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Parte II Parte I
Intubación mediante estiletes o guías
Intubación mediante broncofibroscopio
flexible
Introducción
Intubación mediante ML o Fastrach
Manejo Vía Aérea
Intubación mediante Trachlight y Vitalight
Manejo de la Vía
Intubación retrógrada Aérea Difícil en
Mantenimiento de la ventilación en CMF
situaciones de emergencia
Bibliografía
Extubación después de una VAD
Tipos de intervenciones en cirugía
maxilofacial y anestesia
Conclusiones
Bibliografía
Hay que recordar que las maniobras repetidas de introducción y colocación del laringoscopio por falta
de visión de la laringe, por si solas, pueden producir edema en la vía aérea superior. Si a esto se
añaden los intentos infructuosos de introducción del tubo endotraqueal a través de la laringe, el
edema producido puede comenzar a originar dificultades para la ventilación con mascarilla facial que
no existian hasta ese momento. El intento de introducción de estiletes o guías antes de los repetidos
intentos de introducción del tubo endotraqueal, cuando no se visualiza la laringe, puede evitar la
aparición de edema. Existen muchas alternativas para el intento de intubación con esta técnica:
z Estiletes, guías o fiadores semirrígidos para tubos endotraqueales tipo Eschman. Se utilizan
para dar una curvatura adecuada al tubo o utilizarse como guía una vez introducidos en la
traquea. La punta es roma pero pueden lesionar la laringe, faringe o traquea.
z Sonda nasogástrica. Introducida por vía nasal u oral, manipulándola en la faringe ayudándose
con unas pinzas de Magill. Se puede confirmar su introducción en la traquea al notar un tope
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durante su introducción al llegar a los bronquios de la base del pulmón y por detección de CO2.
Es una alternativa poco traumática y siempre asequible.
z Introductor de Frova (Cook). Tiene punta atraumática, permite la ventilación y detección de
CO2.
z Fiadores que permiten elevar el extremo distal del tubo endotraqueal (Tipo Schroeder).
z Fibrobroncoscopio rígido. Permite visualizar las estructuras faringeas y laringeas para su
introducción en la traquea. No permite la aspiración de secreciones. Con el paciente
anestesiado y con la ayuda del laringoscopio, para levantar la lengua y epíglotis, se convierte
en la guía rígida más segura. Con el paciente despierto es necesario tirar de la lengua para
levantar las estructuras e introducirlo cercano a la comisura bucal derecha para poder orientar
la punta del fibroscopio con más facilidad dentro de la faringe. Requiere experiencia.
La técnica de elección para el manejo de los pacientes con una VAD, es la intubación con el paciente
despierto o anestesiado por medio de un FB por la seguridad que proporciona (21,30,59), utilizando
este como guía del tubo endotraqueal. Esta técnica es preferible realizarla con el paciente despierto
para que mantenga permeable la vía aérea y por vía nasal por ser esta más sencilla. Debe hacerse
siempre con el paciente despierto en los casos de compromiso muy severo de la vía aérea, en
algunos pacientes con el estómago lleno (31), pacientes con inestabilidad de la columna cervical, en
pacientes con síntomas de insuficiencia vertebrobasilar y en casos de estenosis traqueal o
compresión traqueal extrínseca. El éxito de la intubación mediante fibrobroncoscopia es la
preparación del paciente. Esta debe incluir:
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caerá por gravedad de la anestesia de las fosas nasales producirá una anestesia
satisfactoria. La laringe y parte superior de la traquea es anestesiada mediante una
inyección transtraqueal (33,34) de lidocaina al 4% (2-3 ml). Debe esperarse más de tres
minutos para comenzar la fibroscopia y aspirar después de este tiempo el exceso de
solución anestésica. La utilización de concentraciones altas de lidocaina es debido a la
necesidad de que el anestésico local atraviese las membranas mucosas y bloquee los
nervios submucosos. Las secreciones copiosas pueden diluir el anestésico. Si existen
dificultades para esta técnica hay otras alternativas como:
Cualquier técnica puede ser válida pero deberá siempre proporcionar el mejor confort
para el paciente y evitar los posibles efectos adversos de la manipulación de la vía
aérea. La mínima manipulación de la vía aérea con el FB, puede llegar a producir en
casos concretos, y aunque muy raramente, reacciones vagales severas e incluso
asistolia (60)
¾ Hematoma subcutáneo.
