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29 DE ENERO
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
MEDELLÍN
2008
AMOR
Aportes Freudianos
1
FREUD, S. Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre. (Contribuciones a
la psicología de la vida amorosa I). Vol. XI. En: OC. Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1979. P.
159
Así pues, la primera condición del amor hace alusión al tercero perjudicado,
en la cual lo indispensable es que el objeto amoroso tenga claros nexos con
otro, sea pretendiente, amigo o esposo. En la segunda condición, Freud
alude al amor por mujeres fáciles y destaca la importancia de los celos para
el hombre que realiza la elección de objeto de esta forma, quien además
logra una satisfacción en una vivencia amorosa triangular. Es entonces el
atractivo que se logra a partir de la moralidad comprometida lo que permite
inflar la pasión del amante en cuestión.
Esta corriente tierna permanece durante toda la infancia, tomando cada vez
más un carácter erótico. Ya en la adolescencia, “se añade la poderosa
corriente «sensual», que ya no ignora sus metas”3, pero debido a la
operación de censura con respecto al incesto, se buscará ansiosamente otro
objeto que permita la descarga de esa tensión libidinal, es decir, objetos
ajenos a los que aparecen enfáticamente prohibidos. Tales se eligen bajo el
constructo de los arquetipos infantiles; el tiempo hará entonces, que la
vertiente tierna se imponga sobre la sensual. “El varón dejará a su padre y a
su madre -según el precepto bíblico- y se allegará a su mujer; así quedan
conjugadas ternura y sensualidad. Los grados máximos de enamoramiento
sensual conllevarán la máxima estimación psíquica.”4
En este trabajo, nos muestra Freud, hay dos factores que hacen obstáculo
para la nueva elección de objeto. Uno de ellos es la frustración real, en la
cual se coarta la libertad para efectuar dicha elección, trayendo como
consecuencia la imposibilidad de elegir un subrogado. El segundo factor
consiste en “la medida de atracción que sean capaces de exteriorizar los
2
FREUD, S. Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa. (Contribuciones a
la psicología de la vida amorosa I). Vol. XI. En: OC., 1979. p. 182.
3
Ibíd.
4
Ibíd.
objetos infantiles que han de abordarse, y que es proporcional a la
investidura erótica que les ocupó en la niñez.”5
5
FREUD, S. Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre. (Contribuciones a
la psicología de la vida amorosa I). Vol. XI. En: OC., 1979. p. 175.
6
Ibíd.
7
Ibíd.. p. 176.
En Introducción del narcisismo (1914), Freud establece una distinción entre
libido yoica y libido objetal, en el sentido económico. Mientras más gasto
haya de una, más se empobrecerá la otra. Explica de este modo el estado
de enamoramiento como la cima del desarrollo de la libido objetal,
menguando así la propia “personalidad” del amante.
Freud hace además un paralelo para explicar la forma en que se ama según
estos dos tipos. Así, nos dice que se ama:
“1. Según el tipo narcisista:
a. A lo que uno mismo es (a sí mismo), b. A lo que uno mismo fue,
c. A lo que uno querría ser, y
d. A la persona que fue una parte del sí mismo propio.
2. Según el tipo del apuntalamiento:
a. A la mujer nutricia, y
b. Al hombre protector”9
9
Ibíd. p. 87
10
Ibíd. p. 75
reducción del yo, haciendo imposible la satisfacción amorosa por esta vía. El
yo alterado tendría que retirar su libido de esos objetos para enriquecerse,
constituyéndose así un amor perfecto que recuerda aquel primer estado del
narcisismo en el que no habría diferencia entre libido de objeto y libido
yoica.11
Aportes lacanianos
11
Ibíd. p. 96
12
Lacan, J. Escritos. p. 402
Lacan insiste en el carácter narcisista del amor, sosteniendo que se busca
ser amado para así llegar a amar al propio yo. “En el amor se ama al propio
yo, al propio yo realizado a nivel imaginario.”13 Es este matiz imaginario el
que supone que en el amor se busque reciprocidad, la ilusión que se tiene
de querer ser amado por el otro de la misma manera y con la misma
intensidad con la que uno lo hace.
