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Impacto Cultural, Social y Lingüístico de las Nuevas

Tecnologías de la Información y las Comunicaciones


(TIC)
Javier Echeverría(1)

I. Introducción

Antes de abordar el tema de la globalización suscitada por las nuevas tecnologías de la


información y las comunicaciones, conviene recordar que a lo largo de la historia ya se han
producido previamente otros procesos de globalización. Mencionaré únicamente dos, pero
podrían evocarse otros.

Desde mi punto de vista, el más significativo y profundo fue la globalización científica. Se


inició con la revolución científica que dio origen a la ciencia moderna, a partir de la cual se
comenzó a pensar la Tierra como un globo y, lo que es más, como un planeta que gira en
torno al Sol. El heliocentrismo no sólo afirmó que la Tierra gira en torno al Sol. También la
concibió como una esfera entre otras del sistema solar. Dicha globalización sigue vigente y
la tenemos profundamente interiorizada en nuestras mentes. Copérnico, Kepler, Galileo,
Newton y otros muchos fueron quienes la llevaron a cabo a nivel téorico, pero no hay que
olvidar que dichas teorías impulsaron grandes empresas marítimas, como los viajes de
Colón a las Indias o la vuelta al mundo iniciada por Magallanes y terminada por Elcano.
Cabe decir que esas grandes expediciones marítimas fueron la primera comprobación
empírica de que la Tierra es redonda, confirmando la idea de que habitamos en un planeta
con forma más o menos esférica.

La metáfora de la globalización se inicia pues con la ciencia moderna y se consolida en el


siglo XVIII con la ciencia ilustrada. Desde entonces la Tierra ha sido pensada como una
esfera con una estructura espacio-temporal específica determinada por la retícula de
paralelos y meridianos. Este parcelamiento geométrico del espacio geográfico es el gran
precedente del actual proceso de globalización. Dicha imagen unitaria del mundo como
globo terráqueo trajo consigo la instauración del sistema universal de pesos y medidas que
poco a poco se ha ido expandiendo por casi todos los países. Con la globalización científica
del siglo XVII, y sobre todo con su consolidación a lo largo del siglo XVIII, se instauró un
nuevo orden geográfico universal, que se fue superponiendo a los diversos modos de medir
el tiempo y el espacio en los distintos países y culturas. Dicha revolución fue científica,
pero también técnica. Baste recordar los diversos instrumentos científicos que posibilitaban
la navegación calculando la longitud y la latitud globales, por oposición a los sistemas de
medición locales que todas las culturas marineras han desarrollado.

Podrá parecer trivial recordar estas cosas, pero es importante recordar que la medición del
espacio y el tiempo cambió radicalmente por efecto de esta globalización científica. La
retícula de meridianos y paralelos que recubrió el planeta, siendo convencional, cuadriculó
la Tierra, instituyendo un espacio-tiempo universal. El globo quedó troceado por una
retícula geométrica y los usos horarios de los diversos países y culturas, adaptados
originariamente a los ritmos y regularidades naturales, se fueron integrando en lo que
podemos denominar la globalización Greenwich. En la medida en que el meridiano de
Greenwich y el Ecuador cuadraron el globo, las diversas localizaciones geográficas y
horarias pasaron a ser comparables entre sí, medibles, conmensurables.

La globalización Greenwich está basada en una geometría euclídea, la trigonometría. Las


distancias se miden en metros y kilómetros, las orientaciones en grados, el tiempo en horas
en función del meridiano, la velocidad en kilómetros por hora. Como veremos más
adelante, la globalización electrónica depende de otra métrica y otra topología y por ello
cabe decir que las TIC han cambiado el espacio-tiempo en la superficie terrestre. La
globalización científica trajo consigo una métrica universal, cuyo principal canon es el
sistema universal de pesos y medidas instaurado progresivamente a partir de la revolución
francesa. Tanto la imagen del mundo (el globo terráqueo geométricamente cuadriculado)
como los sistemas para medirlo se han ido universalizando en los tres últimos siglos.

