de nuevo, cada vez con más fuerza. Abdel resguardó a su fiel Shalil detrás de un saliente
de la roca y entró decidido en la hendidura: le pareció no tener otra alternativa.
Tenía la sensación de encontrarse en el interior de una enorme cueva y, sin embargo, se veía
rodeado por palmeras. No conseguía ver el final de la plantación ni advirtió señales de vida.
Pensó, entonces, haber muerto y llegado a la tierra de la que había oído hablar y a la que
esperaba llegar un día al concluir el camino terrenal.
A pesar de todo, se extrañaba de sentir su cuerpo tan presente y vivo, y de lo que veía a su
alrededor: siendo más realista pensó entonces haber perdido la razón y que lo que creía ser el
paraíso no debía ser otra cosa que un espejismo, la última ilusión de un hombre que vagabundea
por el desierto flagelado por la arena y el viento.
Un silbido insoportable le hizo volver la cabeza; desde su derecha un rayo luminoso se dirigía a
la pared opuesta de la roca.
Delante de Abdel comenzaron a proyectarse imágenes vaporosas y calientes como de un río de
lava; hasta se movió como si la lava estuviera por atraparlo.
Se dio cuenta de que era simplemente una proyección, se acordó de su hijo Amín, profesor de
física de la Universidad de El Cairo y de sus esfuerzos por hacerle entender los últimos
resultados de sus estudios sobre hologramas y rayos láser.
Las imágenes pasaban cada vez más rápidas y pensó que asistía a la proyección de una película.
“Desde mares incandescentes salían conos de cráteres emitiendo magma lleno de fuego que
formaba tierras sin fin. La lava se enfriaba, la perspectiva se dilataba. Abdel tuvo la sensación
de ser el observador desde un punto del Universo y de tomar parte en la evolución de la vida. El
destino de la tierra nacía desde una extensión de fuego. Unas naves espaciales azules surcaban
el cielo, bajaban al planeta y colocaban numerosos monolitos que eran depósitos de energía
vital básica. La vida transcurría, seres luminosos de rápidos movimientos se mezclaban con
hombres de pesado y curvado paso que no parecían notar su presencia. Verdes esencias
luminosas proyectaban sus pensamientos hacia el corazón de los hombres pesados; aparecían
primitivas ruedas y mecanismos elementales; se sucedían dibujos cada vez más complejos, casi
incomprensibles.
Algunos seres luminosos vestían como los seres pesados y se confundían con ellos, usaban los
depósitos energéticos de los que sí ellos conocían la ubicación, lanzando energía a mansalva
sobre el hombre que en la dimensión paralela se multiplicaba y poblaba el planeta,
coloreándolo de azul.
Amaneceres sucedían a puestas del sol con un ritmo cada vez más desenfrenado. En las cuevas
las proyecciones de los hombres verdes no cesaban; espíritus humanos de largas antenas
percibían en un instante mensajes lejanos y trazaban en el papel fórmulas resolutorias.
Pero una fuerza que oprimía y oscurecía todo, se contraponía al trabajo. Se erigían ciudades
compactas sin calles ni límites, vivas entidades de muerte.
El canto temerario de soñadores juglares rebatía las arrogantes palabras de necios eruditos.
Arañas negras tejían incesantemente una tela de tinieblas.
El trabajo de los entes luminosos seguía mientras los hombres continuaban en su profundo
sueño. El recuerdo no puede ser despertado. Los depósitos se agotan, el proyecto no puede ser
concluido.
De nuevo un frío magma inunda la tierra, la desolación borra las huellas para que se pueda
volver a escribir el destino del hombre.
Verdes naves espaciales surcan el cielo y nuevas fuentes de energía generan orgullosas
civilizaciones. Se amplía el conocimiento, atrevidos edificios desafían el cielo, se esculpen
animales de piedra con rostro humano en recuerdo de pueblos soberbios; ecos de recuerdos
profundos salen a la superficie, la sabiduría se añade al conocimiento, el universo brilla de
fuerza, poder, firmeza violencia y destrucción”.
Abdel asistía desesperado a la devastación de una civilización que a pesar de haber llegado a la
cumbre su evolución, tenía su suerte echada en el imprevisible comportamiento del hombre
incapaz de acordarse de sus orígenes y de su destino, por tanto, capaz de perderlos.
“Una espesa lluvia llena todo. Los continentes desaparecen, lo único que sobrevive es un globo
líquido en el que de nuevo se pueda imprimir el destino del hombre.
Nuevamente las naves teñidas de rosa por el amanecer descargan su valioso contenido. Un
viento fuerte, el ‘soplo de Dios’ –pensó Abdel- hace emerger entre las olas crispadas del mar, la
seca y fecunda tierra.
Los hombres vuelven a levantar sus cabezas edificando nuevos templos al Dios perdido y
olvidado, ahora de nuevo encontrado y revelado: el hombre se va acordando de su propio
destino. Maestros de largas antenas tejen telarañas de amor”.
