Professional Documents
Culture Documents
1
Otro aspecto comparativo que diferencia un arte del otro es la
variación temática observada, como veremos en posteriores
apartados. Es posible, teniendo en cuenta estos contrastes (de
soporte, temáticas, de localización, etc.) que las funciones de ambos
artes fuesen variadas, si bien parece improbable que el sistema de
creencias existente en la base del arte mueble haya sido otro
completamente diferente del que sustentan las imágenes
subterráneas. Las investigaciones antropológicas sobre el simbolismo
refuerzan la idea de que ha debido de existir una relación, de
cualquiera que sea la naturaleza, entre ambas formas de arte.
2. Soportes y técnicas.
2.1. Soportes.
2
de moluscos (Littorina, Dentalium, Trivia, etc.), por su parte, parece
ser que únicamente tuvieron un uso ornamental para estas gentes.
Muchos de estos objetos eran perforados, y en ocasiones también
decorados. Los dientes utilizados (colmillos, molares, incisivos,
caninos atrofiados, etc.) suelen ser de herbívoros, pero igualmente no
es extraño encontrarlos de carnívoros. En cuanto a las conchas, es
curioso constatar como algunas de ellas se localizan en yacimientos
muy lejanos a su lugar de procedencia. Así, se hallan conchas propias
del mediterráneo en el cantábrico, y viceversa. Este aspecto nos
estaría indicando la existencia de contactos, y seguramente de
intercambios, entre grupos que vivían a muchos kilómetros de
distancia unos de otros.
Entre los soportes inorgánicos, encontramos decoraciones en
diversas materias litológicas (areniscas, cuarcitas, esquistos, óxidos,
etc.) que se pueden presentar en diferentes formas
(fundamentalmente en cantos rodados, bloques rocosos que pueden
ser transportados por un individuo, placas, plaquetas, y ocres). Las
placas y plaquetas son los más utilizados. Estos objetos aunque
tienen unas medidas de largo y ancho variables (la longitud máxima
de una plaqueta no debe superar los 20 centímetros, en caso
contrario se denomina placa) suelen presentar escaso grosor y dos
caras (anterior y posterior) bastante planas y lisas que conforman una
superficie cómoda sobre la que llevar a cabo las figuras.
En los soportes decorados observamos que los objetos
orgánicos suelen tener mayor funcionalidad que los pétreos. Entre los
útiles en hueso y asta advertimos aquellos claramente orientados a la
caza (ya comentados): azagayas, propulsores, arpones y varillas; y
otros cuyo uso puede estar más en relación con las actividades
domésticas: espátulas, bastones de mando, agujas, tubos, etc. Los
utensilios inorgánicos decorados son escasos en número y abarcan
lámparas, machacadores, compresores, retocadores, etc.
Entre las piezas orgánicas que no parecen tener una función
cotidiana específica y que apuntan exclusivamente a valores
ornamentales y/o a los sistemas ideológicos o simbólicos de los
grupos paleolíticos percibimos:
- los contornos recortados (se aprovecha la forma natural del
hueso hioides de cérvidos, équidos y bóvidos, para ejecutar, con
algunos retoques, singulares contornos o perfiles de cabezas
naturalistas de caballos y, en menor medida, de cabras),
- rodetes (se aprovechan los omóplatos de herbívoros para
recortar, seguramente con buriles, plaquitas circulares que son
decoradas por ambas con figuras zoomorfos y/o con signos simples),
- omóplatos decorados (destacan el conjunto de omóplatos de
cérvidos que contienen figuraciones de ciervas y cabezas de esta
especie, recogidos en los yacimientos de Castillo y Altamira en
niveles arqueológicos pertenecientes al Magdaleniense Inferior
Cantábrico),
- y los ya citados: dientes, conchas y piezas simples óseas
perforadas.
3
Los contornos recortados y los rodetes, de igual modo, se
presentan generalmente perforados. Ambos elementos son típicos del
Magdaleniense medio. Las piezas pétreas no utilitarias comprenden
las citadas placas, plaquetas y bloques.