¾ Hemorragia traqueal.
¾ Enfisema subcutáneo cervical.
¾ Lesión traqueal.
Intubación nasal con FB. Después de lubricar el tubo endotraqueal y FB, y pasar este por el interior
del tubo, la introducción del FB, por la fosa nasal, debe realizarse siempre bajo visión endoscópica
para evitar en todo lo posible la lesión de la mucosa y sangrado posterior que puede dificultar mucho
la visión. La identificación de las distintas estructuras es importante para la correcta situación del FB.
Si la preparación es correcta no deben existir dificultades para la introducción del FB en la traquea.
Solo la sangre y las secreciones abundantes y espesas pueden dificultar la técnica, si se emplean FB
de pequeño calibre con canales de succión estrechos. En estos casos se pueden emplear con
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cuidado para no lesionar la mucosa, sondas de aspiración traqueal para eliminar las secreciones.
Una vez el FB en la traquea no debe avanzarse excesivamente para no estimular zonas no
anestesiadas y producir tos. El paso siguiente es introducir el tubo nasotraqueal por la fosa nasal
utilizando como guía el FB, manteniéndose este firme, fijo y sin movimientos con la ayuda de otra
persona. Si el tubo no pasa por la fosa nasal suavemente y ofrece algo de resistencia, al forzar el
paso puede producir disconfort y molestias al paciente que pueden reducirse profundizando la
sedación. Otro momento que puede ser dificultoso y molesto para el paciente, es en aquellos casos
con un compromiso importante de la vía aérea, cuando la epiglotis está muy cercana o en contacto
con a la pared posterior de la faringe (puede corresponder a casos de visión laringoscópica Cormack-
Lehane IV). La incidencia de dificultad al paso del tubo endotraqueal a la traquea a través de un BF
está entre el 23% y 46% (83), teniendo influencia el diseño del TE y la forma de la punta del mismo,
siendo más fácil la introducción de los TE flexometálicos que los preformados de polivinilo (80). En
estas situaciones y si además se utiliza un FB pediátrico, con un calibre pequeño, el tubo
endotraqueal, al no estar bien centrado, por existir excesiva holgura entre el FB y tubo, puede chocar
contra la epiglotis o incluso contra los aritenoides o pliegues ariepiglóticos (79). En estos casos no
debemos forzar, se profundiza la sedación y se hacen intentos retirando unos milímetros el tubo y
girándolo 90º en sentido horario tratando de colocar la punta del tubo posterior al FB para pasar con
más facilidad la epiglotis, si el tubo choca contra estructuras laringeas haremos el mismo giro pero en
sentido antihorario para situar la punta del tubo en posición anterior al FB. Para tratar de evitar este
posible problema, puede ayudar al paso del tubo la utilización de una guía de Aintree (Cook) para
aumentar el diámetro del fibroscopio y centrar más al tubo en la vía aérea. Tabla 3 (78). La intubación
endotraqueal se comprueba con visión del tubo en la traquea a través del FB. La técnica puede
realizarse también introduciendo primero por la fosa nasal el tubo endotraqueal, dejándolo situado en
la faringe y pasando a través de él, el FB. Tiene el inconveniente de que puede producir sangrado y
disconfort al paciente desde el principio de la técnica.
Intubación oral con FB. Menos utilizada que la nasal, es algo más dificultosa ya que la vía nasal
centra al FB en la vía aérea y es menor la curvatura del tubo. La preparación es semejante a la vía
nasal exceptuando la preparación de las fosas nasales. Ayuda a la apertura de la vía aérea tirar de la
lengua hacia fuera con una gasa para despegar la base de la lengua de la pared posterior de la
faringe.
