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La Iglesia

Hijos de la Luz
I Juan 1:5-7
Éste es el mensaje que hemos oído de él y que les
anunciamos: Dios es luz y en Él no hay ninguna oscuridad.
Si afirmamos que tenemos comunión con Él, pero vivimos en
la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.
Pero si vivimos en la luz, así como Él está en la luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo
nos limpia de todo pecado.

Dios nos ha llamado a que saliéramos de la oscuridad. Cuando


vivimos en la oscuridad no practicamos la verdad. Cuando vivimos en
la luz así como Dios está en la luz tendremos comunión unos con
otros y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.
Juan 1:4-5
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han
podido extinguirla.

La vida que hay en Cristo Jesús es la esperanza de la


humanidad. Las tinieblas no han podido apagar esta esperanza
aunque la luz brilla en medio de ellas. La luz es mas fuerte
que las tinieblas.
Juan 3:19-20

Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al


mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz,
porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que
hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por
temor a que sus obras queden al descubierto.

Tenemos que acercarnos a Cristo. Debemos abrir las


cortinas de nuestra vida a Su luz. Sí amamos a la
luz, quitaremos las tinieblas de nuestras vidas.
Juan 8:12

Una vez más Jesús de dirigió a la gente, y les dijo: “Yo


soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

¿Cómo sabemos que estamos andando en la luz? Si


nosotros estamos siguiendo a Jesús de verdad.
Cuando vivimos como Él, tenemos luz en nuestra
vida. No habrá lugar para las tinieblas ni para la
depresión.
Juan 12:46

Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea
en Mí no viva en tinieblas.

Jesús nos promete que cuando REALMENTE creemos en Él, no


viviremos en las tinieblas. Creer en Él incluye la
responsabilidad de abrirnos a Su luz para que Él pueda
alumbrar cada rinconcito de nuestra vida.
Hechos 26:17-18
Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío
a éstos para que les abras los ojos y se conviertan de
las tinieblas a la luz, y del poder de satanás a Dios, a fin
de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los
pecados y la herencia entre los santificados.

Las tinieblas resultan por el dominio de satanás en


nuestra vida. Dios, por medio de Su Palabra, nos llama
a deshacernos de estas obras – para que vivamos
libremente en Él. Cuando pasamos de las tinieblas
a la luz, Él nos perdona y nos santifica (separa)
para una vida mejor.
Romanos 13:11-12

Hagan todo esto estando concientes del tiempo en que


vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues
nuestra salvación está ahora más cerca que cuando
inicialmente creímos. La noche está muy avanzada y ya
se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de
la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz.

Un gran problema del cristiano es que muchas veces se


duerme. Nos cansamos de hacer lo correcto y
deslizamos otra vez hacia la oscuridad. Es necesario
un esfuerzo continuo para dejar las obras de la
oscuridad y vestirnos de la armadura de la luz – que
nos protege contra el enemigo.
II Corintios 6:14-16
No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en
común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede
tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo
con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un
incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los
ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente.
Como él ha dicho: “Viviré con ellos y caminaré entre ellos.
Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.”

La vida del cristiano ya es suficientemente duro sin


que la compliquemos con yugos desiguales. Andar en
la luz no es fácil, pero hacerlo cuando nuestra otra
mitad está en las tinieblas es muchas veces más difícil.
No debemos utilizar a las debilidades y pecados de los
cristianos para excusar la deslealtad a Dios en nuestras
decisiones románticas.
I Tesalonicenses 5:4-6

Ustedes, en cambio, hermanos, no están en la oscuridad


para que ese día los sorprenda como un ladrón. Todos
ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la
noche ni de la oscuridad. No debemos, pues, dormirnos
como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro
sano juicio.

Dios nos llamó a la luz. Pero a veces nos resbalamos y


volvemos a pecar. Pero debemos cuidarnos para que
Cristo no nos encuentre viviendo en la oscuridad.
Tenemos que mantenernos alertos.
Mateo 6:22-23

El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es


clara, todo tu ser disfrutará de la luz. Pero si tu visión
está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz
que hay en ti es oscuridad, ¡Que densa será esa
oscuridad!

¿En qué nos fijamos? Dios nos llama a buscar a la luz


y a lo bueno. Esto hacemos cuando vivimos una
vida digna de Él. Pero cuando quitamos nuestra
mirada de Él, volvamos a la oscuridad, así como
Pedro se hundió cuando miró a las olas en vez del
Señor. Miremos a Cristo, fijémonos en Él – así
estaremos llenos de la luz.

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