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Fundador

Siervo de Dios
Juan Sánchez Hernández

Instituto Secular
Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote

www.siervas-seglares.org
Esforzarme por vivir desprendido y
sosegado en Dios, amándole.
Invocando frecuentemente al
Espíritu Santo.
Darme sin reservas egoístas.
Oh María,
humilde
esclava del
Señor,
ayúdame a
cumplir su
voluntad con
fidelidad y
humildad.
Practicar la “espiritualidad del sí”,
de estar siempre pronto a servir a
los demás ... siendo amable,
al prestar ese servicio a un hijo de
Dios por amor al mismo Dios.
Padre,
Hijo
y
Espíritu
Santo,
poseedme.
Muchos viven en horas de oscuridad
en su camino hacia Dios,

la fiebre del
activismo y del
apostolado
social
les desorienta y
consume.
La meta es el Padre.
Pero Cristo me
asegura:
“Yo soy la puerta ...
Nadie viene al Padre
sino por mí”.
Las obras más
humildes, los actos de
virtud más ocultos
practicados por amor a
Dios, adquieren valor de
vida eterna.
Necesito acentuar el
espíritu de fe y
confianza:
de audacia santa y de
abandono
filial en
Dios.
Jesús,
ayúdame a
seguirte
llevando la
cruz.
Ejercitar la caridad abnegada
con el prójimo.
Profunda humildad, constante
abnegación e intenso amor
para vivir la Consagración.
Fe, entrega, unión con Dios
por la oración, el esfuerzo y el
cariño filial.
Ante la presencia de una
dificultad, serenidad,
confianza, apoyarme en Dios,
“mi roca”, y actuar con
prudencia, bondad u fortaleza.
La Eucaristía une a los hermanos que
participan en la misma mesa y del
mismo pan.
Es signo y operación de unidad.
Testigo humilde y alegre ante
los hermanos.
Se muere en el Señor si se ha
vivido con el Señor.
¡Oh Jesús, tú siempre en mí y yo
siempre en Ti!
Vivir recogido, confiado,
reposado en Dios.
Fe ciega en la bondad
omnipotente de Dios conmigo.
Vacío total de mi ser y valer, para
que Él obre libremente en mi.
Mostrarme fuerte y
animoso en el trabajo y
en las contrariedades.
Oh Jesús por
tu
Resurrección
gloriosa haz
que yo
resucite para
la santidad y
vida eterna
contigo.
Humildad es uno de
los signos más
claros de amor.
Un amor
verdaderamente
humilde no puede
retroceder.
La fe y la humildad
siempre van unidas.
Pedir
más al
Espíritu
Santo el
espíritu
de
oración.

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