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¾ Ventilar al paciente con una mascarilla facial adaptada a un codo que permita
el paso del FB y tubo endotraqueal (Adaptador Universal Mainz o Maguncia
para intubación fibroóptica), con la ayuda, si es necesario, de un dispositivo
orofaringeo para intubación mediante FB (Ovassapian, Willians o Berman)
(Figura 15).
¾ Ventilar al paciente con mascarilla especial con diafragma para intubación
fibroóptica o endoscopia, utilizando igualmente un dispositivo orofaringeo para
intubación mediante FB si es necesario.
¾ Intubación nasal ventilando al paciente por la boca mediante una mascarilla
facial pediátrica, tapando una fosa nasal y por la otra manteniendo
ligeramente introducido el tubo nasotraqueal y cerrado en su extremo con un
adaptador Universal Mainz para intubación fibroóptica. El FB se introduce a
través del adaptador y tubo endotraqueal.
Ovassapian
Willians
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Berman
Fig. 15
Con entrenamiento y una buena preparación del paciente el número de éxitos de la intubación
fibroóptica puede llegar hasta el 98,5 % de los casos si no son emergencias. La intubación fibrooptica
después de varias laringoscopias o intentos de intubación puede no ser la mejor elección. El edema
de la mucosa del vestíbulo laringeo unido a la sangre dificulta la localización de las cuerdas y su
visión, haciendo muy difícil y laboriosa la intubación a pesar de la experiencia.
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evitando sobrepresiones al ventilar o utilizando la ML ProSeal, que aunque es insertada con una
dificultad mayor que la ML (77), ofrece la ventaja de un mayor sellado y posibilidad de vaciado del
contenido gástrico permitiendo la introducción de una sonda nasogástrica. La ML ProSeal es una
buena alternativa para la resucitación en aquellos casos de intubación infructuosos en los que la
ventilación con mascarilla facial de hace difícil. La ML ProSeal permite utilizar presiones de
insuflación de hasta 40 cm de H2O y el vaciado del gas del estómago que puede dificultar la
ventilación (64). La ML ha sido utilizada como primera alternativa en casos de síndrome de Pierre
Robin, síndrome de Treacher Collins y vías aéreas clase III y IV de Mallampatti con buenos
resultados. La intubación fibrooptica a través de ML en pacientes pediátricos ofrece dificultad por la
corta longitud de los tubos endotraqueales que no permiten la extracción de la ML de la cavidad
bucal, este problema puede solucionarse de distintas formas (61,62), pero quizás la más efectiva sea
aumentar la longitud del tubo endotraqueal empalmando dos tubos del mismo calibre con un conector
un hembra-hembra (63).
Fig. 16
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si este tope es la membrana cricotiroidea, que nos indica que el tubo está posicionado, o una de
estas estructuras. Para solucionar este problema es preferible utilizar la guía introducida para colocar
primero un intercambiador de tubos endotraqueales o introducir la guía por el canal de succión de un
FB para que este sea guiado hasta el interior de la traquea mediante visión y confirmar el
posicionamiento correcto. La transiluminación de la membrana cricotiroidea también nos indicará la
correcta posición. Después se retira la guía introducida a través de la membrana cricotiroidea y se
hace avanzar el tubo endotraqueal. Si se realiza la técnica a ciegas debemos hacer mediciones
previas para saber lo más acertadamente posible, contra que estructuras está chocando el
intercambiador o tubo durante la introducción.
Fig. 17
Se ha desarrollado ultimamente por Tunami Sound (Tokyo, Japan), un nuevo dispositivo formado por
una cámara (ángulo de visión de 98º) incorporada a un tubo de resina acrílica (diámetro interno de 35
mm y externo de 40 mm), un tubo introductor de 35mm, una barrita de aluminio como soporte del
tubo, una batería y un monitor (81). Figura 28. Tiene la ventaja de que ofrece una visión más amplia
que el FB.
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Fig. 28
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Fig. 18
Fig.19
El tubo laringeo (Figura 20) puede considerarse una variante del combitubo. Por su conformación
permite ser dirigido con más facilidad hacia la parte superior del esófago. Está constituido por dos
tubos, uno con terminación en la parte distal del tubo que permitirá el paso de una sonda
nasogástrica y otro respiratorio con terminación en la parte lateral y superior, entre los dos balones. El
tubo respiratorio permite el paso de un fibroscopio.
