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DERECHO CIVIL III (ACTO JURIDICO)

PROF. MARCO OLIVA HUAMÁN


LA MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD
CONCEPTO
De manera previa debemos señalar que la manifestación de
voluntad es uno de los componentes esenciales del acto jurídico, por
cuanto es el origen causal del mismo ya que de no existir, nos
encontraríamos sólo frente a un hecho jurídico, más no ante un acto
jurídico. Pues bien, existen diversas definiciones que le otorga la doctrina
a la manifestación de la voluntad donde, de acuerdo a la corriente
española seguida por el tratadista Manuel Albaladejo, se considera como
aquel acto voluntario humano de querer declarar o exteriorizar la
intención de celebrar un negocio jurídico con pleno conocimiento de las
consecuencias que ello implique; queda comprendido dentro de este
concepto las fases que intervienen en el proceso formativo de la
manifestación de la voluntad, tal como veremos más adelante.
• La manifestación de la voluntad, como requisito de validez del acto
jurídico, es el resultado de todo un proceso volitivo (acción voluntaria)
del hombre, que transcurre de lo subjetivo, es decir la voluntad interna,
hacia la voluntad exteriorizada o externa y, que por tanto adquiere
relevancia jurídica. Por ello debe existir una correlación o interrelación
entre la real intención del sujeto y lo que está declarando
externamente.
IMPORTANCIA

La importancia radica en que la manifestación de la voluntad tiene


como origen a una actitud asumida por el hombre destinado a generar
efectos jurídicos. Sin su concurrencia o participación no podría existir el
acto jurídico y, por tanto, estaríamos solo ante un hecho jurídico. Este
proceso volitivo solamente puede ser el resultado del propósito que tiene
la persona para perseguir determinado fin con la celebración del acto
jurídico y para sus propios intereses. No podríamos hablar de autonomía
de la voluntad, sin que previamente exista una voluntad que emerja de
una persona destinada para ello. Esta voluntad debe tener trascendencia
en el mundo del derecho y, por tanto, será válida si proviene de una
persona que cuenta con plena capacidad para ello, siendo una condición
privilegiada solamente atribuida al ser humano.
• PROCESO FORMATIVO DE LA MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD
La manifestación de voluntad, para ser considerada como tal y, por ende,
generar efectos jurídicos, debe pasar por determinadas fases en su proceso de
formación, siendo estos necesarios. Al respecto son los siguientes:
1.- El Descernimiento
Podríamos señalar que es aquella capacidad cognoscitiva o intelectual que
tiene la persona para apreciar, diferenciar, distinguir, valorar y en base a ello,
emitir la voluntad. Esta fase permite a la persona ver la conveniencia de la
declaración de su voluntad, empero se requiere de esa capacidad de
diferenciación y además el pleno conocimiento de las consecuencias jurídicas
que determine tal decisión. Así tenemos, a manera de ejemplo, que por el
descernimiento se permite la diferenciación entre lo justo de lo injusto, entre el
bien del mal y, con esa apreciación emitir válidamente su voluntad.
Jurídicamente, para el derecho, el descernimiento se adquiere cuando la
persona obtiene la capacidad de ejercicio, por cuanto se presupone que al llegar
a ese estadío cronológico de la edad, la persona adquiere la racionalidad y está
en condiciones de valorar, diferenciar, distinguir lo que está observando o
apreciando y, esto a su vez lo motive para emitir la voluntad.
