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INFIERNO, 1

AT: revelación progresiva desde el


sheol donde están tanto justos como
injustos, hasta el sheol donde hay
grados (los impíos están en lo más
profundo del sheol).
INFIERNO, 2

NT: 23 ocasiones en las que el Evangelio se


refiere al fuego del infierno. Muchas expresio-
nes: gehenna, abismo, horno de fuego, tinieblas
exteriores, etc.. => Juan Pablo II (28.VII. 99):
“Las imágenes con las que la Sagrada Escritura
nos presenta el infierno deben interpretarse
correctamente. Expresan la completa frustra-
ción y vaciedad de una vida sin Dios. El infier-
no, más que un lugar, indica la situación en que
llega a encontrarse quien libre y definitivamen-
te se aleja de Dios, manantial de vida y alegría”.
INFIERNO, 3

Su existencia es una enseñanza


constante de los Padres y de los
símbolos de fe. (sólo algunos
gnósticos hablan de aniquilación
de los que no se salvan. Hoy día
repetido por los adventistas y los
Testigos de Jehová).
INFIERNO, 4

Verdad definida también en varios Conci-


lios: IV Letrán (1215) (eternidad de las pe-
nas), II Lyon (1274) y Florencia (1439)
(condenación después de la muerte).

Benedictus Deus (1336): “Definimos que, según


la disposición general de Dios, las almas de los
que mueren en pecado mortal descienden, des-
pués de su muerte, al infierno, donde son ator-
mentados con penas infernales”.
INFIERNO, 5

La existencia de un castigo eterno


está revelada ya en el AT. Juan
Bautista y Jesús se sirvieron de
algunas expresiones del AT. Ej.:
“su gusano no morirá, su fuego no
se apagará” (Is 66, 24; Mc 9, 49).
En el NT el carácter definitivo de
la exclusión del cielo aparece en
muchos pasajes.
INFIERNO, 6

El Magisterio ha definido la eternidad


del infierno ya en el Sínodo de Constan-
tinopla (543), y después en IV Letrán
(1215) sin contar los símbolos de fe. Lo
ha repetido recientemente la Const.
Lumen gentium (c.7), Pablo VI en su
Profesión de fe (1968) y el Catecismo
de la Iglesia Católica (1033-1037).
INFIERNO, 7

Verdad enseñada por la Revelación


y definida como dogma de fe por el
Magisterio = dos tipos de penas en
el infierno: la pena de daño y la de
sentido.
INFIERNO, 8

Pena de daño
CCE 1033: “Morir en pecado mortal sin estar arre-
pentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios,
significa permanecer separados de El para siem-
pre por nuestra propia y libre elección”. CCE 1035:
“La pena principal del infierno consiste en la sepa-
ración eterna de Dios”.

Supone para siempre desesperación, vacío y con-


tradicción interiores (soledad y odio), privación de
la compañía de la Humanidad Santísima del Señor,
de la Virgen, de los Angeles y de los Santos, y no
alcanzar nunca la gloria del cuerpo.
INFIERNO, 9

pena de sentido, 1

El pecado mortal comporta no solo el


alejamiento de Dios, sino también el
volverse de manera desordenada a las
criaturas => a este segundo desorden
corresponde la pena de sentido. El
Evangelio se refiere a menudo a ella.
INFIERNO, 10

pena de sentido, 2
Santos Padres: este suplicio sensi-
ble atormenta ya ahora a los demo-
nios y a las almas condenadas. =>
doctrina católica = fuego eterno,
difícil de explicar. Sería instrumento
de la justicia divina, que le confiere
con su omnipotencia el poder obrar
sobre los espíritus.

Dolores proporcionados a la gra-


vedad de los pecados cometidos.
INFIERNO, 11
Tener en cuenta:
1. Dios ha apostado en serio por la libertad del
hombre;
2. No sabemos nunca lo que sucede entre Dios
y el alma;
3. Propiamente es el hombre quien elige separar-
se de Dios;
4. Problema de la reparación de las injusticias
en la tierra y el de la justicia infinita de Dios;
5. Carácter de advertencia medicinal que tiene la
revelación de Cristo sobre la existencia del infierno.
Pero no simples amenazas: quien es la misma
Verdad no se sirve de la mentira para salvar.

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