El segundo ejemplo de mundialización fue político y lo ejemplificaré en el Imperio


Español, aunque podrían mencionarse otros Imperios, como el británico. Según dicen los
cronistas de la época, Felipe II alardeaba de que en su Imperio no se ponía el Sol. La
monarquía católica que surgió en España a partir de los Reyes Católicos fue
mundializadora y para llevar a cabo su empresa no sólo recurrió a la religión, a las armas y
al poder político, sino que también se apoyó en la técnica y en las letras, imponiendo la
lengua española en muchos países. Las carabelas y los galeones permitieron el transporte de
personas y bienes, los mosquetes y los cañones posibilitaron la conquista de América. Pero
la escritura, la imprenta, los mapas y los instrumentos de navegación fueron técnicas
fundamentales para la colonización y organización del Nuevo Mundo. La colonización
española y portuguesa fue ante todo militar, religiosa, financiera, comercial y cultural, pero
también tuvo componentes lingüísticas y técnicas muy importantes. En el caso español, la
monarquía se transformó en Imperio para llevar a cabo esa empresa a nivel mundial.
Obviamente, surgieron otros poderes competidores, al igual que piratas y movimientos de
resistencia en los países colonizados. Desde el punto de vista de las lenguas, que es el que
aquí nos ocupa, el resultado fue la mundialización de las lenguas española y portuguesa,
que pasaron a hablarse en cuatro continentes. Posteriomente, otras lenguas europeas
siguieron un proceso similar, al que genéricamente se suele denominar imperialismo. La
globalización electrónica también se basa en la existencia de una primera potencia mundial,
los Estados Unidos de América, pero los agentes que la impulsan no son políticos, sino
económicos.

Tomando estas dos modalidades de globalización como referencia, estaremos en mejores


condiciones para interpretar el actual proceso de globalización, tanto a la hora de analizar
sus similitudes como sus diferencias.

II. La transformación del espacio-tiempo por las nuevas tecnologías de la información


y la comunicación.
En el caso de la globalización electrónica actualmente en curso, dicho proceso tiene una
importante base científica, pero está posibilitado ante todo por las nuevas tecnologías de la
información y las comunicaciones (TIC), las cuales permiten organizar la superficie del
planeta de manera completamente distinta a la de la globalización Greenwich. La métrica
de las redes difiere completamente de la cuadrícula de meridianos y paralelos. La posición
espacio-temporal se determina ahora con otros instrumentos tecnológicos, por ejemplo el
GPS (Global Position System) y el GTS (Global Time System). También el transporte, las
comunicaciones y el acceso a la información se desarrollan en un nuevo espacio electrónico
y telemático, al que he propuesto denominar tercer entorno(2). Sostengo que la clave
principal de la globalización electrónica radica en esa transformación del espacio-tiempo
físico y social, de la cual se derivan los grandes cambios económicos y sociales que las TIC
están produciendo hoy en día, incluidos sus profundos impactos sobre las lenguas y las
culturas.

Las TIC, en efecto, modifican la estructura del espacio-tiempo en el que nos


interrelacionamos los seres humanos, hasta el punto de que cabe afirmar la hipótesis de los
tres entornos, a saber: la naturaleza (campo, Physis), la ciudad (Polis) y el espacio
electrónico, que puede ser pensado como una Telépolis (3). Digamos pues que:

II.1. La construcción de las infraestructuras nacional y mundial de la información y el


desarrollo de la sociedad de la información (e-Europa) son interpretables desde la hipótesis
del tercer entorno:

las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) posibilitan la


construcción de un nuevo espacio-tiempo social, en el que puede desarrollarse la sociedad
de la información.

Este nuevo espacio social se superpone a los dos primeros entornos (naturaleza y ciudad),
no sólo a nivel mundial (globalización), sino también desde el punto de vista regional,
local, doméstico e incluso corporal. Precisamente por ello la emergencia del tercer entorno
implica una profunda transformación de la estructura de las sociedades, porque las TIC no
sólo transforman el espacio-tiempo global, sino también los ámbitos locales y
domésticos(4). La globalización electrónica modifica mucho más profundamente la vida
social y personal que las globalizaciones anteriores, debido a que no sólo irrumpe a nivel
planetario, sino también en los ámbitos regionales, locales y privados. En ello radica su
fuerza, pero también las posibilidades de acción cívica en el espacio electrónico. En lugar
de pensar que estamos determinados por la globalización telemática, lo que importa es
cómo construimos y nos adaptamos al tercer entorno en los diversos escenarios sociales en
los que actuamos (económicos, lingüísticos, cívicos, sociales, educativos, etc.).