• 2.- La Intención
Viene a ser el propósito deliberado de querer celebrar el Acto
Jurídico y con pleno conocimiento de las consecuencias jurídicas de su
realización. Esta intención debe estar encaminada a la obtención de la
finalidad prevista por la persona, que por cierto debe actuar desprovista
de todo engaño o malicia. La intención se convierte, por tanto, en una
fase adicional al discernimiento para que la voluntad permita la
celebración del acto jurídico.
• 3.- La Libertad.
Es la capacidad que tiene el sujeto de poder elegir de manera libre,
transparente y, de este modo decidir la realización o no del acto jurídico.
Siendo la libertad un factor esencial dentro de la configuración de la
manifestación de voluntad, a ella se le va a oponer la violencia o
intimidación, donde en este último caso no se podrá decir de que existe
libertad para emitir la manifestación de voluntad de manera válida.
CLASES DE MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD
Dentro de las clases de manifestación de voluntad existen dos, las
mismas que tienen sus propias características y particularidades a saber.
Manifestación Expresa y Tácita
1.- Manifestación de voluntad expresa
Es aquella manifestación de voluntad que es exteriorizada o realizada
mediante el lenguaje oral, escrito o a través de cualquier medio directo
que puede ser manual, mecánico, electrónico, u otro análogo. La
característica especial para la existencia de la manifestación de voluntad
expresa es que ésta debe llegar de manera directa al destinatario. Así
tenemos, a manera de ejemplo, una persona puede lanzar la oferta de un
bien mediante el lenguaje oral y la otra aceptar comprar dicho bien de
manera verbal. Asimismo que el emisor de una declaración de voluntad lo
haga de manera escrita con su puño y letra y el destinatario acepte de la
misma manera. También cuando para manifestar la voluntad se realice
utilizando una maquina de escribir (medio mecánico), un teléfono, fax o --
• El correo electrónico vía internet (medio electrónico). Como se ha señalado,
para que esta manifestación de voluntad sea considerada como expresa tiene
que llegar de manera directa a su destinatario.
• Como ejemplo de manifestación de voluntad expresa recogida en el Código
Civil, tenemos que en el Artículo 799° se regula lo concerniente a la revocación
expresa del testamento cuando señala: “La revocación expresa del testamento,
total o parcial, o de algunas de sus disposiciones, sólo puede ser hecha por
otro testamento, cualquiera que sea su forma”.
2 .- Manifestación de voluntad tácita.
Aquí la manifestación de voluntad es plasmada mediante ciertos
comportamientos, actitudes, circunstancias o posturas que asume la persona,
que de manera indubitable y concreta, dan ha entender la voluntad en
determinado sentido. La manifestación de voluntad tácita lleva consigo el
elemento conocido en la doctrina como FACTA CONCLUDENTIA, es decir hechos
o actos concluyentes que de manera idónea e inequívoca , sin ninguna duda al
respecto, denotan la voluntad del sujeto que esta ejecutando estos actos. Así
por ejemplo, si “A” entra en un establecimiento especializado en la venta de
vinos, observa y revisa la etiqueta de determinada botella de vino, sin esgrimir
una sola palabra ni pedir permiso a nadie, utilizando el descorchador abre la
botella y degusta en una copa aquel vino, en este caso estaremos frente a una -
• Manifestación de voluntad tácita de “A” por cuanto con su
comportamiento está dando a entender al establecimiento que va a
comprar el vino degustado.