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Fig. 20
Ventilación percutanea transtraqueal. En los casos en que no es posible utilizar ninguno de los
sistemas de ventilación descritos anteriormente un paso intermedio a la cricotiroidotomía es la
ventilación percutanea transtraqueal. Consiste en la colocación de un catéter intravenoso (deben ser
del número 14 o 16) por punción en la traquea a través de la membrana cricotiroidea e insuflar
oxígeno a alta presión. Esta opción es de muy corta duración y es un paso intermedio de
mantenimiento momentáneo de la oxigenación hasta conseguir una vía aérea definitiva. Esta opción
ofrece una alternativa más eficaz, conectando al catéter intratraqueal un sistema de ventilación jet
(40). Se necesita una fuente de oxígeno a alta presión, un regulador con su tubo, un inyector jet y un
conector para el catéter intravenoso. De esta manera puede comenzarse la ventilación rápidamente
si está el equipo a mano y montado. Si la ventilación es efectiva y vigilamos atentamente la posible
aparición de complicaciones, como puede ser un barotrauma, podemos disponer del tiempo suficiente
para utilizar algún sistema de intubación disponible antes de la vía quirúrgica. Hay que prestar
atención a la pos
ible obstrucción que puede existir a la expiración. Existen equipos manuales de ventilación jet
(Manujet, VBM Medizintecnik GmbH, Alemania) Figura 21
Fig. 21
Cricotirotomía (41). Cuando todos los sistemas anteriores han fallado debemos pasar a realizar una
vía aérea quirúrgica. En esta situación la técnica quirúrgica de elección es la cricotirotomía. Otras
indicaciones de la cricotirotomía son: Traumatismos maxilofaciales, obstrucción de la vía aérea
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Fig. 22
Fig. 23
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ventilación. Consiste en introducir una guía dentro de la traquea a través del tubo endotraqueal,
retirar el tubo y valorar la ventilación del paciente. Si esta ventilación es efectiva, se retira la guía. Si
la ventilación no es efectiva, a través de la guía podemos reintubar al paciente. Se han utilizado
muchos sistemas (guías metálicas, sondas nasogástricas, guías de plástico sólidas y huecas, FB,
etc.) pero de todas ellas las más seguras son las fabricadas específicamente para este fin, como son
los intercambiadores de tubos endotraqueales, que permiten en caso de dificultad para la
reintubación la ventilación del paciente a chorro mediante conexiones luer-lock (Intercambiadores de
Cook (Figura 24), Catéteres de ventilación traqueal de CardioMed Supplies, intercambiador Sheridan
JETTX, catéter en dos partes de Patil (Cook).
Fig. 24
Las más comunes son las exodoncias múltiples, exodoncias de caninos o cordales incluidos,
resección de quistes odontogénicos, germectomías. Todas estas intervenciones pueden realizarse
con anestesia local, anestesia local más sedación o anestesia general. La cirugía odontológica se
presta para ser realizada como cirugía mayor ambulatoria a condición de respetar los imperativos
inherentes a esta técnica. Son intervenciones por lo general con un sangrado reducido y con fácil
control del dolor postoperatorio. Debe realizarse la hospitalización en los casos de un sangrado
excesivo, en la cirugía preortodóntica, reconstructora o cuando es necesario un bloqueo intermaxilar.
Podemos hacer una clasificación muy general en cuatro grupos de las deformidades
craneomaxilofaciales y malformaciones. Tabla 3
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Existen formas de craneoestenosis, cierre precoz de las suturas de los huesos del cráneo, familiares,
llamadas disóstosis craneofaciales en las que no solo esta afectada la bóveda craneal si no también
las suturas de la base del cráneo y las del esqueleto facial (S. de Crouzon y S. de Apert).