II.2. El canon de organización social en E1 (entorno rural) es la sociedad agraria y en E2


(entorno urbano) la sociedad industrial, aunque tanto en E1 como en E2 han existido y
existen otras muchas modalidades de organización social. La emergencia, la consolidación,
el desarrollo, la evolución y, en su caso, la decadencia de una sociedad requieren de un
espacio y un tiempo. La hipótesis del tercer entorno afirma que el entorno telemático E3
(electrónico, digital, informacional, virtual, etc.) es el espacio-tiempo en donde está
emergiendo la sociedad de la información y el conocimiento.
II.3. Las TIC posibilitan la construcción del nuevo espacio social (y, en su caso, de
Telépolis), pero dicha construcción depende ante todo de la voluntad de los seres humanos.
No hay un determinismo tecnológico, pero sí constricciones impuestas por las TIC. La
globalización del mercado financiero, por ejemplo, no ha estado determinada por la
aparición de Internet, sino por la existencia previa de otras redes telemáticas financieras y
por las expectativas de negocio generadas por dichas redes, que han interconectado entre sí
las bolsas internacionales y los centros financieros.

II.4. El tercer entorno no sólo es Internet, ni mucho menos la World Wide Web. Las TIC
que posibilitan la construcción de E3 son el teléfono, la radiotelevisión, el dinero
electrónico, las redes telemáticas (descentralizadas y abiertas como Internet, pero también
centralizadas y cerradas), las tecnologías multimedia (CD-Rom, DVD, etc), los videojuegos
y las tecnologías de realidad virtual. Para ilustrar sencillamente lo que es el tercer entorno,
cabe decir que, así como un ordenador tiene unos periféricos, el tercer entorno está formado
por todos los ordenadores conectados a redes telemáticas más sus diversos periféricos,
incluyendo teléfonos, televisiones, tarjetas de crédito, sistemas de memorización,
almacenamiento y procesamiento, grabadoras, impresoras, micrófonos, videocámaras, etc.

II.5. E3 es un nuevo espacio social en fase de emergencia, construcción y expansión, tanto


material como social y mental. La globalización electrónica no sólo implica un cambio
tecnológico, sino también una transformación social, cultural y mental.

II.6. E3 no sólo es un nuevo medio de información y comunicación, sino un nuevo espacio


para la acción y la interrelación entre las personas físicas y jurídicas a través de las TIC.
Además de transformar la información y las comunicaciones, E3 supone un nuevo espacio
para la acción humana. En particular, las TIC permiten a los seres humanos actuar a
distancia. La infoguerra (envío de misiles teledirigidos), el telecontrol, las teleoperaciones
y el envío de virus a través de las redes telemáticas son acciones a distancia, no actos
comunicativos ni informativos. Por ello es preciso considerar al espacio electrónico como
un nuevo ámbito para que los seres humanos actuemos a distancia, incluyendo los actos de
habla y de escritura.

II.7. El primer y el segundo entorno han generado diversas modalidades de cultura. El


tercer entorno, por el momento, ha dado lugar a la cibercultura. Las diversas culturas, y en
particular las lenguas, pueden adaptarse al espacio electrónico, sin perjuicio de que para
ello tengan que transformarse considerablemente. El tercer entorno puede ser multicultural
y plurilingüístico, pero también corre el peligro de convertirse en un ámbito propicio para
el colonialismo cultural y el monolingüismo. Para evitarlo se requieren acciones sociales y
políticas que orienten el desarrollo del espacio electrónico en tales direcciones.

II.8. Ante todo, el tercer entorno difiere de los otros dos por su estructura matemática: por
su métrica (distancia versus proximidad) y por su topología (reticularidad versus
recintualidad o territorialidad). Aparte de las diferencias matemáticas, E3 también se
diferencia de E1 y E2 por sus propiedades físicas, epistémicas, geográficas, etc. Todos
estos rasgos distintivos son graduales. Los más relevantes son los matemáticas y luego los
físicos, epistémicos, sociales, económicos, lingüísticos, etc. Cabe mencionar las siguientes
diferencias:
E1 y E2 E3
1: Proximal Distal
2: Recintual (territorial) Reticular (transterritorial)
3: Físico (átomos) Informacional (bits)
4: Presencial Representacional
5: Corporal Electrónico
6: Sincrónico Multicrónico
7: Extensión Compresión
8: Movimientos físicos Flujos electrónicos
9: Circulación lenta Circulación rápida
10: Asentamiento en tierra Asentamiento en el aire
11: Estabilidad Inestabilidad
12: Localidad Globalidad
13: Pentasensorial Bisensorial
14: Memoria mental y escrita Memoria electrónica
15: Analógico Digital
16: Separación semiótica (idiomática) Integración semiótica (idiomática)
17: Homogeneidad Heterogeneidad
18: Nacional Transnacional
19: Autosuficiencia (independencia) Interdependencia
20: Producción Consumo

