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ANALISIS DE LA CASA DE MALAPARTE

– ARQ.ADALBERTO LIBERA
 Adalberto Libera.- (Villa Lagarina, cerca de Trento, 16 de julio de 1903 –
1963) fue uno de los más Representativos arquitectos italianos,
del movimiento moderno italiano, que no debe confundirse con el
movimiento racionalista italiano, con el que tuvo sólo una breve relación.

 Curzio Malaparte.- (Prato, 9 de junio de 1898 – Roma, 19 de


julio de 1957), nacido Kurt Erich Suckert, fue un periodista, dramaturgo,
escritor de relato corto, novelista y diplomático italiano. El apellido
elegido para firmar sus obras, que utilizó desde 1925 y significa
literalmente 'de mal lugar', es un juego de palabras con Buonaparte, en
referencia a Napoleón Bonaparte. La obra literaria de Curzio Malaparte
es una de las más representativas de la Italia del siglo XX.
Casa Malaparte, isla de Capri, Italia.

Adalberto Libera y Curzio Malaparte, 1937-1942.

Casa Malaparte esté situado en una península rocosa precipitada que se adentra en el
Mediterráneo, millas de la civilización. Posado 99 pasos por encima de las olas, es accesible
por barco solo cuando el mar esta en calma. Escritor Curzio Malaparte deseaba vivir a1
margen de la sociedad burguesa, y pasaba horas encima de su patio barrido por' el viento»
contemplando su escritura. Después de su muerte, la casa fue abandonada. Su espectacular
escalera apareció mas tarde en la película de Godard Moody 1963, el desprecio, con Brigitte
Bardot.

"Hoy vivo en una isla en una casa dura, la melancolía, y severa que yo he construido solo
solitario en un acantilado que cuelga sobre el mar." - Curzio Malaparte
...siempre me ha emocionado esta enigmática casa, refugio extremo
proyectado sobre el mar, cuya inmensidad e intemporalidad forman parte
de un paisaje que se proyecta en su interior.

Apasionante por su emplazamiento, cargado de sugerencias histéricas


de la mitología grecorromana, o por la teatralidad de su acceso, que nos
hace pensar que estuviéramos asediando una fortaleza inexpugnable.
HISTORIA:

El diseño de la casa fue designado en principio al arquitecto italiano Adalberto


Libera en 1937, por el escritor también italiano Curzio Malaparte. Malaparte
rechaza el esquema inicial por considerarlo racionalista y lineal; comparándolo
con un bunker o una prisión, además de lejano al espíritu mediterráneo.
Finalmente el arquitecto y el escritor discuten al comenzar la obra, y es el mismo
Malaparte quien con la ayuda de albañiles locales dirige y culmina el proyecto.

De esta forma es un error asignar el proyecto a Libera pues para el propio Curzio
Malaparte, el arquitecto tan solo firmó unos planos.
La Casa Malaparte estuvo abandonada durante mucho tiempo tras la muerte de
Curzio Malaparte. Muy dañada por el tiempo y por el vandalismo, perdió incluso
su suntuosa estufa de cerámica antes de realizarse un largo y costoso programa
de restauración en los años 1980-90.
Fue dejada en herencia por el escritor a la República Popular de China. El
legado fue impugnado por la familia de Malaparte. Fue su sobrino-nieto,
Niccolo Rositani, el artífice de la restauración y preservación de esta
arquitectura excepcional, en la que numerosos empresarios italianos han
participado.
Curzio Malaparte encargo la obra a Libera a principios de 1938. Este realizo un
proyecto esquemático que fue presentado poco después para poder obtener la
licencia de obras: una autorización rápida y discreta mediante la intervención de algún
alto cargo.

El proyecto define la situación de la casa y la forma alargada sobre la roca de Punta


Masullo. La construcción sigue un proceso largo, con muchos cambios durante la
obra, debido a la difícil comunicación entre un arquitecto, ocupado al mismo tiempo en
uno de sus proyectos mas difíciles (el Palacio de Congresos) y un Cliente decidido a
afirmar su ideal de casa y a obtener un producto muy personalizado.
La escalinata conduce directamente a la terraza solárium. Debajo, la
casa se desarrolla en tres plantas de distinta longitud. En las dos
inferiores se sitúan las habitaciones para los huéspedes. En la planta
de arriba esta el apartamento de Malaparte, en cierto modo el único
importante.

La mitad de la superficie esta ocupada por la gran sala de estar, la


otra mitad se organiza a partir de un eje de simetría central
(coherente con cierta metáfora náutica que recorre toda la casa) que
conduce de los dormitorios al estudio del escritor, ocupando éste la
parte frontal de la casa.
El atractivo de la casa reside en su aparición como objeto concluido, orgánicamente
cerrado en las relaciones de sus partes y al mismo tiempo directamente apoyado
sobre el agudo perfil de la roca, estableciendo un sistema de relaciones con los
elementos del paisaje circundante.
ARQUITECTURA

La Casa Malaparte es una elevación del terreno.


Las imponentes gradas trapezoidales y el solárium coronan, al borde de Punta Masullo,
la larga serpentina del sendero a media ladera y la estrecha y escarpada escalinata
final. La residencia se expande «por debajo» y de forma independiente, llenando el
vacío entre el plano artificial y la línea natural del desfiladero rocoso.
No hay comunicación alguna entre la residencia y el solárium: la entrada, ganada a un
lateral, es irrelevante; incluso los conductos de ventilación están cortados al ras para
eliminar de la imagen del espacio superior cualquier rasgo alusivo a una cubierta.

