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Carta abierta del Grup de Criança de Cervelló a los maestros de l’Escola Nova de la

Vila

Somos un grupo de padres que vivimos en Cervelló y que nos hemos conocido aquí,
con la menos, una sensibilidad común con respecto a nuestro condición de padres, la
del respeto a su condición de niños y su naturaleza infantil y la confianza en su
individualidad. El respeto a sus necesidades, a sus criterios, a sus demandas,... La
confianza en que saben lo que necesitan y su capacidad de expresarlo, en que su
compañía nos enriquece y enseña tanto como nuestra referencia les puede
enriquecer a ellos, no compiten contra nuestras necesidades sino que exigen las
suyas.

Sabemos la responsabilidad que hemos asumido con la maternidad y la paternidad y


la que queremos ejercer con amor.

Este es el motivo de la carta que os estamos escribiendo, desde el reconocimiento


a vuestra sensibilidad individual, a vuestra experiencia y a vuestra formación

Nos gustaría también poderos decir que contéis con nosotros, como dice el poema
de Mario Benedetti:

...Usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo...

...pero hagamos un trato


yo quisiera contar
con usted....

...para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Sabemos que estáis cuidando mucho el proyecto pedagógico de la nueva escuela y


nos gustaría también expresaros nuestros criterios, para nosotros son importantes
y nos gustaría compartirlos
Pensamos que nuestros hijos están en una etapa de sus vidas, hasta los siete años,
en la que se están determinando los rasgos principales de su forma de entender y
por tanto estar en el mundo.

Conceptos como amor incondicional, autoestima, acompañamientos, gestión de


frustraciones, límites, desarrollo de sus propios instrumentos, gestión de
conflictos, respeto, curiosidad y exploración, confianza aprendizaje por mimesis
con los iguales, experimentación, .... son conceptos con un sentido profundo para
nosotros.

En el sentido opuesto también querríamos descartar conductas que todos nosotros


hemos ido interiorizando de nuestra propia manera de estar en el mundo y que no
nos gustaría reproducir con ellos. Conceptos que socialmente aún no se han
identificado claramente como dañinos, como podía ser hace no tantos años, el
machismo y la violencia estructural de género y que cada vez más empiezan a
reconocerse. Estamos hablando de la violencia estructural desde el mundo el mundo
adulto hacia el mundo de la infancia y se da un mismo patrón de posesión, como el
que sufrían las mujeres (o siguen sufriendo en muchos casos)

Los instrumentos de esta violencia son la manipulación, el chantaje, el juicio, la


desautorización.

Pensamos que también los niños son tan maestros con nosotros como nosotros con
ellos y que el reconocimiento de su naturaleza infantil nos hace más dignos a
adultos y a niños.

Entendemos la educación como acompañamiento y cuidado de sus necesidades


físicas y emotivas, en su comprensión y relación con el mundo que les rodea. Que si
podemos escucharles con calidad y confianza en ellos, ellos nos van demandando en
cada instante lo que necesitan y en la oportunidad de cubrir esa necesidad radica
el éxito de su aprendizaje.

Pensamos que cuando tratamos con ellos desde una posición de poder, es fácil que
aparezcan estructuras que hemos ido asimilando como eficaces i lícitas o cuando
menos, un mal menor necesario. La rigidez sin escucha, la manipulación por medio de
rutinas, le chantaje emocional o material, el miedo al castigo, ...

También pensamos que desde esta posición de conflictos de poder es fácil que, por
un lado, proyectemos nuestros propios conflictos, queriendo imponer
comportamientos que no les son propios sin respetar sus tiempos, y por otro
nuestras propias frustraciones, esperando y presionando al niño para que pueda
hacer de todo cuanto antes, que sea el primero de la clase, el más equilibrado, el
más fuerte, el más querido o cariñoso o popular, que cualquiera que sea nuestra
propia frustración sin tener en cuenta que es lo que realmente él quiere, desde
donde realmente él está.