II.9. El tercer entorno funciona gracias a la electricidad, siendo ésta la energía básica del
nuevo espacio social. Internet es el principal canon de E3, por ser el germen de una
sociedad infocivil. Aparte de la hipótesis aquí propuesta, hay otros modelos conceptuales y
metáforas para interpretar esta transformación: la aldea global (McLuhan), la tercera ola
(Töffler), el ciberespacio, las autopistas de la información (Gore), la sociedad de la
información (informe Bangemann), la nueva frontera electrónica (Barlow), el mundo digital
(Negroponte), las mentes interconectadas (De Kerckhove), el mundo virtual (Lévy), la
sociedad-red (Castells), el espacio electrónico (Unión Europea 2000), etc. El uso de unos u
otros modelos conceptuales (o metáforas) no es inocuo. Al proponer el término ‘entorno’
subrayo que el nuevo espacio social está literalmente en torno a nosotros: además de ser un
espacio global, E3 implica un nuevo espacio-tiempo para el desarrollo del sujeto
(individual, comunitario, lingüístico, etc.).

II.10. Conviene comparar el actual desarrollo de E3 con la emergencia y construcción de


una ciudad global y a distancia, Telépolis, que podría desarrollarse durante el siglo XXI,
superponiéndose a los pueblos, ciudades, naciones y estados clásicos, así como a las casas y
edificios de los pueblos y las ciudades. Telépolis podrá ser una ciudad planetaria
superpuesta a las ciudades y países y basada en las nuevas formas de interrelación humana
y social que se añaden a las previamente existentes, y a veces entran en conflicto con ellas.
Los cimientos o pivotes de dicha ciudad son los satélites de telecomunicaciones que orbitan
estacionariamente en torno a la Tierra, y por ello el tercer entorno (y Telépolis, en su caso)
está asentado en el aire, no en tierra. Los materiales con los que se construyen el nuevo
espacio social y (en su caso) la ciudad telemática son los semiconductores, el silicio, la
fibra óptica, etc.

II.11. El tercer entorno modifica profundamente las actividades sociales y humanas: la


guerra (infoguerra-ciberguerra), las finanzas (Bolsas interconectadas, transferencias y
dinero electrónico), la banca (telebancos), la ciencia (teleciencia), el comercio (B2B, B2C,
C2C, etc.), la producción (teletrabajo), el consumo (teleconsumo, hipermercados virtuales),
la política (mass media), el derecho (supranacionalidad, leyes transnacionales), la
delincuencia (hackers, virus informáticos), el orden social (ciberpolicías, ciberjueces), el
arte (ciberarte, net-art, música electrónica, etc.), la arquitectura (edificios virtuales), la
religión (telepredicadores, sectas en Internet), la información (periodismo electrónico), la
documentación (bibliotecas virtuales), la comunicación (telecomunicaciones), la enseñanza
(campus virtuales, tele-escuelas), la medicina (telesalud), la lectura (multimedia), la
escritura (libro electrónico), el deporte (teledeporte), el espectáculo (entertainement-TV), el
ocio (teleocio, los chats en Internet), el sexo (sexo virtual, pornografía), etc. Adaptarse a la
distalidad, reticularidad, representacionalidad, etc. de las TIC es imprescindible para poder
ver, oír e intervenir en E3. La transformación puede quedar caracterizada mediante el
prefijo 'tele-', en tanto diferencia específica (o también el sufijo '-red', o el prefijo '-info', o
los calificativos 'electrónico', 'digital', 'informacional', 'virtual', etc.). Los problemas
planteados por la emergencia de E3 son transversales, porque afectan a las diversas
sociedades y, dentro de cada sociedad, a cada actividad social y humana.