Fig. 25
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La cirugía ortognática trata los síndromes y malformaciones dentarias que pueden producir mala
oclusión dental, alteraciones de las coronas dentarias o en la articulación temporomandibular. Se
realizan: En el maxilar superior, raramente, osteotomías parciales segmentarias del maxilar superior
(Operación de Wasmund) y más frecuentemente osteotomías totales de avance del maxilar superior
tipo Le Fort I (Figura 26); En la mandíbula, osteotomías de alargamiento de la mandíbula, como la
osteotomía de Hinds, que necesita cerclaje, osteotomía sagital de Obwegeser que es fijada con
osteosíntesis y no necesita cerclaje, todas ellas en casos de retrognatia. Sobre la mandíbula se
realizan también osteotomías de acortamiento en casos de prognatismo.
Fig. 26
Todas estas intervenciones son realizadas generalmente en pacientes jóvenes siendo potencialmente
sangrantes, como en las tipo Le Fort I, por lo que debe realizarse siempre que este indicada autotransfusión
o hemodilución hipervolémica o hemodilución hipovolémica y técnicas de hipotensión inducida para la
disminución del sangrado. Taponar con una venda mojada la hipofaringe para evitar el paso de sangre al
estómago. En las osteotomías maxilares puede ser accidentalmente cortado o seccionado el tubo
nasotraqueal, pudiendo comprometer seriamente la vía aérea. Pequeños cortes o perforaciones pueden ser
corregidos modificando la curvatura del tubo tratando de cerrar la perforación y aplicando gasas o una venda
mojada o utilizando pegamento de metacrilato (49). En caso de sección total o casi total, si se tiene acceso a
la rotura puede colocarse una conexión de tubo endotraqueal estéril a ese nivel para mantener la ventilación
mientras que se prepara un conector recto (50) o un fragmento de tubo endotraqueal de menor tamaño para
unir los dos extremos (51). Siempre hay que considerar la posibilidad de recambiar el tubo mediante una guía
o un intercambiador de tubos. Hay que tener especial atención antes de la extubación en las intervenciones
que necesitan un cerclaje o bloqueo maxilar. Debe realizarse una cuidadosa inspección de la boca por parte
de los cirujanos antes del cierre bucal, para no olvidar gasas o algún cuerpo extraño y realizar aspirado de
sangre y coágulos. Es importante el aspirado del estómago mediante una sonda nasogástrica antes de la
extubación para evitar la presencia de sangre e inducción del vómito. Tener siempre a mano pinzas de corte
o alicates para el corte de los alambres o gomas en caso de una emergencia por obstrucción de la vía aérea
después de la extubación.
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condilea, quistes y tumores etc., puede ser tratada quirúrgicamente por cirugía abierta o mediante
artroscopia. El mayor problema anestésico que ofrece este tipo de pacientes es la dificultad para la
apertura bucal, que puede ser menor de 1,5 cm ocasionando dificultades para la intubación. El
trismus ocasionado por dolor cede después de la inducción de la anestesia. El líquido de irrigación
utilizado a presión durante la artroscopia puede llegar a producir hinchazón de las estructuras
faringeas y ocasionar dificultad respiratoria por obstrucción de la vía aérea superior. Este tipo de
cirugía se presta para la cirugía mayor ambulatoria.
Se denomina cirugía microvascular a aquellas técnicas quirúrgicas que necesitan la utilización del
microscopio para realizar anastomosis de vasos de 1-4 mm de diámetro. Estas técnicas se utilizan en
cirugía maxilofacial para la reconstrucción de tejidos después de la cirugía oncológica con excelentes
resultados reconstructivos. Se pueden utilizar colgajos libres, que son tejidos libres vascularizados
que se transferieren desde su lugar original a un lugar receptor, reanastomosando la arteria y vena
(52). Durante la transferencia estos tejidos sufren isquemia ya que se suspende el aporte sanguíneo.
