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LAS CAUSALES DE DIVORCIO

Dra. Leticia Mercy Silva Chavez


Fiscal Superior Civil y Familia de
Lima Norte

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Código Civil

Base Legal:
Artículo 348º del Código Civil -Noción-
El divorcio disuelve el vínculo del matrimonio.
Artículo 349º del Código Civil -Causales de divorcio-
Puede demandarse el divorcio por las causales señaladas en el Artículo 333, incisos
del 1 al 12.
Artículo 339º del Código Civil -Caducidad de la Acción-
La acción basada en el artículo 333º, inciso 1, 3, 9 y 10, caduca a los seis meses de
conocida la causa por el ofendido y, en todo caso, a los cinco años de producida.
La que se funda en los incisos 2 y 4 caduca a los seis meses de producida la causa.
En los demás casos, la acción esta expedita mientras subsistan los hechos que la
motivan.
CAUSALES DE DIVORCIO SEGÚN EL
CÓDIGO CIVIL

Son causales del Divorcio:


1. El adulterio.
2. La violencia física o psicológica, que el juez apreciará según las circunstancias.
3. El atentado contra la vida del cónyuge.
4. La injuria grave, que haga insoportable la vida en común.
5. El abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años continuos o
cuando la duración sumada de los períodos de abandono exceda a este plazo.
6. La conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común.
7. El uso habitual e injustificado de drogas alucinógenas o de sustancias que
puedan generar toxicomanía, salvo lo dispuesto en el Artículo 347.
8. La enfermedad grave de transmisión sexual contraída después de la celebración
del matrimonio.
CAUSALES DE DIVORCIO SEGÚN EL
CÓDIGO CIVIL

Son causales del Divorcio:


9. La homosexualidad sobreviniente al matrimonio.
10. La condena por delito doloso a pena privativa de la libertad mayor de dos años,
impuesta después de la celebración del matrimonio.
11. La imposibilidad de hacer vida en común, debidamente probada en proceso
judicial.
12. La separación de hecho de los cónyuges durante un período ininterrumpido de
dos años. Dicho plazo será de cuatro años si los cónyuges tuviesen hijos
menores de edad. En estos casos no será de aplicación lo dispuesto en el
Artículo 335.
ADULTERIO

El adulterio se configura con el simple acto sexual fuera del matrimonio, sea
ocasional o permanente. Esta causal requiere la prueba de las relaciones
sexuales extramatrimoniales, lo cual suele ser difícil. De ahí que la doctrina y la
jurisprudencia acepten la prueba indiciaria que resulta de presunciones
graves, precisas y concordantes(10) ; como ocurre, p. ej., con la partida de
nacimiento del hijo extramatrimonial de un cónyuge, concebido y nacido
durante el matrimonio de este, la prueba del concubinato público, etc. En todo
caso, si ellas no tuvieran entidad suficiente para dar por acreditado el
adulterio, las tendrán para configurar la causal de injurias graves, si se prueban
hechos o actos incompatibles con la observancia de la fidelidad conyugal,
apreciada de acuerdo con las circunstancias del caso.
ADULTERIO

Caducidad de la Acción:
Los plazos impuestos por el legislador siempre resultan arbitrarios. Sin embargo,
resulta interesante que en el caso de la caducidad de la acción basada en el
adulterio el plazo mayor sea de 5 años de producido el hecho, absorbiendo al de
6 meses que se cuentan desde el conocimiento. Es decir, que transcurridos 5
años de los hechos la acción se extingue indefectiblemente. Parece justificarse
este cómputo cuando lo relacionamos con el artículo 336, el cual impide la
alegación de la causal siempre que se demuestre que el cónyuge inocente la
provocó, consintió o perdonó, decisión que puede darse de manera tácita;
fuerza de que la indulgencia o tolerancia queda evidenciada con la cohabitación
posterior. Si el afectado no hace efectiva su acción no tiene sentido prolongar el
plazo, más aún si la tendencia es salvar objetivamente los matrimonios, que
lógicamente pueden atravesar periodos de crisis.
LA VIOLENCIA FÍSICA O PSICOLÓGICA, QUE EL
JUEZ APRECIARÁ SEGÚN LAS CIRCUNSTANCIAS.

