DIEGO DE

CÓRDOBA Y
SALINAS
(1591 – ca. 1654)
Notas Bibliográficas
 También conocido como Diego de
Córdoba y Salinas o Diego de
Córdoba Salinas.
 Fue franciscano y escritor al igual
que su hermano Buenaventura de
Salinas y Córdoba
 En 1620, él sirvió como notario
apostólico de la provincia del Perú,
un trabajo vinculado a un
controlador oficial. Esta posición
hizo su trabajo como un
compatible historiograficador con
los deberes pastorales que él fue
asignado, como maestro de
novatos (1634) y como guardián del
convento de San Francisco de Lima
(1650 – 1653)
Comentarios – Elisa Luque Alcaide

 Llamó a su trabajo la Metodología

Histórica de las Crónicas Religiosas de
los Americanos y fue Inspirado por
clásicos historiograficadores Greco-
Romano y los escritores de los
primeros padres, especialmente
Agustín de Hipo. La piedra angular de
su método fue la verificación de
información de sus fuentes.
 Él hizo su propia
colección de
documentación.
Su principal
trabajo fue la
«Coronica de la
Religiosissima
Provincia de los
Doze Apóstoles
del Perú».
 Elprimer trabajo por Córdoba y Salinas fue
una biografía de San Francis de Solano, la
obra clásica sobre el tema para
el año, debido a la biografía del santo
antes de Luis Jerónimo de
Oré permaneció inédito hasta hace poco
(Oré 1998 [1614]).Esta biografía describió
la vida y milagros del Santo; la primera
edición fue en 3 partes, mientras que la
segunda edición agregaba una cuarta
con milagros y hechos adicionales.
 En 1650 Salinas y Córdoba fue encargada p
or el arzobispo Pedro de Villagómez a
escribir un manuscrito que sería utilizada
después por Gil González Dávila (1649 –
1655). El trabajo, llamado Teatro de la Santa
Iglesia metropolitana es la muy noble
Cuidad de los Reyes, llamada comúnmente
Lima, narra la historia de los Archidiócesis.
Inédita hasta la edición de Vargas Ugarte
(texto III, 1958), esta incluye una descripción
de Lima que fue utilizada mas adelante en
la Coronica.
 En su descripción de los incas , Córdoba y
Salinas generalmente seguidos por José de
Acosta y Garcilaso de la Vega, el inca. Él
admiraba la Organización Política Inca y la
lealtad de los incas. Criticó el mal uso que los
españoles hicieron de las riquezas del Perú,
pero creía que la providencia divina fue
responsabilidad de la caída del Imperio de los
incas, permitiendo la evangelización Cristiana
tomar el lugar. Por otro lado, él opinó sobre las
luchas del Pizarro y Almagro en los primeros
años de la conquista como evidencia de los
esfuerzos malignos obstaculizándolos.
 Córdoba y Salinas fue consciente de
las culpas de los conquistadores,
pero él también sabia que Dios
favoreció la fe cristiana y sus
adherentes, «Aunque, por sus
trabajos, ellos no merecían tantos
favores divinos». (texto IV)
 Cuando escribió acerca de su
propio tiempo, Córdoba y Salinas
describió una sociedad de grupos
cerrados. Su trabajo se refiera a el
mundo indígena, pero su autor era
consciente de que él mismo
pertenecía a otro mundo más
urbano. Mestizos y mulatos aparecen
en el trabajo, pero no como
protagonistas.
 El estilo de Córdoba y Salinas es claro,
limpio y sus aspiraciones literarios. Como
Lino G. Canedo (1957), yo estoy en contra
de con José de la Riva – Agüero, quien
llamó su estilo incomodo, lento, tonto y de
mal gusto (Riva-Agüero 1965 [1910]: 268). C
Algunos historiadores han considerado a
Córdoba y Salinas a ser un «espantoso
hispanófilo» (Benvenutto Murrieta y
Lohmann Villena 1938). Canedo describió
su trabajo como «equitativa y criolla». Mi
revisión de su trabajo me inclina a esta
última apreciación.
 Los Cronistas de Convento –
José de la Riva-Agüero
 Los frailes tienen plena conciencia del poderío que
alcanzan, comprenden perfectamente que constituyen
el centro de la existencia social; y por eso, cuando
escriben las crónicas de sus religiones, se extienden a
tratar con amplitud de toda la historia del Perú,
subordinándola a la monástica. Caso regularísimo y en
extremo significativo: la descripción del país, su
topografía y naturaleza, las idolatrías y supersticiones de
sus indígenas, el relato de los principales hechos
anteriores y posteriores a la conquista castellana, se
consideran por los historiógrafos conventuales como
meros aunque interesantes accesorios de los anales de
sus respectivas comunidades.
 Y he aquí por qué las crónicas de conventos
entran con pleno derecho en el plan de este
trabajo. La historia del Perú en el presente
periodo abandona la forma de crónica
guerrera para tomar la de crónica de órdenes
religiosas.
 Subsisten las principales iglesias que nos legó la
época colonial. A pesar de las numerosas
reparaciones a que obligaron los terremotos,
retenían bastante bien hasta hace pocos años
su particular fisonomía. Ninguna de ella es, por
cierto, una obra de arte, ni merece las
consideraciones de tal.
 Los
claustros conventuales son – con
unos pocos caserones, cada día
mas raro – los únicos sitios en que
aún es posible imaginar y sentir la
poesía de la Colonia. Poseía blanda
y muelle, enervadora.
 Hojear las crónicas de conventos es
interesante y ameno, por la curiosidad e
importancia de muchas noticias y
anécdotas que atesoran, y aun por las
tonterías y absurdos que menudean en
los relatos los relatos de los milagros, y
que provocan sana y regocijada risa;
pero al leer de seguida y atentamente
los formidables infolios, la tarea se
convierte en un mortal fastidio, en un
suplicio horrible, en una prueba
inhumana de constancia, capaz de
rendir la voluntad más robusta.
 Las crónicas de conventos son de pesadez
asombrosa, excepcional. ¡Qué abismo media
entre su pedantísimo estilo, y el claro e ingenuo
decir de casi todos los cronistas que historiaron
la conquista y las guerras civiles! Algunos frailes
cronistas, como el padre Calancha, llegan a
gloriarse de ello; y no contentos con el infinito
tedio que de suyo infunden las prolijas y
desleídas narraciones que se arrastran con
languidez interminable, las dilatan más
todavía, suspendiéndolas a cada paso para
ingerir soporíferas reflexiones de moral, teología
y devoción. A esto llamaban moralizar la
historia. […]