Otros aspectos a estudiar de los soportes son el tamaño,
volumen, circularidad, etc. Barandiarán, de acuerdo a estos
parámetros, definió tres tipos de soportes:
- Cilíndricos: huesos largos y astas. Determina una sola cara
decorativa (se conoce como decoración pericircular). En soportes
cilíndricos con ligero aplanamiento (algunos bastones perforados) de
pueden delimitar dos caras.
- Aplanados: huesos planos, placas, plaquetas, etc. Permiten
fácilmente dos superficies de actuación.
- Volumétricos: azagayas de sección triangular y cuadrangular.
La decoración se encuentra limitada por el reducido espacio y por los
múltiples planos del soporte.
2.2. Técnicas
3. Temática
4
las “Venus” o de las figuras femeninas de perfil es cuantitativamente
reseñable.
Los animales más representados en estos soportes tienen su
correspondencia con aquellos figurados en soportes parietales. Así,
los équidos, cérvidos, bóvidos y cápridos vuelven a predominar en el
registro. Se distinguen, de igual forma, anímales peligrosos
(carnívoros, osos, rinocerontes, mamuts, etc.,). Sin embargo, a
diferencia del arte parietal, se observan un buen número de otros
animales como pisciformes, serpientes, aves e incluso mamíferos
marinos (Figura 11.1).
5
A. Leroi-Gourhan distinguió tres tipos de objetos mobiliares
(Figura 11.2):
- armas y útiles;
- objetos para colgar;
- y objetos religiosos.
Se han establecido relaciones entre éstos y sus decoraciones
más frecuentes. Así, las azagayas y los arpones (dentro del primer
grupo), que tienen una vida útil relativamente corta, recibirían
decoraciones escuetas. Los bastones perforados, propulsores,
espátulas, varillas, tubos, etc. (dentro también del primer grupo) con
un uso supuestamente más prolongado evidencian decoraciones más
desarrolladas y elaboradas. En los propulsores es frecuente el
tratamiento (modelado, pulimento, etc.) de su parte más gruesa para
conformar figuras de animales. Las espátulas, tubos, varillas, e
incluso las lámparas de piedra, por su parte, suelen albergar
expresiones gráficas geométricas de complejidad variable. Las piezas
perforadas (colgantes) presentan decoraciones que van desde los
simples orificios hasta modelados figurativos de tipo escultórico (por
ejemplo, los contornos recortados). Por último, los objetos
considerados religiosos (placas, plaquetas, cantos, omóplatos
decorados, etc.), al no poder identificar en ellos una función utilitaria
clara, acogen todo tipo de motivos (diferentes zoomorfos y signos, y
asociaciones diversas de estos temas) en diferentes estilos (desde los
más naturalistas hasta los más esquemáticos).
4. Distribución geográfica.
6
mueble durante el Magdaleniense medio, que se prolonga en algunos
depósitos hasta el Magdaleniense superior-final.
7
los huesos recortados) como figurativa. En concreto, en el Buxu
(Asturias) un colmillo de oso ha sido modificado hasta convertirlo en
una figurita esculpida de ave (Figura 11.4).
8
perforados, arpones, espátulas, y las siempre presentes azagayas y
varillas), colgantes (rodetes, bramaderas, contornos recortados, etc.),
y objetos “religiosos” (placas, plaquetas, bloques, fragmentos óseos,
etc.). La decoración en azagayas y varillas sigue siendo lineal y
geométrica (haces de líneas, ángulos, escaleriformes, etc.) siguiendo
el eje longitudinal del útil durante el Magdaleniense medio,
disponiéndose de manera más transversal en el Magdaleniense
superior.
Entre las innumerables piezas significativas del Magdaleniense,
podemos señalar:
- los contornos recortados, registrados principalmente en
estratos del Magdaleniense medio de yacimientos asturianos (La Viña,
Las Caldas, y Tito Bustillo) (Figura 11.7), y que tienen fuertes
paralelismos morfológicos y técnicos con piezas de yacimientos
franceses;
9
(Urtiaga, Ekain, etc.), durante todo el Magdaleniense medio y el
superior-final;
- y, por último, los tubos o huesos largos de aves documentados
tanto en Asturias (destaca el ejemplar de La Paloma) como en
Cantabria (El Valle y Torre) (Figura 11.10).