La jurisprudencia entiende a la violencia física y psicológica como el trato reiterado y cruel


de uno de los cónyuges hacia el otro, quien dejándose arrastrar por brutales inclinaciones,
ultraja de hecho o psicológicamente a su consorte, salvando los límites del recíproco
respeto que supone la vida en común.
“(…) La causal de sevicia se configura con un hecho intencional, objetivamente constatable, de
una acción de fuerza de un cónyuge sobre el otro, que le cause un daño y que determine la
imposibilidad de la vida en común que impone el matrimonio; en consecuencia, para que se
configure la causal no se requiere de una pluralidad de agresiones” (Cas. Nº 675-98).
“(…) Que, de conformidad con el inciso primero del artículo segundo de la Constitución Política
del Perú toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y
física y a su libre desarrollo, en este contexto resulta que la integridad psíquica de la persona
constituye un derecho fundamental inherente a la persona humana y por tal razón goza de
amparo constitucional; en tal sentido, el legislador modificando el estrecho campo de la sevicia,
como causal de divorcio, la que solamente estaba restringida a la violencia física, ha
incorporado mediante la Primera Disposición Modificatoria del Código Procesal Civil, la violencia
psicológica la que debe ser apreciada por el juzgador según las circunstancias” (Cas. Nº 2221-97-
Lima).
LA VIOLENCIA FÍSICA O PSICOLÓGICA, QUE EL
JUEZ APRECIARÁ SEGÚN LAS CIRCUNSTANCIAS.

Caducidad de la Acción:
El artículo 339º del Código Civil prevé que la acción de divorcio por la causal de
violencia física y psicológica caduca a los seis meses de producida la causa; no
obstante, la acción esta expedita mientras subsistan los hechos que la motivan.
Es interesante dilucidar el momento a partir del cual se computa el aludido plazo
de caducidad; en lo que respecta al maltrato o violencia física el plazo de
caducidad empieza a correr desde el momento mismo en que se produjo la
agresión (de ser reiterada la agresión se tomaría en cuenta el último episodio de
violencia física).
Tratándose de la violencia psicológica, de haber sido un único episodio, se
tendría en cuenta la fecha de su ocurrencia; no obstante, debe tenerse en
cuenta que en atención a la magnitud del daño psíquico y la secuela que deja en
la víctima, cabe la posibilidad de estimar la aplicación del último párrafo de la
norma
ATENTADO CONTRA LA VIDA DEL CÓNYUGE

Desde el punto de vista penal, la tentativa se caracteriza por el comienzo de


ejecución de un delito. En este caso, se trata del intento de homicidio de uno de
los cónyuges contra el otro, siendo aquel el autor principal, cómplice o instigador.
Como la calificación de la tentativa por el juez del divorcio no está sujeta a previo
juzgamiento en sede penal, se ha planteado la cuestión de determinar si los actos
preparatorios, no constitutivos de tentativa desde el punto de vista penal,
pueden ser considerados como tentativa a efectos del divorcio.
Se ha sostenido que aun cuando el acto preparatorio no caiga bajo la acción del
Código Penal, nada obsta a que constituya causal de divorcio. En sentido
contrario, se ha dicho que si los actos preparatorios no llegan al grado de
tentativa, es decir, al comienzo de ejecución del delito, no se constituiría el
presupuesto de la causal que estudiamos, sin perjuicio de que los hechos
configuren injurias graves.
ATENTADO CONTRA LA VIDA DEL CÓNYUGE

Nos parece preferible esta segunda posición, ya que aun cuando los actos
preparatorios no sean punibles según el Derecho Penal, nada obsta a que
constituyan injurias graves y, en su caso, sean causal de divorcio.
Así, la jurisprudencia ha señalado que la causal de atentado contra la vida del
cónyuge supone la realización de un acto lo suficientemente grave que esté
dirigido a poner en peligro la vida del consorte.