En esta total indiferencia del espacio superior hacia la residencia subyacente reside la
clave para comprender la casa. Árida y roma por fuera, renuncia a funciones y signos
efímeros. Franquea, enlaza, domina. Prolongación artificial del enclave, forma expresiva
de un acto de asentamiento primario. Piedra de toque, como el «midi le juste» que separa
dos momentos y mide las alternancias cíclicas.

Lugar testimonial y por ello también lugar del recuerdo.


Las ventanas no desvelan el interior. Son cortes secos en los muros, órbitas de un
monstruo fósil, o tal vez, sólo agazapado en la punta inhóspita.

Es extraño, pero podría pensarse, incluso, que lo que se ve sea 5610 la parte
emergente, solar, de la casa y que el resto se adentrara, ahondando, en el cuerpo de la
roca, hacia abajo, hasta el mar, a través de recovecos y grutas, entre paredes
tornasoladas y bóvedas jaspeadas: exactamente igual que en la mítica conexión entre
la Grotta Azzurra y la Villa imperial de Damecuta, brote de audaces infraestructuras en
la linde imposible.
El vinculo de casa Malaparte con la morada de Tiberio es sutil: lo
que perdura en estas ruinas —más allá de la pérdida de las
funciones, de la decoración, en parte de la estructura— es el
programa constructivo basado en el. predominio de la arquitectura
«de apoyo» sobre la residencia. En Villa Jovis y más claramente, en
Damecuta, la función de habitar queda constreñida en espacios
cerrados, escondidos. Es secundaria.
Los elementos de conexión con el paraje son los protagonistas: la
logia-ambulativo(l),los miradores, bordes edificados del acantilado,
miden lo temerario del acto de ocupación.
Espacios de la «prestancia» en los que el programa prevalece sobre
el diseño. Las mismas características estén presentes en la casa
Malaparte.
Las gradas y el solárium, que forman un todo, carecen de pretil. Un realce del
borde, una moldura, marca el perímetro sobre el precipicio. La relación con la
naturaleza no edificable del lugar queda acentuada por este «olvido funcional»:
e1 carácter ritual prevalece sobre el doméstico, acogedor.

El elemento blanco sobre el solárium es un velarium (2) que se desenrolla sobre


su propio soporte cilíndrico y queda anclado al suelo: es una vela petrificada.

Pero en el juego de las analogías existe otro vinculo para la casa Malaparte. Un
vinculo de la memoria; el recuerdo de la estancia del escritor en Lipari.
La acrópolis de la isla que se yergue entre los dos mares, el carácter sagrado de la larga escalinata
de acceso, la árida disposición de los objetos arquitectónicos sobre el plano artificial, lo imperturbable
como «medida» de la volubilidad de la naturaleza circundante, son recuerdos que adquieren forma en
la «casa como yo» de Capri.

La casa se desarrolla en tres planos por debajo de las gradas, luego en dos; por último, en la parte
final en un plano único: la residencia en el plano principal, una hospedería en el intermedio, algunas
dependencias de servicio en el mas bajo.

El plano principal, dispuesto en su totalidad por debajo del solárium, 5e subdivide en dos partes
iguales (cada una de igual longitud a la de la escalinata): la primera parte la ocupa el amplio vestíbulo
—sala, la segunda los
dormitorios, los cuartos de baño y el estudio.
El programa funcional se basa en un eje de penetración principal cortado por ejes
secundarios y en una progresiva segregación de los ambientes, y concluye en el estudio,
Sancta Sanctorum de la casa.

El elemento paradigmático de la planta es una «T» invertida, colocada entre la sala y los
dormitorios: las dos direcciones de desarrollo se evidencian en el desdoblamiento de las
puertas en el fondo y en las dos ventanas de los extremos del estrecho espacio transversal.
El amplio vestíbulo—sala, pavimentado con losas de piedra gris dispuestas en opus
incertum, se llena con la gran chimenea en cuyo interior se abre una ventana pequeña,
sellada con un bloque de cristal de Yena. En invierno, el sol bajo del atardecer mezcla su luz
con la de la llama. En las paredes laterales, cuatro enormes ventanas, levemente separadas
del suelo, abarcan todo el arco del paisaje.
La Casa Malaparte hoy

La Casa Malaparte es ahora un lugar de estudio para los arquitectos y aficionados


del mundo entero. Algunos eventos culturales se celebran habitualmente en ella.
El acceso a la casa exige atravesar la isla. Los últimos 20 m de marcha discurren
por una propiedad privada perteneciente a la Fundación Ronchi. El trayecto
representa una hora y media de marcha desde la Piazzetta de Capri, en la
cumbre del funicular de Marina Grande. La Casa Malaparte es igualmente
accesible desde el mar, únicamente con calma, ya que las rocas afloran y hacen
el acceso muy peligroso. Una escalera de 99 peldaños conduce a nivel de la casa.
Los interiores y exteriores de la Casa Malaparte (particularmente la cubierta patio)
aparecen en la película de 1963 de Jean-Luc Godard, Le Mépris, con Brigitte
Bardot y Michel Piccoli.

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