Abdel vio un hombre alto y robusto sentado en un palmeral en una ciudad, a orillas del mar, que
parecía europea. Una bandada de golondrinas lo rodeaba, su mirada sonriente le atraía y lo
penetraba hasta lo más hondo: Ese rostro parecía serle familiar. ¿Quién eres? Le preguntó el
rostro desde la pantalla. Abdel palideció y notó cómo se le helaba la sangre en las venas... No oía
sonidos pero advertía una presencia en su corazón.
“Estás en el centro del mundo, éste es el ombligo del Universo... Dios no necesita ser definido
porque si así fuera pensarías en Él como algo finito y entonces no sería Dios, nosotros somos
porque Él es, nosotros dos no somos diferentes... La muerte es un engaño, debemos vencerla,
romper los barrotes de nuestra jaula. La vida y la muerte no diferencian dos momentos distintos
de nuestra existencia: Presente y futuro; la mente mayor y la menor participan de una única
existencia, no existe diferencia entre lo que llamamos realidad y lo que llamamos fantasía.
Existen seres que no tienen ni principio ni fin, ellos no tienen el concepto de la vida porque,
tampoco tienen el concepto del tiempo, pueden moverse por el espacio cósmico
instantáneamente con la misma velocidad de las neuronas transmitiendo sus mensajes... Estos
seres son nuestras raíces, nuestros orígenes. Tenemos la posibilidad de atrapar y adaptar la
energía en nuestro cerebro para adquirir conocimiento. Intuir es la manifestación del equilibrio
entre energía y materia. Debemos volver a las estrellas... No te asombres, no estas en tu
universo sino en uno paralelo. No eres el primero en llegar hasta aquí, alguien ya ha vuelto a tu
dimensión y ha hablado del proyecto de Dios, de los orígenes, de la necesidad de recordar, pero
ha sido considerado un soñador, peor aún, un visionario. Algunos de nosotros han asumido
figuras humanas e intentan, en tu mundo. Despertar a los dormidos. El orden instaurado en el
mundo está formado por ideas preconcebidas, ha sido creado por su imaginación. Su universo a
sido reprogramado tres veces pero el hombre no consigue evolucionar. La araña negra ha
utilizado la guerra y la violencia como un somnífero para hacer olvidar el verdadero fin... No
has entendido, no hay diferencia entre Occidente y Oriente, están todos atontados por
quehaceres sin significado. No serán tus reglas las que les hagan despertar.
La religión la filosofía, las ciencias, el arte, no son ni positivas ni negativas, han sido creadas
para conducir al ser humano hacia el conocimiento y hacia su origen. Sin embargo, el hombre
los ha convertido en fines en sí mismos, los ha llenado de cosas inútiles; ha perdido su meta
final, se ha dormido y acostumbrado a rígidos y vacíos mundos ordenados de modo aparente,
pero listos para desaparecer... Pero la araña está siempre al acecho y provoca sólo violencia en
el que sigue al orden ciego del sueño. Solo pequeños grupos continúan, en el anonimato,
guiados por aquellos de nosotros que estamos en su mundo. La esperanza no está perdida
aunque el magma sigue subiendo hacia la superficie para estallar y amenaza con borrar todo de
nuevo”.
Pero el Hombre nunca dejará entonces de ser la incógnita, la “X” de la ecuación universal en
cuanto a las posibilidades de su comportamiento y finalidad, cuyo valor puede ser muy grande en
sentido positivo o negativo también, y –ya fue señalado antes- podría a la vez ser mínimo.
Pido que nunca se pierda de vista que todo ello se produce en el tiempo, y que el tiempo
representa adelanto o perfeccionamiento, involución o retroceso... en fin, cambio. Que
puede ser para mejor, para peor o para lo mismo... durante un “tiempo”.
Por ello es que se debe conocer que, sí, que hay un libreto, un guión, un rol, que implicaría
entonces la posibilidad de que, en el tiempo, la suma de las “X” humanas actúe en grado mayor
o menor, más o menos de acuerdo a la trama establecida, pero no necesariamente con total
exactitud según lo previsto.
Véase lo anterior tal y como el argumento escrito de una película o filme, en la cual los actores,
el director, las circunstancias de la vida y demás introducen constantes modificaciones que
pueden resultar -superiores o inferiores- en uno u otro sentido. Y, claro, el rodaje final que se
obtiene, no necesariamente está obligado a concordarse exactamente a lo que se previó en un
inicio.
Otro ejemplo sería el plan escolar del año, con las indicaciones que se entregan al profesor y a
las que éste “debe” atenerse, lo cual, por muchas situaciones, a veces no se cumple estrictamente.
Y, es por ello que, en ambos casos –la película y el plan escolar- y por supuesto, en la vida
cotidiana o historia de este planeta, es preciso estar introduciendo de vez en cuando las
modificaciones necesarias; para que exista el mínimo desvío posible con respecto al plan trazado,
el cual puede decirse que representa la Voluntad del Creador, Dios o la Divinidad.
Un factor importantísimo a tomar en cuenta es que se tiene una gran limitación. Y consiste en
que la introducción de correcciones sólo puede hacerse en determinados momentos en el
tiempo –como ahora mismo en estos períodos que corren, por ejemplo- y no cuando se quiera,
ya que la potestad de hacerlo depende de factores que se hallan más allá inclusive del propio
Sistema Solar.