Caducidad de la Acción:
De otra parte, la pretensión de separación de cuerpos o de divorcio por esta
causal caduca a los seis meses de conocida la causa por el cónyuge que la imputa
y, en todo caso, a los cinco años de producida.
LA INJURIA GRAVE, QUE HAGA
INSOPORTABLE LA VIDA EN COMÚN.

Se puede precisar la noción de injuria al menos a rasgos generales, afirmando que


la constituyen:
1. Los ultrajes dirigidos por un consorte a otro, sean verbales, escritas o
mímicas.
2. Los actos de un consorte que se dirigen a otro, tienen por sí mismos el
carácter de una ofensa, porque constituyen una violación de los deberes que
nacen del matrimonio o demuestran la indignidad de su autor o hacen la vida
común insoportable.
Se requiere de la nota de gravedad que se aprecia en el reiterado desprecio,
hábito perverso o ultraje hacia el cónyuge ofendido, lo que, en última instancia,
hace insoportable la vida en común. De esta manera, la “injuria grave por su
intensidad y trascendencia hace imposible al cónyuge ofendido el mantenimiento
de la convivencia”.
LA INJURIA GRAVE, QUE HAGA
INSOPORTABLE LA VIDA EN COMÚN.

De allí que en la jurisprudencia se haya señalado que: “La ofensa intencional,


verbal, personal y en público de una persona contra su cónyuge, que atente
contra el honor y la dignidad de este, configura la causal de injuria grave que hace
viable el divorcio”.
Caducidad de la Acción:
El plazo de caducidad para interponer la demanda de divorcio por la causal de
injuria grave es de seis meses de producida la causa.
«Para determinar el inicio del cómputo del plazo de caducidad de la demanda de
divorcio por causal de injuria grave, se debe establecer cuál es a juicio del
demandante -y no del juzgador- el hecho que ultraja sus sentimientos y su dignidad,
pues se trata de una calificación eminentemente subjetiva y de orden moral que -a
diferencia de la sevicia- no deja huella objetiva y que sólo puede ser calificada por el
cónyuge agraviado».
EL ABANDONO INJUSTIFICADO DE LA CASA
CONYUGAL

Esta causal está referida al incumplimiento del deber de cohabitación y para su


configuración el demandante deberá actuar: a) la prueba de la existencia del
domicilio conyugal constituido, y; b) la prueba del alejamiento unilateral del
domicilio conyugal constituido por un periodo mayor a dos años continuos o
alternados, resultando necesario, además de invocar no haber dado motivos para
ese alejamiento unilateral, acreditar el cumplimiento de los deberes-derechos
paternofiliales para con los hijos. Por su parte, el demandado deberá acreditar las
causas que justifican su alejamiento, como podrían ser los supuestos de cese de
la cohabitación por razones ajenas a su voluntad –p. ej., tratamiento por una
enfermedad, para cumplir un trabajo o un estudio temporal, que resulta justificado–
o que el abandono se debe a conductas del otro cónyuge –p. ej., actos de violencia
física o psicológica, impedirle el ingreso al domicilio conyugal o expulsarlo de este,
etc.–. Todo ello se sustenta en el criterio de quien ha hecho abandono de la
convivencia, este tendrá a su cargo probar las causas que lo justifican.
CONDUCTA DESHONROSA

La conducta deshonrosa es aquel modo de proceder de una persona de manera incorrecta,


indecente e inmoral y que está en directa oposición al orden público, la moral y las buenas
costumbres. La conducta deshonrosa que tiene un cónyuge como comportamiento
habitual de su vida matrimonial, produce perturbaciones en las relaciones normales que
debe de mantener con el otro cónyuge y que hace insoportable la continuación de la vida
común, puesto que el comportamiento inmoral del cónyuge afecta profundamente los
deberes conyugales que se derivan del matrimonio, como la vida en común, la fidelidad, la
asistencia recíproca y amparo a la familia constituida legítimamente, ya que cualquier
comportamiento contrario a los deberes matrimoniales es incompatible con la paz
conyugal.
Asimismo, la jurisprudencia ha dispuesto que a efectos de determinar la existencia de la
conducta deshonrosa se requiere que la persona que la cometa proceda de forma tal que
habitualmente deje de observar las reglas de la moral o las reglas sociales; es por ello que la
causal no se configura por un hecho determinado o por actos aislados, sino por la sucesión
de actos que apreciados en su conjunto harían insoportable la vida en común.
Esta causal está expedita mientras subsistan los hechos que la motivan.
EL USO HABITUAL E INJUSTIFICADO DE DROGAS
ALUCINÓGENAS O DE SUSTANCIAS QUE PUEDAN
GENERAR TOXICOMANÍA

