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MARTINITO
2006/08/20
Matar para no ir al infierno
El lector de la entrevista a Hassan Butt 1 observará que lo que le hace anhelar la muerte
en combate es el miedo a condenarse. Matar y morir por Alá es para él la manera segura
de librarse del infierno.
Se nos dice que esa manera de pensar, que impulsa las acciones de los terroristas
islámicos, es ajena al islam, religión de paz; que el islamismo violento es una distorsión,
una tergiversación del verdadero islam; más aún, que el yihadismo ha “secuestrado” al
islam auténtico.
Pero también leemos una y otra vez, en las historias personales de los yihadistas, que el
propósito de matar y morir por Alá surgió en ellos como consecuencia de un proceso de
conversión o de fortalecimiento de su fe: parientes, amigos y vecinos hablan de que se
hizo “religioso” o “más religioso”, de que empezó a frecuentar la mezquita o a cumplir
mejor los preceptos islámicos, dejó de beber, etc.
¿En qué quedamos? ¿El yihadismo es contrario al islam, o es un fruto natural del islam
tomado en serio?
Nosotros creemos que donde hay que buscar la respuesta a esa pregunta no es en
estudios sociológicos de cómo viven su vida tales o cuales musulmanes, sino,
lógicamente, en los textos constituyentes del islam. Es la continua referencia a esos
textos lo que sostiene el discurso del fundamentalismo islámico, y es nuestra general
ignorancia de esos textos lo que ha situado a nuestra opinión pública en la peligrosísima
indefensión mental del que ni siquiera reconoce la existencia de su enemigo.
Vamos a dar algunas someras indicaciones de por qué un Hassan Butt llega a pensar que
matar y morir por Alá es el fin supremo de su vida. O, en palabras del Corán, el camino
“del éxito”.
El infierno no espera sólo, ni principalmente, a los que hayan cometido malas acciones,
sino ante todo a los que no hayan creído, a los impíos, a los infieles, a los que hayan
rechazado el mensaje de Mahoma.
El Corán tiene 114 capítulos, o suras. El infierno –o fuego eterno, o gehena, o “castigo
doloroso”- se menciona en todas ellas excepto una treintena: las números 1, 12, 49, 53,
60, 62, 63, 71, 75, 77, 80, 81, 86, 91, 93, 94, 95, 97, 99, 100, 103, 105, 106, 107, 108,
1
http://martinito.blogspot.com/2006/08/lo-que-piensa-un-yihadista-britnico.html .
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109, 110, 111, 112, 113 y 114. De éstas que no lo mencionan (aunque algunas sí hablan
del juicio), prácticamente todas se consideran anteriores a la huida a Medina, es decir,
pertenecientes a los comienzos de la actividad de Mahoma como simple predicador de
una nueva religión o a la etapa en que reunió a sus primeros seguidores en un grupo
todavía débil. Una vez que su partido cobra fuerza e inicia sus acciones armadas, sin
embargo, la amenaza del infierno para los contrarios ya no falta en ninguna de las suras.
Entre las incontables menciones del fuego eterno hay algunas que dan detalles del
tormento (trad. de Julio Cortés):
“Tendrán la gehena por lecho y, por encima, cobertores [de fuego].” (C 7:41)
“Le espera la gehena y se le dará a beber una mezcla de pus y sangre, a tragos, que
apenas podrá pasar. La muerte vendrá a él por todas partes, sin que llegue a
morir. Le espera un duro castigo.” (C 14:16-17)
“Ese día verás a los culpables encadenados unos a otros, sus indumentos hechos de
alquitrán, cubiertos de fuego sus rostros.” (C 14:49-50)
“Hemos preparado para los impíos un fuego cuyas llamas los cercarán. Si piden
socorro, se les socorrerá con un líquido como de metal fundido, que les abrasará el
rostro. ¡Mala bebida! Y ¡mal lugar de descanso!” (C 18:29)
“A los infieles se les cortarán trajes de fuego y se les derramará en la cabeza agua
muy caliente, que les consumirá las entrañas y la piel; se emplearán en ellos focinos
de hierro. Siempre que, de atribulados, quieran salir de ella [la gehena] se les hará
volver: ‘¡Gustad el castigo del fuego de la gehena!’.” (C 22:19-22)
Las exclamaciones que siguen a la mención del castigo son muy abundantes, y se
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supone que es la propia deidad -no Mahoma- la que las hace. A veces el tono es
inequívocamente vengativo; más a menudo es sarcástico. No parece que a Alá le
disguste que, como afirma un hadiz de la compilación de Bujari (4:55:567), esté
destinado al infierno el 99 por ciento de los seres humanos (con mayoría de mujeres:
Bujari 4:54:464). Según otro hadiz (Musnad Ahmad 17000), le da igual que unos se
salven y otros se condenen (citado en inglés en el sitio Answering Islam 2 , “Index to
Islam”, s. v. “Hell”).