CAPÍTULO 8.
Si el universo es una escala de inteligencias, desde la más alta e inconcebible para nosotros,
hasta la muy pequeña, sería más o menos válido el ejemplo de comparar la inteligencia de una
hormiga, con relación a la de un ser humano. Entonces podría introducirse el concepto de algún
tipo de “jerarquía”, grado o rango, para designar a las inteligencias que tratan de adecuar
continuamente el Plan, sea en el nivel humano como fuera de éste.
Entonces estos hombres, ya lo dije anteriormente, no pueden mirar al mundo como lo miramos
nosotros, con la cortedad y miopía propias de los que no hemos llegado aún a este grado de
desarrollo... pero que podemos hacerlo.
También la textura de la Verdadera Enseñanza tiene que reconocer y adecuarse a factores tales
como: el tiempo, las personas, el lugar, la situación. Por ello, extrapolar sin el conocimiento
suficiente, una enseñanza que fue dedicada a una etapa dada del tiempo pasado, dirigida a una
población o personas que vivían dentro de una idiosincrasia muy específica, y para una cultura o
país determinado, e intentar implantarla o imitarla fuera de contexto, pudiera acarrear fuertes
inconvenientes e incluso grandes peligros. Y aquí me estoy refiriendo y muy directamente por
cierto, a una enorme cantidad de prácticas que son perfectas dentro del contexto de la India u
otras naciones del oriente del planeta; incluso a otras experiencias procedentes de nuestro propio
continente, los mayas, incas y muchas otras, pero que pertenecen a una esfera de tiempo que no
guarda relación con la que vivimos actualmente.
Ellos han surgido, como denota el libro “La VÍA” de Juan Sgolastra, desde la misma aparición
del hombre sobre el planeta, ocasión en que se dio inicio a lo que se ha llamado técnicamente
como “El Trabajo”.
Este “Trabajo” forma parte de un “Diseño” que involucra la evolución de nuestro Universo. Y
este es el motivo por el cual existieron y existen Maestros que tienen la función de ayudar al
hombre a desarrollarse, para que pueda formar parte del proceso evolutivo del planeta en
alineación con nuestro Universo. Estos Maestros operan generalmente en los momentos de
mayor crisis y necesidad y pasan completamente desapercibidos para la mayor parte de las
personas, ya que trabajan en el anonimato.
No dudamos –por causas que estudiaremos con posterioridad- que muchas personas que viven
en esta parte donde se pone el sol, el occidente del mundo, no entenderán completamente,
quizá en una primera instancia lo que acabamos de explicar en los párrafos precedentes.
1ro. Que según se apuntó al principio, no se trata de un problema simple de creer o no creer. No
hablamos tontamente de creencias, sino de hechos que ya tocamos y seguiremos formulando más
adelante. Y para muchos de ellos nos apoyaremos en los últimos descubrimientos de la física
cuántica, que se explicarán descriptivamente, sin fórmulas matemáticas engorrosas.
2do. Que ya apunté anteriormente, aun sin desarrollar completamente el terma, que a esta
civilización occidental nuestra, SE LE CORTÓ CASI DE RAÍZ –por lo menos a la inmensa
mayoría de sus habitantes, durante los últimos 1700 años- LA CONEXIÓN, EL CORDÓN
UMBILICAL QUE LA UNÍA A LA VERDADERA ENSEÑANZA, la cual fue perfectamente
conocida por las grandes civilizaciones anteriores, egipcia, china, maya y otras, y también por el
cristianismo primitivo en sus inicios, pero fue casi olvidada para las grandes masas bajo severas
presiones de tortura y muerte. Y comenzó a pasar más o menos a partir del Concilio de Nicea
(año 325 dC) y a todo lo largo de la Noche Negra de la Humanidad o Sacratísima Inquisición. De
ello se detallará a su vez, en el Libro de Historia de la Civilización.
Es claro que acceder ahora a una información que hasta hace muy poco se susurraba de boca a
oído, debido al conocimiento de la cual se podía terminar en una hoguera, o que se hallaba
codificada en símbolos y escrituras entendible sólo para unos pocos; y lograr asimilarla
correctamente y en toda su extensión, NO ES NI MUY COMPRENSIBLE, NI RESULTA SER
TAREA FÁCIL, AUNQUE TAMPOCO ES IMPOSIBLE.
No dejemos de agregar a ello lo que ya dijimos de nuestro muy corto instante contemporáneo y
lo poco que éste nos permite entonces conocer y comprender. Pero se está realizando un trabajo a
escala cósmica en estos finales de una gran era humana, de modo que tales verdades sean
comunicadas de nuevo a los hombres y se rompan los falsos esquemas que hasta el presente han
predominado.
Muchas gracias.
Bibliografía:
La Vía. En camino con un Maestro Contemporáneo. Juan Sgolastra. Editorial Life Quality
Project. México, 2002.
El Pájaro de Trueno. Cuentos iniciáticos. Natale Finochiaro. Editorial Life Quality Project.
Argentina. 2004.