La calificación legal está referida al uso habitual e injustificado de drogas alucinógenas o de


sustancias que puedan generar toxicomanía. Se trata de una dependencia crónica a
sustancias psicoactivas, como los estupefacientes (el opio y sus derivados conocidos como
alcaloides narcóticos –la morfina, la heroína y la codeína–; la coca y sus derivados); los
psicotrópicos (psicolépticos –hipnóticos o barbitúricos, sedativos ansiolíticos y
neurolépticos–; psicoanalépticos –anfetamina–; y, psicodislépticos –marihuana, LSD,
mescalina, psilocibina–); y los inhalantes volátiles. También está considerado el
alcoholismo. Según la jurisprudencia “Se justifica esta causal debido al grave peligro que
significa que uno de los cónyuges ingiera sustancias psicoactivas, en forma habitual, que pueda
inducir al uso, tanto al cónyuge sano como al resto de la familia”.
Desde el punto de vista médico-legal, la drogadicción es una afección que conduce a
situaciones de inimputabilidad derivadas de estados persistentes que, aunque no fueren
psicóticos, denotan deterioros graves de las funciones volitivas e intelectivas del enfermo.
Para su consideración como causal de divorcio, esa afección debe hacer imposible la vida
en común.
Esta causal está expedita mientras subsistan los hechos que la motivan.
LA ENFERMEDAD GRAVE DE TRANSMISIÓN SEXUAL
CONTRAÍDA DESPUÉS DE LA CELEBRACIÓN DEL
MATRIMONIO.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en el año 1975, la denominación de


enfermedades de transmisión sexual (ETS) para las enfermedades que se adquieren por
contacto sexual directo, independientemente de que existen casos pocos frecuentes en
donde se pueden adquirir a través de otras vías (tales como una herida, instrumentos
quirúrgicos, sangre, etc.) y que se diferencian de otras enfermedades infecciosas y
parasitarias por la presencia del elemento sexual. Entre ellas se consideran, inicialmente, a
la sífilis, la blenorragia o gonorrea, el chancro blando, el linfogranuloma venéreo, el
granuloma inguinal; en la actualidad, también se consideran la tricomoniasis, la moniliasis,
el herpes genital, la uretritis no gonocóccica, el condiloma acuminado, la escabiasis o sarna
genital, la tiña inguinal, la pediculosis pubis y recientemente se ha incluido el sida.
De acuerdo con la calificación legal de la causal, la enfermedad de transmisión sexual debe
haber sido contraída después de celebrado el matrimonio, pues lo contrario configuraría el
impedimento de sanidad nupcial y provocaría la anulabilidad del matrimonio. Sin embargo,
la referencia a la gravedad de la enfermedad genera serias dudas en la apreciación de la
enfermedad, por cuanto resultaría arbitrario determinar cuál no tiene ese carácter si se
considera la magnitud de la dolencia venérea.
Esta causal está expedita mientras subsistan los hechos que la motivan.
LA HOMOSEXUALIDAD SOBREVINIENTE AL
MATRIMONIO