10
alteraciones post-depositacionales) convierten este yacimiento en un
referente para el estudio del arte paleolítico.
11
indeterminados. La segunda contiene una cabra macho y líneas
inconexas. Contrasta la riqueza cuantitativa de las representaciones
rupestres de Foz Côa con la escasez de evidencias artísticas en
soportes muebles.
12
paralelas y angulares grabadas, que procede de un horizonte
gravetiense.
En la actual comunidad valenciana encontramos los
yacimientos con el arte mueble más significativo de toda la región
mediterránea peninsular. Las evidencias más antiguas se remontan al
Auriñaciense, en torno a los 30000 años BP, y corresponden a objetos
de adorno (dientes y conchas perforadas) documentados en Cova
Beneito y Cova Foradada (Alicante). En el Gravetiense ya se registran
en el Parpalló y en Mallaetes (Valencia) algunas plaquetas decoradas
con motivos zoomorfos (bóvidos, cápridos y équidos) pintados y
grabados, que se caracterizan por el poco detallismo, la coexistencia
de la perspectiva torcida con la de perfil absoluto, y la desproporción
entre las partes anatómicas (cuerpos masivos y cabezas pequeñas).
Las plaquetas recogidas en los diferentes niveles solutrenses de El
Parpalló ascienden a más de 2480 (un 58% del total recuperado en el
yacimiento). La técnica dominante es la pintura (roja y negra),
documentándose la combinación de pintura (en ocasiones, a tinta
plana) y grabado. Los zoomorfos (bóvidos, équidos, cápridos,
cérvidos, y algunos carnívoros) son los temas más representados,
contemplándose algunas posibles escenas. Los rasgos que definen
este momento decorativo son:
- la ejecución de las cabezas de ciervas utilizando el sistema de
triple trazo o trilineal (se realiza primeramente con una línea la zona
de la frente y una oreja, otra línea traza el cuello y la mandíbula, y
finalmente, otra representa la otra oreja y la parte superior del cuello)
(Figura 11.14A);
- las crineras en escalón (se interrumpe el trazo curvo de la crin
con una línea recta y vertical que cae sobre la frente del animal)
(Figura 11.14B);
- los morros de los caballos en pico de pato (cerrados), con
mandíbulas convexas, que durante el Solutrense Superior se irán
redondeando (Figura 11.14C);
- un incremento de la animación de las figuras, bien de partes
en concreto (patas, cabezas, rabos), bien de todo el animal (Figura
11.14D);
- aumento del detallismo (boca, orejas, pelaje, despieces de la
piel) a partir de momentos avanzados del Solutrense (Figura 11.14E);
- tendencia a representar las extremidades con formas
triangulares (Figura 11.14F);
- y, finalmente, en cuanto a los signos, se generalizan los signos
rectangulares (Figura 11.14G).
En cueva Beneito se han localizado una serie de cantos
manchados de rojo en un nivel del Solutrense final.
13
El Magdaleniense inferior, aunque se documenta en el Parpalló,
no presenta la riqueza decorativa de los niveles precedentes y
posteriores. La pintura es menos utilizada. El número de cápridos y
signos rectangulares representados disminuyen, surgiendo signos
formados por bandas curvas y escaleriformes. De igual modo, la
convención del triple trazo se documenta en menor proporción,
mientras que aparecen las orejas en “V”. En los momentos finales del
Magdaleniense inferior se observa una mayor preocupación por el
realismo de las figuras (incrementándose los detalles) y la variedad y
la elaboración de los signos aumenta (arboriformes, retículas, rombos,
meandros, zig-zags, etc.).
A diferencia de las fases crono-culturales anteriores, el
Magdaleniense medio y el superior se hallan mas repartidos por el
Levante peninsular. Constatamos arte mueble, además de en El
Parpalló, en el yacimiento de Blaus y cueva Matutano (Castellón), en
Volcán del Faro (Valencia), y Cendres, Santa Maira, Tossal de la Roca,
Barranc del Infern (Alicante). Aunque el número de objetos decorados
en cada uno de ellos es muy reducido. En Murcia también existen
algunos yacimientos de estas fases (Mejillones, Caballo, y Algarrobo),
sin embargo las piezas ornadas se limitan a unas pocas conchas
perforadas y algunos fragmentos óseos con trazos lineales inconexos.