II.12. La topología y la métrica de E3 posibilitan la existencia y el funcionamiento de un


nuevo espacio de interacción social que desborda las fronteras geográficas clásicas, las
demarcaciones regionales, las jurisdicciones estatales o municipales y las circunscripciones
políticas. También se modifica el tiempo social, sobre todo en el caso de estructuras
asincrónicas de interrelación, como las redes telemáticas y los soportes digitales de
memorización. El GPS (Global Position System) y el GTS (Global Time System) son
buenos ejemplos de los nuevos sistemas de medición espacial y temporal, como ya antes
dijimos..

II.13. Ese nuevo espacio de interacción social no sólo incide en la vida pública, sino
también en la vida íntima y en las actividades privadas, que se adaptan y transfieren al
entorno electrónico de interacción a distancia. Surgen nuevas interfaces con E3 (ventanas -
aparatos de radio, pantallas de TV-, puertas -teléfonos, pantallas de ordenador, portales-,
cajones -CD-Rom, CDI-, cerraduras -tarjetas y claves de acceso, passwords-, vehículos -
navegadores, buscadores-, almacenes -bases de datos-, etc.) que abren o cierran las
conexiones con el tercer entorno. Las interfaces básicas entre el ser humano y los entornos
naturales y urbanos (sentidos, habla, escritura, etc.) se ven implementadas y transformadas
por esas prótesis tecnológicas, que inciden en el entorno vital del ser humano (Lebenswelt).
En E3 las percepciones e intervenciones se producen a distancia, asincrónica y
mutidireccionalmente mediante representaciones y artefactos tecnológicos.
II.14. En el tercer entorno, a los criterios de ciudadanía basados en el nacimiento y la
residencia se les añade el de la conexión telemática. Para actuar en el tercer entorno hay
que estar conectado y, además, saber actuar a distancia, en red, a través de representaciones
electrónicas, digitales e informáticas, etc.

II.15. El tercer entorno modifica los escenarios de la vida social, al convertir los recintos
basados en la proximidad entre los agentes en redes telemáticas donde los agentes sociales
actúan a distancia. El desarrollo de la sociedad de la información implica el traslado de
buena parte de la actividad social al espacio telemático. Para actuar e interrelacionarse en
E3 hay que adecuarse a su estructura, y por ello esa "emigración" (sin movimiento físico,
pero sí con cambios mentales y culturales) al tercer entorno implica profundos cambios en
las organizaciones y en las relaciones entre las personas. Lo que cambia es el espacio de
relación entre las personas físicas y jurídicas. Por ello cambian, entre otras, las relaciones
culturales y lingüísticas.

III. Las lenguas en el tercer entorno.

Hemos insistido en que Internet no sólo es un nuevo medio de información y


comunicación, sino que, junto con otros sistemas tecnológicos periféricos (multimedia,
infojuegos, realidad virtual, etc.), configura un nuevo espacio social, electrónico,
telemático, digital, informacional y reticular. Es importante tener en cuenta esto a la hora de
analizar la influencia de las TIC sobre los idiomas y las culturas. No es lo mismo
expresarse oralmente (el aire como medio de comunicación), por escrito (soporte papel) o a
través de redes telemáticas tipo Internet. A través de Internet, del teléfono, de la televisión,
de los cajeros automáticos y de las tecnologías multimedia podemos tener oficinas y casas
multilingües en tiempo real. Por ello el espacio lingüístico es muy distinto en el entorno
electrónico. Lo llamaremos espacio e-lingüístico y hablaremos de e-lenguas (lenguas
electrónicas) para distinguir las lenguas en E3 de las que se hablan y escriben en E1 y E2.

Veamos de qué manera se transforman las lenguas al trasladarse al tercer entorno. En el


primer entorno (campo) son lenguas habladas. En el segundo (ciudad) siguen siendo
habladas, pero además, pasan a ser lenguas escritas, y en particular escritura impresa,
libros, publicaciones. Sería ocioso insistir en la profunda transformación que lo que
MacLuhan llamó Galaxia Gutenberg supuso para las lenguas. Pues bien, con el paso de los
idiomas al espacio electrónico estamos ante un cambio de mayor importancia, debido a que
E3 puede generar espacios translingüísticos, y no simplemente plurilingües. Veámoslo
como mayor detalle.