Con todo, lo más inquietante es que sea el propio Alá, el creador omnipotente, aquel al
que siempre hay que calificar de “el Compasivo, el Misericordioso”, el que extravía a
los impíos, o les impide enmendarse y les hace persistir en su impiedad, por la cual él
mismo les condena al castigo eterno. Las afirmaciones de esto en el Corán son tantas y
tan rotundas que no permiten dudar de una predestinación pavorosa. Sirvan unas pocas
muestras:
“Da lo mismo que adviertas o no a los infieles: no creen. Alá ha sellado sus
corazones y oídos; una venda cubre sus ojos y tendrán un castigo terrible.” (C 2:6-
7)
“Que no piensen los infieles que el que les concedamos una prórroga supone un
bien para ellos. El concedérsela es para que aumente su pecado. Tendrán un
castigo humillante.” (C 3:178)
“¿Es que queréis dirigir a quien Alá ha extraviado? No encontrarás camino para
aquél a quien Alá extravía.” (C 4:88)
“Si Alá quiere que alguien sea tentado, tú no puedes hacer nada por él contra Alá.
Esos tales son aquéllos cuyos corazones Alá no ha querido purificar. Sufrirán
ignominia en la vida de acá y terrible castigo en la otra.” (C 5:41)
“Alá extravía a quien Él quiere, y a quien Él quiere lo pone en una vía recta.” (C
6:39)
“Alá abre al islam el pecho de aquél a quien Él quiere dirigir. Y estrecha y oprime
el pecho de aquél a quien Él quiere extraviar, como si se elevara en el aire. Así se
indigna Alá contra quienes no creen.” (C 6:125)
“Hemos creado para la gehena a muchos de los genios y de los hombres.” (C 7:179)
“Alá sólo quiere con ello castigarles en la vida de acá y que exhalen su último
suspiro siendo infieles.” (C 9:55)
Etcétera, etcétera.
2
http://www.answering-islam.org .
Martinito: Matar para no ir al infierno 4
Así pues, a la lógica zozobra de no saber si en el día del juicio pesarán más sus buenas o
sus malas obras se suma, en el creyente musulmán, el anuncio de que serán muy pocos
los que se salven; y, lo que es peor, la idea de un Ser Supremo que si perdona lo hace
arbitrariamente, y en quien nada hace suponer un gran amor al hombre.
Visto todo eso, ¿hay alguna manera de escapar a la ira de Alá? ¡Sí la hay! ¡Albricias, la
hay! Y, ¡oh casualidad!, justamente consiste en aquello que más convenía a los
designios bélico-políticos del Enviado:
“¡Que quienes cambian la vida de acá por la otra combatan por Alá! A quien,
combatiendo por Alá, sea muerto o salga victorioso, le daremos una magnífica
recompensa.” (C 4:74)
“Quienes creyeron, emigraron y lucharon por Alá con su hacienda y sus personas
tienen una categoría más elevada junto a Alá. Ésos son los que triunfan. Su Señor
les anuncia su misericordia y satisfacción, así como jardines en los que gozarán de
delicia sin fin, en los que estarán eternamente, para siempre. Alá tiene junto a sí
una magnífica recompensa.” (C 9:20-22)