También se pueden utilizar colgajos pediculados que son aquellos que permanecen en todo
momento anclados al cuerpo por su base, manteniendo intacto su aporte sanguíneo. Hay gran
variedad de colgajos (piel, músculo, hueso) para cubrir diferentes tipos de defectos. El injerto libre
vascularizado va a tener una serie de características que le diferencian del tejido in situ: Durante la
transferencia es deprivado de su aporte sanguíneo por lo que sufre isquemia; Sus arterias están
denervadas, no tienen respuesta neurogénica, responden a estímulos físicos como el tacto y la
temperatura, y a estímulos químicos como fármacos; El flujo sanguíneo baja a la mitad del original en
las primeras 6-12 h del postoperatorio, el descenso del valor pretransferencial de su flujo sanguíneo
suele regresar a la normalidad días después; Hacen falta semanas o meses para que los linfáticos
del injerto conecten con los del tejido de alrededor, por lo que hay riesgo de que se desarrolle edema
y este lleve a la pérdida del injerto.
El manejo anestésico de los pacientes sometidos a este tipo de cirugía tiene gran importancia para la
supervivencia del tejido transferido, por lo que trataremos de evitar todo aquello que pueda disminuir
el aporte de oxígeno al tejido transferido y favorecer todo lo que lo aumente.
Es necesario hacer una estrecha valoración preoperatoria por las potenciales complicaciones debido
a la comorbilidad existente en muchos de estos pacientes candidatos a esta cirugía. No es
infrecuente encontrar insuficiencia renal, insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica e insuficiencia
hepática. La edad avanzada por si misma no constituye una contraindicación a este tipo de cirugía
(53), sin embargo la posible comorbilidad de estos pacientes aumenta el riesgo y la posibilidad de
fallo del colgajo. Los diabéticos tienen mayor incidencia de infección postoperatoria y mayor grado de
ateroesclerosis, necesitando una estrecha monitorización. Las placas de ateroesclerosis debido a la
alteración del vaso, dificultan la técnica quirúrgica y la realización de las anastomosis. La arteria
peronea suele estar afectada casi siempre pero es muy rara la afectación de la arteria circunfleja. Las
enfermedades vasculares del colágeno son una contraindicación relativa para los procedimientos
microvasculares. Las arterias de los pacientes con historia larga de hipertensión tienen mayor riesgo
de desarrollar vasoespasmo. Además, tienen una capa media con mayor espesor y es más fácil la
ruptura perianastomótica. Es muy importante un control estricto de la tensión arterial
preoperatoriamente. Hay enfermedades hematológicas como la anemia de células falciformes
(trombosis), la hemofilia (sangrado) y la policitemia vera que son contraindicaciones relativas para
este tipo de cirugía. Muchos estudios han confirmado los efectos vasoconstrictores de la nicotina y
los efectos adversos del tabaco en la curación de las heridas. Se debe disuadir a los pacientes del
consumo de tabaco y de productos que contengan nicotina antes de la cirugía. Los esteroides
retrasan la cicatrización de las heridas. Precauciones en los pacientes en tratamiento con aspirina o
anticoagulantes por riesgo de hematoma postoperatorio. La radiación produce alteraciones en la
pared de los vasos haciendo las anastomosis técnicamente más difíciles.
En cuanto al manejo intraoperatorio, este tipo de cirugía se caracteriza por ser de gran duración (8-
12 horas), con una importante pérdida de calor y líquidos. Debido a la duración de la cirugía se
recomienda hacer profilaxis con heparinas de bajo peso molecular incluso en pacientes jóvenes,
sanos y sin ningún factor de riesgo. Hay tendencia a la hipotermia durante estas intervenciones
debido a: La duración de la cirugía, la temperatura del quirófano, pacientes pobremente cubiertos,
los paños mojados, utilización de sustancias antisépticas frías y a las grandes áreas corporales
expuestas. La hipovolemia unida a la hipotermia desarrolla vasoconstricción periférica que produce
disminución del flujo sanguíneo al injerto y ponen en peligro su viabilidad. Debemos evitar tanto la
hiperventilación como la hipoventilación. La hiperventilación produce vasoconstricción periférica (54).
La presión venosa central debe mantenerse por encima de 1 ó 2 puntos de la basal del paciente.