La emergencia del tercer entorno conlleva la aparición de una nueva forma de escritura y
publicación, la escritura electrónica, basada en la digitalización, la informatización, la
hipertextualización, la telematización y la memorización electrónica multimedia. En los dos
primeros entornos hay usos íntimos, privados y públicos de los idiomas respectivos. Es
importante tener en cuenta que el tercer entorno no sólo cambia lo que se publica
electrónicamente (World Wide Web), sino también el habla y la escritura íntima y privada
(tertulias, correo electrónico, archivos personales, firma electrónica, encriptación,
autentificación, etc.). El habla de E1 y la escritura de E2 son transferibles al tercer entorno
mediante artefactos tecnológicos como el teléfono digital, el reconocimiento automático de
voz, el software de procesamiento de textos y sonidos, el teletexto, las tarjetas de sonido,
los discos compactos y otros muchos. También las imágenes y los datos pueden ser escritas
en el espacio electrónico, debido al carácter multimedia del nuevo espacio. En una palabra:
en E3 es posible escribir el habla, los textos, el sonido, las imágenes, las fórmulas, los
números y los datos, y todo ello independientemente del sistema de signos que cada cultura
pueda utilizar para hablar o escribir. Por todo ello, la escritura electrónica es el gran
ejemplo actual del proyecto leibniciano de una Characteristica Universalis, todavía por
ampliar y perfeccionar. La aparición de la escritura y la imprenta produjo un fuerte impacto
sobre las lenguas habladas. Otro tanto ocurre hoy en día: la escritura electrónica de E3
induce profundos cambios en las lenguas habladas y escritas. En la medida en que los
procesos semióticos dependen en E3 de las cinco fases antes mencionadas (digitalización,
informatización, hipertextualización, telematización y memorización electrónica), practicar
una lengua en el tercer entorno implica saber digitalizar, informatizar, hipertextualizar,
telematizar y memorizar lo que unos y otros expresamos, incluyendo el caso en que
hablemos lenguas distintas. Ya no basta con saber articular los fonemas y componer frases
con intención expresiva o comunicativa, ni tampoco con trasladar al papel lo que pensamos.
La alfabetización digital implica nuevas competencias "lingüísticas", que es preciso
aprender y practicar competentemente si queremos expresarnos en nuestra lengua en el
tercer entorno. Un desafío así no sólo atañe a los hablantes, sino también a las lenguas
mismas, y en concreto a las autoridades que las promueven. Dicho desafío es global,
universal, es decir, afecta a todas las lenguas. Cabe decir que la emergencia del tercer
entorno implica una nueva fase evolutiva en el desarrollo de las diversas lenguas humanas.
Aquellas lenguas que sepan adaptarse a la estructura del nuevo espacio sobrevivirán y se
desarrollarán en E3. Las que no lo logren, se verán relegadas al primer y segundo entorno,
quedando como lenguas de segunda categoría, como ya ocurrió en el caso de las lenguas y
tradiciones orales que no dieron el salto al espacio impreso, es decir, al segundo entorno,
por lo que respecta a los espacios lingüísticos.

Resumiré las consideraciones anteriores diciendo que en E3 las lenguas devienen


tecnolenguas (o también e-lenguas, infolenguas, lenguas digitales, etc.), es decir, sistemas
de comunicación y de memoria que necesariamente han de estar implementados
tecnológica e informáticamente. El futuro de las lenguas en el tercer entorno no depende
sólo del número de hablantes, del grado de alfabetización o de la calidad de sus escritores,
sino también de la competencia de los técnicos e ingenieros que sepan adecuarlas al nuevo
espacio electrónico, telemático e informacional, así como de los usuarios que sepan
practicarlas en E3. La expansión de una lengua en el tercer entorno, y en concreto en
Internet, se convierte así en una cuestión de ingeniería lingüística, no sólo de hablantes o
literatos. Pero, además, resulta imprescindible la enseñanza electrónica de las lenguas (e-
learning) a los propios hablantes, así como impulsar la existencia de escenarios
electrónicos en donde las e-lenguas puedan ser practicadas con soltura. Cabría mencionar
otras grandes consecuencias, pero las tres recién mencionadas pueden bastar para hacernos
una idea de la magnitud del desafío que la emergencia del tercer entorno supone para las
lenguas vivas.

