Aunque la ley fue firmada en mayo de 2014, los primeros dos
años de inversión e incentivos del gobierno vivieron un freno a la falta de reglamentación de la misma. El efecto de estas trabas se vivió de manera aumentada cuando el intenso verano producido por el fenómeno de El Niño de 2016 generó una crisis eléctrica debido a que las hidroeléctricas no abastecían la energía requerida alrededor del país. Desinteresando a los inversores de participar en estos proyectos. Ese mismo año terminaron de negociarse y firmarse las regulaciones que dieron un panorama para arrancar con los principales proyectos que muestran los beneficios de estos proyectos de FNCER (fuentes no convencionales de energías renovables). Estas regulaciones nos permitieron ver un ingreso de las primeras energías renovables: plantas eólicas como el parque eólico de Jepírachi en la Guajira, y, en proceso, el parque eólico de Galerazamba en Bolivar. Así mismo, en la región del Valle, en Palmira se instaló la granja solar de GreenYellow y justo unos meses antes se había inaugurado la granja solar de Celsia. Empresas que además ofrecen precios competitivos a las regiones donde se encuentra. También se vió que compañías como la del Metro de Medellín están siendo beneficiadas bajo los incentivos de esta ley. Esto permite también la llegada de proyectos como las 11 instituciones educativas ubicadas en veredas de difícil acceso en Antioquia que ahora cuentan con paneles solares para el autoabastecimiento energético. Según cifras de la UPME, a diciembre de 2017, de las 329 aplicaciones se han emitido 244 certificados (principalmente de energía solar fotovoltaica en los departamentos de Cundinamarca y Valle del Cauca). De los proyectos aprobados se han beneficiado alrededor de 164 empresas, incluidas aquellas de alojamiento y servicios de comida, información y comunicaciones y empresas de actividades artísticas, de entretenimiento y recreación. Hay una proyección de capacidad estimada de 925 MW anuales producidos de la energía eólica, seguido por 213 MW anuales producidos por energía solar fotovoltaica. A finales de 2016 acabó el Programa de Uso Racional y Eficiente de la Energía (ProURE), un programa que al igual que la ley 1715 ayudaba a las empresas a fomentar el uso racional y eficiente de la energía además de promover las energías renovables. La importancia de renovar este programa es que sin incentivos las compañías no se motivan a mejorar su eficiencia energética. Y el principal problema de esta renovación de la ProURE es que la nueva reforma tributaria aumentó el IVA a un 19% y ninguna entidad involucrada en el programa quiere asumir este valor. La discusión debe ser resuelta por MinHacienda, MinMinas, Minambiente la UPME y ANLA. Parque eólico de Galerazamba Granja solar de GreenYellow Granja solar de Celsia