• Otro ejemplo: vendría a ser en el caso de que “A” pide un préstamo a


“B” por dos años y, éste le escribe diciéndole que le ingrese a su cuenta
corriente por adelantado el 5% del interés del primer año; en este caso
aun cuando “B” no haya dicho en forma expresa su voluntad de prestar,
sin embargo al señalarle que abone por adelantado los intereses,
indudablemente este acto revela su voluntad de prestar, por lo que,
estaremos ante una voluntad tácita.
• En el Código Civil encontramos varios artículos donde a partir de su
contexto se denota la existencia de manifestaciones de voluntad tácita,
así por ejemplo, en el Artículo 802° encontramos la revocación tácita del
testamento cuando señala “el testamento cerrado queda revocado si el
testador lo retira de la custodia del notario”; En el artículo 804° hallamos
la revocación tácita del testamento ológrafo cuando señala “El
testamento ológrafo (testamento que el testador formaliza por sí mismo,
escribiéndolo y firmándolo de su puño y letra). Queda revocado si el
testador lo rompe, destruye o inutiliza de cualquier otra manera”.
• En conclusión, la manifestación de voluntad expresa y tácita se
encuentran reguladas en el Artículo 141° del Código Civil.

¿Las mímicas, gestos o señales que clase de manifestación de


voluntad constituyen?
En este punto también cabe precisar que existen interrogantes en
cuanto a que ¿si las mímicas, gestos o señales a que clase de
manifestación de voluntad pertenecen? Considerando que estos medios
por los cuales se exterioriza la voluntad, llegan de manera directa al
destinatario, se podría considerar que son una manifestación de voluntad
expresa. Así tenemos que si “A” lanza una declaración de oferta a “B”,
éste muy bien puede mover la cabeza de arriba hacia abajo, lo cual
denotará que está aceptando, no obstante esta apreciación debe ser
visualizada de manera directa por el emisor de la oferta “A” y, tanto
vendría a ser una manifestación expresa.
• LA MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD A TRAVÉS DE MEDIOS ELECTRÓNICOS.
Modificado al Código Civil por la Ley Nro.27291.
Se debe partir de una premisa fundamental, esto es, el derecho no es
estático o inmutable, es cambiante para regular los aspectos relacionados con la
evolución de la sociedad dentro de su desarrollo de diversa índole desde el punto de
vista jurídico. En este sentido, en la actualidad el desarrollo vertiginoso de la ciencia y
la tecnología, a través de la electrónica e informática, ha permitido que determinados
actos jurídicos, donde la ley exige alguna formalidad o se requiera de firma, estas
puedan realizarse, ser generadas o comunicadas a través de medio electrónicos,
ópticos o cualquier otro análogo. Al respecto, debe tenerse presente que esta forma
permite viabilizar y facilitar la celebración de actos jurídicos, aun cuando este bajo
ciertos supuestos que permitan brindar seguridad jurídica a los contratantes. Así
tenemos, que tratándose de instrumentos públicos, la autoridad competente deberá
dejar constancia del medio empleado y conservar una versión íntegra para su ulterior
consulta, todo ello con la finalidad de que, al presentarse cualquier situación o
inconveniente, exista un antecedente al cual se pueda recurrir en forma oportuna.
• EL SILENCIO COMO MANIFESTACION DE LA VOLUNTAD
1.- Tratamiento del silencio según la doctrina
El silencio según la doctrina, en especial la Italiana, tiene un significado
neutro, es decir; sin contenido alguno, no es afirmación ni negación de algo, es
aquello que no se puede determinar por cuanto carece de significación.

2.- El silencio según el Código Civil peruano


Sin embargo, el Código Civil peruano le otorga significación al silencio,
siempre y cuando la ley o el convenio le atribuyan determinado sentido. Al
respecto, el Artículo 142° señala: “El silencio importa manifestación de voluntad
cuando la ley o el convenio le atribuyen ese significado”. Así por ejemplo, si “A” le
dice a “B” te vendo mi automóvil y te doy plazo hasta fin de mes para que me
comuniques tu decisión y, en el caso de que no digas nada se supone que
desechas mi oferta, en este supuesto, en caso de que llega la fecha pactada y “B”
no se manifiesta, la oferta quedará sin efecto, bajo la presunción de que “B” no
deseaba adquirir el vehículo; por lo que estaremos ante un silencio por acuerdo
de las partes.
• En caso de que existiendo un deudor frente a varios acreedores y, aquel
efectuara un pago a estos sin señalar (guardando silencio) el destinatario
del mismo, en este caso, se imputará el pago efectuado al acreedor que
tenga la deuda menos garantizada; este silencio importará manifestación
de voluntad, no por acuerdo de las partes sino por mandato imperativo
del artículo 1259° del Código Civil.
3.- Diferencia entre el silencio y la manifestación de voluntad expresa y
tácita.
Existen diferencias sustanciales, por cuanto el silencio no es
exteriorizado (no es publico) (como si lo es la manifestación de la voluntad
expresa y tácita respectivamente a través de sus medios), es una
abstención, una inacción por parte del sujeto. Sin embargo, el Código Civil
peruano le otorga la categoría de manifestación de voluntad a esta
abstención por acuerdo de las partes o por mandato de la ley. Asimismo la
atribución o significado de determinado silencio por la ley o el convenio
sólo es posible ante la existencia de una relación jurídica preexistente
originada por determinado acto jurídico, en cuyo contenido se haya
convenido en dar significado al silencio o en ausencia de esta previsión, a
tal inacción se le ha atribuido un significado por mandato de la ley.

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