Dicho esto, y dado que el espacio del que dispongo es limitado, resumiré brevemente
algunas de las consecuencias que se derivan de la hipótesis del tercer entorno a la hora de
analizar el impacto de las TIC sobre las lenguas, dejando para otro momento un análisis
más detallado de lo que implican los tres cambios aludidos.

Las TIC transforman y pueden hacer adaptarse y evolucionar favorablemente a las lenguas
en el tercer entorno de las siete maneras siguientes, como mínimo:

III.1. Desarrollando sistemas de memoria, archivo y documentación que faciliten a los


tecnohablantes el acceso, el manejo y la combinación de expresiones propias y ajenas en
formato multimedia. Ello afecta en particular al tesoro de las lenguas, es decir a la memoria
y el conocimiento colectivo depositado en instrumentos de E2 tales como el diccionario de
la lengua, el de autoridades, las obras de los grandes clásicos, los modismos, etc., que
deben ser transferidas con celeridad al entorno electrónico. Aquella lengua que instale
rápida y eficientemente su acerbo común en la red podrá evolucionar mejor en el tercer
entorno. Dicha memoria e-lingüística ha de ser telemática y reticular (memoria-red), y por
ello el diseño de los enlaces (links) tiene una importancia prioritaria.

III.2. Desarrollando redes telemáticas de banda ancha robustas y fiables que faciliten los
flujos informacionales en una lengua concreta (protocolos, navegadores, portales de acceso,
documentos multimedia, etc.). Este aspecto suele ser el más tenido en cuenta.

III.3. Posibilitando que los hablantes puedan acceder al tercer entorno a través de interfaces
fónicos amables (reconocimiento de voz, transcripción fonética automatizada, etc.), de
modo que el ritmo, la entonación, la musicalidad, la dicción y las variantes fonéticas
puedan ser transferidas y adaptadas a los usuarios de una misma lengua. La popularización
de las tecnolenguas exige un esfuerzo de innovación orientado hacia la pragmática de las
lenguas, la psicolingüística y la sociolingüística. Una tecnolengua cuya escritura electrónica
(multimedia) resulte poco atractiva tendrá menos probabilidades de expandirse en Internet.

III.4. Creando instrumentos informáticos para el aprendizaje de las lenguas en el tercer


entorno. La construcción de escenarios virtuales para la enseñanza a distancia de las
lenguas y la formación de profesorado para dichos escenarios, combinando en su caso
sesiones presenciales con otras telepresenciales, es una de las tareas prioritarias a acometer.
Otro tanto cabe decir de la enseñanza en general, no sólo de la enseñanza de las lenguas. En
la medida en que haya buenos instrumentos electrónicos de aprendizaje en una lengua
concreta de la historia, la literatura, el arte, las ciencias, etc., o simplemente foros
electrónicos agradables para que la gente hable y se escriba a través de las redes, el avance
de un idioma en Internet se verá favorecido. No hay que olvidar que el progreso de las
lenguas en el segundo entorno ha dependido estrictamente de la creación de sistemas
educativos universales y de calidad. Otro tanto hay que hacer en E3, tanto para el
aprendizaje de las lenguas como de otras materias. El avance de las lenguas en Internet
dependerá en gran medida de los sistemas educativos que se vayan creando en el espacio
telemático.

III.5. La política lingüística en E3 ha de ser transnacional y multicultural, de modo que los


diversos países y culturas que en E1 y E2 hablan una misma lengua puedan hacerlo también
en E3, incluyendo modismos y expresiones coloquiales de sus respectivos ámbitos
culturales. Por ende, el diseño de las redes y los instrumentos tecnológicos no debe
restringirse al modo específico de hablar una lengua en una determinada cultura o país. El
purismo no es una buena política para favorecer la evolución de las lenguas en el tercer
entorno.

III.6. Junto al reconocimiento automático de la voz (propia y ajena), el problema clave es el


de la traducción automática. Aquella lengua que disponga de buenos sistemas de
transcripción y traducción automática será la que más avance en E3. Esto es
particularmente cierto en ámbitos plurilingüísticos como Europa. Dicha tarea no sólo atañe
a los escritores, sino también a lógicos, lingüistas, informáticos e ingenieros electrónicos y
telemáticos, entre otros. Las instituciones que promueven el desarrollo de las lenguas en el
tercer entorno han de desarrollar proyectos de investigación, desarrollo e innovación
(I+D+I) en el ámbito e-lingüístico del entorno telemático.