Creemos que no nos libramos ninguno de estas actitudes, pues forman parte de
siglos de cultura, tanto padres como educadores, pero el poder identificarlas y de
vez en cuando evitarlas, es un camino que nos lleva a su realidad y por tanto a una
comunicación autentica con ellos. Nos gustaría que el acompañamiento de nuestros
hijos, durante su tiempo en la escuela fuera cuidadoso, de maestro a maestro, con
confianza y reconocimiento de las dimensiones de ambas partes.

Los niños nos enseñan a ser auténticos, a vivir con plenitud cada instante, en el
presente, nos reflejan cuales son nuestras posiciones más dañadas y nos dan la
oportunidad de replantearnos nuestras certezas (y precisamente por ello muchas
veces aún son más victimizados)

Son un test infalible de nuestra salud emocional como familia, como escuela y como
comunidad. Por nuestra parte los adultos les podemos enseñar desde el ejemplo y
desde nuestra propia autenticidad y poner a su alcance los estímulos y
conocimientos para satisfacer su curiosidad, podemos enseñarle donde están los
límites con respecto a las necesidades reales de los qué estamos a su lado y del
mundo en general. El resto lo aprenden a pesar de nosotros, por que su vida les
empuja a vivirla y aprenden e integran su realidad de sus experiencias y de sus
iguales.

Algunos de nosotros hemos renunciado a dogmas sociales intocables como la


carrera profesional, éxito social o comodidades materiales, para incrementar así la
calidad de la comunicación con nuestra familias, convencidos de que en estos años
de su infancia, el amor incondicional es la materia de la que se nutre la autoestima
de nuestros hijos y con ella y a partir de sus experiencias podrán desarrollar los
instrumentos que necesiten para su adaptación y relación con el mundo.
Acompañarles durante este tiempo, es además un regalo que no queremos
desaprovechar.

Conceptos de la escuela que nos preocupan son la competitividad, el estrés y las


presiones que pueden sufrir los niños por la ‘dinámica de grupo’.

Entendemos que los recursos materiales y humanos de la escuela son limitados,


pero se pueden potenciar otras vías. No pensamos que se necesiten demasiadas
cosas, pensamos que lo prioritario a estas edades es la calidad del estar con ellos.

Nos gustaría unos maestros acompañantes que sean auténticos consigo mismos.
Nos gustaría cambiar la relación de poder por una relación subjetiva de autoridad,
de forma que, por ejemplo, el mensaje de ‘Esto está muy bien’ ‘Esto no está bien’
pudiera cambiarse por un percepción subjetiva sin juicio, ‘Esto me gusta mucho’ o
‘esto no me gusta’.

Nos gustaría que no hubieran chantajes ni materiales ni emocionales;


...’Si ... te daré un premio’
...’Si ... estaré muy contento’

Pensamos que estos principios pueden beneficiar en muchos sentidos, no sólo a


nuestros hijo y a nosotros mismos, padres y maestros, sino también a la comunidad
en la que todos hemos decidido convivir.

También y por último, nos gustaría que la experiencia de la escuela que a partir de
ahora empezamos fuera una experiencia lúdica, estimulante y amorosa, en la que
cada niño pueda tener la mirada individualizada y de calidad que se merece de su
maestro.

Se nos quedan muchas ideas, reflexiones, deseos, dudas, propuestas, ... en el


tintero, pero ya habrá tiempo para ello, ¿durante los próximos diez años?

Y por favor contad con nosotros, pero no hasta uno o hasta diez, si no contad con
nosotros, por que así también nosotros sabremos que podemos contar con vosotros.

Moltes gràcies per la vostre paciència !!


Grup de Criança de Cervelló
1 setembre 2008
Adai, Bruno Marta i Miquel
Adam, Gerard Fina i Xavi
Adrià, Mireia Esther i Jordi
Ainoa, Ingrid Helena i Eduard
Magí Isabel i Magí
Marcel, Rita Mar i Dani
Martín, Pau Esther i Pedro
Nico Tamara i Victor
Nora Caroline i Paco
Salema Rosa i Juli

‘You can say I’m a dreamer, but I’m not the only one’
J. Lennon.

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