Las características estilísticas de las plaquetas del Parpalló
para estas últimas fases del Paleolítico evidencian la existencia de
dos corrientes. Por un lado, una tendencia que dota a los animales de
un mayor realismo estático y de detallismo (representación de
pezuñas, cornamentas con perspectiva correcta, líneas de despiece
en crinera y vientres, etc.) (Figura 11.15), aunque es más velada que
la observada en el arte mueble cantábrico de este período. Por otro
lado, se percibe una orientación esquemática, con una frecuente
representación de las partes anatómicas en movimiento. Los temas
siguen siendo los mismos, aunque los signos alcanzan un alto grado
de elaboración y complejidad.
14
tema, los especialistas en arte paleolítico han relegado a un plano
inferior la importancia simbólica de las piezas decoradas con respecto
a las expresiones gráficas rupestres. La única gran teoría construida
en torno a estos objetos fue aquella del “arte por el arte”, siendo
claramente denostada una vez que se descubrieron las primeras
figuras parietales en las cuevas. La naturaleza fragmentaria de este
arte, con un alto número de piezas en parte fracturadas e incluso en
contextos modificados con respecto a su deposición original, supone
que tan solo tengamos un conocimiento parcial de las obras,
imposibilitando, en cierta forma, a los especialistas un acercamiento
más fiable a sus posibles significados.
A pesar de estas consideraciones, las concentraciones tan
elevadas de objetos que muestran algunos yacimientos no han
pasado desapercibidas. Hay autores, entre ellos M. Lorblanchet, que
han querido ver en estas acumulaciones, halladas en algunos
yacimientos que como El Parpalló no tienen representaciones
parietales (los yacimientos del centro y este de Europa, muchos de
ellos al aire libre como Molodova, Sungir, Dolní-Vestonice, Kostienki,
Gargarino, etc.), una sustitución de la función simbólica del arte
rupestre.
Recoger aquí todas las interpretaciones que se han dado a cada
tipo de motivo o cada tipo de pieza es una tarea ímproba que excede
el objetivo de este tema. Sin embargo, parece interesante citar
siquiera algunas aproximaciones al significado de alguno de estos
objetos y/o de la decoración que presentan:
- Las piezas perforadas, por ejemplo, se han asimilado
generalmente a adornos y colgantes, concibiéndose como un
distintivo étnico en ocasiones; otras veces como elementos
protectores a modo de amuletos.
- Los conjuntos de signos se han concebido como
combinaciones de ideomorfos que transmiten un mensaje (M. Conkey,
entre otros).
- Las series de pequeños puntos y rayitas han sido explicados
como sistemas de notación e interpretados como calendarios solares,
lunares, cómputos, etc. (A. Marshack, y F. D’Errico).
- Algunos conjuntos de figuras de animales y/o humanos sobre
las caras de huesos largos que parecen representar escenas han sido
“leídos” como evidencias de descripciones gráficas de mitos.
- Ciertos entramados de líneas organizadas pero no figurativas
se han contemplado como mapas.
- Por último, aunque no se encuentren en la Península Ibérica,
los signos lineales en forma de aspa y haces rectos paralelos sobre
las figurillas de bulto redondo han sido interpretados como una forma
de remarcar la anatomía (A. Marshack) o como señales de utilización,
etc.
6. Bibliografía.
Bibliografía general
15
SANCHIDRIÁN, José Luis (2001) Manual de arte prehistórico, Editorial Ariel,
Barcelona.
VV.AA. (1994) “Arte Paleolítico”. Complutum, nº5.
VV.AA. (1996) Unidades Didácticas de Prehistoria, Tomo I, UNED,
Madrid.
VV.AA. (2004) La materia del lenguaje prehistórico. El arte mueble
paleolítico de Cantabria en su contexto. En Pablo Arias y
Roberto Ontañon (eds.), Consejería de Cultura, Turismo y
Deporte del Gobierno de Cantabria, Santander.
Bibliografía específica.
16