III.7. Es importante tener en cuenta que las innovaciones tecnológicas que favorezcan el
desarrollo de una lengua en E3 no sólo deben orientarse hacia los ámbitos públicos de
Internet (la WWW). Tan importantes, o más, son los ámbitos privados, que al fin y al cabo
son los escenarios donde más se practica y se desarrolla una lengua. Por ello hay que
distinguir entre el tercer entorno e Internet, y en particular entre el espacio e-lingüístico y la
World Wide Web.

Obsérvese que todas estas consecuencias, y otras muchas que podrían mencionarse,
conllevan acciones de política lingüística que, a mi juicio, es preciso acometer si se quiere
lograr una buena adecuación y un desarrollo favorable de las lenguas en el tercer entorno.
En lugar de pensar que la globalización electrónica nos lleva inexorablemente a un mundo
angloparlante, lo importante es decidir lo que vamos hacer para potenciar nuestras lenguas
en el tercer entorno, en lugar de lamentarnos de que en Internet, en la televisión, en los
videojuegos y en las restantes TIC predomine el inglés de los Estados Unidos de América.
La hipótesis del tercer entorno es una conjetura pro-activa, porque de ella se derivan
acciones a emprender, no predicciones. Desde otros marcos conceptuales las consecuencias
serían muy distintas, y por ello he dedicado bastante espacio a exponer con detalle la
hipótesis general. En cualquier caso, la política lingüística que adopte la Unión Europea
durante los próximos años a la hora de impulsar el desarrollo de las lenguas europeas en el
espacio electrónico será determinante para el futuro de dichas lenguas. Las numerosas
instituciones que han colaborado en la organización de este Coloquio deberían incidir sobre
la UE para que el desarrollo del Plan e-Europa contemple también, y de manera prioritaria,
la transformación de las lenguas en e-lenguas. Tal es la sugerencia concreta que he venido a
hacerles a todos ustedes.

IV. Conclusión

En un plano más general, es preciso concluir que la evolución favorable de las lenguas en el
tercer entorno depende en gran medida de la innovación tecnológica que facilite y
simplifique su uso en el espacio electrónico. Cervantes dio un gran impulso literario a la
lengua castellana al escribir el Quijote, al igual que los gramáticos y los simplificadores de
la escritura potenciaron el acceso a la lengua escrita. De la misma manera, hay que
promover la aparición de e-escritores, e-traductores y e-oradores que puedan atraer a
hablantes de diversas culturas a la práctica de una lengua electrónica. Aquella lengua que
produzca las primeras obras maestras de la escritura electrónica adquirirá un gran impulso
en el siglo XXI. Pero, sobre todo, avanzará aquel idioma cuyos hablantes puedan
comunicarse con gran facilidad y charlar privada e íntimamente a través de las redes
telemáticas, aunque sea mediante sistemas de traducción automática, y por ende con una
considerable simplificación de las expresiones usables.

Lo que no cabe pensar es que basta con trasladar las lenguas actuales al tercer entorno. La
creación y la innovación en la escritura electrónica es la principal tarea. No hay que olvidar
que las e-lenguas no sólo se componen de palabras y textos, sino que también incluirán
imágenes, películas, melodías, juegos, escenarios virtuales y sistemas de documentación y
de acceso específicos. El escritor del futuro será un info-, tecno-o e-escritor, es decir, un
equipo multidisciplinar que sepa crear obras electrónicas multimedia de calidad en el tercer
entorno.

VI. Bibliografía

Beck, U.,¿Qué es la globalización?, Barcelona, Paidós, 1997.

Bustamante, J., Sociedad informatizada, ¿sociedad deshumanizada?, Madrid, Nueva


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Notas

(1) Profesor de Investigación de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Instituto de Filosofía,


Consejo Superior de Investigaciones Científicas – España.

(2) Ver J. Echeverría, Los Señores del Aire: Telépolis y el Tercer Entorno, Barcelona,
Destino, 1999.

(3) Ver J. Echeverría, Telépolis, Barcelona, Destino, 1994.

(4) Al respecto, ver J. Echeverría, Cosmopolitas domésticos, Barcelona, Anagrama, 1

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