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Introducción
• Reconocida durante casi 200 años, la anorexia nerviosa (AN) cuenta con
tres componentes principales. El paciente (1) limita su consumo
alimentario hasta el punto en que existe una reducción intensa de su
peso corporal, a pesar de lo cual (2) persiste en él una preocupación
exagerada respecto de la obesidad o la ganancia ponderal, y (3) tiene
una percepción personal distorsionada de tener un peso excesivo. Otros
síntomas corresponden a modificaciones de comportamien- tos de
consumo maladaptativas—restricción de alimentos, ejercicio excesivo, y
vómito u otras técnicas de purgado. Si bien muchas pacientes dejan de
menstruar, la amenorrea no determina una diferencia significativa, de
manera que se abandonó como criterio. Los pacientes con AN pueden
• cursar con anomalías de los signos vitales (disminución de la frecuencia cardiaca,
hipotensión); también pueden presentarse anomalías de los valores de laboratorio y otras
pruebas (anemia, pérdida de la densidad ósea, cambios electrocardiográficos). La AN trae
consigo consecuencias graves para la salud. Aunque dos terceras partes de los pacientes de
una muestra comunitaria mostraron remisión a los cinco años, su mortalidad (por consumo de
sustancias, suicidio y desnutrición) fue de casi seis veces la de la población general. Las
poblaciones clínicas pueden evolucionar mucho peor (lo que no sorprende). Quienes incurren
en atracones y luego se purgan para mantener un peso bajo tienden a ser de mayor edad,
mostrar enfermedad más grave y tener evolución más negativa que quienes tan sólo restringen
su consumo, lo que da origen a la existencia de dos subtipos clínicos. Sin embargo, se
observan desplazamientos entre los subtipos (con más frecuencia partiendo del tipo
restrictivo que dirigiéndose a él), lo que limita su validez predictiva. La depresión y la
ansiedad son afecciones concomitantes frecuentes. La AN afecta a un poco menos de 1% de la
población femenina; la tasa en varones quizá corresponda a una tercera parte de ese
porcentaje. Es más frecuente entre adolescentes y adultos jóvenes, en particular en
patinadoras artísticas o gimnastas (mujeres), o jinetes de competencia o corredores de fondo
(varones). El tipo con restricción es más usual. La tasa de concordancia es mayor en gemelos
idénticos que en los fraternos, lo que pone al descubierto cierta base genética. Los médicos
familiares atienden a más pacientes con AN que los especialistas de la salud mental.
Características esenciales de la anorexia
nerviosa
• Comencemos por definir (imaginar) una hora ideal para comer. ¿No
implicaría una anticipación placentera por compartir los alimentos con
amigos, saborear cada pedazo mientras se perma- nece en la mesa por la
compañía y la conversación? Ésa no es la perspectiva de los pacientes
con bulimia nerviosa (BN), cuyas experiencias durante la comida tienden
a dirigirse al polo opuesto. De manera característica, en respuesta a los
sentimientos de depresión o estrés, devoran los alimentos, y consumen
cantidades muy superiores a las de una comida normal. Puesto que se
avergüenzan de su comportamiento fuera de control, comen solos. Y
luego se dirigen al baño y vomitan todo. Su autoevaluación hace
referencia a la figura de su cuerpo y su aspecto; en ese sentido, se
asemejan a los pacientes con anorexia nerviosa. De lo que carecen es de
la visión distorsionada de tener peso excesivo cuando no es así.
• A partir de la adolescencia avanzada o poco después de los 20 años, los
pacientes con BN devoran cantidades prodigiosas de alimentos una o más
veces por semana, con frecuencia más allá del punto de la saciedad
incómoda (estos atracones pueden ser discontinuos; p. ej., en ocasiones
algunos se interrumpen por el desplazamiento hacia distintos sitios de
consumo). El hecho de que estos pacientes por lo general tengan un peso
casi normal (algunos muestran sobrepeso, pero no obesidad) sería
sorprendente, si no fuera por su comportamiento de compensación.
Además de vomitar, que algunos hacen con tanta frecuencia que se
deteriora el esmalte de sus piezas dentales, que pueden utilizar laxantes
u otros fármacos; otros se ejercitan en exceso, justo como en la
anorexia nerviosa. Otros más hacen ayunos entre atracones. Pero casi
todos vomitan.
• La BN es mucho más frecuente que la anorexia nerviosa, y afecta a entre
1 y 2% de las mujeres adultas (un porcentaje mucho menor de varones;
la tasa de desplazamiento entre BN y anorexia nerviosa se aproxima a
10%). Se identifica con más frecuencia en personas cuyas profesiones o
actividades hacen énfasis en las líneas corporales esbeltas—gimnasia,
patinaje artístico, danza, modelaje. Por razones que se desconocen, su
incidencia quizá haya disminuido un poco durante los últimos 20 años. Al
igual que los pacientes con otros trastornos de la alimentación, quienes
padecen BN muchas veces padecen afecciones comórbidas (en particular,
trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, pero también problemas
del control de impulsos y por consumo de sustancias).
• on el paso del tiempo, casi la mitad de los pacientes con BN se
recupera por completo, y otra cuarta parte mejora. Pero el último
cuarto se establece en un comportamiento bulímico crónico. Si
bien las tasas de mortalidad son superiores al promedio para
cualquier grupo de edad con que se compare, la condición es
menos letal que la AN. A pesar de esto, la tasa de suicidio es más
alta que la de la población general. En el cuadro 9-1 se comparan
la BN, la anorexia nerviosa y el trastorno de atracones/purgas,
que se analiza a continuación.
Características esenciales de la bulimia
nerviosa
• Especificar si:
• En remisión parcial. Durante lo que el DSM-5 denomina “un
periodo sostenido”, el paciente ya no cumple todos los criterios
para la BN.
• En remisión completa. Durante “un periodo sostenido” el paciente
no ha cumplido los criterios para la BN.
• Con base en el número de episodios semanales de comportamiento
compensatorio inapropiado, especificar la gravedad (el nivel
puede incrementarse si existe compromiso funcional):
• Leve. Uno a tres episodios por semana.
• Moderado. Cuatro a siete episodios por semana.
• Grave. Ocho a 13 episodios por semana.
• Extremo. 14 o más episodios por semana.
F50.8 [307.51] Trastorno de atracones