Debe optimizarse el flujo sanguíneo al injerto y para ello se utilizan distintos mecanismos: Circulación
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Hay que tener especial atención en el manejo de los líquidos en este tipo de cirugía. Para la
hemodilución se emplean coloides (Hidroxietilalmidón al 6 %) 10-15 ml/kg durante 30-60 min. Las
pérdidas insensibles de fluidos se reemplazan con cristaloides RS/RL 4-8 ml/kg/h. Las pérdidas
sanguíneas, con hemoglobina de 10 mg/dl o hematocrito del 30 %, se sustituyen con coloides.
Hemoglobina menor de 10 mg/dl o hematocrito menor del 30% se sustituyen con coloides más
concentrados de hematies Las pérdidas mayores con plasma fresco congelado más concentrados de
hematies (55).
Para el mantenimiento de la normotermia, debe mantenerse la temperatura del quirófano entre 24-25º
C, mantener al paciente cubierto, utilizar calentadores corporales de aire y calentadores de líquidos, y
ventilar con bajos flujos.
Manejo postoperatorio. Mantener la saturación de oxígeno de la hemoglobina por encima del 90%. La
tensión arterial sistólica por encima de 100 mm de Hg y la tensión arterial media 75 mm de Hg.
Mantener la temperatura por encima de 36º C y la diuresis horaria mayor de 1 ml/kg/h. Durante 24
horas control cada 6 horas de gases arteriales, hematocrito y hemoblobina. Monitorización del flujo
sanguíneo del injerto. Son muchos los dispositivos que se han utilizado en experimentación para
medir el flujo sanguíneo del injerto pero en la práctica clínica hay dificultad para la aplicación de
muchos de ellos. La evaluación clínica del estado y viabilidad del colgajo puede hacerse mediante: La
inspección visual del colgajo, color de la piel, temperatura, turgencia y relleno capilar (que debe
realizarse en menos de 3 seg); El test del pinchazo, que consiste en pinchar el colgajo y esperar la
aparición de 1 a 3 gotas de sangre roja. Si la sangre no es roja significa que existe éxtasis venoso; La
medición de la temperatura tiene una sensibilidad del 98 % y un valor predictivo positivo del 75 %;
Mediante el espectroscopio de infrarrojos se monitoriza la concentración de oxihemoglobina y
deoxihemoglobina, se puede medir hasta una profundidad de 10 cm de tejido; La flujometría laser
doppler tiene dificultades para los colgajos de cavidad oral. Debemos evitar que se produzcan:
Variaciones bruscas de la tensión arterial; Escalofríos y temblores, ya que aumentan el consumo
metabólico, aumentan la liberación de catecolaminas y producen vasoconstricción periférica. Todo
esto se ha observado que produce disminución del flujo sanguíneo al injerto. Hay que destacar la
importancia del tratamiento antitrombótico con: Ácido acetilsalicílico (650 mg/24 h) durante 2-3
semanas; Dextrano 40: 1 l/24h (40 ml/h) los primeros 5 días del postoperatorio. No administrar más
de 1.5 g/kg/24 h. Se ha visto que tiene efecto antitrombótico (disminuye la adhesividad plaquetaria y
la actividad del factor VIII), tiene efectos beneficiosos a nivel de la microcirculación y además
disminuye la isquemia postreperfusión.
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tipo de cirugía, así como la evaluación de las posibles patologías asociadas a los distintos síndromes
de malformaciones craneofacieales y sus implicaciones anestésicas. El mantenimiento y control de la
homeostasis en las intervenciones de muy larga duración en la cirugía reconstructora y microvascular
del cancer maxilofacial es otro reto que nos ofrece este tipo de anestesia. Es necesario el perfecto
conocimiento y entrenamiento de las distintas técnicas de intubación difícil así como la correcta
dirección en el estudio y práctica (65), mereciendo una atención especial la intubación mediante
fibrobroncoscopio flexible.
tipo Eschman
Introductor de Frova
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Fibrobroncoscopio rígido
FB
Fibrobroncoscopio 3.5 mm
pinzas en bayoneta
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Pinzas Bayoneta
Rinoscopio
Aintree
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Mascarila de Patilsyracuse
dispositivo orofaringeo
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Fastrach
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ProSeal
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El tubo de drenaje interno dificulta la visión de la laringe a través del fibroscopio al estar centrado en
la ML
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intubación fibroóptica
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