La homosexualidad (del griego ὁμο, homo ‗igual‘ y del latín sexus ‗sexo‘) es una
orientación sexual y se define como la interacción o atracción sexual, emocional,
sentimental y afectiva hacia individuos del mismo sexo. Etimológicamente, la palabra
homosexual es un híbrido del griego homós (que en realidad significa igual y no, como
podría creerse, derivado del sustantivo latino homo, que quiere decir “hombre”) y del
adjetivo latino sexualis, lo que sugiere una relación sexual y sentimental entre personas del
mismo sexo, incluido el lesbianismo.
Las variantes que pueden presentarse en la homosexualidad van desde el aspecto y
modales homosexuales; la bisexualidad, referida a individuos que sienten atracción sexual
hacia ambos sexos; el travestismo, que se caracteriza porque el individuo experimenta una
necesidad compulsiva de vestirse con ropa del otro sexo; y, el transexualismo, en el que
existe pérdida de la identidad de género, el individuo siente que se encuentra dentro de un
cuerpo del otro sexo, por lo que se comporta y viste de acuerdo al sexo que quiere tener,
sometiéndose a tratamiento hormonal y quirúrgico para obtener un cuerpo adecuado a su
identidad sexual.
Esta causal caduca a los seis meses de conocida la causa por el cónyuge que la imputa y, en
todo caso, a los cinco años de producida.
LA CONDENA POR DELITO DOLOSO A PENA
PRIVATIVA DE LA LIBERTAD MAYOR DE DOS AÑOS

Esta causal no va ligada a ningún hecho contrario al cónyuge que invoca la sentencia
condenatoria como causal de separación de cuerpos o de divorcio. La motivación puede
fundarse bien desde la perspectiva del hecho de la separación fáctica que impone la
privación de libertad, bien por contemplación de una conducta moral reprobable causante
de la pena.
El Código Civil no dispone que la condena a pena privativa de la libertad mayor de dos años
deba ser efectiva, no sería válido distinguir donde la ley no lo hace, teniendo entonces que
admitirse que dicha causal también se configura tratándose de las sentencias
condenatorias con conversión de pena y en la de suspensión condicional de ejecución de la
pena.
No puede invocar esta causal el cónyuge que conoció el delito antes de casarse. La
pretensión caduca a los seis meses de conocida la causa por el cónyuge que la imputa y, en
todo caso, a los cinco años de producida.
LA SEPARACIÓN DE HECHO DE LOS CÓNYUGES

La separación de hecho consiste, como su nombre lo expresa, en la separación fáctica


entre cónyuges, quienes en la práctica dejan de compartir la vivencia conjunta de una
relación conyugal. Esto engloba el dejar de hacer vida conjunta en el domicilio conyugal, el
incumplimiento por un lapso de tiempo determinado de la cohabitación. Fue introducida en
nuestra legislación a través de la Ley N° 27495, publicada en el diario oficial El Peruano, de
fecha 7 de julio de 2001. Así se modificaron el Código Civil y el Código Procesal Civil, a fin de
darle cabida.
Esta incorporación se debió a la situación de separación fáctica por la que atravesaban
muchas parejas sin visos de solución, dada la irreconciabilidad entre cónyuges que ya no
vivían la relación matrimonial y que, sin embargo, se encontraban condenados a la
permanencia de dicho vínculo jurídico por la negativa injustificada de uno de ellos y la falta
de encuadre de su situación particular en una de las causales existentes o la dificultad
probatoria que traían aparejadas.
El cumplimiento del plazo legal mínimo de apartamiento del domicilio conyugal, se precisa
que el transcurso ininterrumpido mínimo de dos años si los cónyuges no tuviesen hijos
menores de edad; y, de cuatro años, si los tienen.
LA SEPARACIÓN DE HECHO DE LOS CÓNYUGES

Protección de la estabilidad económica del cónyuge que resulte perjudicado por la


separación de hecho, así como la de sus hijo:
a) Daños ocasionados por la separación de hecho. Se trata de un supuesto de hecho
tipificado de responsabilidad civil familiar, que está referido a la trascendencia de la
separación de hecho, como causal invocada y probada de la separación de cuerpos o
del divorcio, hacia el cónyuge perjudicado y que resulta de la conducta antijurídica del
consorte que la motivó.
b) Adjudicación preferente de bienes sociales por la separación de hecho. Al respecto, es
necesario definir dos cuestiones: a) qué bienes sociales serán los que se adjudicarán
preferentemente; y, b) si la adjudicación se realizará con cargo a los gananciales que le
corresponderán de la liquidación al cónyuge perjudicado, con la obligación de
reintegrar el exceso de valor con bienes propios del beneficiado.
GRACIAS

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