Vemos pues que el amor viene a ubicarse allí donde hay una falta
estructural. Suple un agujero, algo que no hay. Podemos decir, entonces,
que la dificultad en la vida amorosa surge a partir de que los sexos no llegan
nunca a armonizar completamente. Nunca terminan de hacer de dos, uno o
de encajar perfectamente. En este sentido, el amor, en su valor supletorio e
ilusorio, se ubica como semblante para posibilitar un encaje. Miller afirma “si
decimos que no hay relación sexual es en tanto no hay una condición
necesaria y suficiente para ambos sexos que los haga complementarios. No
hay una condición universal de la elección de objeto.”16 Vemos entonces que
si la única condición para la elección de objeto fuera un sujeto que fuera del
13
Lacan, J. Los escritos técnicos de Freud. P. 216.
14
Lacan, J. La significación del falo. En: Escritos. Ed. Paidós. 1989.
15
Soler, C. Lo que Lacan decía de las mujeres. Ed. No todo, 1998.
16
Miller, J.A. "Lógicas de la vida amorosa", Tercera conferencia.
sexo contrario, podríamos entonces decir que habría relación sexual, pero
esto no ocurre y entonces no hay nada que oriente la elección de objeto.
17
Lacan, J. La significación del falo. En: Escritos. Ed. Paidós. 1989
18
Miller, J.A. El amor sintomático. En: El síntoma charlatán. p. 47
19
Ibíd. p. 52
20
Ibíd. p. 53
21
Ibíd.
Por otro lado, en Lo que Lacan decía de las mujeres, Soler hace una
distinción entre el amor femenino y el amor masculino. Describe el amor
femenino, como un amor celoso y exclusivo porque demanda el ser. Así,
afirma “en sus momentos de plenitud recíproca (el amor), llega a producir un
borramiento temporal de falta en ser, un correctivo transitorio de la
castración.”22 De aquí, que la pérdida del amor conlleve un efecto depresivo
porque ese efecto correctivo transitorio de la castración desaparece y se vive
como una pérdida de una parte de sí.
Soler, al igual que Miller, va a dar al falo como significación gran importancia
para entender el valor del amor. El asunto se juega entre el ser y el tener
fálicos. Del lado de la mujer, el ser fálico aparece como la única
identificación que sostiene el ser-mujer y este viene a sustentarse en el
amor. El hombre, por su parte, afirma su virilidad del lado del tener, del poder
sexual. “El ser-mujer se sustenta doblemente en el amor: en tanto que ‘ser
amada’ equivale a ‘ser su falo’; pero también por el hecho de que se ama
solamente a partir de su propia falta. Se puede decir entonces: el amor,
femenino.” Es así como “cuando un hombre ama, lo que pasa también es
que ama como mujer […] ama porque él mismo es sujeto de la falta, pues en
22
Soler, C. Lo que Lacan decía de las mujeres. Medellín: Ed. No todo. P. 67.
23
Ibíd.
24
Ibíd. p. 68
lo que concierne a su ser de hombre, no entiende nada del amor […] porque
se ‘contenta con su goce’ (Lacan, 1974)”25.
Soler retoma también la idea del amor como semblante, como engaño que
se produce a causa de la no proporción sexual. Así, nos dice que para el
hombre el acceso al partenaire pasa por el fantasma y entonces “se puede
decir que el está casado con el objeto de su fantasma, con el cual engaña
de todas maneras a su partenaire.” Del lado de la mujer, encontramos que
como su goce no es todo fálico, ella también tiene acceso a ese goce otro
por medio de varios partenaires. Finaliza diciendo “los partenaires varían
aquí, sin comprometer la pertenencia sexuada del sujeto, quien se decide al
nivel del modo de goce; y teniendo por consecuencia, que en cada caso el
verdadero partenaire – el goce – permanece velado y como a la espera de la
interpretación.”26 Vemos pues que independiente del objeto que se elija, el
goce siempre será el mismo, siempre será un goce autista.
BIBLIOGRAFÍA
LACAN, Jacques. Seminario XX: Aún. Buenos Aires: Ed. Paidós, 1997.
______. La significación del falo. En: Escritos. México: Ed. Siglo XXI, 1989.
______. Los escritos técnicos de Freud. En: Escritos. México: Ed. Siglo XXI,
1989.
SOLER, Colette. Lo que Lacan decía de las mujeres. Medellín: Ed. No Todo,
2004.